Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

24 ene 2018

En busca de Homero......................................... Óscar Martínez

Cada generación cuenta con su nueva traducción de los clásicos para que ocupen un lugar en la cadena de transmisión cultural.

Traducción de los clásicos
Ilustración de John Flaxman (1755–1826) de la muerte de los pretendientes de Penélope a manos de Odiseo (en latín, Ulises). (getty)

 

En Sodoma y Gomorra (cuarto volumen de En busca del tiempo perdido), la abuela de Proust declaraba su rechazo a una Odisea en la que los nombres de los dioses no aparecieran en su forma latina en vez de la correspondiente griega.
 Hoy día una traducción de las obras de Homero en la que figurara Minerva en lugar de su homóloga griega Atenea haría que la mirásemos con recelo, pero para la abuela de Proust ese era el rasgo que la reconfortaba frente a modernos traslados que apostaban por emplear la versión griega de los nombres de los dioses: audacias de los nuevos tiempos y de unas traducciones que no le proporcionaban la confianza de aquella cuya lectura la acompañaba desde siempre, porque cada generación cuenta con su propia traducción de los clásicos.



El hecho traductor es tan antiguo como las ruinas de Babel, pero la traducción artística nació en Roma allá por el siglo III a. C. de manos de un prisionero de guerra llamado Andrónico procedente de las ciudades griegas del sur de Italia.
 Convertido en liberto con el nombre de Livio, Andrónico puso en latín los versos de la Odisea, cuyos primeros compases sonaban así: “Virum mihi, Camena, insece versutum” (“Dime de aquel varón suave Musa”, según la Ulyxea del siglo XVI debida al secretario de Felipe II, Gonzalo Pérez; o “Háblame, Musa, del hombre de múltiples tretas”, en la versión de Carlos García Gual).
Con la Odisea de Livio Andrónico comenzó no solo la historia de la traducción artística, sino también de la épica latina, que tuvo su cumbre en otro gran clásico de la literatura universal: la Eneida de Virgilio, que bebía en la forma y en el fondo de la Iliada y la Odisea homéricas.

 Gracias a Virgilio, el prestigio del viejo Homero llegó intacto al Renacimiento, pero no así su obra, que a duras penas podía ser reconocida a través de las narraciones sobre Troya que atravesaron el medievo. 
Dante podía ensalzar a Beatriz mediante el verso homérico “No parecía hija de un hombre mortal, sino de Dios” y presentar a Homero como “poeta soberano” en el primer círculo infernal de su Divina comedia, pero no podía leer ni en original ni en traducción la obra del aedo ciego.
 La misión de devolver los poemas de Homero a la cultura europea fue asumida por Petrarca y Boccaccio, quienes tras conseguir una copia manuscrita de los poemas se pusieron en contacto con Leoncio Pilato, un monje calabrés que se hacía pasar por griego.
 A él se debe la prima traslatio europea —al latín— de la Iliada y la Odisea.
 Aunque conscientes de las deficiencias de la versión del impostor calabrés, Petrarca y Boccaccio se arrogaron el redescubrimiento del verdadero Homero, y durante todo el Quattrocento la traducción al latín de sus dos obras se convirtió en objetivo del humanismo.
 Ello supuso el despegue de las aladas palabras homéricas a las diversas lenguas nacionales, convirtiéndose en una presencia constante en sus literaturas. 



Cada traducción se inscribe necesariamente en un tiempo histórico concreto y pone de manifiesto el papel que un determinado clásico puede desempeñar en la cultura que lo recibe. 
Como la naturaleza oral de la poesía de Homero conllevaba la repetición de largas tiradas de versos o el empleo de epítetos fijos en lugares determinados, estas características fueron sentidas como flagrantes fallos de estilo en un periodo, el neoclásico, que se mostraba férreamente estricto en los aspectos formales. 
A ello se sumaban las particularidades del universo homérico, que contemplaba situaciones inaceptables para el guion cultural de la época: que un rey troceara con sus propias manos animales de corral o que los compañeros de Odiseo, héroes de Troya, fueran transformados en cerdos por la maga Circe convertían a Homero en un autor literario sin goût ni delicatesse, por lo que los traductores se sentían autorizados a embellecer sus traslados.
 Este fenómeno, conocido en Francia como el de les belles infidèles, presidió la mayoría de las versiones homéricas entre los siglos XVII y XIX. 
En España, Antonio de Gironella sembró su Odisea (1851) con notas como esta en la que justifica la traducción de “lechón” en lugar de “cerdo” en el episodio de Circe: “He procurado poner el nombre menos repugnante del animal escogido por Homero.
 ¿Por qué no tomaría el ciervo, la ardilla u otro de tantos seres agraciados de la naturaleza, sin ir a buscar el más inmundo?”. “Sagrada basura, aunque cocinada por Homero”, llegó a escribir el conde de Roscommon en un ensayo sobre la traducción.
Todo lo contrario va a ocurrir en el siglo del Ulises de Joyce, el siglo en el que Machado declaraba en sus Proverbios y cantares que en su infancia soñaba con los héroes de la Iliada, y Baroja modelaba sobre la escena de despedida entre Héctor y Andrómaca (canto VI de la Iliada) la despedida entre Catalina y el aventurero Zalacaín.
 En el siglo XX tanto el universo heroico de Homero como su lenguaje expresivo tenían cabida en un mundo que se rebelaba contra lo estático y aspiraba a renovar el lenguaje emergiendo sobre las ruinas del lenguaje anterior. 
 De esa pulsión surgieron en España las versiones en prosa de Luis Segalá, que rompía con las traducciones del XIX y se caracterizaba por su lenguaje inusual y un acento modernista (“cornígero”, “longividente”, “tornátiles”, “solípedos”…). El hecho de que estuviera en prosa ya marcaba distancias con toda la tradición anterior. 

¿Prosa o verso? Antes del siglo XX no existía tal cuestión: la Iliada de Hermosilla o la Odisea de Baraibar estaban traducidas en endecasílabos.
 Pero a partir de la pasada centuria, la traducción de los poemas de Homero (poesía, sí, pero narrativa) ha gozado en todas las lenguas de múltiples posibilidades de plasmación: el empleo de prosa rítmica o de versos creados que remedan la versificación original, el uso de metros consagrados por la tradición, prosa que respeta la disposición en verso del original, y así hasta conformar esa “galería internacional de obras en prosa y verso” que, gracias a su “oportuno desconocimiento del griego” eran para Borges las versiones homéricas.
Cada época cuenta, o debería contar, con su traducción de los clásicos, pues es a través de las traducciones como los lectores ocupamos el puesto que nos corresponde en la cadena de transmisión del humanismo que estos contienen.
 Otros países de cultura así lo entienden: es de envidiar que en lengua inglesa haya aparecido una decena de traducciones de la Odisea en las dos últimas décadas, siendo Emily Wilson la última en prestar la voz de nuestro tiempo al poeta que puso los cimientos de la literatura occidental.
 Pero para que en nuestro país se produzca la renovación de estos motores del humanismo y del pensamiento es necesario que las lenguas clásicas sean rescatadas del ostracismo, si no queremos convertirnos en un país de excelentes traductores de los traductores de Homero.
 Óscar Martínez es traductor de Homero (La ‘Iliada’, en Alianza Editorial). Preside la delegación de Madrid de la Sociedad Española de Estudios Clásicos.

El primer novio de Victoria Federica: un jerezano de 20 años y taurino

La hija de la infanta Elena y Jaime de Marichalar es una joven discreta gran aficionada a los toros, afición que la une a Miguel Gómez Mendoza.

Victoria Federica de Marichalar durante la CSI3: Madrid Horse Week 2017 el pasado noviembre en Madrid.
Victoria Federica de Marichalar durante la CSI3: Madrid Horse Week 2017 el pasado noviembre en Madrid.

 

Victoria Federica Marichalar Borbón, a diferencia de su hermano Felipe (Froilán), es una joven muy discreta y tranquila que intenta pasar inadvertida todo lo que puede.
 Pero es inevitable que despierte curiosidad por ser la nieta mayor de los Reyes eméritos y la sobrina y ahijada del rey Felipe.
 La joven, de 17 años, ha sido vista en el centro de Madrid de la mano de un joven de 20 años del que ya se ha conocido su nombre: Miguel Gómez Mendoza.
 Se trata del hijo de una conocida familia de Jerez con importantes negocios y muy ligada al mundo de los toros.
 Parece que su afición a la tauromaquia es una de las cosas que ha unido a Vic, como se la conoce en la familia, con Miguel. El joven vive ahora en Madrid, donde estudia en la universidad.
Vic es una joven deportista que ha heredado de su madre su pasión por la hípica y de su abuela Sofía su devoción por la música; toca el piano desde niña y dicen que muy bien.
 Hasta ahora no se le había conocido ninguna relación, ya que era habitual verla salir con su grupo de amigas del colegio St. George’s de La Moraleja, donde este año estudia el último año de Secundaria. 
Al contrario que su hermano, es muy buena estudiante.
 Sus padres también la enviaron dos años al extranjero (a Reino Unido) para mejorar su inglés.
 Ahora lo habla a la perfección, como el francés.
 
Miguel Gómez Mendoza, en su foto de perfil de Linkedin.
Miguel Gómez Mendoza, en su foto de perfil de Linkedin.
Rocío Mercedes Mendoza Rodríguez y Luis Miguel Gómez Delgado son los padres de Miguel González Mendoza, que tienen otros cuatro hijos. 
Toda la familia está muy vinculada a los Domecq, una de las familias ganaderas y bodegueras más importantes de España. 
El abuelo del joven fue el médico titular de las plazas de toros de Sanlúcar de Barrameda. 
 Los padres del novio de Victoria Federica tiene negocios inmobiliarios, de hostelería y vinícolas.

La industria de la moda contra Alba Carrillo

Diseñadores, marcas y responsables de pasarelas afirman que en España se desfila sin trampas y se cumplen estrictas normas sobre el peso, edad y salud de las modelos.

Alba Carrillo el pasado mes de septiembre presenciando un desfile de la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid.
Alba Carrillo el pasado mes de septiembre presenciando un desfile de la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid. GTRESONLINE

 

  •  
  •  
Alba Carrillo en 2010 desfilando para la firma Joaquim Verdú en Madrid.
Alba Carrillo en 2010 desfilando para la firma Joaquim Verdú en Madrid. GTresOnline
Las reacciones desde distintos ámbitos del mundo de la moda española no se han hecho esperar.
 El diseñador Modesto Lomba, fundador y presidente de la Asociación de Creadores de Moda de España (ACME) contesta a  las afirmaciones de la modelo sin ambages: “Conociendo a Alba creo que nunca ha tenido necesidad de hacer una trampa porque nunca ha estado extremadamente delgada. 
Estas declaraciones me suenan a conseguir que se hable de ella y son hechos graves con los que no todo vale”.

“A las pasarelas se sube la diversidad, racial, de edad y de tallas, pero es cierto que las modelos suelen ser altas, delgadas y jóvenes, eso no significa que no estén sanas.
 A veces estoy a su lado en el restaurante que hay junto a vestuarios y las veo comer un menú completo de primero, segundo y postre que yo no puedo con él.
 Lo que no hay que olvidar es que en los desfiles se crea un cierto ambiente teatral. 
Todos buscamos un imagen aspiracional. Lo podríamos comparar con los deportistas; nos gusta ver jugar a Nadal o correr a Fernando Alonso, nos sirven de estímulo y referente, pero los demás jugamos al tenis en la medida de nuestras aptitudes y posibilidades.
 Si no entendemos esto nos estamos haciendo un flaco favor.
Mis clientas no son modelos, y puedo asegurar que todo lo que subo a la pasarela para el desfile, lo vendo después”. Alba Carrillo desfirla para Dolores Cortés en la Madrid Fashion Week de 2010.  
 Alba Carrillo desfirla para Dolores Cortés en la Madrid Fashion Week de 2010.

Otras firmas y diseñadores como Hannibal Laguna, Ailanto o Ana Looking coinciden en el mismo mensaje: la pasarela española es la primera del mundo en comprobar la salud de las modelos que desfilan en ella.
 Deben ser mayores de 18 años y todas deben cumplir con el Índice de Masa Corporal (IMC) establecido como saludable. 
Ana Locking detalla que no suben a la pasarela chicas por debajo de la talla 38 y que sus tallas son las mismas que se pueden encontrar en las tiendas, aunque sí se ajustan a los estándares de los diferentes mercados.
 Lo único que aclaran es que a veces el corte de una prenda puede encajar o no en un determinado tipo de modelo, y puede ocurrir tanto por exceso como por defecto.

“Es cierto que en general la sociedad es más exigente con la imagen de las mujeres que con la de los hombres, pero por eso no se debe apedrear ni a las modelos, ni a las mujeres, ni a los diseñadores, ni a la moda”, añade Modesto Lomba.
 “Declaraciones como las de Carrillo son carnaza, otra cosa distinta es si es serio y lícito hacerlas”, añade.
Para los desfiles de la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid, las modelos se contratan en grupo.
 Un total de 60 de las que cada diseñador selecciona 18: “Puedo decir que se las trata muy bien”, afirma Lomba, “durante cinco días tienen mucho trabajo, se cubre alojamiento, desplazamientos y comidas. 
En otras pasarelas internacionales, salvo las estrellas, el resto se tienen que buscar la vida y a lo mejor solo desfilan una vez”.

‘Desaparecidos’ toma el relevo de ‘Quién sabe dónde’ veinte años después

Paco Lobatón y Silvia Intxaurrondo recuperan el famoso espacio de TVE de los noventa.

(Que pena que tenga que haber "programas" como este.)

   

 

Entre 1992 y 1998, Quién sabe dónde ocupó un espacio en el horario de máxima audiencia de TVE y dejó para la historia de la televisión uno de los programas más famosos y seguidos de la cadena pública. 
Presentado y dirigido por Paco Lobatón, abordó casi 2.000 casos de desapariciones de personas en España y contribuyó a resolver un 70% de ellos.
 Veinte años después de su fin, y tras mucho tiempo intentando su regreso, Lobatón vuelve hoy (22.40) a La 1 con Desaparecidos,una versión modernizada y actualizada de aquel programa con igual objetivo de servicio público.
Desaparecidos, producido por TVE junto a PRISA TV y REDacción 7, llega un año después de que Interior realizase su primer informe completo sobre personas desaparecidas en España. En enero de 2017, estaban registradas un total de 4.164 desapariciones no resueltas. 
“Este dato es una confirmación de una realidad”, comentó Lobatón la semana pasada durante la presentación del programa. 
“El objetivo es dar un trato equitativo a todas las familias que pasan por ese trance y que se sientan acompañados”, destacó el periodista.
Lobatón estará al frente del espacio como director, pero la cara visible será la periodista Silvia Intxaurrondo, quien compaginará la conducción de Desaparecidos en directo los miércoles con la dirección y presentación de las noticias de Telemadrid los fines de semana.
 “Este programa representa la oportunidad de ser de una gran ayuda a la sociedad”, comentó la informadora en la presentación.
“Mi presencia no es imprescindible.
 Tenemos que aprender a tener el lugar que nos corresponde en cada momento”, apuntó el director de Desaparecidos
“No quiero tanto poner mi sello, sino tener la seguridad de que se transfiere todo lo que puedo haber aprendido y pasarlo a un modo de trabajar.
 Yo estaré ahí para que los espectadores mayores digan: ‘Bueno, pero está también Lobatón”, comentó el periodista, quien tras la cancelación del programa original ha dedicado parte de su carrera a seguir casos de desapariciones y colabora con diferentes asociaciones. 
Desde 2015, preside la Fundación Europea por las Personas Desaparecidas QSDglobal.
En cada entrega, de hora y media de duración, el equipo del programa, formado por un grupo de reporteros, una psicóloga, un asesor policial y una especialista en Derecho Penal, abordará ocho búsquedas urgentes —los casos en los que ha pasado poco tiempo desde la desaparición y en los que es más fácil lograr pistas— y entre cuatro y cinco investigaciones en desarrollo. 
También se tratarán casos de bebés robados, uno de los asuntos que en Quién sabe dónde resultó polémico y que apresuró el final del espacio.

“Será un periodismo coherente, riguroso con los datos y cuidadoso con la forma de contarlo”, explicó Lobatón. 
El programa se ha puesto en marcha con la colaboración del Centro Nacional de Desaparecidos, dependiente de Interior, y se ha fijado dos reglas básicas para evitar el morbo: no va a interferir en las investigaciones de la policía y no añadirá “dolor a las familias”, en palabras de Lobatón. 
Entre otras medidas, el programa contará con una lista de aquellas personas que no quieran ser buscadas.
“Vamos a usar un lenguaje del siglo XXI”, señaló Intxaurrondo. Los espectadores podrán participar a través de una aplicación móvil, las redes sociales, un número de WhatsApp (679 600 400) y un teléfono de contacto (900 111 666). 
“Nadie hablará de los desaparecidos si no hablamos nosotros”, remató Lobatón.