Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

27 jun 2019

La vida de los hijos de Michael Jackson después del escándalo

Prince, Paris y 'Bigi', los tres hijos del 'rey del pop', defienden a su padre después de las acusaciones de abusos a menores y buscan su propio camino en la música y el cine.

De izquierda a derecha, Prince, Paris y Prince Michael II, 'Bigi', los tres hijos del cantante Michael Jackson. En vídeos, fans de Michael Jackson defienden al artista en las concentraciones por el décimo aniversario de su muerte.
El 5 de marzo de 2009 Michael Jackson anunciaba en Londres nuevo espectáculo, This is it, que consiguió un millón de inscripciones para comprar entradas en solo 24 horas.
 El conocido perfeccionismo del artista y su peculiar carácter presagiaban momentos de gran presión para él, pero nada hacía pensar en un fatal desenlace.
 El 25 de junio la muerte del rey del pop sorprendía a todos y dejaba desolados a sus admiradores.
El drama artístico tenía una trastienda personal que afectaba especialmente a los tres hijos del cantante: Prince Michael I (Prince), Paris y Prince Michael II (Bigi), que entonces tenían 12, 11 y 7 años respectivamente. 
Tres niños a los que había perseguido la polémica desde su nacimiento porque su mismo padre los había puesto en el ojo del huracán con sus extravagancias. 
 Prince y Paris son hijos del cantante y Debbie Rowe, una enfermera con la que estuvo casado entre 1996 y 1999 y que recientemente confesó: 
“Me fecundaron. Yo era su purasangre”, en referencia a que, según su versión, se utilizó el esperma de un donante y nunca mantuvo relaciones sexuales con el artista.
 De Prince Michael II, Michael Jackson aseguró haber recurrió a un vientre de alquiler para aumentar su familia.
Durante la infancia de los niños era habitual que la obsesión de su padre por mantenerlos en el anonimato hiciera que sus apariciones en público fueran insólitas: igual podían recorrer unos grandes almacenes vestidos casi idénticos que su padre y con máscaras de carnaval, como a Jackson le podía dar por mostrar a la prensa al más pequeño, cuando era solo un bebé, sacándolo por encima de la barandilla del balcón del hotel de París en el que se alojaba y con la cara tapada con un trapo blanco. 
 Una imagen que dio la vuelta al mundo y que fue muy criticada por el peligro que suponía para el niño. 

Aún así los tres hijos del cantante se mostraron abatidos tras su muerte y ahora, 10 años después, han hecho frente común ante las críticas contra su padre después de que se volvieran a activar contra él las acusaciones de abusos sexuales infantiles tras el estreno del documental Living Neverland.
 Los tres hermanos se quedaron al cuidado de su abuela paterna y, durante estos años, ser multimillonarios y que su fortuna siga creciendo –a pesar de que su padre haya muerto hace 10 años y su mito viva sus horas más bajas– no ha librado a algunos de ellos de inseguridades, adicciones y depresiones. 
“Las cosas fueron muy difíciles para ellos después de la muerte de Michael. Pero es increíble ver lo lejos que han llegado”, ha declarado recientemente un amigo de la familia a la revista People.

 Todos ellos han crecido bajo la lupa pública y Paris ha sido quien ha sufrido este escrutinio de forma especial. 

Ha batallado contra episodios depresivos durante años, pero parece que actualmente, cuando ya ha cumplido 21 años, está centrada en su trabajo. 

Firmó en 2017 un lucrativo contrato como modelo para Calvin Klein, ha hecho incursiones en el cine y actualmente está centrada en lo que considera su pasión: la música, un mundo donde trabaja duro para abrirse camino con la banda Soundflowers, de la que también forma parte su novio, Gabriel Glenn. 

Ella es también a quien más le han afectado las acusaciones contra su padre.

 “Sabe que su educación fue peculiar”, relata a People un amigo, “pero cree que fue el mejor padre y se muestra muy a la defensiva respecto a él”.

Prince, de 22 años, se graduó en mayo en la Universidad Loyola de Marymount en Administración de Empresas, pero quienes le conocen afirman que busca abrirse camino en el cine como productor o director. 

En referencia a su padre, en 2016 declaró a Los Angeles Times que estaba "orgulloso de tener su nombre y de ser su hijo". Vive en una mansión en Encino, California, que perteneció al artista y que incluye un cine, un estudio de grabación y numerosas imágenes de Michael Jackson en sus paredes: 

"Para mí, estas son fotos de familia", afirmó en la misma entrevista. Donde también hizo otras declaraciones reveladoras: 

"Tengo mucha suerte de tener dos figuras maternas en mi vida, mi abuela y mi prima Frances.

 Mi madre biológica ha sido siempre más amiga y eso para nosotros funciona". 


Carlota de Mónaco se cuela en el Hay Festival de Segovia con grandes pensadores

La hija de Carolina de Mónaco hablará de su gran pasión, la filosofía.

Carolina Mónaco, con su hija Carlota Casiraghi y Tatiana Santo Domingo.
Carolina Mónaco, con su hija Carlota Casiraghi y Tatiana Santo Domingo. GTRES

 

Carlota Casiraghi, hija de la princesa Carolina de Mónaco, se ha colado en el exclusivo cartel del Hay Festival, que se celebrará en Segovia del 19 al 22 de septiembre, entre más de 20 creadores de distintos ámbitos que conversarán en diferentes actos sobre las ideas más recientes de la literatura, el arte o la arquitectura.
 La princesa intervendrá el día 21.
 Lo hará con su libro Archipel des Passions, un pequeño tratado sobre las pasiones que ha escrito con Robert Maggiori.
Licenciada en Filosofía en la Sorbona, Carlota Casiraghi es cofundadora del periódico ecológico Ever Manifesto y miembro fundador de Les Rencontres Philosophiques de Monaco, la institución que actualmente preside.
 Robert Maggiori es filósofo y crítico literario en el diario Libération, autor de numerosas obras, es también miembro fundador y presidente del jurado de los Premios de Filosofía  Les Rencontres de Mónaco y profesor de Casiraghi.
 Ambos autores presentarán su libro en conversación con su editor español Leopoldo Kulesz.
La pasión por la filosofía le viene a Carlota Casiraghi de la infancia. 
Fue Robert Maggiori, profesor suyo en terminale, el último curso de bachillerato en el Liceo de Fontainebleau, cerca de París, el que despertó esta vocación. 
“No ocurrió de un día para otro. Son muchas las cosas que me llevaron a apasionarme. 
De alguna manera siempre tuve la sensación de enfrentarme a la gran fragilidad existencial que todos afrontamos”, explicó Casiraghi a este periódico a primeros de junio durante los Encuentros filosóficos de Mónaco. 
Se considera privilegiada por haber crecido rodeada de libros y cultura. “Leí mucha poesía. Baudelaire y Rimbaud, que me acompañaron. 
Pero, una vez ahí, ¿qué haces? Es entonces cuando la filosofía nos ayuda a lidiar con esta intensidad de la vida y esta sensación de fragilidad.
 Y el encuentro con Robert me animó enormemente para continuar los estudios de Filosofía”. 

Desde la izquierda, Raphael Zagury-Orly, Robert Maggiori, Joseph Cohen, Jean-Sébastien Gérondeau, Marie Garrau —ganadora del premio 2019 de los Encuentros Filosóficos de Mónaco— y Carlota Casiraghi, en Mónaco.
Desde la izquierda, Raphael Zagury-Orly, Robert Maggiori, Joseph Cohen, Jean-Sébastien Gérondeau, Marie Garrau —ganadora del premio 2019 de los Encuentros Filosóficos de Mónaco— y Carlota Casiraghi, en Mónaco.
El propio Maggiori asegura que Carlota ha sido su mejor alumna en sus 40 años de carrera. 
"Gracias a la filosofía lo veía todo más claro, tenía la sensación de ser más consciente", señala la antigua alumna.
La hija de Carolina de Mónaco admite que sintió "soledad" desde la adolescencia por la que cultivó un gusto por la introspección y el análisis, aunque descarta que tenga nada que ver con la "familia un tanto peculiar" a la que pertenece. 
"La inquietud y la angustia existencial forman parte de la vida de cada uno.
 Mi experiencia personal está marcada por acontecimientos tristes, como la muerte prematura de mi padre, pero son cosas que le pasan a todo el mundo, independientemente de su origen", señala.
 "La compañía de los filósofos me daba la impresión de que no estaba sola", concluye.

26 jun 2019

Un comprador anónimo adquiere por sorpresa un lienzo atribuido a Caravaggio

La venta obliga a suspender la subasta de la pieza, descubierta en 2014 en un desván en Toulouse y cuya autoría es dudosa.

 
El 'Judit y Holofernes' atribuido a Caravaggio que debía subastarse en Toulouse. En vídeo, declaraciones del experto en arte Eric Turquin. AFP | VÍDEO: REUTERS
El misterioso cuadro descubierto hace cinco años en el desván de una casa cerca de Toulouse y atribuido a Caravaggio (1571-1610) ya tiene comprador. 
Se desconoce su identidad y el precio que ha pagado. 
Se sabe, eso sí, que esta persona no es francesa y que es alguien cercano a un gran museo en el que próximamente se expondrá esta versión de Judit y Holofernes, la segunda que habría pintado el artista barroco.
Un comunicado anunció ayer por sorpresa la suspensión de la subasta prevista para mañana en Toulouse, y la venta del lienzo estimado entre 100 y 150 millones de euros.
 El precio de partida en la subasta era de 30 millones de euros, informa la agencia France Presse.

“La venta está cubierta por un acuerdo de confidencialidad respecto al precio y a la identidad del comprador”, dice el comunicado. “Hemos recibido una oferta que era imposible de no transmitir a los propietarios del cuadro. 
El hecho de que la oferta proviniese de un coleccionista próximo a un gran museo convenció a los compradores para aceptar”, dijo ayer Eric Turquin, el experto en cuadros antiguos que identificó la pintura tras su descubrimiento.
“Lo teníamos todo organizado para la subasta en un gran evento público, pero hemos debido aceptar la decisión de nuestros clientes vendedores”, explicó Marc Labarbe, el responsable de la subasta que debía haberse celebrado después de que el cuadro se exhibiese, además de en Toulouse, en París, Milán, Londres y Nueva York.

La historia del segundo Judit y Holofernes de Caravaggio daría para una trama de misterio.
 Existen testimonios documentales de la existencia de este óleo de 144X173 centímetros supuestamente realizado en torno a 1607 en Nápoles, adonde el pintor había huido tras apuñalar a un hombre en Roma. Pero en 1617, el rastro desaparece. 
Además del Judit y Holofernes que Caravaggio pintó en Roma hacia 1600, el pintor y marchante holandés Louis Finson, que era un imitador de Caravaggio, pintó una copia con el mismo motivo, cuyo original podría ser la obra aparecida en Toulouse.
 Más pistas: en su testamento, Finson mencionaba el lienzo perdido de Caravaggio.

150 años en un trastero

La escena del cuadro es un motivo habitual en la pintura de la época, sacado de la Biblia
Muestra a una viuda judía Judit que decapita al caudillo asirio Holofernes que asedia su ciudad, Betulia. 
El rastro del cuadro reaparece en 2014, cuando una familia de Toulouse entra en un desván olvidado de su casa para arreglar una fuga de agua. 
Y descubren un cuadro polvoriento que aparentemente llevaba 150 años allí. 
La pintura llega a manos del experto Turquin en París y en seguida toma cuerpo la hipótesis de que sea el Caravaggio desaparecido, su cuadro número 66. 
Se abre entonces un debate académico.
 Algunos expertos sostienen que es Finson. 
 Otros creen que el cuadro lo empezó Caravaggio y lo concluyó otra persona.
 Otros corroboran que se trata de un caravaggio, quien sus obras no firmaba sus obras.
“La primera vez que vi el cuadro, en mayo de 2015, me convencí en seguida de su autenticidad, pero también comprendí que se trataba de una de estas obras que no lograrán el consenso entre los especialistas”, escribió Keith Christiansen, conservador jefe de pinturas europeas del Metropolitan Museum of Art de Nueva York. “El tiempo dirá qué opiniones prevalecerán. 
Pero quiero recordar que se trata de un artista que no puede clasificarse y cuyo trabajo exige renovar constantemente la mirada”, añadió.

 

 

La polémica acorrala a los duques de Sussex por sus desorbitados gastos

La casa real británica publica sus cuentas del último año fiscal y el alto coste de la renovación del hogar de Enrique de Inglaterra y Meghan Markle ha sido calificado como "escandaloso".

Vista general de Frogmore Cottage, el hogar de los duques de Sussex en Windsor, captada el pasado mes de abril.
Vista general de Frogmore Cottage, el hogar de los duques de Sussex en Windsor, captada el pasado mes de abril. Getty Images

 Parece que el príncipe Enrique y Meghan Markle no van a abandonar pronto el ojo del huracán en el que llevan meses instalados, especialmente porque la última polémica que les ha salpicado afecta directamente al bolsillo de los británicos. Según revela el informe financiero anual de la casa real, publicado este martes en su web, la reforma de Frogmore Cottage, la residencia en los terrenos del castillo de Windsor a la que los duques de Sussex se trasladaron en primavera, le ha costado a los contribuyentes 2,4 millones de libras (casi 2,7 millones de euros).

 Las obras fueron sufragadas por el Sovereign Grant, los fondos públicos con los que se financian los compromisos oficiales de los royals, el mantenimiento de los palacios reales ocupados y los sueldos del personal, mientras que los muebles, la decoración y otros accesorios los pagaron los Sussex de su bolsillo, al igual que cualquier mejora en las instalaciones que superara la calidad estándar aprobada.

Frogmore Cottage, una propiedad protegida del siglo XIX, fue un regalo de la reina a su nieto y su esposa, pero presentaba un inconveniente para su habitabilidad: estaba compuesta por cinco casas pequeñas destinadas a dependencias del personal. Los Sussex la han transformado en una sola vivienda más grande y con todas las comodidades de un hogar moderno, pero eso ha requerido cambios estructurales que, según enumera la prensa británica, incluirían la sustitución de vigas defectuosas, la actualización de los sistemas de calefacción y cableado, la renovación de las tuberías de gas y agua y la instalación de nuevos dormitorios, baños, chimeneas, escaleras y un suelo de tarima flotante en la cocina. 

“El plan consistió en la reconfiguración y renovación completa de cinco unidades residenciales en mal estado para crear la residencia oficial del duque y la duquesa de Sussex y su familia. Las obras se iniciaron en noviembre de 2018 y se completaron en su mayor parte a finales de marzo de 2019”, especifica el informe oficial.

 De ese “en su mayor parte” se infiere que la factura final de la reforma será aún más alta.  

Adelantándose a la tormenta mediática, Sir Michael Stevens, responsable de cuentas y tesorero de la Corona, ha subrayado que los arreglos de Frogmore Cottage –que es la única residencia oficial de los Sussex– eran necesarios para garantizar el mantenimiento a largo plazo de la propiedad, y no fruto de un derroche extravagante de los duques. 
“La propiedad no había sido objeto de obras desde hace algunos años y ya estaba destinada a la renovación de acuerdo a nuestra responsabilidad de mantener en buen estado los palacios reales ocupados”, ha afirmado.
 Asimismo, según fuentes del Daily Mail, este cottage de cinco dormitorios no es la vivienda grandiosa que algunos podrían pensar: 
“No hay ala para Doria [Ragland, la madre de Meghan Markle], no hay estudio de yoga. Es una casa familiar bastante acogedora”. Según recuerda The Telegraph, los duques de Cambridge se gastaron unos 4,5 millones de libras (5 millones de euros) en reformas antes de instalarse en sus dependencias en Kensington Palace. 
Pese a todo ello, la controversia no tardó en generarse. 
Usuarios –conocidos y anónimos– de las redes sociales se preguntaban por qué los Sussex no optaron por la opción, más fácil y económica, de quedarse a vivir en Kensington Palace. Graham Smith, consejero delegado de la organización antimonárquica Republic, definió las cifras de gasto como “escandalosas” y pidió una investigación parlamentaria sobre lo que considera un “mal uso flagrante de dinero público”. 
“Si incluso una escuela u hospital se enfrenta a recortes, no podemos justificar el gasto de un centavo en la realeza. 
Sin embargo, con todos los servicios públicos bajo una intensa presión económica, tiramos 2,4 millones de libras en una nueva casa para Enrique. 
Esto es corrupción escondida a plena vista”, declaró. 

Enrique de Inglaterra y Meghan Markle, el 8 de junio en Londres.
Enrique de Inglaterra y Meghan Markle, el 8 de junio en Londres. Getty Images
Durante el ejercicio fiscal 2018-2019, la monarquía le costó a los contribuyentes británicos 82,2 millones de libras (casi 92 millones de euros).
 Y, aunque el informe indica que esa cantidad supone un desembolso anual por persona de 1,24 libras (1,38 euros), los gastos de los Windsor siempre han estado bajo la lupa.
 Adalides de la nueva corriente anti-Meghan, además, no han perdido la ocasión de relacionar estos nuevos datos con el lujoso tren de vida que le achacan a la exactriz, quien, según el Mail on Sunday, ha llevado joyas por valor de 671.000 euros en el último año y medio. 
 El descenso de su popularidad parece quedar reflejado en el hecho de que Enrique y Meghan no hayan entrado en el top 10 de la lista de poder social –encabezada por los duques de Cambridge– que la revista Tatler, considerada la biblia de la alta sociedad, incluirá en su número de agosto.