Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

29 may 2011

Au revoir, les infants

Louis Malle aceptaría meses después del lanzamiento de Au revoir, les infants que la premisa de dicha película contaba con tintes autobiográficos, pero desde la voz en off que cierra el filme el espectador es capaz de percibir la presencia de algún destello de memoria personal del director.
La imagen describe a un niño burgués de once años que observa cómo varios soldados alemanes se llevan presos a varios de sus compañeros por su condición judía y al sacerdote católico de la escuela que intentó salvarlos de los campos de concentración.
Julien alza la mano para despedirse de uno de ellos, Bonnet, pero aunque éste último intenta detenerse es obligado a salir de la escuela por uno de los soldados.
La imagen únicamente conserva la puerta y el silencio de aquella escena. Escuchamos entonces a un Julien adulto que nos remite las siguientes palabras:




Bonnet, Negus y Dupré murieron en Auschwitz. El padre Jean murió en el campo de Mauthausen. La escuela reabrió sus puertas en octubre de 1944. Más de 40 años han pasado, pero siempre recordaré cada segundo de aquella mañana de Enero hasta el día en que muera.



Al principio el diálogo final parece impertinente pues nunca presenciamos un narrador externo durante toda la película y en el momento aparenta resolver puerilmente con palabras el posible desenlace de los personajes. Pero el recurso no me parece inocente por completo. Malle confesó que él vivió personalmene en su infancia dicha situación, y al espectador le queda duda si él también fue protagonista del dilema ético en que se ve envuelto el personaje de la película. Pero lo que importa es que no queda duda que Malle es el verdadero enunciante de las palabras finales y que el filme se constituye como una expiación de aquel recuerdo. Las palabras del Julien adulto no sólo remiten a los hechos, sino al deseo de enmendar aquel momento.
Es el reclamo acostumbrado de los adultos de haber querido saber lo que no sabían en su juventud.
En este caso, de las injusticias sociales que se vivían dentro de la escuela, de la discriminación que vivían los judíos por parte de la sociedad europea, y de la indiferencia de la clase burguesa frente al conflicto bélico con los alemanes.



Mientras los soldados se llevan a los presos enfrente de los niños de la escuela, éstos no se contienen y enuncian un ¡au revoir! El padre les contesta de la misma manera. ¡Au revoir! Adiós niños. O más bien: adiós infancia, adiós inocencia.

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