Estoy junto a ti,
con el deseo de lo no ocurrido
sintiéndolo como algo extraño,
entrecerrando los ojos
y enajenado como un loco
que vive todos los segundos.
No me acompaña tu cuerpo
y sí el silencio de tu sombra,
que es lo que de ti me queda
cuando intento mirarte,
sentado en el borde de la cama,
amaneciendo entre mis manos
mientras rodea tus entrañas
la misma mar que nos baña.
Eres como la isla desierta
donde los sueños nunca se apagan,
un lugar al que volver
desde el cielo gris
de mis mañanas de invierno,
que se esconde tras el horizonte
desde el que sopla el viento
húmedo y cálido del sur,
que arranca espuma a las olas,
mojando mi cara de esperanzas.
Tú, atardeceres por poniente,
coloridos por la poesía,
mariposa que me ha hecho volar
sin ser pegaso ni tener alas.
con el deseo de lo no ocurrido
sintiéndolo como algo extraño,
entrecerrando los ojos
y enajenado como un loco
que vive todos los segundos.
No me acompaña tu cuerpo
y sí el silencio de tu sombra,
que es lo que de ti me queda
cuando intento mirarte,
sentado en el borde de la cama,
amaneciendo entre mis manos
mientras rodea tus entrañas
la misma mar que nos baña.
Eres como la isla desierta
donde los sueños nunca se apagan,
un lugar al que volver
desde el cielo gris
de mis mañanas de invierno,
que se esconde tras el horizonte
desde el que sopla el viento
húmedo y cálido del sur,
que arranca espuma a las olas,
mojando mi cara de esperanzas.
Tú, atardeceres por poniente,
coloridos por la poesía,
mariposa que me ha hecho volar
sin ser pegaso ni tener alas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario