15 mar 2012
Se quiebra la cadena
El caudal de incertidumbre en el mundo del libro es amazónico. Para empezar, los presupuestos generales del Estado no se han aprobado aunque los avisos de reducción o eliminación de ayudas y subvenciones no han cesado. El panorama de algunos de las áreas del sector es el siguiente:
EDITORES
Sobre las ayudas directas del sector, Antonio María Ávila, de la Federación de Gremio de Editores de España, establece una distinción entre las ayudas a la edición y las ayudas a programas concretos. “Las ayudas a la edición es un término falto de rigor; no se tratan de ayudas propiamente dichas sino de compras públicas, de hecho la ayuda consistía en comprar de 200 a 300 ejemplares en función del precio para dotar a bibliotecas públicas. Compran alrededor de 280 títulos al año, y recuerdo que producimos más de 70.000, por lo que esas ayudas son irrelevantes dentro del conjunto de la producción y además la compra se hace sobre el Precio de Venta al Público con un descuento a bibliotecas del 15% tal como marca la Ley, de ahí que el Tribunal de Cuentas haya subrayado que no son subvenciones”.
Si en 2011 la cuantía fue de 3.650.000 euros, para el 2012 habrá una reducción de un millón de euros, es decir una reducción del 30%, afirma Ávila. Las administraciones autonómicas, especialmente las de lengua propia, disponen de otras ayudas semejantes para esas lenguas, pero en ningún caso supera las que da la Administración General del Estado, y que en algunos casos, como es el de Andalucía, ya desaparecieron en 2010, cuenta el presidente de la Federación.
En cuanto al conjunto de instituciones como la FGEE, CEGAL, FANDE, Feria del Libro de Madrid, OEPLI, Traductores, etcétera, con carácter finalista, esto es para ayudar a la realización de estudios, análisis o actividades específicas tales como los Estudios de Hábito de Lectura, Estudios de Comercio Interior y Exterior, Salón del Cómic, asistencia a Ferias Internacionales, etcétera, esas ayudas alcanzaron en 2011, según Ávila, la cifra de 5.500.000 euros. “Y nunca con una financiación al 100%, sino parcial para el conjunto del mundo del libro. Este año está prevista una reducción sobre esa cantidad de más del 40%”.
Las ayudas públicas al mundo de la edición no alcanzan el 1% de su facturación. “Siempre hemos querido”, dice Ávila, “que haya que mantener recursos para las bibliotecas, una buena legislación para el libro y una buena fiscalidad IVA digital”.
DISTRIBUIDORES
Según José Manuel Anta, director general de FANDE (Federación de Asociaciones Nacionales de Distribuidores de Ediciones) la única subvención específica, convocada por el Ministerio de Cultura, a la que podían optar hasta el momento, era la referida al desarrollo de actividades de promoción en el exterior (participación en Ferias Internacionales, elaboración de catálogos y páginas web…), “a la cual se presentaban librerías y distribuidoras que realizaran actividad exportadora de libros españoles en el extranjero. Si bien esta ayuda, después de reducirse continuamente en los últimos años, ha terminado por desaparecer desde el pasado 2011, año en el que ya no se convocó. En lo que refiere a la actividad de FANDE, contábamos hasta la fecha con ayudas de la desaparecida Dirección General del Libro, Archivos y Bibliotecas, con las que financiábamos una parte de los distintos proyectos que desarrollamos de forma anual: Estudio de Perfil del sector de la Distribución de Libros y Publicaciones Periódicas, Sistemas de intercambio de información comercial normalizada en el sector del libro y las publicaciones (SINLI / FANDITE), Base de datos de fondos editoriales, con referencias de más de 10.000 editoriales españolas y extranjeras distribuidas en España, Estudio de Hábitos de Compra y Lectura de Publicaciones Periódicas. Por eso, los recortes que se produzcan en las ayudas, en función del importe que representen, nos obligarán a prescindir de alguno/s de estos proyectos”.
LIBREROS
En el caso de CEGAL, según su presidente Fernando Valverde, este previsible recorte presupuestario, que no es el primero sino que viene siendo la tendencia desde 2009 (la subvención 2011 tiene el mismo importe que la subvención del 2002), viene acompañado de una reducción de los ingresos por cuota de asociados. “En efecto, si bien hasta la fecha no se ha notado un número significativo de bajas motivadas por el cierre de librerías, se multiplican las librerías (normalmente pequeñas estructuras de corte familiar) que para reducir gastos se dan de baja de las asociaciones profesionales y de otros servicios. También hemos observado que muchas librerías han ido reduciendo personal para poder mantener su negocio abierto.”
Las librerías independientes, agrega Valverde, no suelen sufrir de forma significativa las alteraciones al alza o a la baja de la actividad económica. “Sin embargo la realidad de la crisis de los cuatro últimos años se mezcla con un cambio profundo de hábitos de lectura y de compra, con una pérdida de mercados tradicionalmente vinculados a las librerías (libro universitario, libro de texto, best-sellers), el uso de dispositivos móviles y e-readers para la descarga y lectura de contenidos digitales, que distorsionan la realidad y hacen difícil saber qué parte corresponde a la crisis y cuál al cambio de paradigma.
A pesar de este panorama, CEGAL espera y desea que se despeje cuanto antes. “No podemos permitir que la incertidumbre y el miedo nos deje paralizados”, afirma Valverde. “Hay que procurar seguir haciendo lo que hemos venido haciendo hasta la fecha con menos recursos, usándolos mejor, haciendo valer la fuerza que como colectivo tenemos y comprometiendo a las distintas administraciones en el apoyo de una red de librerías independientes, imprescindibles para la difusión de la edición plural y diversa y como agentes culturales de primer orden en todo el territorio.
Esta labor que las librerías hacen no sería posible, según Valverde, en un marco diferente al actual del “Precio Fijo y Único” de los libros., por lo cual han pedido a María TeresA Lizaranzu, directora general de Industrias Culturales y del Libro que no se altere este mecanismo que hace que el ecosistema del libro funcione, consensuado por el sector y aprobado y apoyado por todos los grupos políticos.
Este mecanismo, recuerda Valverde, “ha permitido que países como Francia, Alemania, Italia y España, por citar algunos sigan manteniendo, a pesar de la crisis, una red de librerías independientes solventes y vertebradoras de la oferta libresca. Es un mecanismo que por fortuna los países del área iberoamericana están implantando y a los que servimos de modelo”. Una labor que en 2008 mereció el premio al Fomento de la Lectura que anualmente concede el Ministerio de Cultura.
REVISTAS
A este panorama se añade, a finales del año pasado, la desaparición de la única subvención pública que recibían las revistas culturales, consistente en la compra de suscripciones con destino a las bibliotecas públicas. Las consecuencias de esta situación son evidentes para las propias bibliotecas, para el mantenimiento de la calidad de sus fondos, para sus lecturas y, por supuesto, sus editores, reflexiona Manuel Ortuño, presidente de ARCE (Asociación de Revistas Culturales Españolas) y editor de la editorial Trama y Revista Texturas.
“Vivimos en un contexto de precariedad para las revistas culturales que no se vivía desde finales de los años 70, como revela el hecho de que un importante número de publicaciones de pensamiento y cultura se han visto abocadas al cierre, a pesar de los ajustes y reducción de presupuestos que los editores se han visto obligados a aplicar”, afirma Ortuño.
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