Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

28 jun 2018

¿Tendremos que aguantar mucho?


El vestido rojo de los nuevos peinados: la reina Letizia repite fórmula de estilo

Es la segunda vez que elige este diseño de Carolina Herrera y, en ambas ocasiones, ha sorprendido con un llamativo recogido

Los Reyes han presidido la entrega de los Premios Fundación Princesa de Girona (FPdGi) en Mas Marroch, el centro de eventos del Celler de Can Roca, situado en el municipio de Vilablareix. Como es habitual, Felipe VI y la doña Letizia han abierto su agenda con una reunión en la que se encontraban los premiados de ediciones anteriores.
 En ambos actos, la Reina ha construido con su fondo de armario dos estilismos completamente novedosos, siendo el último el que más ha llamado la atención, no sólo por el look en sí, sino por el novedoso peinado elegido.
Tiene la cara más gorda.....no estara embarazada= Reina Letizia

Julia Roberts abre cuenta en Instagram y logra 400.000 seguidores en un día

La actriz, reticente a dar información sobre su vida privada, inicia su presencia en la Red con solo una foto y un "Hello".

Julia Roberts  

Julia Roberts en la gala amfAR 2017 celebrada en octubre en Los Ángeles, California. Jordan Strauss/Invision/AP
No tiene Twitter. Tampoco Facebook. Ni siquiera LinkedIn. 
Aunque tampoco le hace falta: ella puede conocer a quien quiera y como quiera. 
 Sin embargo, y sin que sirva de precedente, la actriz Julia Roberts se acaba de abrir un perfil en Instagram.
Es ella quien está detrás de su cuenta: no es un perfil falso ni una fanpage hecha por seguidores.
 Es oficial porque tiene la marca de verificación azul que coloca la red para confirmarlo.
 Además, Roberts ha subido una foto de ella misma —aunque no un selfie, tan típico de esta red— sentada en un prado con pantalones cortos y un jersey donde se lee "Love", Amor.
 Lo ha acompañado sólo de una palabra, "Hello", Hola, que ha acompañado con un sol. 
 
Lo más llamativo es la cantidad de seguidores de la actriz: abrió la cuenta el miércoles 27 de junio y la tarde del jueves 28 ya contaba con cerca de 400.000 seguidores, aunque la cifra seguía subiendo vertiginosamente. 
Tampoco se quedan atrás los me gusta de esa primera imagen: cerca de 170.000. Las cifras son especialmente curiosas cuando se descubre que ella no sigue a absolutamente nadie.
La actriz ha explicado en alguna ocasión que evita las redes sociales. 
"Es como el algodón de azúcar: parece atractivo e irresistible, pero acabas con los dedos pegajosos y dura solo un instante", comentaba en una entrevista con Marie Claire en 2013.
 Incluso afirma que jamás ha tecleado su nombre en Google. "Tengo gran capacidad para colapsar", aseguraba, para seguir: "Hay un anonimato que hace que la gente se sienta segura de participar en el odio. 
Si alguien se enfada con otro, me gusta una buena pelea de puños de la vieja escuela. 
Me parece que si te enfadas de verdad y quieres pelear, tienes que hacerlo de verdad".

 

 

De la cárcel a la normalización: cuatro décadas de derechos LGTBI en España

Una mujer transexual, una pareja de lesbianas, un gay y un joven trans explican cómo vivieron las fechas clave para el colectivo y reivindican el camino que aún queda por recorrer.

Alicia Pérez conversa con Helle Bruun en su librería en el centro de Barcelona.

"Las nueva generaciones han perdido mucho de memoria histórica", asegura José Ramón Barbancho. 
Como gay, él vivió otra época en que los derechos LGTBI no se enseñaban en el colegio y, al contrario, la humillación por ser diferente formaba parte del día a día. 
Incluso alentada en ocasiones por algunos profesores.
 De aquellos tiempos,e incluso peores, también se acuerda la activista transexual María del Mar Cambrollé: "Me tocó vivir la época en que a las personas trans se nos secuestraba la identidad". Y Helle Bruun y Alicia Pérez fueron pioneras de un gesto tan simples como ir de la mano.
 Cuando llegó la Democracia, en España estaba vigente la Ley sobre peligrosidad y rehabilitación social (como llamó el franquismo a la norma que sustituyó a la famosa ley de vagos y maleantes) y la homosexualidad estaba penada con cárcel. 
Pese a sucesivas reformas, la norma no sería completamente derogada hasta 1996.
 Estos hitos suenan como algo muy lejano para Evan Zeitlin, un joven que salió del armario de la transexualidad en su muro de Facebook.
 Más cercana le queda la Ley integral de transexualidad, todavía en trámite parlamentario ya que fue presentada el pasado febrero en el Congreso.
 En el vídeo de arriba puede ver cómo han vivido estos cinco representantes del colectivo LGTBI las cuatro décadas de lucha por sus derechos sociales en España.

 

La filosofía del sándwich............................ Fernando Navarro

Después de que a Warren Zevon le dijesen que se iba a morir, se puso a grabar el disco de su vida.

Dibujo de Bansky.
Dibujo de Bansky.

Después de que a Warren Zevon le dijesen que se iba a morir, se puso a grabar un disco.
 Los médicos le dijeron que se tomase con calma los últimos pocos meses de su vida, pero a él le entró la prisa por meterse en el estudio de grabación.
 A fin de cuentas: dejar un disco a medias por morirse debe ser un fastidio.
 Algo así como lo que decía Woody Allen: “No es que tenga miedo a morir. 
Es que no quiero estar ahí cuando ocurra”. 
Pero Zevon, que empezó a vivir con un reloj de arena sobre la cabeza, sabía que iba a estar ahí mucho antes de lo que deseaba. Sabía que iba a ocurrir y quería grabar su último álbum.

Aquel disco se llamó The Wind y se consiguió publicar apenas un mes antes de que Zevon falleciese a causa de su imparable cáncer de pulmón. 
En el fondo, tenía razón cuando les decía a todos en las sesiones de grabación: “Chicos, vamos muy lentos, así no acabaremos a tiempo. 
Por si acaso, ¿sabéis si todavía se publican EPs?”. Pero llegaron a tiempo, justos para grabar un disco de larga duración –LP-, formado por 11 composiciones de emoción desbordante.
 Porque The Wind es una obra dulcemente demoledora. 
Y algo más importante: no es un disco cualquiera. 
Es una invitación a la vida. 
Tal vez, por eso, como deseaba su autor, The Wind nunca podía haberse quedado a medias.
 Era una causa por encima de las circunstancias, entre ellas un cáncer fatal.
 
La filosofía del sándwich
A veces, parece que tienen que decirnos que nos morimos para prestar atención a lo verdaderamente importante.
 Vamos como zombies por la vida.
 Nos montamos en el metro o caminamos por la calle con nuestros móviles, hiper estimulados entre tantas redes sociales, vídeos y grupos de WhatsApp, como si fueran nuestra conexión más importante con el mundo, y con nosotros mismos.
 No cuesta imaginar que, algún día, podamos acabar como ese dibujo de Bansky en el que un chico y una chica se besan al tiempo que miran sus móviles. 
Alumbrados ambos por la luz de las pantallas, son como dos muñecos en un depósito de cadáveres.
 La realidad de esas pantallas, como la de las malas películas, puede que contribuyan más a la frustración que la propia vida.
 En nuestro mundo digital, no tan alejado a un capítulo distópico de Black Mirror, se necesita a todas horas demostrar felicidad, estados de ánimo positivos y fabulosas experiencias vitales, generando más estrés emocional a todos aquellos que sienten que no forman parte de ello, que están lejos de la supuesta catarsis exhibida por otros.
 Y, entretanto, las calles están llenas de personas más preocupadas por todo lo que no pudieron vivir que por disfrutar lo que viven.
La causa de The Wind es toda esa vida que se vive. 
Toda esa vida que no se aprecia por ninguna pantalla.
 Lo es para alguien que entonces estaba a punto de morirse de cáncer, pero que también tuvo una existencia errática, llena de adicciones a las drogas y el alcohol, bajando a los infiernos de forma regular. 
El disco, que cuenta con la participación de amigos que le admiraban como Bruce Springsteen, Ry Cooder, Tom Petty, Mike Campbell, Jackson Browne, Billy Bob Thornton, Dwight Yoakam, T Bone Burnett o Don Henley de los Eagles, es un canto a las pequeñas grandes cosas que nos rodean, a ese rosario de detalles que hacen nuestras vidas más ricas.
 Con ternura y determinación, Zevon canta a la alegría de saberse libre en un mundo lleno de peajes, a la risa compartida con amigos, a las bondades de un hogar acogedor o a los mimos de la persona amada –maravillosos esos versos en español en El amor de mi vida, una canción transformada en una carta de amor hacia su pareja de origen latino-.
 Incluso versionó de forma sobrecogedora Knockin’ On Heaven’s Door de Bob Dylan, añadiendo unos versos de cosecha personal que decían que las puertas del cielo se abrían para él, y compuso como cierre final Keep Me in Your Heart, tal vez la más bella despedida jamás escrita para cerrar un disco. 
Para cerrar una vida. 

Decía Mario Benedetti que, después de todo, la muerte es un síntoma de que antes hubo vida.
 Zevon hace tiempo, tal vez demasiado, que está muerto, pero su muerte es un síntoma de que hubo vida.
 Más allá de los círculos melómanos, poca gente le conoce y no muchos saben que fue el único invitado en toda la historia del David Letterman Show al que se le dedicó todo un programa. Entonces, ya había anunciado que se moría y David Letterman, gran admirador, le preguntó:
 “¿Qué vas a hacer ahora que sabes que tienes cáncer?”. A lo que Zevon, ataviado con sus enormes y características gafas, respondió sin perder la sonrisa: 
“Supongo que ahora voy a disfrutar de cada sándwich que me tome”. 
También grabó con sus amigos y para los suyos The Wind. Pura filosofía.