¿De que ríen las hojas de los álamos, blanco de temblor contra el blanco quieto del cielo? ¿Qué les lleva la brisa, que se hacen sonrisas las hojas? ¿Y la luz, lenta, a raudales, que el calor reparte contenido? El mirlo cae sobre la ciruela abierta. Un avión pasa sin estela, ante la mirada miope de la hormiga. Aún soy. Ya nada es.
Esto fue del miércoles. No importa. En cada momento. A cada vez.
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