Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

22 jul 2018

El verdadero mausoleo..................................Javier Marías..

Como a menudo acontece en España, en cuanto a alguien se lo elige o nombra algo, se inviste de autoritarismo. 
Es el legado silencioso franquista.

HABRÍA PREFERIDO no añadir una miga más al empacho de fútbol, tras un mes entero de Mundial
Pero lo sucedido con la selección española ha sido tan prototípico, tan revelador del carácter aún dominante en nuestro país, que quizá vale la pena echarle un vistazo a esta luz.
 Más de una vez he mencionado el asombro y el escándalo que me produce con frecuencia el ejercicio del poder en España.
 Cómo es que, por ejemplo, los alcaldes y alcaldesas tienen capacidad ilimitada para transformar las ciudades que temporalmente gobiernan de manera irreversible, y con total impunidad.
 Cómo es que no hay —o si lo hay, no se hace notar— algún organismo complementario o superior que ponga freno a sus arbitrariedades, sobre todo cuando afectan irremediablemente al paisaje, a la estructura y al carácter del lugar.
Por mucho que estemos en una democracia desde hace cuarenta años, la manera de mandar de muchos sigue siendo la propia de los largos años dictatoriales. 
No pocos individuos que acceden a un cargo se sienten no sólo omnipotentes, sino facultados para realizar sus caprichos y ocurrencias sin atender al daño que causan, a veces definitivo.
 No se sabe por qué, tanto Ana Botella como Manuela Carmena se han dedicado a complacer al colectivo ciclista en un espacio más bien contraindicado para la bici, por las largas distancias y las pronunciadas cuestas.
 La prueba del disparate la tengo cerca: Botella acometió una obra de meses para crear un inútil carril-bici en la calle Mayor, transitado, a lo sumo, por una docena diaria de pedaleantes. Lo mismo ha hecho Carmena con Santa Engracia, hoy destruida e intransitable, Alcalá y otras vías.
 El cierre de la Gran Vía al tráfico es ya y va a ser un descalabro monumental para comerciantes, hoteleros y la ciudadanía en general.
 En este caso, además, como en el de la Plaza de España, la alcaldesa y su cínico equipo organizaron referéndums-farsa para “quedar bien”, cuando ya estaba todo decidido antes de que votaran los cuatro partidistas que se prestaron a la pantomima. 

Y no olvidemos que Gallardón quiso pulverizar uno de los más armónicos espacios urbanísticos de Europa, Recoletos y el Paseo del Prado.
 Baronesa Thyssen aparte, sólo lo impidió la crisis, la falta de dinero para consumar la tropelía.
 Y ahora a Carmena no se le ocurre otra majadería que crear una “playa” —sí, con arena a raudales— en plena Plaza de Colón.
 Aún no sé si nos hemos salvado de tal porquería, porque la señora y sus palmeros están… eso, batiendo palmas ante el estropicio que preparan junto con unos desaprensivos. 
Así que también resulta incomprensible y escandaloso que un solo individuo, recién llegado al poder, tenga la potestad de cargarse en un solo día de fatuidad el trabajo de cuatro años y la ilusión de muchos millones de españoles.
 Sí, claro, aquí hay que contar con el egoísmo, y nunca con el interés de los demás: Florentino Pérez es un constructor, y me imagino que suele ir a lo suyo.
 Era natural que, al fichar a Lopetegui como entrenador del Real Madrid, le trajera sin cuidado el perjuicio que nos podía ocasionar a todos. 
Lopetegui ha ido asimismo a lo suyo sin importarle su compromiso previo, aunque no le arriendo la ganancia: ojalá me equivoque, pero no lo veo terminando la temporada en el puesto en que la iniciará. Inoportuno, feo y desconsiderado lo hecho por el Madrid y el exseleccionador. 
Pero mucho peor todavía la reacción autoritaria, chulesca, engreída del novísimo Presidente de la Federación, Rubiales. 
 Dos fechas antes del comienzo del Mundial, lo sensato y generoso habría sido encajar con flema el desmán ajeno y esperar al término del campeonato, poniendo por delante los mencionados trabajo e ilusión. 
No podía ser tan ingenuo como para creer que semejante rabieta no iba a desconcertar, desestabilizar y desalentar a los jugadores, como sucedió.
 Tuvimos que soportar partidos narcotizantes, en los que el balón iba de un lado a otro sin propósito, como si se hubieran olvidado de que el fútbol consiste en meter goles para ganar. 
Infinitos pases horizontales y hacia atrás, un equipo deprimido y sin la menor incisividad, con un portero estático que contagiaba al resto.  

Era fácil prever que ocurriría algo así.
 El cabreo del ofendido Rubiales se impuso sin cortafuegos, sin consultar ni escuchar.
 Como a menudo acontece en España, en cuanto a alguien se lo elige o nombra algo, se inviste de autoritarismo; es como si se dijera en el acto: “Se van a enterar de que ahora mando yo. A mí nadie se me sube a las barbas, y decapito a quien ose hacerlo, aunque con ello destroce el trabajo de cuatro años y la ilusión de millones”.
 Así funciona todo aquí, por fortuna con bastantes excepciones. Ese es el máximo legado silencioso franquista, la verdadera pervivencia del dictador. 
El egoísmo de cada parte, que se ha de dar por descontado, y la destemplanza y engreimiento de muchos al alcanzar el poder, cualquier poder.
 Más alarmante que la permanencia de los restos de Franco en su tenebroso mausoleo es el estilo de mando que de él han heredado numerosos cargos democráticos de derechas e izquierdas, llámense Gallardón, Botella, Carmena, Torra/Puigdemont, Villar, Rubiales o Colau. Por no hacer la lista más larga.

21 jul 2018

El capricho.............................................. Boris Izaguirre.

Dos personalidades educadas por Francisco Franco acaparan las noticias. Una, el rey emérito, que fue elegido monarca por el Generalísimo. Y la otra, la nietísima de Franco, Carmen Martínez-Bordiú.

Pilar Rubio y Sergio Ramos en el anuncio de la pedida de mano.
Pilar Rubio y Sergio Ramos en el anuncio de la pedida de mano. INSTAGRAM

 Hace días di con la noticia de que el rey emérito, Juan Carlos de Borbón, hizo una parada en León tras la cancelación, por falta de viento, de una regata en Galicia en la que tenía previsto participar.

 Efectuó esa parada en Jiménez de Jamuz para volver a un restaurante llamado El Capricho.

 Me quedé sin aire. Entendí que se trataba de justicia poética. Con todo el huracán desatado sobre la importancia o no de las grabaciones efectuadas a Corinna por una persona tan airada y oscura como el excomisario Villarejo.

 Ignorando si se hará o no una comisión de investigación acerca de lo que se dice en las grabaciones. 

Si de verdad nos encaminamos a una democracia más transparente, nuestras preocupaciones quedan sintetizadas en el nombre del restaurante elegido por el monarca: un capricho.

 Para caprichos están los de Goya, que retrataron la España de su tiempo.

 ¡Es que la vida es caprichosa! En este mes dos personalidades educadas por Francisco Franco acaparan las noticias. 

Una, el rey emérito, que fue elegido monarca por el Generalísimo. Y la otra, la nietísima de Franco, Carmen Martínez-Bordiú, que prefiere no estar en España mientras se dirime la exhumación de los restos de su abuelo en el Valle de los Caídos. 

Carmen y Juan Carlos tuvieron una educación similar y el mismo tutor: un dictador feroz y católico en un tiempo histórico a punto de acabar. 

Juan Carlos no dio el pésame cuando murió la mamá de Carmen pero sí les otorgó el ducado.

 Aunque los dos son simpáticos y polémicos, prefiero a Carmen, que ofrece mas transparencia sin pedir ejemplaridad para todos.

 Carmen se ha mantenido alejada del poder y disfrutando, a veces caprichosamente pero siempre con verdad, de otras formas de liderazgo. Ahora está en Portugal, deleitándose con los caprichos lusitanos y del amor, que es fiscalmente transparente.

 ¿Qué es un capricho? Para mí, algo de vestir. 

Tengo que elegir si me sumo al ejercito de las personas tachonadas por un logo o los que no llevan ninguno visible, como Carolina de Mónaco, que en realidad es un emblema del nunca equivocarse en el vestir. 

Esta semana patrulla por Saint Tropez, que lucha para recuperar su corona como destino chic

Ibiza y Mikonos le hacen la competencia. Mikonos con todo el turismo gay adinerado e Ibiza con su lista inagotable de celebridades, desde Luis Fonsi hasta Messi cubierto por las siglas de Gucci.

Carmen Martínez-Bordiú en la plaza de toros de Las Ventas, el 23 de mayo de 2018. 
Carmen Martínez-Bordiú en la plaza de toros de Las Ventas, el 23 de mayo de 2018. Europa Press via Getty Images
Otro capricho es el posado descalzo en ¡Hola!. María Zurita, sobrina de Juan Carlos, se ha sumado a ese subgénero de posar sin zapatos, celebrando que ella y su hijo están ya en casa.
 A Corinna también la incluyeron en ese tipo de posado. Es como un tratamiento exclusivo de la revista a mujeres que tienen algo importante que declarar.
 El capricho es que lo hagan descalzas.

  Por eso me da penita que no siga adelante esa comisión parlamentaria sobre las grabaciones a Corinna porque eso significaría que no regresará a Madrid a declarar ni a ¡Hola! ni ante la justicia.

 Con o sin zapatos. Y no podremos disfrutar del espectáculo de oírla hablar en alemán, español, francés e inglés con una fluidez que solo ves en el Tour de Francia, cuando la vida parece ir sobre dos ruedas.

Hace dos décadas, cuando la vida y el país iban sobre ruedas, en las redacciones se hablaba de que a la casa real le incomodaba que la vincularan con la prensa del corazón. 
Les parecía como si les trataran como algo menor, frívolo o, simplemente, caprichoso. Lo sorprendente es que veinte años después ese ha sido su destino.
 El rey emérito es noticia por algo que mezcla lo extremadamente formal, el Estado, con lo caprichoso: el amor o el interés, que tanto dependen del capricho.
¿Qué es un capricho? ¿Un antojo inocente? Una cana al aire, una segunda botella de vino blanco bien frío.
 Un anuncio a todo pulmón de un próximo matrimonio como ha hecho Sergio Ramos ante el "sí, quiero" de su despampanante novia, Pilar Rubio
 Una pareja moderna que tiene hijos antes que matrimonio y que al final, se casan, más que por la Iglesia, por todo lo alto. Anunciándolo en sus redes.
 Ojalá que todos los caprichos del anterior monarca se acabaran con un tuit. Quizás mientras espera esa suculenta chuleta de buey en su restaurante leonés, entre halagos, curiosee en su móvil, deseando que Corinna, caprichosamente, cambie de actitud.

20 jul 2018

Ordoñez, Rivera, Pantoja: tres apellidos que reúnen los tópicos de España

Paquirri, Isabel Pantoja, Carmina Ordoñez, Fran y Cayetano Rivera… los triunfos y las tragedias de una saga familiar reunidas en un programa de televisión.

El torero Francisco Rivera 'Paquirri', con sus hijos Francisco y Cayetano en 1980.
El torero Francisco Rivera 'Paquirri', con sus hijos Francisco y Cayetano en 1980. GtresOnline
Toreros, tonadilleras, nobles, infidelidades, excesos, adicciones, divorcios, depresiones, herencias polémicas, exclusivas y pasiones. Lo mejor y peor de la España de peinetas y plazas de toros reunido en una saga familiar, los Rivera Ordóñez, que retrata los tópicos y la evolución de un país pintado en trazos de prensa rosa.

Eso, a grandes rasgos, es el trasfondo que retrató la noche de este miércoles la nueva entrega del programa Lazos de Sangre de TVE que tuvo como protagonista a esta familia en la que hay nombres tan famosos en el panorama patrio como el torero Francisco Rivera Paquirri, Carmina Ordóñez, Isabel Pantoja, Fran, Cayetano y Kiko Rivera, Eugenia Martínez de Irujo, hija de la fallecida duquesa de Alba, o la presentadora Eva González.
Aunque es cierto que el programa no descubrió ningún secreto, sí describió una historia familiar que fueron desgranando algunos de sus principales personajes y que vista en conjunto impresiona por la contundencia de la noria en la que se convierte la vida de una familia, con la que se entremezclan otras muchas, que ha disfrutado del éxito y sufrido las tragedias.

El matrimonio de Paquirri con Carmina Ordóñez en 1973 es el arranque de la historia.

 Un torero de origen humilde y carrera en ascenso que se casa con la hija de 17 años de otro torero mítico, Antonio Ordoñez, en una boda multitudinaria que reúne a 2.000 invitados.

 La unión de un hombre de campo y la hija pija, guapa y caprichosa de un señorito de Ronda que fracasa solo seis años después, cuando separarse y hacer lo que a uno le diera la gana no era fácil, especialmente para las mujeres. 

Paquirri e Isabel Pantoja durante su noviazgo.
Paquirri e Isabel Pantoja durante su noviazgo. GtresOnline
Paquirri aparece retratado como un hombre sobrio, enamorado, esforzado a fuerza de la presión de un padre exigente que nunca le felicitaba por sus logros, le vigilaba para que no tuviera distracciones y que “siempre le pedía más”, en palabras de Antonio Rivera, hermano del torero.
 Carmina era divertida, guapa a rabiar e incontenible. 
Su hijo Julián Contreras, el único de los hermanos que habla en el programa, la define como una “mujer libre, que vivía a su gusto y deseo”.

La duquesa de Alba, su hijo Cayetano, Eugenia Martínez de Irujo, Fran Rivera y su madre Carmina Ordoñez.
La duquesa de Alba, su hijo Cayetano, Eugenia Martínez de Irujo, Fran Rivera y su madre Carmina Ordoñez. GtresOnline

 La separación del matrimonio la convirtió en modelo y en carne de exclusivas de revista. 

“Es dinero rápido, sí; fácil, no”, dijo al respecto Julián Contreras, su hijo menor. Que añadió: 

“Mi madre se perdió en esa imagen que creó y tan poco tenía que ver con su esencia verdadera”.

 La muñeca rota que se comió la noche, volvió a casarse dos veces, vivió y denunció públicamente episodios de malos tratos de su tercer marido, el bailarín Ernesto Neyra y terminó su vida a los 49 años, oficialmente por una parada cardiaca, extraoficialmente por un exceso de adicciones que fueron ganando terreno hasta que la asistenta de la casa la encontró muerta en su bañera la mañana del 23 de julio de 2004. 

 “Ella vivió como quiso, con el acelerador pisado en todo momento y no frenó porque no quiso frenar y vivió lo que quiso vivir”, sentenció Contreras.

Cayetano Rivera Ordóñez y la presentadora y exmiss Eva González en Sevilla.
Cayetano Rivera Ordóñez y la presentadora y exmiss Eva González en Sevilla.
La familia ya había vivido otra tragedia de raíces costumbristas, la muerte de Paquirri en la plaza de Pozoblanco corneado por el toro Avispado en una plaza que no contaba con los medios para haber intentado siquiera evitar su muerte.
 Tenía 36 años y dejó tres hijos huérfanos, Fran, Cayetano y Kiko Rivera que solo tenía siete meses de edad y una viuda de España, la cantante Isabel Pantoja con quien se había casado en 1983.
 Su serenidad en la enfermería de la plaza mientras le atendía un médico al que el mismo diestro tranquilizaba mientras le explicaba la trayectoria de la cornada, sobrecogió a España.
Después llegó el luto y los enfrentamientos por la herencia.
 “Paco dejó mucho dinero, dejó dinero en América, cuatro fincas en España, era el número 1.
 Nos dejó ricos a los hermanos, eso no lo hace nadie”, detalló en el programa su hermano Antonio Rivera. 
El 45% de sus bienes fueron para Isabel Pantoja, su esposa en aquel momento;
 el 40% para sus hijos Fran y Cayetano y el 15% para su padre y hermanos; pero la cantante no cumplió con todas las estipulaciones del testamento y se negó a entregar efectos personales que los hijos y el resto de la familia del torero han reclamado siempre.
“Aborrezco a la gente que no tiene ética, que no es honesta, que no es honrada… se me acaban los adjetivos y creo que ya he dicho mucho”, dice en un momento del programa Pilar Lizcano, la segunda mujer del padre de Carmina Ordóñez, quien adoraba a Paquirri y le llegó a considerar el hijo que nunca tuvo.
El resto es historia reciente, hijos que siguen la profesión del padre, que se casan y se divorcian, que emparentan con el linaje de los Alba en otra boda multitudinaria y con tintes de pandereta en la catedral de Sevilla (el matrimonio de Fran Rivera con Eugenia Martínez de Irujo), con modelos y presentadoras famosas (las nupcias de Cayetano Rivera con Blanca Romero y después con Eva González).
 Rencillas de hermanos que se hablan y se distancian, ocurrió con Kiko Rivera y ocurre ahora con Julián Contreras. 
E incluso quejas hacia una sociedad que no entendió en su momento la primera denuncia de maltrato de una mujer famosa. “Ahora la reacción habría sido muy distinta”, dijo su hijo Julián, “eso es algo que la gente no le ha devuelto a su madre”.
 Una historia de familias que es espejo de España y para la que nadie habría podido imaginar un guion más enrevesado en el que faltan todavía muchas historias por contar.
 

17 jul 2018

Todas las responsabilidades

Dos tareas: luchar contra la extorsión de Villarejo y contra conductas indignas.

El excomisario José Manuel Villarejo
El excomisario José Manuel Villarejo
La detención del comisario jubilado José Manuel Villarejo ha revelado la existencia de una extensa red de espionaje a empresarios, políticos, periodistas y altos funcionarios en la que podrían haber participado además miembros de la Administración del Estado. 
Durante años, la red fue acumulando datos de las personas que investigaba sin ninguna cobertura legal y con el único propósito de extorsionarlas. 
El descubrimiento de la trama y el ingreso en prisión de sus principales cabecillas ha hecho que estos pretendan obtener impunidad por el mismo procedimiento con el que la buscaron para sus clientes: revelando información comprometida sobre personalidades relevantes del Estado, y, en particular, sobre presuntas ilegalidades cometidas por el rey emérito, Juan Carlos I.
La gravedad del chantaje no solo deriva del contenido de la información revelada, sino del hecho de que su objetivo es hacer que el Ejecutivo o la justicia, además de la prensa de la que se sirven los extorsionadores, dejen de cumplir sus respectivos deberes, a fin de evitar, o de precipitar, una nueva crisis en un contexto político como el que atraviesa España.
La intolerable pretensión del comisario Villarejo y los suyos solo puede prosperar si cualquiera de las instancias a las que buscan involucrar en el chantaje concede mayor relevancia a la información revelada que a la manera en la que fue obtenida, porque es en esa diferencia donde confían encontrar impunidad.
 En caso de que la justicia estimara que la información revelada constituye indicio suficiente para proceder, ambos extremos —la información y la manera de obtenerla— serían de idéntica gravedad y tendrían que ser abordados con un rigor judicial, político y periodístico equivalente, por razones distintas.

La simple existencia de una red como la establecida por Villarejo constituye un ataque intolerable contra los más elementales derechos constitucionales de los ciudadanos, como la inviolabilidad de la intimidad y de las comunicaciones, en tanto que los presuntos casos de corrupción aireados constituyen un uso tal vez delictivo de altas magistraturas de Estado.
 Un caso más que sumar a la larga lista de actos vergonzosos cometidos por distintos poderes a lo largo de estos años.
Los tribunales tienen que tomar cartas en ambos asuntos, defendiendo, por una parte, a los ciudadanos de este género de extorsión, y, por otra, preservando el sistema constitucional, por la vía de depurar, desde sus propias reglas, los eventuales comportamientos ilícitos de quienes tenían, y tienen hoy también, el deber de representarlo con dignidad.
El esclarecimiento de la actuación de la red no puede limitarse al comisario Villarejo y a sus presuntos cómplices, asimismo policías. En la medida en que pudieron operar con el conocimiento de uno o de varios titulares de Interior, es preciso conocer y determinar las responsabilidades de qué cargos ministeriales los pudieron encubrir o recurrir incluso a sus servicios en beneficio de sus propios intereses, personales o políticos.
La investigación del anterior jefe del Estado no pondría en cuestión la forma de gobierno
Por lo que respecta a la información aireada por la Red, y en particular la referida al anterior jefe del Estado, de ser finalmente investigada por los tribunales, puede desencadenar una crisis institucional
. Ocultarla sería insensato, lo mismo que abordarla desde presupuestos políticos equivocados e iniciativas que confundan los planos en juego.
 Lo que una eventualidad como la apertura de una investigación o de un proceso judicial contra un mandatario pone en cuestión no es la continuidad de una forma de gobierno, la monarquía en este caso, sino la capacidad del sistema político para depurar las responsabilidades y castigar los comportamientos ilícitos con independencia de quién o quiénes sean sus autores.
 Solo si se revelara incapaz de hacerlo el sistema perdería legitimidad, porque sería la constatación de que en su interior pesan más los grupos de interés que el compromiso con las leyes, frente a las que todos los ciudadanos somos iguales.
La solución, sin embargo, no debe confundirse con ninguna catarsis, sino con la aplicación fría y rigurosa de las normas. 
Porque lo contrario sería tanto como cerrar un peligroso negocio: entregar un sistema político que es de todos a quienes, por un extremo o por otro, han podido usarlo en su propio y exclusivo beneficio.