Larguísimas piernas que se cruzan y se descruzan. Otra sesión de fotos de moda.
Con la excepción de que la modelo muestra unas curvas firmes y generosas. La espléndida figura de Candice Huffine, que hace pensar en todo lo bueno de la vida, tiene embobado al equipo entero. «¡Quiero tener ese cuerpo!», declararía más tarde el fotógrafo Damon Baker en Twitter. En un mercado tan variado como el actual, una modelo talla 48 no debería ser una rareza. Pero en la industria de la moda, donde las medidas se miden con lupa, Huffine lo es. Tras una década trabajando, su nombre empieza a sonar. «Podemos hacer exactamente lo mismo que las demás», reivindica esta dulce estadounidense de 27 años. «No tenemos que limitarnos a salir en catálogos de tallas grandes».
Hoy es parte de la conocida agencia Ford, pero ¿cómo empezó en la moda?
Participaba en concursos de misses y a los 14 años la madre de otra de las chicas me animó a probar suerte como modelo. Mi madre no entendía nada ¡porque para nosotras lo que yo hacía ya era ser modelo! A pesar de eso, busqué en Internet direcciones de posibles representantes, mi madre me sacó unas fotos en el jardín y un fin de semana viajamos de Maryland a Nueva York.
Curiosamente, casi todas las agencias me aconsejaron que adelgazase. Menos una, que me propuso formar parte de la división de tallas grandes. Al principio no me hizo ilusión: era una niña, tenía una talla 38 y no me gustaba que me encasillaran entre las grandes. Pero me enseñaron fotos de mujeres bellísimas y acepté.
Desde entones esa visión tanto suya como de las agencias habrá cambiado mucho…
Cuando llegué a Nueva York en 2003, tras acabar el instituto, no había mercado. Tuve que trabajar de camarera para mantenerme.
Ahora Michael Kors, Calvin Klein y casi todos los grandes almacenes utilizan modelos para vender sus tallas especiales porque es un sector que hace ganar mucho dinero.
¿Se ha librado de etiquetas?
Eso espero. He trabajado junto a chicas más delgadas y nadie se dedica a marcar diferencias. Las modelos plus somos capaces de hacer mucho más que el típico reportaje de tallas grandes que se publica una vez al año en las revistas…
Su portada de Vogue Italia del pasado junio, fotografiada por Steven Meisel, marcó un antes y un después.
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