Quizá en España nos resulta difícil calibrar la dimensión del final de The Oprah Winfrey Show en Estados Unidos tras 25 años de reinado.
Después de la versión homenaje llena de amigos e invitados asiduos, la última emisión fue un largo monólogo con el obligado "Thank you, America", vídeos de sus primeros programas y hasta su profe de 4º curso.
La televisión, medio inmediato, concede a sus protagonistas una última edición nostálgica, donde abrir el baúl de los recuerdos.
Ellos no han sido nunca tan delicados con el pasado ajeno, pues viven obsesionados con el presente.
Pero los profesionales de la tele se reservan para sí, sucede siempre, una lagrimita de recuerdos propios. Al fin y al cabo juegan en casa.
Dejar un programa tras 25 años es algo así como enterrar a la familia. Uno se imagina el día siguiente como un desierto espinoso.
Y más para Oprah.
Su programa ha servido de confesionario, de trampolín, de lavado y hoguera para una enorme cantidad de personajes de la Norteamérica contemporánea.
Nosotros lo asociamos al forzado Tom Cruise dando saltitos en el sofá de su anfitriona, pero el significado profundo de gestos así, delata la trascendencia en el negocio del espectáculo de quedar bien en la ventana de Oprah.
Para muchos sería inimaginable que un presidente negro hubiera llegado a la Casa Blanca si ella antes no hubiera tendido el puente.
Puente de Misisipi a la televisión, con el eslabón definitivo apoyado en la blanca imaginería de Spielberg y El color púrpura, película donde Oprah fue enorme revelación.
Oprah, con revista a su nombre, funda un canal propio de televisión, llamado así, propio, OWN, a juego con sus iniciales.
Catapultó 65 libros en su club de lectura de dos millones de fieles, aunque algunos escritores no se dejaron, y cada vez que elegía un producto para recomendar lo bañaba de éxito.
Era la amiga lista del vecindario y el abanico de recomendaciones iba desde fundas para el móvil a chocolatinas.
Rompedora de la distancia televisiva, daba miedo, con esa autoridad de diosa en posesión del juicio definitivo.
A un mundo desamparado, ella regaló una madre, una profe, una compañera de trabajo liberada, que habló de abusos, incesto y aborto en una tele que pone pitidos a las palabrotas.
31 may 2011
"Es por las mujeres que quise ser el más grande"
Alain Delon repasa en un libro su vida sentimental
"Es por las mujeres que siempre quise ser el más grande, el más guapo, el más fuerte". Lo dice quien fue el mayor seductor del cine francés, Alain Delon, en un libro dedicado precisamente a las mujeres de su vida: desde su madre hasta sus compañeras de reparto, con un enfoque especial, por supuesto, para sus parejas sentimentales más destacadas. A lo largo de más de 200 fotografías en blanco y negro, escogidas por el propio Delon y acompañadas por comentarios suyos, el libro (Delon: Les femmes de ma vie -Delon: las mujeres de mi vida-, dirigido por Philippe Barbier), recorre momentos clave de las vivencias de este mito de la gran pantalla, que siempre se ha negado a dar muchos detalles sobre su vida privada.
El todo está bendecido nada menos que por su gran amiga Brigitte Bardot, quien firma la introducción.
"Alain Delon, mi amigo, es una fiera, uno de esos animales preciosos e indomables en vía de extinción", señala Bardot, en un texto escrito desde su casa de Saint Tropez, que comparte con el actor su pasión por los animales.
La actriz también destaca que detrás de aquel individuo cuya presencia invade todo lo que le rodea, como "un tsunami", se esconde "un hombre extremadamente frágil, una ternura secreta desbordante de amor".
En el centro de las mujeres que han acompañado al seductor francés se encuentra Romy Schneider, con la que tuvo un romance de varios años y que ocupa un lugar especial en su vida amorosa.
"El recuerdo que guardo de ella es su sonrisa", escribe el actor. "El de una Romy deslumbrante que la iluminaba, la metamorfoseaba.
Era la sonrisa de su alma". Le acompañan fotografías de ambos en su mansión y en rodajes, entre las que se ven las famosas imágenes de la grabación de La piscina, cuando eran pareja.
Estas instantáneas contrastan con una fotografía en la que la actriz aparece con la mirada ausente a su llegada al estreno de Pour la peau d'un flic (Por la piel de un policía) en septiembre de 1981, arropada por Delon y su pareja de entonces, Mireille Darc. "Ya no estaba presente", escribe el actor.
Un par de meses antes, su hijo de 14 años murió en un accidente particularmente espeluznante: perdió el equilibrio al tratar de escalar la verja de casa y quedó empalado. Menos de un año después, a finales de mayo de 1982, la actriz aparecía muerta en su domicilio, probablemente por sobredosis de barbitúricos.
"Mi ángel bonito, estés donde estés, pienso en ti, hasta siempre", escribe el actor bajo otra instantánea junto a Schneider.
La publicación también dedica un amplio espacio a la cantante Dalida, a la que Delon conoció en 1956 en París y con la que mantuvo un romance en 1963 en Roma; a Nathalie, la única mujer con la que se casó y que dio a luz a su hijo Anthony; a la actriz Mireille Darc, su compañera sentimental durante 15 años, y por supuesto a Rosalie van Breemen, la madre de sus otros dos hijos, Alain-Fabien y Anouchka, "la más guapa de las mujeres de mi vida".
30 may 2011
Las Palmas ya tiene récord de danza de vientre
Las Palmas de Gran Canaria ha conseguido hoy entrar en el libro de los Récords Guinness, tras congregar a 842 personas bailando la danza del vientre.
El evento tuvo lugar hoy en la Playa de Las Canteras y duró cerca de una hora y media hasta que se pudo certificar notarialmente el récord de asistencia y se dio paso a la coreografía, que se bailó durante 5 minutos.
Ahora sólo falta obtener la certificación oficial de que se ha superado el récord, y para ello primero hay que hacerles llegar a los organizadores la grabación de la prueba, la certificación de los supervisores y el acta notarial, y esperar unos quince días hasta que se notifique de forma oficial, informó el responsable de comunicación de Danone en Canarias, Andrés Ordoñez.
Si se consigue, añadieron fuentes de la organización, se superará al récord ya obtenido en su día por la Universidad de Pésc de Hungría, que lo batió con 826 participantes.
Para llevar a cabo este evento, 11 bailarinas del centro Ludmila, y la coreógrafa Tusi Domínguez acompañaron a los participantes.
Entre los asistentes se encontraba el marido de la coreógrafa, Fran Rodríguez, que señaló a Efe que participaba para acompañar a su mujer y a su hijo en la consecución de este récord y añadió que tras 11 años le sigue pareciendo complicada la danza del vientre.
Otra de las participantes, de nombre María, afirmó que se unía a la actividad para divertirse y colaborar, "y vivir un día de playa diferente".
La coreógrafa del evento, Tusi Domínguez, apuntó tras la consecución del récord que se lo había pasado bien a pesar de que era trabajo, y añadió que "si la gente se lo ha pasado bien y hemos conseguido el récord Guinnes pues perfecto".
El evento tuvo lugar hoy en la Playa de Las Canteras y duró cerca de una hora y media hasta que se pudo certificar notarialmente el récord de asistencia y se dio paso a la coreografía, que se bailó durante 5 minutos.
Ahora sólo falta obtener la certificación oficial de que se ha superado el récord, y para ello primero hay que hacerles llegar a los organizadores la grabación de la prueba, la certificación de los supervisores y el acta notarial, y esperar unos quince días hasta que se notifique de forma oficial, informó el responsable de comunicación de Danone en Canarias, Andrés Ordoñez.
Si se consigue, añadieron fuentes de la organización, se superará al récord ya obtenido en su día por la Universidad de Pésc de Hungría, que lo batió con 826 participantes.
Para llevar a cabo este evento, 11 bailarinas del centro Ludmila, y la coreógrafa Tusi Domínguez acompañaron a los participantes.
Entre los asistentes se encontraba el marido de la coreógrafa, Fran Rodríguez, que señaló a Efe que participaba para acompañar a su mujer y a su hijo en la consecución de este récord y añadió que tras 11 años le sigue pareciendo complicada la danza del vientre.
Otra de las participantes, de nombre María, afirmó que se unía a la actividad para divertirse y colaborar, "y vivir un día de playa diferente".
La coreógrafa del evento, Tusi Domínguez, apuntó tras la consecución del récord que se lo había pasado bien a pesar de que era trabajo, y añadió que "si la gente se lo ha pasado bien y hemos conseguido el récord Guinnes pues perfecto".
Ser Canaria te marca
CANARIAS, cuando estás lejos de casa y escuchas hablar con ese acento tan especial que tenemos los Canarios sientes un tirón que te empuja, que invita a recordar y te llenas de nostalgia.
Cada vez que dices guagua y no autobús te recuerdas a ti misma de donde vienes y lo orgullosa que te sientes de ser canaria, lo privilegiada que eres por pertenecer a ese lugar, que es puro y limpio, lleno de gente valiente que sabe afrontar lo que venga y que ha demostrado a lo largo de su historia saber sobreponerse de las adversidades, gente que ayuda a la gente, gente que siente y comparte un sentimiento común, un sentimiento que corre por nuestras venas y que los que nos son CANARIOS no pueden entender.
A mí que viví muchos años en Barcelona, se me llena la boca de orgullo cuando hablo de mi tierra, y la cara de lágrimas cuando la recuerdo, es difícil de entender y algo que sólo se siente cuando estás lejos de casa, pero vamos volviendo poco a poco, y cuando venimos de lugares frios y empezamos a sentir el Sol dogo, !!Que bueno vivir aqui!! Cuidemos nuestro archipiélago que es nuestro tesoro, que fomentemos nuestras tradiciones y no olvidemos nunca nuestros orígenes, porque ser CANARIO es un privilegio, les deseo a todos un feliz día de Canarias.
Cada vez que dices guagua y no autobús te recuerdas a ti misma de donde vienes y lo orgullosa que te sientes de ser canaria, lo privilegiada que eres por pertenecer a ese lugar, que es puro y limpio, lleno de gente valiente que sabe afrontar lo que venga y que ha demostrado a lo largo de su historia saber sobreponerse de las adversidades, gente que ayuda a la gente, gente que siente y comparte un sentimiento común, un sentimiento que corre por nuestras venas y que los que nos son CANARIOS no pueden entender.
A mí que viví muchos años en Barcelona, se me llena la boca de orgullo cuando hablo de mi tierra, y la cara de lágrimas cuando la recuerdo, es difícil de entender y algo que sólo se siente cuando estás lejos de casa, pero vamos volviendo poco a poco, y cuando venimos de lugares frios y empezamos a sentir el Sol dogo, !!Que bueno vivir aqui!! Cuidemos nuestro archipiélago que es nuestro tesoro, que fomentemos nuestras tradiciones y no olvidemos nunca nuestros orígenes, porque ser CANARIO es un privilegio, les deseo a todos un feliz día de Canarias.
El árbol de la ciencia – Pío Baroja
El árbol de la ciencia – Pío Baroja
Pío Baroja consideraba “El árbol de la ciencia” como el libro mas acabado y completo de todos los suyos.
Sin que logre desbancar en mi corazón a “La busca“, la relectura de esta obra me ha descubierto en efecto un libro que resume de manera perfecta no sólo el estilo de Baroja, sino sobre todo su pensamiento, su postura ante la vida, su compromiso con la realidad social que le toco vivir.
Un compromiso que, lamentablemente, se echa mucho de menos en nuestros escritores contemporáneos.
“El árbol de la ciencia” narra la vida del joven Andrés Hurtado, desde que comienza sus estudios de medicina, hasta el final de los mismos, su primer trabajo como médico rural en un pueblo manchego, su vuelta a Madrid y el desempeño de su oficio como médico de un seguro para gente humilde o como médico de Higiene.
Hurtado es un joven sensible, reflexivo, al que la observación de lo que acontece a su alrededor va volviendo antisocial.
Durante sus estudios, comprende el atraso científico en que vive inmersa España.
La idea de este atraso se desarrolla a lo largo del libro, achacándola a la falta de interés de los catedráticos que preparan a las nuevas generaciones, que se sirven de materiales de estudio obsoletos y oscurantistas, así como a la imposibilidad de desarrollar ninguna investigación en un país donde el progreso está mal visto por atentar contra la moral imperante y donde el capital no se invierte jamás en nada experimental, pues se busca la ganancia segura.
La experiencia como médico rural contribuye a agudizar el desencanto de Hurtado. La vida asfixiante de un pueblo manchego donde la probidad o la honradez no son valores, donde sólo se respeta el dinero, donde los ricos oprimen a los pobres sin que estos exhalen una queja, solivianta el espíritu de justicia que caracteriza al protagonista.
El regreso a Madrid, donde ejerce como médico de Higiene dando el certificado de salud a prostitutas, y como médico de un seguro para gente humilde, le pone en contacto con lo más bajo de la sociedad. La miseria física y moral en la que viven sus pacientes enerva a Hurtado, que les acusa de tener espíritu de esclavos.
A pesar de vivir en la más absoluta indigencia, no hay en ellos el más mínimo espíritu de rebelión.
Aceptan la iniquidad de la sociedad que los pisotea como algo inmutable que aceptan no con resignación, sino como algo que no les concierne.
Si en la trilogía de “La lucha por la vida” Baroja retrataba el ideal del hombre de acción, que con su iniciativa modifica su entorno, en “El árbol de la ciencia” defiende al hombre que se desprende de todo para llegar a vivir con la máxima independencia y llegar mediante su esfuerzo al más absoluto equilibrio intelectual, a la ataraxia.
Sorprende al leer esta novela el comprender que la sociedad española no ha avanzado nada, más de un siglo después desde la época que la obra describe: el mismo desprecio por la educación y por la investigación científica, la misma pleitesía al dinero, el mismo culto a las apariencias, el mismo espíritu de sumisión que agacha la cabeza en vez de erguirse ante la injusticia social.
Se echa en falta en nuestros días un escritor que se comprometa con su época y describa la realidad de nuestra sociedad como lo hizo Pío Baroja con las suyas.
Bond y Bourne se encuentran en las librerías
'Carte Blanche' es el libro número 25 de la serie bondiana, y 'The Bourne Dominion', la novena novela que protagoniza el ex agente de la CIA amnésico .
James Bond ha dejado de fumar y ya no le seducen como antes las aventuras sexuales de una sola noche, pero al menos su afición incondicional al martini seco, "agitado, no revuelto", retiene las esencias del espía británico que ideó Ian Fleming hace casi seis décadas. Jason Bourne, el asesino sin identidad nacido en los años 80 de la pluma de Robert Ludlum, acaba de emprender su novena cruzada en busca de la verdad, repleta de violencia y destrucción. Los dos héroes de acción más celebrados del planeta rivalizan en las librerías anglosajonas desde el pasado fin de semana, con el estreno simultáneo de nuevas entregas de estas dos sagas que han logrado sobrevivir a sus padres literarios. Desaparecidos Fleming (1964) y Ludlum (2001), el continuo reciclaje de sus personajes a cargo de otros autores sigue alimentando un filón multimillonario.
Las novelas de Bond y Bourne atesoran, conjuntamente, unas ventas de 180 millones de ejemplares
Si las novelas de Bond y Bourne atesoran, conjuntamente, unas ventas de 180 millones de ejemplares, los derechos cinematográficos han propulsado los beneficios hasta la estratosfera: las aventuras del 007 encarnado a lo largo de los años por múltiples rostros, desde Sean Connery hasta Daniel Craig, lleva recaudados 7.000 millones de libras (uno 8.000 millones de euros).
Mucho menos longevo, ese Bourne torturado que adopta en la gran pantalla los rasgos del actor Matt Damon, ha superado en taquilla los 600 millones de libras (casi 700 millones de euros).
Ambas franquicias aspiran a seguir perpetuándose con la publicación de Carte Blanche, el libro número 25 de la serie bondiana, y The Bourne Dominion, la novena novela que protagoniza el ex agente de la CIA amnésico.
La reinvención de las historias de espías para las audiencias modernas nos proyecta en Carte Blanche, escrita por Jeffery Deaver, a un James Bond treintañero, antiguo oficial que luchó en el frente afgano y que ahora revela escrúpulos a la hora de apretar el gatillo cuando se enfrenta a los malvados en su periplo por Serbia, Londres y Ciudad del Cabo. Esa desconocida sensibilidad del personaje, además de su obsesión por la vida sana que sólo se salta con algún que otro cóctel pero nunca con un pitillo, encarna una versión descafeinada del agente "con licencia para matar" descrito en los catorce libros que legó Ian Fleming. Desde la muerte del autor original, sucesivos escritores se han encargado de proseguir la saga, aunque Deaver es el primer estadounidense que se atreve con un 007 al servicio de su majestad y a quien ha trasladado a la época contemporánea.
El protagonista de The Bourne Dominion se ve enfrentado a un poderoso grupo que busca desestabilizar la economía mundial, cuestión de candente actualidad que también moderniza la trama.
Pero el personaje mantiene esencialmente el perfil de sus anteriores novelas, quizá porque ha pasado por menos manos: las tres primeras escritas por Robert Ludlum y las seis siguientes, por Eric Van Lustbader, el encargado de mantener viva la franquicia desde la muerte del autor original.
James Bond ha dejado de fumar y ya no le seducen como antes las aventuras sexuales de una sola noche, pero al menos su afición incondicional al martini seco, "agitado, no revuelto", retiene las esencias del espía británico que ideó Ian Fleming hace casi seis décadas. Jason Bourne, el asesino sin identidad nacido en los años 80 de la pluma de Robert Ludlum, acaba de emprender su novena cruzada en busca de la verdad, repleta de violencia y destrucción. Los dos héroes de acción más celebrados del planeta rivalizan en las librerías anglosajonas desde el pasado fin de semana, con el estreno simultáneo de nuevas entregas de estas dos sagas que han logrado sobrevivir a sus padres literarios. Desaparecidos Fleming (1964) y Ludlum (2001), el continuo reciclaje de sus personajes a cargo de otros autores sigue alimentando un filón multimillonario.
Las novelas de Bond y Bourne atesoran, conjuntamente, unas ventas de 180 millones de ejemplares
Si las novelas de Bond y Bourne atesoran, conjuntamente, unas ventas de 180 millones de ejemplares, los derechos cinematográficos han propulsado los beneficios hasta la estratosfera: las aventuras del 007 encarnado a lo largo de los años por múltiples rostros, desde Sean Connery hasta Daniel Craig, lleva recaudados 7.000 millones de libras (uno 8.000 millones de euros).
Mucho menos longevo, ese Bourne torturado que adopta en la gran pantalla los rasgos del actor Matt Damon, ha superado en taquilla los 600 millones de libras (casi 700 millones de euros).
Ambas franquicias aspiran a seguir perpetuándose con la publicación de Carte Blanche, el libro número 25 de la serie bondiana, y The Bourne Dominion, la novena novela que protagoniza el ex agente de la CIA amnésico.
La reinvención de las historias de espías para las audiencias modernas nos proyecta en Carte Blanche, escrita por Jeffery Deaver, a un James Bond treintañero, antiguo oficial que luchó en el frente afgano y que ahora revela escrúpulos a la hora de apretar el gatillo cuando se enfrenta a los malvados en su periplo por Serbia, Londres y Ciudad del Cabo. Esa desconocida sensibilidad del personaje, además de su obsesión por la vida sana que sólo se salta con algún que otro cóctel pero nunca con un pitillo, encarna una versión descafeinada del agente "con licencia para matar" descrito en los catorce libros que legó Ian Fleming. Desde la muerte del autor original, sucesivos escritores se han encargado de proseguir la saga, aunque Deaver es el primer estadounidense que se atreve con un 007 al servicio de su majestad y a quien ha trasladado a la época contemporánea.
El protagonista de The Bourne Dominion se ve enfrentado a un poderoso grupo que busca desestabilizar la economía mundial, cuestión de candente actualidad que también moderniza la trama.
Pero el personaje mantiene esencialmente el perfil de sus anteriores novelas, quizá porque ha pasado por menos manos: las tres primeras escritas por Robert Ludlum y las seis siguientes, por Eric Van Lustbader, el encargado de mantener viva la franquicia desde la muerte del autor original.
30 de Mayo Dia de Canarias
El 30 de mayo de cada año, los canarios, celebramos el Día de Canarias en recuerdo de la fecha de constitución del primer parlamento autonómico, en 1983. El Estatuto de Autonomía de Canarias , en su artículo 6, establece que: "La bandera de Canarias está formada por tres franjas iguales en sentido vertical, cuyos colores son a partir del asta, blanco, azul y amarillo"
El 30 de mayo de cada año, los canarios, celebramos el Día de Canarias en recuerdo de la fecha de constitución del primer parlamento autonómico, en 1983. El Estatuto de Autonomía de Canarias , en su artículo 6, establece que: "Canarias tiene escudo propio, cuya descripción es la siguiente: en campo de azur trae siete islas de plata bien ordenadas, dos, dos, dos y una, esta última en punta. Como timbre una corona real de oro, surmontada de una cinta de plata con el lema "Océano" de sable y como soportes dos canes en su color encollarados."
HimnoEl 30 de mayo de cada año, los canarios, celebramos el Día de Canarias en recuerdo de la fecha de constitución del primer parlamento autonómico, en 1983.
La Ley 20/2003 , de 28 de abril, del Himno de Canarias, establece en su artículo 1 como himno de Canarias la melodía correspondiente al Arrorró, de la obra Cantos Canarios de Teobaldo Power y Lugo-Viña.
El Decreto 95/2003, de 21 de mayo, por el que se regulan los usos del himno de Canarias, establece en su artículo 1 que:
"El himno de Canarias deberá ser interpretado en los actos oficiales de carácter público y especial significación organizados por la Comunidad Autónoma y las Entidades locales canarias:
a) Cuando asistan el Presidente del Gobierno de Canarias, el Presidente del Parlamento de Canarias o el Vicepresidente del Gobierno de Canarias.
b) Los actos de homenaje a la bandera de Canarias.
c) Los actos oficiales que conmemoren fiestas locales.
d) Los actos culturales, científicos y deportivos o de cualquier otra naturaleza a los que asista una representación oficial de la Comunidad Autónoma de Canarias o que se autoricen por la Presidencia del Gobierno, a propuesta de las instituciones autonómicas o de las entidades locales, por entender que son de especial significación.
El 30 de mayo de cada año, los canarios, celebramos el Día de Canarias en recuerdo de la fecha de constitución del primer parlamento autonómico, en 1983. El Estatuto de Autonomía de Canarias , en su artículo 6, establece que: "Canarias tiene escudo propio, cuya descripción es la siguiente: en campo de azur trae siete islas de plata bien ordenadas, dos, dos, dos y una, esta última en punta. Como timbre una corona real de oro, surmontada de una cinta de plata con el lema "Océano" de sable y como soportes dos canes en su color encollarados."
HimnoEl 30 de mayo de cada año, los canarios, celebramos el Día de Canarias en recuerdo de la fecha de constitución del primer parlamento autonómico, en 1983.
La Ley 20/2003 , de 28 de abril, del Himno de Canarias, establece en su artículo 1 como himno de Canarias la melodía correspondiente al Arrorró, de la obra Cantos Canarios de Teobaldo Power y Lugo-Viña.
El Decreto 95/2003, de 21 de mayo, por el que se regulan los usos del himno de Canarias, establece en su artículo 1 que:
"El himno de Canarias deberá ser interpretado en los actos oficiales de carácter público y especial significación organizados por la Comunidad Autónoma y las Entidades locales canarias:
a) Cuando asistan el Presidente del Gobierno de Canarias, el Presidente del Parlamento de Canarias o el Vicepresidente del Gobierno de Canarias.
b) Los actos de homenaje a la bandera de Canarias.
c) Los actos oficiales que conmemoren fiestas locales.
d) Los actos culturales, científicos y deportivos o de cualquier otra naturaleza a los que asista una representación oficial de la Comunidad Autónoma de Canarias o que se autoricen por la Presidencia del Gobierno, a propuesta de las instituciones autonómicas o de las entidades locales, por entender que son de especial significación.
Noticias y rumores sobre Isabelle Huppert
Noticias y rumores sobre Isabelle Huppert
El Festival de Cine de Cannes se ha asegurado en 2011 que las alfombras rojas brillarán todos los días sin excepción, ya que algunas de las estrellas más brillantes están en el jurado.
Además del ganador de dos Óscar y protagonista de dos filmes galardonados con la Palma de Oro ("Taxi Driver" y "La misión"), jueces célebres como Uma Thurman y Jude Law garantizan que el glamour estará a diario, y así se vio en la rueda de prensa de presentación del jurado.
Con tanto renombre en el tribunal (al que habría que sumar al realizador francés Olivier Assayas, al hongkonés Johnnie To y a la actriz argentina Marina Gusman) es fácil que sus miembros no se dejen impresionar por carreras fieles a Cannes pero ajenas al máximo premio, como la de Almódovar, Terrence Malick o Nuri Bilge Ceylan, o de ganadores anteriores, como Lars von Trier y Nanni Moretti.
"No sé qué busco ni lo que espero de la competición. Nos sentaremos, veremos las películas y entonces lo averiguaremos", ha dicho De Niro, parco en palabras como es ya tradición. Completan el tribunal "palmero" la crítica y escritora noruega Linn Ullmann (hija de Ingmar Bergman y Liv Ullmann), el cineasta chadiano Mahamat Saleh Haroun y la productora china Nansun Shi.
Cannes, según De Niro, es "un gran festival, especial y único", pero dada su trascendencia y ambición de gravedad, no tardó en formularse la eterna pregunta: ¿habrá vocación política en el fallo del jurado?
Sean Penn avisó que se centraría en el mensaje, Isabelle Huppert prefirió valorar el valor artístico, pero el intérprete de "Toro Salvaje" ha insistido: "primero habrá que ver las películas y luego ver dónde nos llevan". Pero ahí es donde se dividieron los cauces la unanimidad, porque como bien ha dicho Assayas, aunque aplicado a las películas, "cada una lleva a un sitio distinto".
Así, Ullmann, la única escritora del octeto (y quien recordó a su padre como ese hombre que, pese a vivir en Noruega, nunca le llevó a esquiar), ha contestado que "muchos tipos de arte son políticos sin serlo, porque una historia individual puede crear empatía y solidaridad en el espectador".
Pero Mahamat Saleh Haroun neutralizó esta opinión al reconocer que, desde que participó en Cannes, "la película y el premio han revolucionado el Chad: ha impulsado la creación de salas y escuelas de cine, así como la financiación de películas.
Es importante que las autoridades tomen conciencia de lo importante que es el cine en un país".
Más etérea, poniéndose y quitándose las gafas de sol y vestida de blanco inmaculado, Uma Thurman -quien se reveló al mundo como Mia Wallace en la también Palma de Oro "Pulp Fiction"- ha expresado que ella ha llegado "en busca de inspiración".
"Estas experiencias ayudan a reafirmarnos en por que damos lo mejor de nosotros mismos a esta profesión", ha añadido.
Así las cosas, todo parece probable: desde que Pedro Almodóvar convenza con su rocambolesca trama en "La piel que habito" hasta que el cine parsimonioso y contemplativo de Nuri Bilge Ceylan y su "Once Upon a Time in Anatolia" apasione al jurado.
O desde que den la sorpresa los debutantes -Julia Leigh con "Sleeping Beauty" y Markus Schleinzer con "Michael"- a que la poesía muda de Michel Hazanavicius en "The Artist" deje también sin palabras al jurado. Todos parten oficialmente, como debe ser, en igualdad de condiciones.
Robert de Niro avisó que para él esto eran como "unas vacaciones". "Ver veinte películas en dos semanas no es algo que pueda hacer normalmente", ha dicho.
Y Ullmann, la que parecía más apasionada con la misión, ha concluido: "Lo que sí sé es que en dos semanas seré más sabia".
Georges y Anne, son una pareja de octogenarios, con educación superior, que hoy disfrutan de la jubilación tras dedicar gran parte de sus vidas a la enseñanza de música clásica. Su hija, que continuó la trayectoria profesional de sus progenitores, vive fuera de Francia con su propia familia. Un día, Anne sufre un derrame cerebral. Cuando regresa a casa del hospital, su cuerpo se paraliza parcialmente. Ahora, el amor que los unió durante tantos años será sometido a una dura prueba.
Además de Isabelle Huppert (que suma así su tercera colaboración con el cineasta autríaco), el reparto lo encabezan William Shimell, Jean-Louis Trintignant y la portuguesa Rita Blanco. Haneke también repite con la editora Monika Willi, el director de fotografía Darius Khondji y el técnico de sonido Guillaume Sciama.
Con un presupuesto superior a los 7 millones de euros, esta co-producción franco-germana comenzó su rodaje en localizaciones de París durante el mes de Febrero.
Les Films du Losange es su agente de ventas internacionales.
Sonata para Isabelle Huppert
Sonata para Isabelle Huppert
El cineasta francés Benoît Jacquot estrenó ayer en el Festival de Las Palmas de Gran Canaria su última película, 'Villa Amalia', con Isabelle Huppert como protagonista
Miguel F. Ayala
De nuevo el Festival Internacional de Cine de la capital grancanaria se marcó ayer el tanto de estrenar la nueva película del cineasta francés Benoît Jacquot, Villa Amalia, que llega el 23 de abril a España y está protagonizada por la actriz Isabelle Huppert, con la cual ha trabajado ya en cinco ocasiones. "Esta película", explica, "era una nueva excusa para volver a colaborar con ella".
El largometraje cuenta la historia de una maravillosa compositora musical, papel que interpreta la siempre efectiva Huppert, que da un giro radical y dramático a su vida después de ver a su pareja besando a otra mujer. "El papel de Ann me atrajo porque me permitía trabajar con Isabelle detalles que no había podido tratar en nuestras anteriores colaboraciones.
La historia me llegó porque el autor de la novela, Pascal Quignard, es amigo y desde que la leí me interesó.
Me encontré con que había varias historias dentro", explica, "y me decidí por construir una de ellas a base de darle hachazos a la novela".
En ese sentido, comentó que Quignard "fue el primero en ver la película, y le gustó mucho. Mi opinión", añade el cineasta sin rubor, "es que el resultado final supera al libro".
Defendió también Jacquot la radical respuesta que la protagonista lleva a cabo en Villa Amalia ante determinadas situaciones, y en especial tras descubrir la infidelidad de su compañero.
"Hay que restar importancia al beso que su pareja da a la otra mujer, porque es sólo la gota que colmó el vaso en aquella relación".
El hecho de que la protagonista sea una compositora obligó a que la banda sonora fuese muy importante en el desarrollo, "para lo que contamos con el trabajo de un amigo, que compuso todo los temas que se escuchan". "Huppert", añadió, "cuando sale tocando el piano, realmente lo está tocando".
CINE ESPAÑOL. Habló también de cine español Jacquot en su encuentro con los medios de comunicación y reconoció su poco conocimiento sobre la filmografía de nuestro país "porque, por desgracia", dijo, "no hay mucha distribución de cine español en Francia. No sé si Almodóvar sigue siendo español", agregó con ironía, "pero sus películas son casi lo único que nos llega".
Para concluir, el cineasta volvió a hablar de Huppert: "Es más una intérprete que una actriz. Investiga mucho en cada papel que hace, y es una mujer a la que le agrada mucho experimentar. Cuando se filma a Isabelle estás grabando, más que a una actriz, a una persona", algo que para el director "es genial".
El cineasta francés Benoît Jacquot estrenó ayer en el Festival de Las Palmas de Gran Canaria su última película, 'Villa Amalia', con Isabelle Huppert como protagonista
Miguel F. Ayala
De nuevo el Festival Internacional de Cine de la capital grancanaria se marcó ayer el tanto de estrenar la nueva película del cineasta francés Benoît Jacquot, Villa Amalia, que llega el 23 de abril a España y está protagonizada por la actriz Isabelle Huppert, con la cual ha trabajado ya en cinco ocasiones. "Esta película", explica, "era una nueva excusa para volver a colaborar con ella".
El largometraje cuenta la historia de una maravillosa compositora musical, papel que interpreta la siempre efectiva Huppert, que da un giro radical y dramático a su vida después de ver a su pareja besando a otra mujer. "El papel de Ann me atrajo porque me permitía trabajar con Isabelle detalles que no había podido tratar en nuestras anteriores colaboraciones.
La historia me llegó porque el autor de la novela, Pascal Quignard, es amigo y desde que la leí me interesó.
Me encontré con que había varias historias dentro", explica, "y me decidí por construir una de ellas a base de darle hachazos a la novela".
En ese sentido, comentó que Quignard "fue el primero en ver la película, y le gustó mucho. Mi opinión", añade el cineasta sin rubor, "es que el resultado final supera al libro".
Defendió también Jacquot la radical respuesta que la protagonista lleva a cabo en Villa Amalia ante determinadas situaciones, y en especial tras descubrir la infidelidad de su compañero.
"Hay que restar importancia al beso que su pareja da a la otra mujer, porque es sólo la gota que colmó el vaso en aquella relación".
El hecho de que la protagonista sea una compositora obligó a que la banda sonora fuese muy importante en el desarrollo, "para lo que contamos con el trabajo de un amigo, que compuso todo los temas que se escuchan". "Huppert", añadió, "cuando sale tocando el piano, realmente lo está tocando".
CINE ESPAÑOL. Habló también de cine español Jacquot en su encuentro con los medios de comunicación y reconoció su poco conocimiento sobre la filmografía de nuestro país "porque, por desgracia", dijo, "no hay mucha distribución de cine español en Francia. No sé si Almodóvar sigue siendo español", agregó con ironía, "pero sus películas son casi lo único que nos llega".
Para concluir, el cineasta volvió a hablar de Huppert: "Es más una intérprete que una actriz. Investiga mucho en cada papel que hace, y es una mujer a la que le agrada mucho experimentar. Cuando se filma a Isabelle estás grabando, más que a una actriz, a una persona", algo que para el director "es genial".
29 may 2011
Au revoir, les infants
Louis Malle aceptaría meses después del lanzamiento de Au revoir, les infants que la premisa de dicha película contaba con tintes autobiográficos, pero desde la voz en off que cierra el filme el espectador es capaz de percibir la presencia de algún destello de memoria personal del director.
La imagen describe a un niño burgués de once años que observa cómo varios soldados alemanes se llevan presos a varios de sus compañeros por su condición judía y al sacerdote católico de la escuela que intentó salvarlos de los campos de concentración.
Julien alza la mano para despedirse de uno de ellos, Bonnet, pero aunque éste último intenta detenerse es obligado a salir de la escuela por uno de los soldados.
La imagen únicamente conserva la puerta y el silencio de aquella escena. Escuchamos entonces a un Julien adulto que nos remite las siguientes palabras:
Bonnet, Negus y Dupré murieron en Auschwitz. El padre Jean murió en el campo de Mauthausen. La escuela reabrió sus puertas en octubre de 1944. Más de 40 años han pasado, pero siempre recordaré cada segundo de aquella mañana de Enero hasta el día en que muera.
Al principio el diálogo final parece impertinente pues nunca presenciamos un narrador externo durante toda la película y en el momento aparenta resolver puerilmente con palabras el posible desenlace de los personajes. Pero el recurso no me parece inocente por completo. Malle confesó que él vivió personalmene en su infancia dicha situación, y al espectador le queda duda si él también fue protagonista del dilema ético en que se ve envuelto el personaje de la película. Pero lo que importa es que no queda duda que Malle es el verdadero enunciante de las palabras finales y que el filme se constituye como una expiación de aquel recuerdo. Las palabras del Julien adulto no sólo remiten a los hechos, sino al deseo de enmendar aquel momento.
Es el reclamo acostumbrado de los adultos de haber querido saber lo que no sabían en su juventud.
En este caso, de las injusticias sociales que se vivían dentro de la escuela, de la discriminación que vivían los judíos por parte de la sociedad europea, y de la indiferencia de la clase burguesa frente al conflicto bélico con los alemanes.
Mientras los soldados se llevan a los presos enfrente de los niños de la escuela, éstos no se contienen y enuncian un ¡au revoir! El padre les contesta de la misma manera. ¡Au revoir! Adiós niños. O más bien: adiós infancia, adiós inocencia.
La imagen describe a un niño burgués de once años que observa cómo varios soldados alemanes se llevan presos a varios de sus compañeros por su condición judía y al sacerdote católico de la escuela que intentó salvarlos de los campos de concentración.
Julien alza la mano para despedirse de uno de ellos, Bonnet, pero aunque éste último intenta detenerse es obligado a salir de la escuela por uno de los soldados.
La imagen únicamente conserva la puerta y el silencio de aquella escena. Escuchamos entonces a un Julien adulto que nos remite las siguientes palabras:
Bonnet, Negus y Dupré murieron en Auschwitz. El padre Jean murió en el campo de Mauthausen. La escuela reabrió sus puertas en octubre de 1944. Más de 40 años han pasado, pero siempre recordaré cada segundo de aquella mañana de Enero hasta el día en que muera.
Al principio el diálogo final parece impertinente pues nunca presenciamos un narrador externo durante toda la película y en el momento aparenta resolver puerilmente con palabras el posible desenlace de los personajes. Pero el recurso no me parece inocente por completo. Malle confesó que él vivió personalmene en su infancia dicha situación, y al espectador le queda duda si él también fue protagonista del dilema ético en que se ve envuelto el personaje de la película. Pero lo que importa es que no queda duda que Malle es el verdadero enunciante de las palabras finales y que el filme se constituye como una expiación de aquel recuerdo. Las palabras del Julien adulto no sólo remiten a los hechos, sino al deseo de enmendar aquel momento.
Es el reclamo acostumbrado de los adultos de haber querido saber lo que no sabían en su juventud.
En este caso, de las injusticias sociales que se vivían dentro de la escuela, de la discriminación que vivían los judíos por parte de la sociedad europea, y de la indiferencia de la clase burguesa frente al conflicto bélico con los alemanes.
Mientras los soldados se llevan a los presos enfrente de los niños de la escuela, éstos no se contienen y enuncian un ¡au revoir! El padre les contesta de la misma manera. ¡Au revoir! Adiós niños. O más bien: adiós infancia, adiós inocencia.
Hermosa y dificil, En un Mundo Mejor
Nadie puede negar que la danesa Susanne Bier tiene querencia por eso que solemos llamar historias fuertes: bien de pérdida y segundas oportunidades (Cosas que perdimos en el fuego), bien de supervivencia y amores difíciles (Brodre. Hermanos).
Aquí, y a partir de una historia entre un Norte bienestante y un Sur arrasado por la guerra, Dinamarca y un campo de refugiados africano, también se habla de valores en el sentido axiológicamente más fuerte; y se hace sin ninguna coartada irónica.
Más bien con la confianza en que lo que se está contando se sitúa más cerca de Matar un ruiseñor (Robert Mulligan, 1962) que de cualquier guiño posmoderno.
Historia de dos niños que aprenderán los riesgos que entraña utilizar la violencia, a partir del comportamiento del padre de uno de ellos, capaz de poner la otra mejilla ante la fuerza bruta, el film se despliega con emotividad contenida, a partir de sólidos anclajes en una narración clásica y un guión perfectamente engrasado (de Anders Thomas Jensen, tal vez el guionista más influyente del cine danés contemporáneo).
No apta para desengañados de la vida e irónicos descreídos en las virtudes pedagógicas del cine, gustará a cualquier espectador que no huya de las historias con moraleja y final aleccionador y pedagógico.
Aquí, y a partir de una historia entre un Norte bienestante y un Sur arrasado por la guerra, Dinamarca y un campo de refugiados africano, también se habla de valores en el sentido axiológicamente más fuerte; y se hace sin ninguna coartada irónica.
Más bien con la confianza en que lo que se está contando se sitúa más cerca de Matar un ruiseñor (Robert Mulligan, 1962) que de cualquier guiño posmoderno.
Historia de dos niños que aprenderán los riesgos que entraña utilizar la violencia, a partir del comportamiento del padre de uno de ellos, capaz de poner la otra mejilla ante la fuerza bruta, el film se despliega con emotividad contenida, a partir de sólidos anclajes en una narración clásica y un guión perfectamente engrasado (de Anders Thomas Jensen, tal vez el guionista más influyente del cine danés contemporáneo).
No apta para desengañados de la vida e irónicos descreídos en las virtudes pedagógicas del cine, gustará a cualquier espectador que no huya de las historias con moraleja y final aleccionador y pedagógico.
En Un Mundo Mejor, scar a la mejor Película extranjera
La danesa Susanne Bier sigue manteniendo el altísimo nivel de sus dramas en esta cinta sobre la comunicación paterno-filial y la violencia.
Susanne Bier es una de las grandes realizadoras del cine europeo. Destacada seguidora del Dogma 95, siguió rodando en un estilo muy cercano a este movimiento sus siguientes trabajos, como la excepcional "Brothers (Hermanos)" –que la consagró a nivel internacional y fue objeto de un remake en Hollywood–, la imprescindible "Después de la boda" –nominada al Óscar a la mejor película extranjera–, y "Cosas que perdí en el fuego", su impecable debut en el cine de Hollywood, que protagonizaron Halle Berry y Benicio del Toro.
Tras su experiencia americana, la realizadora regresa a su Dinamarca natal para rodar un drama lacrimógeno en la línea de sus anteriores trabajos. Sin duda, ha sido su trabajo más galardonado, pues entre otros premios ha obtenido el Globo de Oro y el Óscar a la mejor película de habla no inglesa.
Susanne Bier es una de las grandes realizadoras del cine europeo. Destacada seguidora del Dogma 95, siguió rodando en un estilo muy cercano a este movimiento sus siguientes trabajos, como la excepcional "Brothers (Hermanos)" –que la consagró a nivel internacional y fue objeto de un remake en Hollywood–, la imprescindible "Después de la boda" –nominada al Óscar a la mejor película extranjera–, y "Cosas que perdí en el fuego", su impecable debut en el cine de Hollywood, que protagonizaron Halle Berry y Benicio del Toro.
Tras su experiencia americana, la realizadora regresa a su Dinamarca natal para rodar un drama lacrimógeno en la línea de sus anteriores trabajos.
Sin duda, ha sido su trabajo más galardonado, pues entre otros premios ha obtenido el Globo de Oro y el Óscar a la mejor película de habla no inglesa.
Susanne Bier es una de las grandes realizadoras del cine europeo. Destacada seguidora del Dogma 95, siguió rodando en un estilo muy cercano a este movimiento sus siguientes trabajos, como la excepcional "Brothers (Hermanos)" –que la consagró a nivel internacional y fue objeto de un remake en Hollywood–, la imprescindible "Después de la boda" –nominada al Óscar a la mejor película extranjera–, y "Cosas que perdí en el fuego", su impecable debut en el cine de Hollywood, que protagonizaron Halle Berry y Benicio del Toro.
Tras su experiencia americana, la realizadora regresa a su Dinamarca natal para rodar un drama lacrimógeno en la línea de sus anteriores trabajos. Sin duda, ha sido su trabajo más galardonado, pues entre otros premios ha obtenido el Globo de Oro y el Óscar a la mejor película de habla no inglesa.
Susanne Bier es una de las grandes realizadoras del cine europeo. Destacada seguidora del Dogma 95, siguió rodando en un estilo muy cercano a este movimiento sus siguientes trabajos, como la excepcional "Brothers (Hermanos)" –que la consagró a nivel internacional y fue objeto de un remake en Hollywood–, la imprescindible "Después de la boda" –nominada al Óscar a la mejor película extranjera–, y "Cosas que perdí en el fuego", su impecable debut en el cine de Hollywood, que protagonizaron Halle Berry y Benicio del Toro.
Tras su experiencia americana, la realizadora regresa a su Dinamarca natal para rodar un drama lacrimógeno en la línea de sus anteriores trabajos.
Sin duda, ha sido su trabajo más galardonado, pues entre otros premios ha obtenido el Globo de Oro y el Óscar a la mejor película de habla no inglesa.
28 may 2011
Si salgo un día a la vida
Si salgo un día a la vida
mi casa no tendrá llaves:
siempre abierta, como el mar,
...
el sol y el aire.
Que entren la noche y el día,
y la lluvia azul, la tarde,
el rojo pan de la aurora;
La luna, mi dulce amante.
Que la amistad no detenga
sus pasos en mis umbrales,
ni la golondrina el vuelo,
ni el amor sus labios. Nadie.
Mi casa y mi corazón
nunca cerrados: que pasen
los pájaros, los amigos,
el sol y el aire.
Esplendor en la Hierba
ESPLENDOR EN LA HIERBA
Aunque mis ojos
ya no puedan ver ese puro destello,
que me deslumbraba.
Aunque ya nada pueda devolver la hora
del esplendor en la hierba,
de la gloria en las flores,
no hay que afligirse.
Porque la belleza
siempre perdura en el recuerdo.
William Wordsworth
27 may 2011
Lo que la vida esconde
El actor Guillaume Canet defiende en 'Pequeñas mentiras sin importancia', su tercera película como director, la necesidad de disfrutar del día a día .
.En Francia, la expresión petits mouchoirs se utiliza para enfrentar a los niños con un juego, un engaño. Cuando uno no quiere ver una cosa pone encima un pequeño pañuelo y así cree que realmente no se ve y no existe. Pues esa sensación es la que ha vivido, ya de adulto, Guillaume Canet, de 37 años, hombre atractivo, actor de moda que no decía a nada que no -enlazando proyecto tras proyecto-, hasta que decidió levantar el pañuelito de su vida y dejar de esconder todas las cosas que escondía debajo de la alfombra y que ya no podía dejar de ignorar.
Los amigos de Guillaume
La noticia en otros webs
•webs en español
•en otros idiomas
"El mundo va tan rápido que uno no tiene tiempo de vivir las cosas"
"Al final del largometraje lloré, Nunca lo había hecho antes"
Y esa confesión que hace el actor y director francés delante de un grupo de periodistas en París, con motivo de los encuentros de Unifrance, la ha trasladado, título incluido en Francia, a su tercer largometraje como realizador que se estrena hoy en España con el nombre de Pequeñas mentiras sin importancia.
Fue a raíz de la pérdida de un amigo muy querido, explica Canet, cuando empezó a escribir esta película, una historia coral que reúne a algunos de los mejores intérpretes del cine francés como Marion Cotillard (oscar por su papel en La vie en rose), Jean Dujardin (reciente premio en Cannes como mejor actor por El artista), además de Benoît Magimel, François Cluzet o Gilles Lelouche.
Pequeñas mentiras sin importancia narra las vacaciones de verano de un grupo de amigos que no quiere romper la tradición de reunirse cada año, a pesar de que uno de ellos ha sufrido un accidente y se encuentra hospitalizado en París.
Todo son mentirijillas y apariencias entre ellos hasta que estalla la verdad de sus relaciones y comportamientos.
¿Llevo la vida que quiero? ¿Estoy con los amigos que quiero estar? Estas son las preguntas que se hizo Guillaume Canet y que se respondió a sí mismo, en una especie de catarsis personal, a través de su tercer largometraje como director, que ha cosechado un tremendo éxito en Francia con más de cinco millones de espectadores.
"Es sin duda mi filme más personal.
Estaba pasando momentos muy difíciles en mi vida, en los que me di cuenta de que no había tomado buenas decisiones ni elecciones.
Me había desperdigado mucho en mi trabajo, lo hacía todo sin parar y me había perdido muchas cosas, incluso amigos.
El mundo va tan rápido que uno no tiene tiempo realmente de vivir las cosas y digerirlas, todo tiene que ser inmediato, parece que no pudiéramos detenernos y así no podemos disfrutar de las pequeñas cosas que nos aporta la vida.
Pensé que ese sentimiento lo podía compartir con el público, hablar de lo importante de la amistad y del amor, de decir a la gente que uno quiere que la quiere antes de que sea demasiado tarde".
Se ha puesto algo sentimental Canet, pero lo hace con una sinceridad y una tranquilidad que apabulla, también con una bonita sonrisa en el rostro.
Y siguen las confesiones. Está convencido de que con este filme ha cerrado una herida íntima. "Al final de la película lloré
Y nunca había llorado antes porque crecí en una familia muy estricta en la que uno tenía que ser muy fuerte y no dejaban llorar. Pues ya sé llorar. Ahora sí puedo llorar".
Aunque no parece decidido Canet a dejar a un lado su carrera como actor y luchará por compatibilizarla con la de realizador, el cineasta tiene claro que la interpretación la tiene algo abandonada, porque ahora sí trata de elegir bien y, dice, no siempre es fácil. "Ahora no tengo que estar esperando a que suene el teléfono para hacer una película; ahora la puedo hacer yo mismo, escribirla, prepararla. Me encantaría seguir compatibilizando las dos cosas, aunque si tuviera que elegir sin dudarlo me inclinaría por la dirección". A toda esta reflexión se añade que el propio Canet no se siente completo como actor. Es más, no se considera un buen intérprete. "Sé lo que digo. Me parece que soy mejor director que actor. Cuando dirijo una película, y sé que solo llevo tres [las anteriores fueron el drama Mon idole y el soberbio thriller Ne le dis à personne], nada me puede parar, nada es más importante de lo que hago en ese momento".
Quizás por eso va a seguir el consejo de su amigo Jean Rochefort: "Nunca te compres una parrilla para hacer el asado". "Si uno se compra la parrilla significa que tiene una casa de campo, y si tiene una casa de campo es que hay que pagar una hipoteca, y para pagar esa hipoteca tendrás que aceptar hacer cualquier película por dinero.
Como director quiero estar seguro de que va a ser así siempre, de que solo voy a realizar una película cuando de verdad tenga algo que decir". Lo dice alguien que llegó a trabajar al lado de Leonardo DiCaprio en La playa.
Parece que decididamente algo ha cambiado a mejor en la vida de Canet.
No solo su reciente paternidad con su pareja Marion Cotillard, sino también la realización de un sueño infantil: el de volar.
Tan es así que en el maletero del coche lleva un ala delta y cuando se encuentra en dificultades se dirige al campo más cercano de París y vuela, vuela alto.
.En Francia, la expresión petits mouchoirs se utiliza para enfrentar a los niños con un juego, un engaño. Cuando uno no quiere ver una cosa pone encima un pequeño pañuelo y así cree que realmente no se ve y no existe. Pues esa sensación es la que ha vivido, ya de adulto, Guillaume Canet, de 37 años, hombre atractivo, actor de moda que no decía a nada que no -enlazando proyecto tras proyecto-, hasta que decidió levantar el pañuelito de su vida y dejar de esconder todas las cosas que escondía debajo de la alfombra y que ya no podía dejar de ignorar.
Los amigos de Guillaume
La noticia en otros webs
•webs en español
•en otros idiomas
"El mundo va tan rápido que uno no tiene tiempo de vivir las cosas"
"Al final del largometraje lloré, Nunca lo había hecho antes"
Y esa confesión que hace el actor y director francés delante de un grupo de periodistas en París, con motivo de los encuentros de Unifrance, la ha trasladado, título incluido en Francia, a su tercer largometraje como realizador que se estrena hoy en España con el nombre de Pequeñas mentiras sin importancia.
Fue a raíz de la pérdida de un amigo muy querido, explica Canet, cuando empezó a escribir esta película, una historia coral que reúne a algunos de los mejores intérpretes del cine francés como Marion Cotillard (oscar por su papel en La vie en rose), Jean Dujardin (reciente premio en Cannes como mejor actor por El artista), además de Benoît Magimel, François Cluzet o Gilles Lelouche.
Pequeñas mentiras sin importancia narra las vacaciones de verano de un grupo de amigos que no quiere romper la tradición de reunirse cada año, a pesar de que uno de ellos ha sufrido un accidente y se encuentra hospitalizado en París.
Todo son mentirijillas y apariencias entre ellos hasta que estalla la verdad de sus relaciones y comportamientos.
¿Llevo la vida que quiero? ¿Estoy con los amigos que quiero estar? Estas son las preguntas que se hizo Guillaume Canet y que se respondió a sí mismo, en una especie de catarsis personal, a través de su tercer largometraje como director, que ha cosechado un tremendo éxito en Francia con más de cinco millones de espectadores.
"Es sin duda mi filme más personal.
Estaba pasando momentos muy difíciles en mi vida, en los que me di cuenta de que no había tomado buenas decisiones ni elecciones.
Me había desperdigado mucho en mi trabajo, lo hacía todo sin parar y me había perdido muchas cosas, incluso amigos.
El mundo va tan rápido que uno no tiene tiempo realmente de vivir las cosas y digerirlas, todo tiene que ser inmediato, parece que no pudiéramos detenernos y así no podemos disfrutar de las pequeñas cosas que nos aporta la vida.
Pensé que ese sentimiento lo podía compartir con el público, hablar de lo importante de la amistad y del amor, de decir a la gente que uno quiere que la quiere antes de que sea demasiado tarde".
Se ha puesto algo sentimental Canet, pero lo hace con una sinceridad y una tranquilidad que apabulla, también con una bonita sonrisa en el rostro.
Y siguen las confesiones. Está convencido de que con este filme ha cerrado una herida íntima. "Al final de la película lloré
Y nunca había llorado antes porque crecí en una familia muy estricta en la que uno tenía que ser muy fuerte y no dejaban llorar. Pues ya sé llorar. Ahora sí puedo llorar".
Aunque no parece decidido Canet a dejar a un lado su carrera como actor y luchará por compatibilizarla con la de realizador, el cineasta tiene claro que la interpretación la tiene algo abandonada, porque ahora sí trata de elegir bien y, dice, no siempre es fácil. "Ahora no tengo que estar esperando a que suene el teléfono para hacer una película; ahora la puedo hacer yo mismo, escribirla, prepararla. Me encantaría seguir compatibilizando las dos cosas, aunque si tuviera que elegir sin dudarlo me inclinaría por la dirección". A toda esta reflexión se añade que el propio Canet no se siente completo como actor. Es más, no se considera un buen intérprete. "Sé lo que digo. Me parece que soy mejor director que actor. Cuando dirijo una película, y sé que solo llevo tres [las anteriores fueron el drama Mon idole y el soberbio thriller Ne le dis à personne], nada me puede parar, nada es más importante de lo que hago en ese momento".
Quizás por eso va a seguir el consejo de su amigo Jean Rochefort: "Nunca te compres una parrilla para hacer el asado". "Si uno se compra la parrilla significa que tiene una casa de campo, y si tiene una casa de campo es que hay que pagar una hipoteca, y para pagar esa hipoteca tendrás que aceptar hacer cualquier película por dinero.
Como director quiero estar seguro de que va a ser así siempre, de que solo voy a realizar una película cuando de verdad tenga algo que decir". Lo dice alguien que llegó a trabajar al lado de Leonardo DiCaprio en La playa.
Parece que decididamente algo ha cambiado a mejor en la vida de Canet.
No solo su reciente paternidad con su pareja Marion Cotillard, sino también la realización de un sueño infantil: el de volar.
Tan es así que en el maletero del coche lleva un ala delta y cuando se encuentra en dificultades se dirige al campo más cercano de París y vuela, vuela alto.
155 euros JUAN JOSÉ MILLÁS
¡Atención, atención!: la partida se está jugando fuera del tablero.
Nos parece muy bien que el PSOE se refunde o se recauchute o se reinicie, incluso que se pudra. Resulta muy entretenido verlos discutir.
Da gusto coger el periódico y leer las noticias de primera con el mismo espíritu con el que vemos en la tele el folletín de sobremesa.
No ponemos ni un pero a los guionistas, que han logrado introducir en la historia las pasiones clásicas de la telenovela distribuidas entre un abanico de personajes tal que resulta imposible no identificarse con alguno.
Si la generación política de Zapatero se quejaba de no tener relato, que deje de llorar, ya lo tiene.
Les ha salido un culebrón, no podemos negarlo, pero cada uno es hijo de sus lecturas. Que hubieran leído a Sartre.
Nada que oponer, pues, al espectáculo.
Pero cuando decimos que la partida se está jugando fuera del tablero, queremos denunciar que el guión auténtico de cada una de nuestras vidas se escribe en otros ámbitos.
Sucede como cuando vas al cine a ver una película y te metes en la sala que no es y crees que ves lo que no estás viendo.
Pues eso, que la peli del PSOE es muy divertida, pero no es nuestra película, es la suya. La nuestra se debate en la Puerta del Sol o en la plaza de Cataluña o en los barrios donde se han reproducido esas asambleas y de las que ha salido una idea original: que el próximo día 30, y en un solo movimiento bancario, saquemos de nuestra cuenta corriente 155 euros.
Si lográramos que la operación fuera masiva, habríamos conseguido también votar en la urna auténtica, en la de quienes mueven las fichas de la realidad, que es el cajero automático.
Se trata de seguir jugando la partida en el lugar adecuado, de dar un susto a los que de verdad mandan y que no salen, por cierto, en el folletín de las primeras páginas de los periódicos.
Nos parece muy bien que el PSOE se refunde o se recauchute o se reinicie, incluso que se pudra. Resulta muy entretenido verlos discutir.
Da gusto coger el periódico y leer las noticias de primera con el mismo espíritu con el que vemos en la tele el folletín de sobremesa.
No ponemos ni un pero a los guionistas, que han logrado introducir en la historia las pasiones clásicas de la telenovela distribuidas entre un abanico de personajes tal que resulta imposible no identificarse con alguno.
Si la generación política de Zapatero se quejaba de no tener relato, que deje de llorar, ya lo tiene.
Les ha salido un culebrón, no podemos negarlo, pero cada uno es hijo de sus lecturas. Que hubieran leído a Sartre.
Nada que oponer, pues, al espectáculo.
Pero cuando decimos que la partida se está jugando fuera del tablero, queremos denunciar que el guión auténtico de cada una de nuestras vidas se escribe en otros ámbitos.
Sucede como cuando vas al cine a ver una película y te metes en la sala que no es y crees que ves lo que no estás viendo.
Pues eso, que la peli del PSOE es muy divertida, pero no es nuestra película, es la suya. La nuestra se debate en la Puerta del Sol o en la plaza de Cataluña o en los barrios donde se han reproducido esas asambleas y de las que ha salido una idea original: que el próximo día 30, y en un solo movimiento bancario, saquemos de nuestra cuenta corriente 155 euros.
Si lográramos que la operación fuera masiva, habríamos conseguido también votar en la urna auténtica, en la de quienes mueven las fichas de la realidad, que es el cajero automático.
Se trata de seguir jugando la partida en el lugar adecuado, de dar un susto a los que de verdad mandan y que no salen, por cierto, en el folletín de las primeras páginas de los periódicos.
26 may 2011
Pedí lo justo en un mundo de hombres"
STEPHANIE ODLE Impulsora de la demanda contra WalMart .
El de Stephanie Odle ha sido un camino difícil, desde sus comienzos en una tienda de la cadena WalMart en Tejas, en 1991, a las escalinatas del Tribunal Supremo, en Washington, el pasado martes.
En el camino, esta madre soltera de 39 años recuerda haber sufrido comentarios vergonzantes, situaciones denigrantes y humillaciones machistas, hasta ser despedida en 1999, cuando se le ofreció su puesto de trabajo a un hombre.
Stephanie tenía entonces dos opciones.
La vía fácil era resignarse y buscar otro trabajo mal pagado en otros grandes almacenes. La difícil, por la que optó finalmente, era plantar cara a WalMart.
Comenzó sola, una David solitaria contra un Goliat que era el mayor empleador del país. Pero, tenaz, Stephanie no se dejó amedrentar, buscó a otras demandantes y convirtió la suya en la mayor querella colectiva del país, que representa a 1,5 millones de mujeres debajo de un pesado techo de cristal.
"Lo que persigo es que la generación de mi hija no sufra discriminación"
"¿Sabes cuántas como tú nos denuncian cada año?". Esa fue la reacción de uno de sus jefes en 1999, cuando le anunció que iba a llevar a la empresa a los tribunales.
Stephanie era subjefa de marketing de los grandes almacenes mayoristas Sam's Club de Lubbok, en Tejas, propiedad de WalMart.
Para poder comprar en Sam's Club, los clientes deben tener una tarjeta de socio. En 1999, la tienda presentó un nuevo tipo de tarjeta élite, más cara que la tarjeta normal.
Stephanie hizo una demostración ante sus empleados sobre cómo ofrecérsela a los clientes y utilizó para ello la tarjeta de uno de los trabajadores, Keith Musick.
Este se quejó a la gerencia de que se hubiera usado su cuenta como ejemplo.
Aquella fue la única razón para despedirla.
"Violación de la política de la empresa", le dijo su jefe, el gerente Duke Parrish.
"El problema es que ese día me enteré, gracias a una compañera que trabajaba en Arizona, de que el día antes de que yo cometiera esa supuesta violación de la política de la empresa, se había marchado del Sam's Club de Phoenix, en Arizona, un hombre, Wayne Backus, que les había anunciado a sus compañeros de trabajo que le habían ofrecido mi puesto en Tejas", recuerda Stephanie.
"Sé que se me despidió por ser mujer, se me despidió porque no toleraba discriminación contra mí ni contra otras mujeres, porque pedí que se me considerara para el puesto de gerente en repetidas ocasiones, porque era una mujer que pidió lo que consideraba que era justo en un mundo controlado por hombres".
El martes, Stephanie llegó a las puertas del Tribunal Supremo, en Washington, con su hija Sidney, que ahora tiene 14 años, a las dos de la madrugada.
"Quería que mi hija pudiera conseguir un asiento en el tribunal para que presenciara aquella audiencia.
Cuando este caso empezó, ella tenía tres años.
En gran parte decidí denunciar a WalMart para cambiar las cosas, para que ni mi hija ni su generación tengan que sufrir lo que las mujeres de mi generación hemos sufrido en el puesto de trabajo", explica Stephanie.
Los nueve jueces del Supremo -entre los que, por vez primera, hay tres mujeres- deberán decidir antes de junio si la denuncia es viable.
En octubre de 1999, Stephanie presentó una queja por discriminación de género ante la Comisión de Igualdad de Oportunidades Laborales del Gobierno federal.
Posteriormente, contactó con dos abogados de Nuevo México que tenían experiencia en casos como el suyo.
Estos le aconsejaron convertir la querella en colectiva.
Buscaron a otras afectadas y, junto con otras cinco empleadas de la empresa, denunció a WalMart en un juzgado federal de California, en junio de 2001.
Ahora Stephanie representa a 1,5 millones de mujeres que trabajan o han trabajado para la compañía, un 0,5% de la población estadounidense.
Recordando su recorrido en WalMart, tras su puesto inicial de cajera a tiempo parcial en 1991, Stephanie encuentra numerosos casos de discriminación. En 1994, cuando pidió un discreto aumento de sueldo para dos subordinadas que cobraban menos que sus compañeros varones, su jefe le dijo que "las mujeres ya cobran suficiente".
En 1996, cuando fue transferida a una tienda de Riverside, en California, descubrió que un hombre que ocupaba un puesto idéntico al suyo cobraba 10.000 dólares (7.400 euros) más al año.
"Es que él tiene una familia a la que mantener", le dijo su jefe.
"Yo voy a tener una niña", respondió ella.
El gerente le hizo presentarle un presupuesto de sus gastos personales mensuales y le concedió un aumento anual de 2.000 dólares. "Aún cobraba 8.000 dólares menos que mi compañero.
Fue muy humillante", explica.
Tras ser despedida, Stephanie sufrió presión en otros puestos de trabajo por su denuncia. Cuando la veían en televisión, sus jefes la trataban con recelo, como si tuvieran enfrente una querella en ciernes.
Permaneció estancada en puestos mal pagados, atascada en una callejuela sin salida laboral, hasta que, en 2005, montó su propio negocio de comida preparada en Oklahoma, donde reside.
Es su propia jefa y no sufre discriminación, pero aún tiene un sueño: "Que las mujeres sean tratadas con respeto y dignidad en las empresas de Estados Unidos, para que mi hija no pase por lo que yo he pasado".
El de Stephanie Odle ha sido un camino difícil, desde sus comienzos en una tienda de la cadena WalMart en Tejas, en 1991, a las escalinatas del Tribunal Supremo, en Washington, el pasado martes.
En el camino, esta madre soltera de 39 años recuerda haber sufrido comentarios vergonzantes, situaciones denigrantes y humillaciones machistas, hasta ser despedida en 1999, cuando se le ofreció su puesto de trabajo a un hombre.
Stephanie tenía entonces dos opciones.
La vía fácil era resignarse y buscar otro trabajo mal pagado en otros grandes almacenes. La difícil, por la que optó finalmente, era plantar cara a WalMart.
Comenzó sola, una David solitaria contra un Goliat que era el mayor empleador del país. Pero, tenaz, Stephanie no se dejó amedrentar, buscó a otras demandantes y convirtió la suya en la mayor querella colectiva del país, que representa a 1,5 millones de mujeres debajo de un pesado techo de cristal.
"Lo que persigo es que la generación de mi hija no sufra discriminación"
"¿Sabes cuántas como tú nos denuncian cada año?". Esa fue la reacción de uno de sus jefes en 1999, cuando le anunció que iba a llevar a la empresa a los tribunales.
Stephanie era subjefa de marketing de los grandes almacenes mayoristas Sam's Club de Lubbok, en Tejas, propiedad de WalMart.
Para poder comprar en Sam's Club, los clientes deben tener una tarjeta de socio. En 1999, la tienda presentó un nuevo tipo de tarjeta élite, más cara que la tarjeta normal.
Stephanie hizo una demostración ante sus empleados sobre cómo ofrecérsela a los clientes y utilizó para ello la tarjeta de uno de los trabajadores, Keith Musick.
Este se quejó a la gerencia de que se hubiera usado su cuenta como ejemplo.
Aquella fue la única razón para despedirla.
"Violación de la política de la empresa", le dijo su jefe, el gerente Duke Parrish.
"El problema es que ese día me enteré, gracias a una compañera que trabajaba en Arizona, de que el día antes de que yo cometiera esa supuesta violación de la política de la empresa, se había marchado del Sam's Club de Phoenix, en Arizona, un hombre, Wayne Backus, que les había anunciado a sus compañeros de trabajo que le habían ofrecido mi puesto en Tejas", recuerda Stephanie.
"Sé que se me despidió por ser mujer, se me despidió porque no toleraba discriminación contra mí ni contra otras mujeres, porque pedí que se me considerara para el puesto de gerente en repetidas ocasiones, porque era una mujer que pidió lo que consideraba que era justo en un mundo controlado por hombres".
El martes, Stephanie llegó a las puertas del Tribunal Supremo, en Washington, con su hija Sidney, que ahora tiene 14 años, a las dos de la madrugada.
"Quería que mi hija pudiera conseguir un asiento en el tribunal para que presenciara aquella audiencia.
Cuando este caso empezó, ella tenía tres años.
En gran parte decidí denunciar a WalMart para cambiar las cosas, para que ni mi hija ni su generación tengan que sufrir lo que las mujeres de mi generación hemos sufrido en el puesto de trabajo", explica Stephanie.
Los nueve jueces del Supremo -entre los que, por vez primera, hay tres mujeres- deberán decidir antes de junio si la denuncia es viable.
En octubre de 1999, Stephanie presentó una queja por discriminación de género ante la Comisión de Igualdad de Oportunidades Laborales del Gobierno federal.
Posteriormente, contactó con dos abogados de Nuevo México que tenían experiencia en casos como el suyo.
Estos le aconsejaron convertir la querella en colectiva.
Buscaron a otras afectadas y, junto con otras cinco empleadas de la empresa, denunció a WalMart en un juzgado federal de California, en junio de 2001.
Ahora Stephanie representa a 1,5 millones de mujeres que trabajan o han trabajado para la compañía, un 0,5% de la población estadounidense.
Recordando su recorrido en WalMart, tras su puesto inicial de cajera a tiempo parcial en 1991, Stephanie encuentra numerosos casos de discriminación. En 1994, cuando pidió un discreto aumento de sueldo para dos subordinadas que cobraban menos que sus compañeros varones, su jefe le dijo que "las mujeres ya cobran suficiente".
En 1996, cuando fue transferida a una tienda de Riverside, en California, descubrió que un hombre que ocupaba un puesto idéntico al suyo cobraba 10.000 dólares (7.400 euros) más al año.
"Es que él tiene una familia a la que mantener", le dijo su jefe.
"Yo voy a tener una niña", respondió ella.
El gerente le hizo presentarle un presupuesto de sus gastos personales mensuales y le concedió un aumento anual de 2.000 dólares. "Aún cobraba 8.000 dólares menos que mi compañero.
Fue muy humillante", explica.
Tras ser despedida, Stephanie sufrió presión en otros puestos de trabajo por su denuncia. Cuando la veían en televisión, sus jefes la trataban con recelo, como si tuvieran enfrente una querella en ciernes.
Permaneció estancada en puestos mal pagados, atascada en una callejuela sin salida laboral, hasta que, en 2005, montó su propio negocio de comida preparada en Oklahoma, donde reside.
Es su propia jefa y no sufre discriminación, pero aún tiene un sueño: "Que las mujeres sean tratadas con respeto y dignidad en las empresas de Estados Unidos, para que mi hija no pase por lo que yo he pasado".
Las Mujeres Afganas
Dear Zari (Querida Zari) es Zarghuna Kargar (Kabul, 1982), una joven periodista afgana que entre 2005 y 2010 presentó y produjo el programa del servicio mundial de la BBC Afghan Woman’s Hour (La Hora de la Mujer Afgana), de emisión semanal.
De ese programa ha nacido un libro que se acaba de publicar: Dear Zari: Hidden Stories from Women of Afghanistan (Querida Zari: historias ocultas de mujeres de Afganistán), una colección de 13 desgarradoras historias de mujeres afganas.
Kargar no se limita a escribir sobre las vivencias que esas mujeres anónimas contaron en su programa, sino que se alía con ellas y se atreve a narrar su propia experiencia personal como niña refugiada que, a pesar de haber nacido en el seno de una familia liberal, fue obligada a casarse a los 16 años, matrimonio que aceptó humildemente porque quería “ser una buena hija afgana”.
Durante sus cinco años de emisión, ese programa radiofónico fue un salvavidas para las mujeres de Afganistán. La parte más popular de la emisión era la dedicada a las historias de esas mujeres normales que hablaban en la radio de su lucha por la vida, sus tragedias y sus esperanzas. Millones de mujeres y hombres afganos conocían la voz de Zari e, incluso, algunos podían reconocer el rostro de la popular periodista. Su objetivo era llegar a las mujeres que vivían en áreas remotas, muchas de ellas analfabetas, con un lenguaje sencillo (en dari y en pashto, lenguas afganas). El programa no era simplemente un foro donde se proporcionaba a las mujeres información sobre sus derechos. También se hablaba de cosas cotidianas y se celebraban sus logros y se compartían sus experiencias.
.Kargar y su equipo cubrieron temas controvertidos como la venta o el intercambio de niñas esposas, la violación, el honor, la virginidad, la violencia y las presiones a las que son sometidas muchas mujeres para tener un hijo varón. Algunas de las historias más terribles fueron las de las mujeres viudas y divorciadas, repudiadas por sus propias familias: “Convertirse en viuda en una sociedad tan tradicional como Afganistán supone la pérdida del derecho a hablar libremente, el derecho a vestirse como una quiera”, declaró la periodista en una entrevista de 2006, cuando se cumplió el primer año de emisión del programa. Zari cuenta que, durante ese primer año, cada vez que escuchaba las historias que estas mujeres contaban, lloraba de tristeza, de impotencia. Recuerda como un chico escribió al programa de parte de su abuela: “Mi abuela me ha pedido que escriba al programa para decirte que ella adora estas historias de mujeres porque sus vidas son como la de ella y le gusta escucharlas”.
El libro recoge 13 de estas vidas golpeadas: la de Samira, tejedora de alfombras, que tenía que drogar a sus hijos con opio para poder concentrarse en su trabajo; la de Wazma, mujer felizmente casada que, tras perder una pierna durante un bombardeo, se vio repudiada por su marido y privada del derecho de ver a su hija; o la de Anesa, obligada a casarse con un hombre homosexual (por supuesto, no reconocido) que instaló a su amante en la casa familiar. Ella nunca se atrevió a pedir el divorcio por temor a perder a sus hijos.
La situación para las mujeres en Afganistán, desde la caída de los talibanes, ha mejorado considerablemente.
Aunque las mujeres ahora tienen voz, hay más de 60 parlamentarias, se sigue valorando más a los hombres, los padres todavía obligan a sus hijas a casarse en matrimonios concertados y la mayoría de las mujeres siguen dependiendo de los hombres.
Zarghuna Kargar y la BBC dieron la oportunidad a estas mujeres de “escapar”, una vez por semana, de los muros de sus casas, de contar unas vidas demasiado difíciles de vivir.
De ese programa ha nacido un libro que se acaba de publicar: Dear Zari: Hidden Stories from Women of Afghanistan (Querida Zari: historias ocultas de mujeres de Afganistán), una colección de 13 desgarradoras historias de mujeres afganas.
Kargar no se limita a escribir sobre las vivencias que esas mujeres anónimas contaron en su programa, sino que se alía con ellas y se atreve a narrar su propia experiencia personal como niña refugiada que, a pesar de haber nacido en el seno de una familia liberal, fue obligada a casarse a los 16 años, matrimonio que aceptó humildemente porque quería “ser una buena hija afgana”.
Durante sus cinco años de emisión, ese programa radiofónico fue un salvavidas para las mujeres de Afganistán. La parte más popular de la emisión era la dedicada a las historias de esas mujeres normales que hablaban en la radio de su lucha por la vida, sus tragedias y sus esperanzas. Millones de mujeres y hombres afganos conocían la voz de Zari e, incluso, algunos podían reconocer el rostro de la popular periodista. Su objetivo era llegar a las mujeres que vivían en áreas remotas, muchas de ellas analfabetas, con un lenguaje sencillo (en dari y en pashto, lenguas afganas). El programa no era simplemente un foro donde se proporcionaba a las mujeres información sobre sus derechos. También se hablaba de cosas cotidianas y se celebraban sus logros y se compartían sus experiencias.
.Kargar y su equipo cubrieron temas controvertidos como la venta o el intercambio de niñas esposas, la violación, el honor, la virginidad, la violencia y las presiones a las que son sometidas muchas mujeres para tener un hijo varón. Algunas de las historias más terribles fueron las de las mujeres viudas y divorciadas, repudiadas por sus propias familias: “Convertirse en viuda en una sociedad tan tradicional como Afganistán supone la pérdida del derecho a hablar libremente, el derecho a vestirse como una quiera”, declaró la periodista en una entrevista de 2006, cuando se cumplió el primer año de emisión del programa. Zari cuenta que, durante ese primer año, cada vez que escuchaba las historias que estas mujeres contaban, lloraba de tristeza, de impotencia. Recuerda como un chico escribió al programa de parte de su abuela: “Mi abuela me ha pedido que escriba al programa para decirte que ella adora estas historias de mujeres porque sus vidas son como la de ella y le gusta escucharlas”.
El libro recoge 13 de estas vidas golpeadas: la de Samira, tejedora de alfombras, que tenía que drogar a sus hijos con opio para poder concentrarse en su trabajo; la de Wazma, mujer felizmente casada que, tras perder una pierna durante un bombardeo, se vio repudiada por su marido y privada del derecho de ver a su hija; o la de Anesa, obligada a casarse con un hombre homosexual (por supuesto, no reconocido) que instaló a su amante en la casa familiar. Ella nunca se atrevió a pedir el divorcio por temor a perder a sus hijos.
La situación para las mujeres en Afganistán, desde la caída de los talibanes, ha mejorado considerablemente.
Aunque las mujeres ahora tienen voz, hay más de 60 parlamentarias, se sigue valorando más a los hombres, los padres todavía obligan a sus hijas a casarse en matrimonios concertados y la mayoría de las mujeres siguen dependiendo de los hombres.
Zarghuna Kargar y la BBC dieron la oportunidad a estas mujeres de “escapar”, una vez por semana, de los muros de sus casas, de contar unas vidas demasiado difíciles de vivir.
Cuanto más alejado, más dentro.
Cuanto más alejado, más dentro.
*
Vuelvo a ti, mar. La vida
Ha descendido tantas veces.
Tantas he subido a un horizonte
Por volver al latido que una vez
Allá dispuse. Fragor de las olas,
Siempre recomenzado.
Mar el mismo, los ojos
Dentro de nada
Un solo espacio.
Publicado por José Carlos Cataño
Sí. Por buena y por mujer
O de como a nadie le avergüenza enarbolar el argumento geográfico para seleccionar al jefe del FMI, pero a casi todos incomoda el factor de género.
Hemos leído incontables argumentos geográficos para defender o atacar la candidatura de Christine Lagarde al frente del FMI.
Desde que se fundó este organismo y el Banco Mundial, EEUU y las potencias europeas sellaron el pacto tácito de repartirse ambos cargos: un europeo al frente del Fondo, un americano al frente del banco.
La emergencia de países latinoamericanos y asiáticos hace justo revisar ese criterio añejo y de poner patas arriba el reparto de poder en todos los organismos internacionales.
Pero mientras unos y otros gastan ríos de tinta con razones a favor y en contra del criterio geográfico, hay un factor que sólo la propia Lagarde y Elena Salgado parecen defender sin compejos: el hecho de que es una mujer. El hecho de que da vergüenza contemplar las fotografías de los órganos de poder de todo el mundo. ¿Se imaginan si esas fotos fueran mayoritariamente de mujeres la que nos habría caído por llevar al mundo al desastre económico que aún vivimos? Por ello Salgado fue explícita cuando defendió la candidatura de Lagarde: "Tiene méritos, tiene capacidad, y además es una mujer. Y la ley nos obliga en España a defender la paridad hasta que se corrija la ausencia de mujeres en los cargos". Nos obliga la ley.
Ayer, Lagarde recogió el guante con contundencia: "Aportaré toda mi experiencia como abogada, como directora de empresa, como ministra y como mujer". No olvida Christine Lagarde su exilio en Estados Unidos cuando, al iniciar sus entrevistas de trabajo en Francia en busca de un puesto en un bufete, un jefe le advirtió de que su condición de mujer significaba que nunca iba a llegar a ser socia. Adiós a Europa, se dijo entonces Lagarde. Tuvieron que pasar 25 años valiosos para que ella regresara y pudiera hacer valer sus méritos. Esa era la igualdad de oportunidades en la vieja Europa.
.Y quiero recordar esto hoy porque el debate de las cuotas y de la defensa de las mujeres al frente de cargos en política o empresa cae aún muy mal en España, es incómodo. La defensa de la paridad desató contra Zapatero las críticas más rancias en la prensa de derechas en España, hasta el punto de que el presidente ofreció a las fieras la cabeza de Bibiana Aído para aplacar una voracidad nunca aplacable. Y cerró ese frente. Cuántas tonterías publicó La Razón y otros parecidos sobre ¡escandalosos cursos de sexualidad en colegios públicos españoles, incluida masturbación! Parecíamos haber vuelto al franquismo, si es que alguna vez nos habíamos ido.
En la reciente campaña, Mariano Rajoy defendió a la mujer que vale frente a las mujeres cuotas, añadiendo gasolina a la hoguera de este país nuestro, facilitándonos un poco más la vida a todas las que tenemos que afrontar la sospecha de ser mujeres cuota o de ser mujeres que no llegamos no vayan a pensar que somos mujeres cuota. Veneno puro.
Y el PSOE estaba tan perdido que ni para este asunto ha añadido argumentos esta vez. El hecho de que Bruselas, Francia, los nórdicos y hasta la propia Italia nos empiecen a superar en el debate de cuotas ha pasado aquí casi desapercibido.
La defensa del factor mujer en el caso de Lagarde no debe darnos vergüenza: es buena, tiene méritos, y es mujer. Eso es en sí mismo un avance para el mundo. ¿O no lo fue que un negro llegara a la Casa Blanca? Y eso no quiere decir que llegara por negro, sino por su capacidad de conquista.
Hay un momento en la historia en que la negritud te puede ayudar en lugar de frenar si se dan todas las demás condiciones. Y debe llegar ese momento en la historia en que el factor mujer también ayude en lugar de frenar si se dan todas las demás condiciones. Y se dan.
No nos dé vergüenza.
Y no hay que ser mujer para defender el factor mujer.
Hemos leído incontables argumentos geográficos para defender o atacar la candidatura de Christine Lagarde al frente del FMI.
Desde que se fundó este organismo y el Banco Mundial, EEUU y las potencias europeas sellaron el pacto tácito de repartirse ambos cargos: un europeo al frente del Fondo, un americano al frente del banco.
La emergencia de países latinoamericanos y asiáticos hace justo revisar ese criterio añejo y de poner patas arriba el reparto de poder en todos los organismos internacionales.
Pero mientras unos y otros gastan ríos de tinta con razones a favor y en contra del criterio geográfico, hay un factor que sólo la propia Lagarde y Elena Salgado parecen defender sin compejos: el hecho de que es una mujer. El hecho de que da vergüenza contemplar las fotografías de los órganos de poder de todo el mundo. ¿Se imaginan si esas fotos fueran mayoritariamente de mujeres la que nos habría caído por llevar al mundo al desastre económico que aún vivimos? Por ello Salgado fue explícita cuando defendió la candidatura de Lagarde: "Tiene méritos, tiene capacidad, y además es una mujer. Y la ley nos obliga en España a defender la paridad hasta que se corrija la ausencia de mujeres en los cargos". Nos obliga la ley.
Ayer, Lagarde recogió el guante con contundencia: "Aportaré toda mi experiencia como abogada, como directora de empresa, como ministra y como mujer". No olvida Christine Lagarde su exilio en Estados Unidos cuando, al iniciar sus entrevistas de trabajo en Francia en busca de un puesto en un bufete, un jefe le advirtió de que su condición de mujer significaba que nunca iba a llegar a ser socia. Adiós a Europa, se dijo entonces Lagarde. Tuvieron que pasar 25 años valiosos para que ella regresara y pudiera hacer valer sus méritos. Esa era la igualdad de oportunidades en la vieja Europa.
.Y quiero recordar esto hoy porque el debate de las cuotas y de la defensa de las mujeres al frente de cargos en política o empresa cae aún muy mal en España, es incómodo. La defensa de la paridad desató contra Zapatero las críticas más rancias en la prensa de derechas en España, hasta el punto de que el presidente ofreció a las fieras la cabeza de Bibiana Aído para aplacar una voracidad nunca aplacable. Y cerró ese frente. Cuántas tonterías publicó La Razón y otros parecidos sobre ¡escandalosos cursos de sexualidad en colegios públicos españoles, incluida masturbación! Parecíamos haber vuelto al franquismo, si es que alguna vez nos habíamos ido.
En la reciente campaña, Mariano Rajoy defendió a la mujer que vale frente a las mujeres cuotas, añadiendo gasolina a la hoguera de este país nuestro, facilitándonos un poco más la vida a todas las que tenemos que afrontar la sospecha de ser mujeres cuota o de ser mujeres que no llegamos no vayan a pensar que somos mujeres cuota. Veneno puro.
Y el PSOE estaba tan perdido que ni para este asunto ha añadido argumentos esta vez. El hecho de que Bruselas, Francia, los nórdicos y hasta la propia Italia nos empiecen a superar en el debate de cuotas ha pasado aquí casi desapercibido.
La defensa del factor mujer en el caso de Lagarde no debe darnos vergüenza: es buena, tiene méritos, y es mujer. Eso es en sí mismo un avance para el mundo. ¿O no lo fue que un negro llegara a la Casa Blanca? Y eso no quiere decir que llegara por negro, sino por su capacidad de conquista.
Hay un momento en la historia en que la negritud te puede ayudar en lugar de frenar si se dan todas las demás condiciones. Y debe llegar ese momento en la historia en que el factor mujer también ayude en lugar de frenar si se dan todas las demás condiciones. Y se dan.
No nos dé vergüenza.
Y no hay que ser mujer para defender el factor mujer.
Nada me extrañaría que una de las canciones incluidas sea La estatua del jardín botánico, de Radio Futura. No creo que abunden, fuera del ámbito de los cantautores, canciones como ésta:
La estatua del jardín botánico, de Radio Futura.
Un día más me quedaré sentado aquí
en la penumbra de un jardín tan extraño
Cae la tarde y me olvidé otra vez
de tomar una determinación
Esperando un eclipse
me quedaré
Persiguiendo un enigma
al compás de las horas
Dibujando una elipse
me quedaré
entre el sol y mi corazón
Junto al estanque me atrapó la ilusión
escuchando el lenguaje de las plantas
Y he aprendido a esperar sin razón
Soy metálico en el Jardín Botánico
Con mi pensamiento sigo el movimiento
de los peces en el agua
Carla Bruni, centro de atención en el G-8
Un amigo íntimo de Nicolás Sarkozy declara a la prensa belga que el supuesto bebé que espera la primera dama francesa es un niño .- La primera dama centra las miradas en la cumbre de líderes mundiales .
Las mujeres de los líderes mundiales han posado hoy para la foto de familia en Deauville (Francia) durante la cumbre del G-8 que se celebra en la localidad. Sin embargo, el centro de las miradas está siendo Carla Bruni-Sarkozy.
Su protagonismo no se debe a que sea la anfitriona del resto, sino a que en las imágenes ya queda más que confirmado su embarazo.
Carla Bruni, ante la prueba del algodón
Francia da por hecho el embarazo de Carla Bruni
Carla Bruni no irá a Cannes "por motivos personales"
El padre de Sarkozy confirma que Carla Bruni está embarazada
Bruni ha aparecido para las imágenes vestida con un vestido corto, blanco y muy veraniego y un abrigo negro abierto.
Y esta vez no ha podido ocultar su incipiente barriguita, que no hacía más que tocarse.
De hecho, varias de las esposas de los mandatarios mundiales miraban y sonreían a la primera dama mientras se tomaban las imágenes. Sin embargo ni Bruni, ni Sarkozy, ni fuentes del gobierno francés han confirmado la noticia.
Además, ayer un íntimo amigo del presidente francés, Nicolás Sarkozy se convirtió en el último protagonista del culebrón del supuesto embarazo de Carla Bruni. Jacques Séguéla ha declarado a la prensa belga que la primera dama espera un niño.
Séguéla, que es director de una de las agencias de publicidad más grandes de Europa, fue quién presentó a la pareja durante una cena en su casa.
Los rumores de embarazo comenzaron a principios del mes de mayo. La revista francesa Voicì publicaba que estaba embarazada de gemelos. Las últimas fotos tomadas de Bruni alientan estos comentarios. La primera dama se deja ver con ropa suelta, con abrigos de entretiempo y abusa de colores oscuros más que nunca. Incluso se sabe que ha dejado de fumar.
Días después, en una entrevista realizada por los lectores del diario Le Parisien no quiso contestar de forma clara a las preguntas sobre el tema.
"Si me lo permite, no responderé a todas esas preguntas de familia", le explicó Bruni a la lectora del diario francés que se atrevió a preguntarle acerca del que sería el primer hijo de la pareja presidencial.
Sin embargo, no cerró del todo el tema: "Si estuviéramos en un café las dos, se lo diría francamente".
Según relataron los asistentes a la entrevista, Bruni estuvo jugueteando constantemente con un pañuelo para taparse la barriga.
Y cuando "el secreto de estado" parecía a buen recaudo, Bruni decidió no acudir a la presentación de su última película en Cannes, pese a rodar Medianoche en París bajo las órdenes de Woody Allen. Así lo aseguró en la emisora de radio francesa RML, donde explicó que no acudiría "por motivos personales", aunque también "por razones profesionales".
"Soñaba con ello (...) y lo lamento", dijo Bruni, de 43 años. Su marido, Nicolás Sarkozy volvió a confirmar hace poco que Bruni no puede viajar en avión.
Este sería el primer embarazo en común de la pareja, aunque tanto Carla Bruni como Nicolas Sarkozy ya tienen descendencia de sus relaciones anteriores.
Ella, uno de 10 años del filósofo Raphael Enthoven, y él tiene tres hijos, dos de 26 y 24 años (que le hicieron abuelo en enero de 2010), fruto de su matrimonio Marie-Dominique Culioli y uno de 14 con su segunda mujer, Cecilia Ciganer-Albeniz.
Las mujeres de los líderes mundiales han posado hoy para la foto de familia en Deauville (Francia) durante la cumbre del G-8 que se celebra en la localidad. Sin embargo, el centro de las miradas está siendo Carla Bruni-Sarkozy.
Su protagonismo no se debe a que sea la anfitriona del resto, sino a que en las imágenes ya queda más que confirmado su embarazo.
Carla Bruni, ante la prueba del algodón
Francia da por hecho el embarazo de Carla Bruni
Carla Bruni no irá a Cannes "por motivos personales"
El padre de Sarkozy confirma que Carla Bruni está embarazada
Bruni ha aparecido para las imágenes vestida con un vestido corto, blanco y muy veraniego y un abrigo negro abierto.
Y esta vez no ha podido ocultar su incipiente barriguita, que no hacía más que tocarse.
De hecho, varias de las esposas de los mandatarios mundiales miraban y sonreían a la primera dama mientras se tomaban las imágenes. Sin embargo ni Bruni, ni Sarkozy, ni fuentes del gobierno francés han confirmado la noticia.
Además, ayer un íntimo amigo del presidente francés, Nicolás Sarkozy se convirtió en el último protagonista del culebrón del supuesto embarazo de Carla Bruni. Jacques Séguéla ha declarado a la prensa belga que la primera dama espera un niño.
Séguéla, que es director de una de las agencias de publicidad más grandes de Europa, fue quién presentó a la pareja durante una cena en su casa.
Los rumores de embarazo comenzaron a principios del mes de mayo. La revista francesa Voicì publicaba que estaba embarazada de gemelos. Las últimas fotos tomadas de Bruni alientan estos comentarios. La primera dama se deja ver con ropa suelta, con abrigos de entretiempo y abusa de colores oscuros más que nunca. Incluso se sabe que ha dejado de fumar.
Días después, en una entrevista realizada por los lectores del diario Le Parisien no quiso contestar de forma clara a las preguntas sobre el tema.
"Si me lo permite, no responderé a todas esas preguntas de familia", le explicó Bruni a la lectora del diario francés que se atrevió a preguntarle acerca del que sería el primer hijo de la pareja presidencial.
Sin embargo, no cerró del todo el tema: "Si estuviéramos en un café las dos, se lo diría francamente".
Según relataron los asistentes a la entrevista, Bruni estuvo jugueteando constantemente con un pañuelo para taparse la barriga.
Y cuando "el secreto de estado" parecía a buen recaudo, Bruni decidió no acudir a la presentación de su última película en Cannes, pese a rodar Medianoche en París bajo las órdenes de Woody Allen. Así lo aseguró en la emisora de radio francesa RML, donde explicó que no acudiría "por motivos personales", aunque también "por razones profesionales".
"Soñaba con ello (...) y lo lamento", dijo Bruni, de 43 años. Su marido, Nicolás Sarkozy volvió a confirmar hace poco que Bruni no puede viajar en avión.
Este sería el primer embarazo en común de la pareja, aunque tanto Carla Bruni como Nicolas Sarkozy ya tienen descendencia de sus relaciones anteriores.
Ella, uno de 10 años del filósofo Raphael Enthoven, y él tiene tres hijos, dos de 26 y 24 años (que le hicieron abuelo en enero de 2010), fruto de su matrimonio Marie-Dominique Culioli y uno de 14 con su segunda mujer, Cecilia Ciganer-Albeniz.
Viento sur en la Filarmónica de Viena
En el espectacular desfile de grandes orquestas de visita por Madrid en las dos últimas temporadas de Ibermúsica, por su 40º aniversario, no podía faltar la Filarmónica de Viena.
Se presentó el lunes con una imagen insólita: una mujer como concertino.
En una formación integrada tradicionalmente por una mayoría aplastante de hombres, la presencia en un puesto de tanta responsabilidad de la violinista búlgara Albena Danailova era, como mínimo, impactante por inusual.
Bien es verdad que uno de los concertinos habituales, Rainer Honeck, era el solista del concierto para violín de Alban Berg. Ambos estuvieron espléndidos.
Una de las señas de identidad de la Filarmónica de Viena es que no tiene un director titular fijo. En la actual gira, en la que visita también Saarbrücken los días 26 y 27, y Leipzig el 28, dentro del Festival Internacional dedicado a Mahler, se ha puesto al frente Daniele Gatti, uno de esos directores italianos que, como Claudio Abbado, Fabio Luisi o Riccardo Chailly, están fascinados por el repertorio centroeuropeo y lo han incorporado a sus trayectorias en lugar preferente.
Tal vez quieren aportar a la música más seria un concepto emocional asociado al sur.
Daniele Gatti es un director voluntarioso, cuidadoso del detalle, brillante e irregular. Con un mecanismo de relojería tan preciso como el de la Filarmónica de Viena puede arriesgar, pues, al fin y al cabo, tiene una impresionante belleza de sonido asegurada y una respuesta artística sin fisuras.
El peligro de Gatti es que se guste a sí mismo excesivamente, y se adorne innecesariamente perdiéndose en continuidad y tensión global lo que se gana en exquisitez de matices. Hubo, en cualquier caso, dos movimientos excepcionales en los conciertos del lunes y martes que, dadas las circunstancias de búsqueda permanente del ideal sonoro, se pueden situar como plenamente conseguidos.
Uno fue el vitalísimo Allegro con brio de la Tercera sinfonía de Beethoven, por su incontenible alegría rítmica, y otro, quizá la cumbre estética de estos conciertos, el adagio final de la Novena de Mahler, llevado con una intensidad expresiva de las que cortan la respiración.
El resto de movimientos se mantuvo a un notable nivel, pero sin llegar a alcanzar la redondez de estos momentos privilegiados.
Recibida con frialdad en las dos sesiones -en casi todas las salas de conciertos europeas se recibe con aplausos a la totalidad de los músicos, y no a los 12 primeros como en Madrid-, la Filarmónica de Viena volvió a sentar cátedra por la belleza del sonido, la maestría de la cuerda, la delicadeza del viento-madera y, en general, la manera de hacer música en conjunto, con un diálogo entre secciones verdaderamente deslumbrante.
El primer día obsequiaron al público con un vals de Strauss y en la sala se llegó al delirio. En el segundo, con el adagio mahleriano final no procedía ningún añadido. La emoción estaba en el ambiente.
Se presentó el lunes con una imagen insólita: una mujer como concertino.
En una formación integrada tradicionalmente por una mayoría aplastante de hombres, la presencia en un puesto de tanta responsabilidad de la violinista búlgara Albena Danailova era, como mínimo, impactante por inusual.
Bien es verdad que uno de los concertinos habituales, Rainer Honeck, era el solista del concierto para violín de Alban Berg. Ambos estuvieron espléndidos.
Una de las señas de identidad de la Filarmónica de Viena es que no tiene un director titular fijo. En la actual gira, en la que visita también Saarbrücken los días 26 y 27, y Leipzig el 28, dentro del Festival Internacional dedicado a Mahler, se ha puesto al frente Daniele Gatti, uno de esos directores italianos que, como Claudio Abbado, Fabio Luisi o Riccardo Chailly, están fascinados por el repertorio centroeuropeo y lo han incorporado a sus trayectorias en lugar preferente.
Tal vez quieren aportar a la música más seria un concepto emocional asociado al sur.
Daniele Gatti es un director voluntarioso, cuidadoso del detalle, brillante e irregular. Con un mecanismo de relojería tan preciso como el de la Filarmónica de Viena puede arriesgar, pues, al fin y al cabo, tiene una impresionante belleza de sonido asegurada y una respuesta artística sin fisuras.
El peligro de Gatti es que se guste a sí mismo excesivamente, y se adorne innecesariamente perdiéndose en continuidad y tensión global lo que se gana en exquisitez de matices. Hubo, en cualquier caso, dos movimientos excepcionales en los conciertos del lunes y martes que, dadas las circunstancias de búsqueda permanente del ideal sonoro, se pueden situar como plenamente conseguidos.
Uno fue el vitalísimo Allegro con brio de la Tercera sinfonía de Beethoven, por su incontenible alegría rítmica, y otro, quizá la cumbre estética de estos conciertos, el adagio final de la Novena de Mahler, llevado con una intensidad expresiva de las que cortan la respiración.
El resto de movimientos se mantuvo a un notable nivel, pero sin llegar a alcanzar la redondez de estos momentos privilegiados.
Recibida con frialdad en las dos sesiones -en casi todas las salas de conciertos europeas se recibe con aplausos a la totalidad de los músicos, y no a los 12 primeros como en Madrid-, la Filarmónica de Viena volvió a sentar cátedra por la belleza del sonido, la maestría de la cuerda, la delicadeza del viento-madera y, en general, la manera de hacer música en conjunto, con un diálogo entre secciones verdaderamente deslumbrante.
El primer día obsequiaron al público con un vals de Strauss y en la sala se llegó al delirio. En el segundo, con el adagio mahleriano final no procedía ningún añadido. La emoción estaba en el ambiente.
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