Desde que nació es Andrea Fabra (Castellón, 1973). A los 18 se afilió al PP
Con 25 fue asesora de un secretario de Estado y, desde 2007 ocupa escaños, primero en el Senado y luego en el Congreso.
La parlamentaria del PP por Castellón Andrea Fabra no puede decir que lo haya tenido muy difícil.
Ha tenido la ventaja de que su padre, Carlos Fabra, fuera el presidente del PP de su provincia, Castellón, a quien el ahora expresidente regional, Francisco Camps, se lo consintió prácticamente todo.
Andrea Fabra, la diputada que encendió primero las redes sociales y luego la calle por el “que se jodan” pronunciado desde su escaño en el Congreso durante el anuncio de los recortes a funcionarios y a las prestaciones por desempleo, no ha pedido perdón.
Ha dicho que no se dirigía a los parados sino a la bancada socialista, que su “reproche fue poco afortunado” y que los términos utilizados fueron “impropios” de ella. Pero ni una disculpa, algo que choca con la actitud prudente y educada que hasta ahora le había caracterizado y alejado de la que habitualmente utiliza su padre, que el sábado salió en su defensa, ensalzando sus valores éticos y de responsabilidad.
La diputada es la primogénita de los cuatro hijos del dirigente del PP, conocido por su suerte con la lotería y acusado de tráfico de influencias, cohecho y fraude fiscal en una causa judicial en la que se vio involucrada pero en la que no se llegó a imputarla. Es la única que se ha dedicado a la política
. Pese a que esta es la tercera legislatura que vive desde un escaño, la primera vez, en 2007, no lo hizo tras someterse a un proceso electoral sino que fue designada como senadora territorial a propuesta de su propio partido y tras una votación favorable en las Cortes valencianas, en las que el PP contaba con mayoría absoluta
. Hasta entonces había ocupado únicamente una vocalía en el comité ejecutivo provincial que presidía su padre.
En 2008 ya se sometió a las urnas para ser elegida diputada.
Ocupó el número dos de la candidatura que encabezaba el que había sido ministro, el también castellonense Juan Costa con quien, años atrás, había trabajado en la secretaría de Estado de Economía.
Entonces, fue su padre el que salió al paso de la polémica por la decisión que fue objeto de crítica y adujo que había sido Francisco Camps de quien había partido la propuesta de que fuera representante de los castellonenses.
Tras una legislatura en la que no se destacó por nada, concurrió nuevamente a las elecciones en 2011, cuando su padre hizo denodados intentos para que encabezara la lista por Castellón.
Pero el actual presidente regional del PPCV, Alberto Fabra, le paró los pies e incluso frenó la comparecencia pública en la que Fabra iba a anunciar que Andre Fabra sería cabeza de lista por Castellón.
Sin embargo, la verdadera ilusión de Carlos Fabra era que su primogénita hiciera carrera política en el ámbito local y que llegará, al igual que varios de sus antepasados, a ocupar la presidencia de la Diputación provincial. Pero Andrea Fabra siempre miró a Madrid y más desde que se casó con el ahora exconsejero de Sanidad del Gobierno de Esperanza Aguirre, Juan José Güemes, con quien tiene tres hijos.
Lo que nadie le niega es que la diputada es licenciada en Derecho y que hizo un Programa de Liderazgo para la Gestión Pública en el IESE
. Cuando no hay micrófonos, ni en el PP niegan que su meritocracia haya sido su apellido.
Y ahora que su padre empieza a perder poder, ha desaparecido de los cargos orgánicos del PP de la Comunidad Valenciana, aunque hace meses que se está haciendo un hueco en la sede nacional, en la calle de Génova.
Con 25 fue asesora de un secretario de Estado y, desde 2007 ocupa escaños, primero en el Senado y luego en el Congreso.
La parlamentaria del PP por Castellón Andrea Fabra no puede decir que lo haya tenido muy difícil.
Ha tenido la ventaja de que su padre, Carlos Fabra, fuera el presidente del PP de su provincia, Castellón, a quien el ahora expresidente regional, Francisco Camps, se lo consintió prácticamente todo.
Andrea Fabra, la diputada que encendió primero las redes sociales y luego la calle por el “que se jodan” pronunciado desde su escaño en el Congreso durante el anuncio de los recortes a funcionarios y a las prestaciones por desempleo, no ha pedido perdón.
Ha dicho que no se dirigía a los parados sino a la bancada socialista, que su “reproche fue poco afortunado” y que los términos utilizados fueron “impropios” de ella. Pero ni una disculpa, algo que choca con la actitud prudente y educada que hasta ahora le había caracterizado y alejado de la que habitualmente utiliza su padre, que el sábado salió en su defensa, ensalzando sus valores éticos y de responsabilidad.
La diputada es la primogénita de los cuatro hijos del dirigente del PP, conocido por su suerte con la lotería y acusado de tráfico de influencias, cohecho y fraude fiscal en una causa judicial en la que se vio involucrada pero en la que no se llegó a imputarla. Es la única que se ha dedicado a la política
. Pese a que esta es la tercera legislatura que vive desde un escaño, la primera vez, en 2007, no lo hizo tras someterse a un proceso electoral sino que fue designada como senadora territorial a propuesta de su propio partido y tras una votación favorable en las Cortes valencianas, en las que el PP contaba con mayoría absoluta
. Hasta entonces había ocupado únicamente una vocalía en el comité ejecutivo provincial que presidía su padre.
En 2008 ya se sometió a las urnas para ser elegida diputada.
Ocupó el número dos de la candidatura que encabezaba el que había sido ministro, el también castellonense Juan Costa con quien, años atrás, había trabajado en la secretaría de Estado de Economía.
Entonces, fue su padre el que salió al paso de la polémica por la decisión que fue objeto de crítica y adujo que había sido Francisco Camps de quien había partido la propuesta de que fuera representante de los castellonenses.
Tras una legislatura en la que no se destacó por nada, concurrió nuevamente a las elecciones en 2011, cuando su padre hizo denodados intentos para que encabezara la lista por Castellón.
Pero el actual presidente regional del PPCV, Alberto Fabra, le paró los pies e incluso frenó la comparecencia pública en la que Fabra iba a anunciar que Andre Fabra sería cabeza de lista por Castellón.
Sin embargo, la verdadera ilusión de Carlos Fabra era que su primogénita hiciera carrera política en el ámbito local y que llegará, al igual que varios de sus antepasados, a ocupar la presidencia de la Diputación provincial. Pero Andrea Fabra siempre miró a Madrid y más desde que se casó con el ahora exconsejero de Sanidad del Gobierno de Esperanza Aguirre, Juan José Güemes, con quien tiene tres hijos.
Lo que nadie le niega es que la diputada es licenciada en Derecho y que hizo un Programa de Liderazgo para la Gestión Pública en el IESE
. Cuando no hay micrófonos, ni en el PP niegan que su meritocracia haya sido su apellido.
Y ahora que su padre empieza a perder poder, ha desaparecido de los cargos orgánicos del PP de la Comunidad Valenciana, aunque hace meses que se está haciendo un hueco en la sede nacional, en la calle de Génova.
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