Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

15 mar 2012

La crisis llega a la ficción

La crisis llega a la ficción

Por: | 15 de marzo de 2012
En 2008, a principios, el New York Times contó que las grandes y las pequeñas editoriales norteamericanas habían dejado de encargar lecturas y sobre todo traducciones; comunicaron a sus grandes autores extranjeros que no esperaran durante algún tiempo que sus obras fueran traducidas.
Lo peor no era eso, pues los autores extranjeros tenían sus países y sus lenguas; muchos de ellos, aunque no vendieran demasiado, contaban con el beneplácito, en primer lugar, de sus editoriales de siempre (o de algunas veces, pues ya se sabe que los escritores van de flor en flor, según la flor alimente más o menos), que los publican por razones de catálogo (que las hay) o por razones comerciales (que a veces también las hay, ya no tanto).
Lo peor no eran los autores; lo peor, en la decisión editorial norteamericana, eran los lectores, legiones de personas que fiaban el redondeo de sus salarios mensuales a la eventualidad de las lecturas de obras de escritores norteamericanos, jóvenes o veteranos, que tocaban a la puerta de la suerte y dependían de informes que ya no se iban a realizar de nuevo.
Ese suelto en el New York Times, publicado en enero de 2008, lo guardo entre mis papeles perdidos como el primer eslabón del desastre que vendría luego, y del que todos los días (hoy mismo) se hace eco la prensa española y mundial.
He visto, sin embargo, pocas referencias en las propias preocupaciones de los escritores; es como si la crisis se produjera en otros lados de lo que concierne al oficio y a ellos todavía no les mordiera en la yugular. Empieza a inquietar, e inquietará más aún, imagino.
Ahora he descubierto en el último libro del argentino César Aira publicado en España (El congreso de literatura, Mondadori) una referencia muy suculenta a este momento singular (y plural) que vive la cultura del libro.
El personaje es un traductor, y así enuncia el abismo en el que se siente entrometido:
"Desde mi temprana juventud he vivido de mi trabajo de traductor
. Con el tiempo fui perfeccionándome en este oficio, en el que obtuve algún prestigio, y durante los últimos años pude gozar de cierta tranquilidad, que nunca llegó a la abundancia, cosa que no me preocupa porque llevo un régimen de vida muy austero.
Pero ahora la crisis ha afectado seriamente a la actividad editorial, que paga el periodo previo de euforia.
 La euforia llevó a la sobreoferta, las librerías se llenaron de producción nacional, y cuando el público debió ajustarse el cinturón, la compra de libros fue lo primero que suspendió".
Glups!
Así es la cosa. Como decía Vicente Ayala, el hermano más chico de Francisco, así es la vida, y así la cuenta Aira. Sin vuelo en el verso, para que lo sepan todos. No es ficción, aunque lo suyo sea ficción, está pasando y lo estamos viendo.
 Después de la euforia puede venir la euforia del recorte, y después del recorte... En fin, también habrá que cantar en los tiempos oscuros.

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