Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

29 ene 2018

Por qué los hombres dejaron de usar faldas, tacones y pelucas

En la corte de Luis XIV había pocas cosas tan importantes como lucir tacones rojos.

Cincinato abandona el arado para dictar leyes a Roma, de Juan Antonio Ribera (1806)
Cincinato abandona el arado para dictar leyes a Roma, de Juan Antonio Ribera (1806)
Los tacones fueron un símbolo de estatus para los hombres antes de que los llevaran las mujeres. 
Lo explica la historiadora Maude Bass-Krueger en un artículo publicado en Google Arts & Culture en el que repasa la historia de este accesorio y que se ha leído y compartido estos días. 
Además, no es la única prenda que llevaban hombres y que ahora se considera propia de la moda femenina: a lo largo de la historia, también han llevado faldas y maquillaje. ¿Por qué dejaron de hacerlo?
En su texto, Bass-Krueger recuerda que los primeros en llevar tacones fueron los jinetes persas en el siglo X, para mantener las botas en los estribos con más facilidad. 
En el siglo XVII, la moda de los tacones llegó a los aristócratas europeos, donde se convirtió en símbolo de virilidad y poder militar. 
La autora se detiene en Luis XIV: “Durante su reinado, cuanto más altos y más rojos eran los tacones, más poderoso era quien los llevaba”. 
El rey solo permitía los tacones de este color a las personas más cercanas.
En el siglo XVIII los tacones llegan al calzado femenino y acaban rebasando en altura al masculino.
 Con la Revolución Francesa desaparece el tacón para hombres, ya que se asociaba a la aristocracia.
 Pero no del todo, como aún se aprecia en algunos modelos de botas.

Federico Antelo Granero, profesor de Historia de la Indumentaria en el Centro Superior de Diseño IED Madrid, recuerda a Verne que hombres y mujeres hemos compartido a lo largo de la historia muchas de las prendas y complementos que hoy consideramos mayoritariamente femeninos:
 “Desde el antiguo Egipto hay pelucas, maquillaje, faldas, túnicas…”. También ha pasado con colores: el rosa no siempre fue un tono femenino y el azul no siempre se identificó con lo masculino.

 Luis XIV con taconazos rojos en un retrato de Hyacinthe Rigaud (1701)

Túnicas, togas y faldas
Las faldas llevan años apareciendo en los desfiles de moda masculina.
 “Pero no solo en la pasarela -apunta a Verne Elvira González, del Museo del Traje de Madrid-, depende de la tradición, cultura y costumbres de cada lugar”.
También eran habituales en otras épocas: egipcios, griegos, romanos y aztecas llevaban túnicas, togas y faldas, al ser fáciles de fabricar y de llevar.
 Los pantalones se usaban sobre todo para montar a caballo.
A partir del siglo XIV ya empieza a haber “una diferencia en la confección de prendas para uno u otro sexo”, como escribe Giorgio Riello en Breve historia de la moda. 
 La mayor diversificación también lleva a que la moda se convierta “en un instrumento de rivalidad social” dentro de “una sociedad fuertemente jerarquizada”.
Aun así, los hombres aún no se pasan exclusivamente al pantalón, como muestra el hecho de que en 1701 el zar Pedro I aprobara una ley que obligaba a todos los hombres rusos a llevar pantalones, con la excepción de granjeros y clérigos.
Fragmento de 'La familia de Felipe V', de Jean Ranc (1723)
Seda, pelucas y maquillaje
Durante los siglos XVII y XVIII y, sobre todo, durante el Rococó francés, la indumentaria es especialmente vistosa y decorada. 
Para ambos sexos, pero sobre todo para las clases acomodadas. 
El escritor británico Tobias Smollet, citado por Riello, escribía que en París, un inglés que quisiera parecer respetable tenía que sufrir una “metamorfosis total”, y lucir grandes pelucas y trajes de seda con bordados, en lugar de las prendas de lana y franela que se llevaban en Inglaterra.
Y no menciona el maquillaje: igual que la falda, recientemente se han comercializado líneas de maquillaje para hombres, pero a lo largo de la historia encontramos ejemplos de su uso por parte de hombres y mujeres.
 Por ejemplo, en el antiguo Egipto se usaba el kohl en ojos y párpados, además de maquillaje de ocre rojo para labios y mejillas; en el siglo I d.C. los hombres romanos también se aplicaban pigmento rojo a las mejillas, y en la Francia de los siglos XVII y XVIII se puso de moda no solo el maquillaje, sino también los lunares postizos. 
Luis XIII ya había popularizado las pelucas, tras quedarse calvo en la veintena (bien jugado, Luis).
 Además, cubrían la tiña, los piojos y la suciedad. 
Se empezaron a empolvar en el siglo siguiente, el XVIII.
Durante el Rococó también se llevó el rosa, como se puede ver en estos retratos de Luis XVI. 
No era una excepción: el rosa se asociaba al rojo, el color de la sangre y del vigor, mientras que el azul se veía más delicado y amable
. Como ya hemos contado en Verne, hasta la Primera Guerra Mundial el color más habitual para los bebés era el blanco, no los tonos pastel de rosa y azul.
 Y después y hasta mediados de siglo, el más habitual para los niños era precisamente el rosa.

Luis XVI (de rosa), dando instrucciones al capitán La Perouse, de Nicolas André Monsiau (1785)
La cárcel de la moda femenina
Por supuesto, esto no quiere decir que las sociedades en las que los hombres llevaban falda o tacones fueran más igualitarias. 
“Para nada”, subraya Antelo, que vuelve al ejemplo del Rococó: “La indumentaria masculina siempre ha subrayado su papel social, mientras que a la mujer se la ha limitado incluso a través de la vestimenta”.
 En el caso de esta época, Antelo compara los enormes vestidos y corsés que dificultaban la movilidad de las mujeres a “una cárcel”.
Es más, el uso de encajes, sedas, calzado con tacón, maquillaje y demás por parte de los hombres no suponía la adopción de un rasgo femenino, sino la voluntad de manifestar su estatus. 
Todas estas prendas estaban asociadas a la masculinidad y al poder. Y es que, como apunta Antelo, la moda refleja la sociedad. 
Por eso no es de extrañar que, tras el exceso del Rococó y con la Revolución Francesa, se sustituyera el satén por el algodón y se redujera el uso de corsés, entre otros cambios, “con cierta intención de generar igualdad y de borrar las fronteras de clases”.
El dandi y el hombre contemporáneo
En el siglo XIX el pantalón queda por completo identificado como prenda moda masculina. 
Y no solo la los pantalones: como explica Antelo, la moda contemporánea masculina es heredera de este periodo.
Caricatura de George Bryan Brummell (1805)
Con la aparición del dandi británico, “que surgió como respuesta al modelo anterior, al Rococó de la corte de Versalles”, se comienza a construir “una visión de la masculinidad que ha ido perdurando desde entonces”. 
Esta nueva tendencia considera que “la elegancia masculina está en la simpleza o la sencillez, aunque si se analiza esta estética, en realidad incluye mucha etiqueta y muchas normas sobre colores, prendas, horas del día, ocasiones…”.
El centro de la moda occidental deja de ser Francia para pasar a ser Inglaterra, sobre todo con su traje de tres piezas. 
Estos trajes, escribe Riello, son de colores oscuros: negro, gris, marrón verdes oscuros... 
Desaparecen los colores vistosos, las sedas y los bordados. 
El dandi no predica el exceso, sino la moderación.
 El inglés George Bryan Brummell, considerado el arquetipo de este movimiento, escribía que si alguien se giraba para mirarte “es que no vas bien vestido, tu atuendo es demasiado rígido, demasiado sobrio, demasiado a la moda”.
¿Llevaremos falda otra vez?
La moda masculina contemporánea hace décadas que va más allá del traje de tres piezas. 
Hay más variedad de prendas, accesorios y colores.
 Pero no parece fácil que volvamos a llevar falda, por mucho que aparezcan de vez en cuando en las pasarelas y, como el verano pasado, en algunas protestas, tanto de trabajadores de transporte franceses como de estudiantes británicos.
El cambio en sentido inverso sí es más habitual: las mujeres no han tenido inconveniente en adoptar prendas masculinas, como en el caso del pantalón. 
“Se ha asociado al hombre con el poder en todos los ámbitos -dice Antelo-, por lo que cuando una mujer adoptaba estas prendas se entendía como un mensaje de empoderamiento positivo”.
 En cambio, “si un hombre adoptase ciertos colores o materiales que aún se asocian a lo frágil, a lo que necesita protección, muchos lo seguirían interpretando como un mensaje de debilidad”.
Al respecto, Antelo recuerda los intentos de introducir el maquillaje para hombres:
 “Recuerdo una línea de maquillaje masculino que se promocionaba hace unos años diciendo que no se notaba. 
Pero, claro, ¿para qué debería un hombre maquillarse y que no se le note?”. Ha habido excepciones, claro, como David Bowie.
 Pero no todos somos David Bowie.
Antelo no cree que hombres y mujeres vayamos a vestir igual: “Es posible que veamos cambios en colores, estampados y materiales, pero las morfologías de hombres y mujeres son muy diferentes”. Eso sí, la moda seguirá cambiando, a medida que cambie la sociedad.
 “Es similar al arte: puedes analizar la sociedad a través de la indumentaria”.
Kurt Cobain en la portada de la revista 'The Face' con un vestido. A la derecha, David Bowie con tacones (Getty)








‘Interviú’ se despide con el histórico desnudo de Marisol en portada

La revista publica un último número de 200 páginas en el que repasa sus 42 años de vida.

Portada del número especial de despedida de 'Interviú'.
Portada del número especial de despedida de 'Interviú'.

 

El histórico semanario Interviú, nacido en el arranque de la democracia española, ha sacado esta semana a los quioscos su último número, uno especial de despedida, para cuya portada ha recuperado el emblemático desnudo de Pepa Flores, Marisol, publicado originalmente el 16 en septiembre de 1976, año del nacimiento del semanario.
 El número final de la revista repasa los 42 años de historia de la publicación del Grupo Z e incluye una carta de despedida de Antonio Asensio Mosbah, presidente de la empresa (hijo del fundador, Antonio Asensio), en el que lamenta con tristeza el ocaso de Interviú y de Tiempo.

La revista, al igual que Tiempo (nacida en 1982), cierra ante “la imposibilidad de seguir sosteniendo durante más tiempo las importantes pérdidas generadas por ambas publicaciones en los últimos años”. Su último número corriente fue el de la semana pasada.
La portada del especial para el adiós de la revista, dirigida por Alberto Pozas, muestra una foto en blanco y negro de cuerpo entero de Marisol -musa infantil de la generación que protagonizó la transición del franquismo a la democracia-, un reportaje de César Lucas que hizo que la tirada de la revista subiera entonces de 100.000 a medio millón de ejemplares.
 La publicación de despedida incorpora artículos históricos de los fallecidos Manuel Vázquez Montalbán, Francisco Umbral, Santiago Carrillo o Camilo José Cela. 
Se trata de un número conmemorativo especial de los 2.179 que han salido a la calle de esta revista entre 1976 y este 2018. 
En la carta de despedida, el presidente del grupo subraya: "En Grupo Zeta nos queda el orgullo de saber que interviú y Tiempo han sido durante los últimos cuarenta años dos publicaciones claves en el fortalecimiento de la democracia española y en la modernidad del país".
Interviú, nacido el 22 de mayo de 1976, arrasó por ofrecer mujeres en toples y luego desnudos integrales, bien a partir de posados o de fotos robadas.
 Victoria Abril, Lola Flores, Concha Velasco, Ana Obregón, Marta Sánchez, Anne Igartiburu o Belén Esteban fueron algunas de las múltiples protagonistas a lo largo de los años, de toda condición, de esas portadas.
Esta impronta se ha mantenido hasta el final —en mayo de 2016, en el especial del 40º aniversario, apareció Chenoa—.
La popularidad fue tal que, desde 1998, se creó el concurso Chica Interviú, con modelos no profesionales.
 Con los años, también aparecieron hombres desnudos, como Jesús Vázquez, que en junio de 2010 se convirtió en el primero en llegar a la portada.
 Pero para el final, la revista ha elegido a la histórica Marisol.
 La foto de la portada original fue en color. 
El adiós es en blanco y negro
 

Esto es lo que comen los Reyes y sus hijas.................... Mábel Galaz

Las imágenes del almuerzo de don Felipe y doña Letizia con Leonor y Sofía desvelan que consumen muchas verduras y huyen de los fritos.

 

Los Reyes con sus hijas, en un almuerzo en el palacio de La Zarzuela.
"Les invito a que comprueben las bondades de esta dieta. La dieta mediterránea es más que un patrón alimentario, es una forma de vida también", ha dicho en alguna de sus intervenciones ante la FAO.
 “Somos lo que comemos, lo que bebemos y lo que respiramos”, dice doña Letizia.
 Y añade: "Tenemos el deber para con nuestros hijos de inspirarles la pasión, no solo por comer buena comida, sino también por entender de dónde viene y cómo prepararla". Por ello, se sabe que la Reina ha dado alguna indicación a los responsables del colegio de sus hijos Nuestra Señora de los Rosales para que estas recomendaciones alimenticias se trasladen a los menús de los escolares.
La Reina con sus hijas Leonor y Sofía.
La Reina con sus hijas Leonor y Sofía. Casa de S.M. el Rey
Un ejemplo de lo que pueden comer los escolares serían lentejas, como primer plato, y pollo asado, como segundo, o judías pintas y pollo a la plancha.
 De esta manera los niños que comparten comedor con las hijas de Felipe VI solo tienen un día al mes una comida frita compuesta de huevos con patatas, dos veces al mes comen pasta y tres comidas al mes contienen carne roja en platos como hamburguesa, albóndigas o ragout.
 Doña Letizia apuesta por los productos orgánicos que ella misma en ocasiones se ocupa personalmente de comprar. También suele visitar con sus amigas o con el Rey restaurantes que apuestan por este tipo de alimentación. 
Y además se ha declarado seguidora de la dieta del doctor Perricone, aunque no la realiza de manera estricta pero sí contó en una ocasión que desayuna tres huevos a diario. También es flexivegetariana: come huevos, lácteos, pescado y, en alguna ocasión excepcional, consume carne. No toma ni una gota de alcohol y no hace ni una excepción ni en los brindis de las cenas de gala como ha quedado de manifiesto.
 

Las razones por las que Paula Echevarría anuncia, por fin, que se divorcia de Bustamante

La actriz ha decidido dar el paso de oficializar la separación en medio de noticias de que tanto ella como el cantante están rehaciendo sus vidas.

Paula Echevarria
La actriz Paula Echevarría. GTRES

Paula Echevarría, por fin, se ha decidido a dar el paso y anunciar que "no hay vuelta atrás" y que el divorcio de David Bustamante es un hecho.
 La noticia llega en medio de comentarios incesantes de que tanto ella como él están rehaciendo sus vidas.
 Ha pasado un año desde que se supo que la pareja no vivía junta aunque la crisis entre ellos venía de tiempo atrás. 
Durante los últimos meses ha sido ella la que, en más de una ocasión, ha declarado no saber qué iba a suceder. 
Nadie ha entendido los motivos que han llevado a la actriz a retrasar tanto lo que parecía irremediable. 
Bustamante, por el contrario, hace mucho tiempo que quería anunciar que habían roto.
Todo se ha precipitado en el último mes ante las presiones del cantante a la actriz y debido a la aparición de Miguel Torres, el amigo con el que Echevarría, de 40 años, se deja ver últimamente con más frecuencia. 
Los paparazis, además, comentan que están circulando unas fotos de Bustamante con una joven asturiana. 
Así que el pasado viernes los abogados de la pareja pactaron con comunicado conjunto en el que anuncian que se divorcian y piden respeto.
 Su difusión parece solo cuestión de horas. 
Pero antes de que este se distribuya ha sido la actriz quien ha filtrado su existencia y contenido.
 Y es que, aunque oficialmente ninguno de los dos ha hecho declaraciones en detalle sobre sus crisis, ambos han estado facilitando información a los medios de comunicación.
También sorprende que la actriz no haya desmentido de manera tajante, como en otras ocasiones, su amistad con Miguel Torres, de 31 años.
Paula Echevarría y Miguel Torres.
Paula Echevarría y Miguel Torres. GETTY
El futbolista del Málaga y Paula Echevarría comparten muchos amigos en especial Alicia Fernández, la responsable de la firma Dolores Promesas.
 Hace unos días la actriz y el futbolista acudieron juntos a la fiesta de celebración del 44 cumpleaños de la diseñadora. 
Se da la circunstancia curiosa de que Torres participó hace ocho años en un vídeo con Paula Ehevarría y David Bustamante. Se trataba del tema A contracorriente.
 En él interpretaba al novio de la actriz y el cantante hacía del amante.
 Torres está divorciado y tiene un amplio historial de relaciones. Juega de lateral derecho en el Málaga, aunque se formó en la cantera del Real Madrid, a la que se incorporó con solo 12 años. También ha pertenecido a las plantillas del Getafe y el Olympiacos griego. Llegó a Málaga en 2014. En estos momentos está lesionado.