LOS OTROS
Siempre hay un punto en que la sangre bulle
-lo ignoran los cainitas pero es cierto-
incluso cuando venas y señales
pierden su conexión con la alegría.
Esto es así porque el cerebro alberga
recuerdos infinitos que se suman
a otros recuerdos y al final explotan.
Por eso es que los muertos más queridos
de noche con los ojos muy pendientes
se acercan al lugar donde habitamos.
Lo ignoran los prosaicos de este mundo,
hay deudas del amor que no se borran
sino que se reviven en los otros.
A veces yo no sé cuál es mi nombre,
ni en nombre de quién digo lo que digo,
ni quién será que alarga una manita.
Siempre hay un punto en que la sangre bulle
-lo ignoran los cainitas pero es cierto-
incluso cuando venas y señales
pierden su conexión con la alegría.
Esto es así porque el cerebro alberga
recuerdos infinitos que se suman
a otros recuerdos y al final explotan.
Por eso es que los muertos más queridos
de noche con los ojos muy pendientes
se acercan al lugar donde habitamos.
Lo ignoran los prosaicos de este mundo,
hay deudas del amor que no se borran
sino que se reviven en los otros.
A veces yo no sé cuál es mi nombre,
ni en nombre de quién digo lo que digo,
ni quién será que alarga una manita.
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