Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

30 abr 2017

Solas porque sí......................................Andrea Aguilar

Las mujeres que no se casan han sido estigmatizadas a lo largo de la historia como raras, feas o fracasadas. 
Hoy su número va en imparable aumento y la percepción social ha cambiado. 
Pero algunos prejuicios perviven.
 Muchas sienten que deben aún reivindicar ese espacio de libertad para elegir su destino.
 AQUEL ERA un final poco ortodoxo para un cuento cuya portada mostraba a una pareja de tortugas bajo un cielo de corazones rosas: con un gracioso bañador a rayas, Clementina corría ligera dejando atrás la enorme pila de regalos y trastos que su pareja le había ido atando encima del caparazón. 
Cuando se conocieron, ella soñaba con visitar otras charcas y experimentar el mundo, pero su enamorado no lo veía tan claro. Finalmente, ella logra corretear libre y sola. Arturo y Clementina, de la editora y escritora italiana Adela Turin, fue uno de los primeros títulos de la colección A favor de las niñas que publicó en España en 1976 Esther Tusquets en Lumen.
 Era uno de mis libros favoritos de pequeña, y tanto aquella tortuga contenta como las mujeres que poblaron mi infancia y que —a diferencia de mi madre— no estaban casadas aportaron un aura de normalidad a un estado civil que entonces era poco frecuente, aunque yo no acabara de percibirlo.

Más tarde lo comprendí.
 Porque lo cierto es que las solteras históricamente han llevado a cuestas un estigma tan pesado como los regalos que la tortuga Arturo le ponía encima a su pareja.
 Raras, neuróticas, feas o amargadas, una mujer no casada producía en el mejor de los casos lástima. 
La rodeaba un aura de fracaso.
 “A nivel colectivo, las mujeres que no se casaban, ya fuera por elección o accidente, estaban destinadas a llevar una letra escarlata o a pasar su vida bailando con trajes de boda sin estrenar o tomando sedantes”, escribe, al referirse al retrato literario que tradicionalmente se ha hecho de las solteronas, Rebecca Traister en el libro All the Single Ladies.
  “Estos personajes no se habían casado, pero la ausencia de un marido las constreñía y definía tanto como un matrimonio”.
 Ahí están desde Miss Havisham de Dickens hasta Doña Rosita de Lorca.

El riguroso estudio de Traister sobre la historia de las estadounidenses no casadas y su imparable aumento en el censo toma prestado el título de la canción que Beyoncé dedicó a todas las mujeres solteras –en cuya letra no falta una mención a ese anillo que no llegó–. All the Single Ladies triunfó en las librerías el año pasado y puso sobre la mesa unas cifras insoslayables: el número de mujeres solas superó por primera vez en EE UU al de casadas en 2009 y un 46% de las menores de 34 años nunca han contraído matrimonio.

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 Este cambio ha tenido también su evolución televisiva en aquel país.
 En los setenta, mientras la periodista Gloria Steinem, sexy, exitosa y viajada, defendía la opción de una vida en solitario –“no me apareo en cautividad”, declaraba–, a las pantallas llegó el show de Mary Tyler, el primero protagonizado por una atractiva soltera. Luego le tocó a ­Murphy Brown. 
Y cuando saltaron a escena las cuatro amigas de Sexo en Nueva York (herederas de alguna manera de la Holly Golightly de Capote en Desayuno con diamantes), la soltería se volvió más glamurosa, promiscua y deslenguada que nunca, al menos en Manhattan. Carrie y sus amigas –como Hannah Horvath y las suyas más adelante en Girls– mostraron lo complicado e importante de las relaciones femeninas. 
Y a medida que distintas solteras han llenado las pantallas, los matices han aflorado hasta llegar por ejemplo a Fleabag, la serie escrita y protagonizada por la británica Phoebe Waller-­Bridge, que describe con toda crudeza la vida de una mordaz joven londinense.
 “Tengo la horrible sensación de que soy avariciosa, pervertida, egoísta, apática, cínica, depravada, un fraude moral como mujer que ni siquiera puede llamarse a sí misma feminista”, le espeta a su padre en un episodio, deletreando en buena medida el prejuicio de inmadurez que acarrea la soltería, esa eterna adolescencia, ese no hacerse mayor. Hoy hay más mujeres solteras, pero ¿hay espacio para sentirse mejor? 
 “Las personas ahora deciden ir por caminos no tradicionales, pero no todo el mundo lo entiende y hay prejuicios”, explica al teléfono la ilustradora mexicana Idalia Candelas. 
En su primer libro, A solas (Planeta), quiso mostrar a mujeres “contentas con su situación, felices”, y planteó una serie de viñetas que se volvieron virales. 
“Las cosas han cambiado y van a seguir haciéndolo, porque la mujer puede ser libre, tener casa propia, pareja y dedicar su tiempo a quien ella quiera. 
La idea es que, si encontramos a alguien, será un complemento maravilloso, pero no la razón de todo lo demás”.
 La soltería no tiene por qué ser militancia, puede ser transitoria o definitiva, pero se rebela ante agresivos estereotipos.
 El estigma que ha envuelto a las solteronas empieza a ceder también en la calle, aunque solo sea por el mero hecho de que se diluye entre tantos rostros. 
Ya no es una excepción. El número de mujeres mayores de 16 años que no están casadas en España, según los datos del INE de 2016, es de 5.819.600, casi dos millones más que en 1986. 
Entre los 25 y los 44 años la cifra de solteras se ha duplicado en las últimas dos décadas: en 1996 eran 1.411.000 y en 2016 suman 2.859.600. 
Estas cifras incluyen a mujeres que viven con sus parejas sin pasar por el juzgado, pero excluye tanto a las 2.452.000 viudas como a las mujeres separadas o divorciadas –1.394.500 en 2016–. 
Además, se ha retrasado la edad media del matrimonio: las españolas están solteras más tiempo antes de casarse. 
También hay separaciones y otras circunstancias que provocan que muchas vuelvan a vivir solas.
 La percepción social de las no casadas ha ido variando y se ha conquistado un nuevo espacio de libertad. 
Pero queda camino.
Simone de Beauvoir dijo que por definición las mujeres “estamos casadas, o lo hemos estado, o planeamos estarlo, o sufrimos por no estarlo”. 
Quizá hoy la institución matrimonial no es tan importante, pero el romanticismo mantiene su tirón.
 ¿Sola? ¿Por elección? 
El mundo está hecho en buena medida para parejas, por mucho que en los bolsillos de algunas solteras las marcas han encontrado un filón. 
“Muy en el fondo, siempre supe que, si no lograba salir adelante como escritora, si fracasaba al abrirme camino, podía encontrar un sentido y un reconocimiento social casándome y teniendo hijos”, escribe Kate Bolick en Solterona (Malpaso), unas memorias literarias sobre su opción de no casarse. 
“Yo tenía una vía de escape, los hombres no”.
España arrastró 40 años de dictadura nacionalcatólica.

 La mujer ocupó un papel central en la construcción del régimen tras la guerra.
 Su función era eminentemente la de madre de familia, y cualquier atisbo de libertad feminista sonaba a infame pasado republicano. “Dentro de esta retórica del éxito y el fracaso, la solterona que no había puesto nada de su parte para dejar de serlo era considerada con el mismo desdén farisaico que el Gobierno aplicaba a los vencidos, y su caricatura era a veces tan poco piadosa como elemental”, escribió Carmen Martín Gaite en Usos amorosos de la postguerra española.
“La misma denominación de solterona llevaba implícito tal matiz de insulto que se adjudicaba a espaldas de la aludida”.
 Que un grupo de chicas alquilara un piso en Madrid a finales de los sesenta o que una mujer que vivía sola llamara a un operario para arreglar una avería doméstica provocaba situaciones tensas y humillantes.
 Hoy no.
 Aunque la estigmatización de las solteras en nuestro país ha tenido su propio sabor, la sombra que ha rodeado a las mujeres que no se casaban cuenta con una historia extensa y global.
 El matrimonio ha sido durante siglos normativo.
 Era el rito de paso a la edad adulta, el principal medio para subsistir, la forma que las mujeres tenían de adquirir, quizá, alguna seguridad económica. 
Los cuentos, las obras, las novelas, acababan en boda.
 Y a pesar de que, como apuntan Judith Bennett y Amy Froide en Singlewomen in the European Past (1250-1800), hubo algunos picos en el número de solteras –como la Inglaterra de mediados del siglo XIV, cuando representaban casi un tercio de las mujeres, o la Florencia de principios del siglo XV, donde eran un quinto del total–, aquellas que no se casaban a menudo sufrían penurias o se metían a monjas.
 La incorporación de la mujer a la fuerza laboral ha cambiado las cosas, y no menos importante fueron la revolución sexual y la llegada de los anticonceptivos.
La fecundación in vitro ha añadido una nueva e importante variable.
Recoge Carmen Martín Gaite en su libro la historia de una joven de la posguerra con un novio imposible al que aguantó y esperó hasta que él le propuso matrimonio. 
El día de la boda, vestida de blanco en el altar, al ser preguntada si tomaba a su novio como esposo, dijo: “No, y si he llegado hasta aquí es para que sepan todos ustedes que si me quedo soltera es porque me da la gana”. 
Sí, se puede estar soltera porque sí. Lo aprendí de pequeña.

 

Un plan B..................................... Lucía González

No es habitual que los poderosos hablen de sus debilidades más íntimas.

sheryl sandberg option b Sheryl Sanberg en una imagen de archivo A

Encontrar el cadáver de su pareja en un gimnasio cuando disfrutaba un fin de semana con amigos fue el primer día del resto de su vida para Sheryl Sandberg, directora de operaciones de Facebook y una de las ejecutivas más poderosas del planeta. 
Perdió a su marido hace dos años
 Días después lloraba mientras organizaba una actividad escolar para padres e hijos. No estaba Dave y ella le necesitaba. “La opción A no está disponible”, le dijo un amigo.

Option B, su nuevo libro, es una invitación para hablar en voz alta del lado cabrón de la vida.
 No estamos acostumbrados a hacerlo, nos silencian los tabúes. Tampoco es habitual que los poderosos hablen de sus debilidades más íntimas, de las épocas en que están hechos un trapo y cómo eso les afecta en lo personal y lo profesional.
 Hacerlo públicamente es cualidad de líder.
Sandberg ya se sinceró sobre las dificultades de ser mujer y tener ambiciones en el entorno laboral en el superventas Vayamos adelante
 Ahora desmembra para otros su duelo y el de sus hijos. 
Ahí está el miedo a no volver a sentir felicidad o la culpabilidad por volver a reír; el vértigo y el vacío, el rechazo a la nueva rutina que te viene impuesta, la tristeza que sientes infinita...
 Pocas experiencias sacuden nuestra escala de valores como la muerte de un ser querido.
 Quien se ha visto forzado a buscar un plan B lo sabe.
 Es la resiliencia, la capacidad de adaptación.
 Y cuenta Sandberg, por experiencia, que es un músculo que se entrena.

 

 

Letizia, reina en rojo para el cumpleaños de Guillermo de Holanda

Los Reyes de España asistieron a la celebración de los 50 años del rey holandés junto a miembros de otras casas reales.

Los Reyes, en La Haya.
Los Reyes, en La Haya. Getty Images

Los Reyes de España asisten este fin de semana a los actos organizados para celebrar el 50 cumpleaños de Guillermo de Holanda. 
Se trata de una cita privada aunque a ella acuden representantes de varias casas reales. 
Don Felipe y doña Letizia mantienen estrechas relaciones de amistad con los reyes de Holanda. 
"Se trata de celebraciones totalmente privadas, con lo cual, no se harán públicos los detalles de las celebraciones", dijo a una portavoz de la Casa Real holandesa, poniendo de relieve el gran secretismo que mantienen los Orange en torno a los eventos de este fin de semana.
El diario nacional AD, aludiendo a sus fuentes, señaló que Guillermo disfrutó el sábado con sus invitados en el puerto deportivo de Maasvlakte, en Rotterdam, debido a la privacidad que ofrece su ubicación
. Por la noche cenó en el palacio de Noordeinde, en La Haya, con sus amigos de otras familias reales europeas, entre los que destacan los escandinavos, los belgas y los españoles.
Para la ocasión doña Letizia, que fue fotografiada junto a don Felipe a la salida del hotel en el que se hospeda, vistió un llamativo vestido rojo asimétrico y peinó su melena con ondas.
 El conjunto lo complementó con una espectacular pulsera perteneciente al joyero de la familia real española, una pieza de las llamadas de "pasar".
Don Felipe y doña Letizia, saliendo del hotel para la cena de Guillermo de Holanda.
Don Felipe y doña Letizia, saliendo del hotel para la cena de Guillermo de Holanda. Getty Images
Las actividades de celebración pública del quincuagésimo cumpleaños de Guillermo finalizaron el viernes, con una cena en el Palacio de Ámsterdam con 150 holandeses que lograron acceder al evento tras un sorteo en el que participaron más de 11.000 personas.
Los 150 ciudadanos que compartieron mesa real con los monarcas holandeses se caracterizaron por haber nacido todos un 27 de abril, 50 de ellos incluso el mismo año que el rey Guillermo, en 1967.
La invitada más antigua era una mujer que nació en 1917, durante la Primera Guerra Mundial, cuando reinaba Guillermina de los Países Bajos (1890-1948).

La cena, retransmitida en las redes sociales y en los medios de comunicación, finalizó con una foto "gigapixel" de grupo, una imagen mil veces más nítida que una normal que se tomó en la plaza Dam de Ámsterdam, en presencia de cientos de curiosos.
El día del rey es una jornada festiva nacional, cada 27 de abril desde que hace cuatro años el monarca Guillermo llegó al trono, y los holandeses tienden a celebrarlo vestidos de naranja y con grandes eventos musicales y fiestas en barcos en los canales del país.
De hecho, es el único día en el que es legal beber alcohol en la calle, y muchas familias salen a vender a las puertas de sus hogares comida, ropa y objetos que no utilizan, sin riesgo de ser multados por hacerlo.


 

Cuando la CIA estudiaba a Foucault y Sartre............ Álex Vicente

Un informe desclasificado revela que la agencia de EE UU siguió de cerca la vida intelectual en la Francia de los ochenta.

Michel Foucault, con megáfono, y Jean-Paul Sartre, hablando con periodistas, durante una manifestación, en 1972, frente a la fábrica de Renault en protesta contra el asesinato de Pierre Overney.
Michel Foucault, con megáfono, y Jean-Paul Sartre, hablando con periodistas, durante una manifestación, en 1972, frente a la fábrica de Renault en protesta contra el asesinato de Pierre Overney. INA via Getty Images
En los últimos días de la Guerra Fría, la CIA hizo algo más que controlar los movimientos de Gorbachov y observar el paisaje cambiante del antiguo telón de acero. 
También tuvo a sueldo a un grupo de espías que siguió de cerca a los principales filósofos franceses y analizó su actividad intelectual. Su objetivo consistía en evaluar las posibles consecuencias de su corpus teórico respecto a la percepción de Estados Unidos en el viejo continente.
 Un informe firmado en diciembre de 1985, desclasificado en 2011 y desenterrado ahora por la revista Los Angeles Review of Books, revela que la CIA dedicó medios y personal a estudiar la obra de autores como Michel Foucault, Roland Barthes, Louis Althusser o Jacques Lacan, entre otros nombres de la corriente posestructuralista.

Este informe de 20 páginas, titulado Francia: defección de los intelectuales izquierdistas, sostenía que los citados autores habían terminado por “repensar y rechazar el pensamiento marxista”. 
Según la oficina parisiense de la CIA, se abría así una nueva etapa marcada por “un espíritu de antisovietismo”, lo que podía favorecer una mejor acogida de la política exterior de Ronald Reagan en territorio francés.
 “Aunque las políticas estadounidenses nunca son inmunes a la crítica en Francia, está claro que es la Unión Soviética la que está a la defensiva.
 La notable frialdad del presidente Mitterrand respecto a Moscú deriva, en parte, de esta extendida actitud”, reza el informe. 
Para demostrarlo, la CIA se apoyaba en un sondeo de 1985, que demostraba que solo el 27% de los franceses tenía una opinión desfavorable de Estados Unidos. 
Tres años atrás, los críticos sumaban el 51%.




André Glucksmann (izquierda) y Jean-Paul Sartre, en el Palacio del Elíseo en junio de 1979.
André Glucksmann (izquierda) y Jean-Paul Sartre, en el Palacio del Elíseo en junio de 1979. AFP
Los autores del estudio recuerdan que, hasta el primer tercio del siglo pasado, existió un equilibrio ideológico entre los intelectuales franceses.
 Apuntan que hubo un Tocqueville por cada Jaurès. 
Es decir, un conservador ilustrado por cada izquierdista empecinado.
 “Esa paridad se evaporó durante la guerra”, lamenta el informe. El conservadurismo francés quedó vinculado a Vichy.
 Y la izquierda, en cambio, a la lucha contra el fascismo, lo que explicaría, según la CIA, su atractivo entre los intelectuales.
Sin embargo, la agencia considera que, a partir de Mayo de 68, se produce un cambio de paradigma.
 De entrada, a través de la emergencia de los llamados Nuevos Filósofos, como André Glucksmann y Bernard-Henri Lévy, una nueva generación desencantada con la aventura marxista que deja de hacer la vista gorda respecto a su deriva totalitaria y adopta posturas menos críticas con Estados Unidos.
 “Han compensado su prosa abstrusa convirtiéndose en personajes mediáticos que defienden sus opiniones en programas de radio y televisión largos e intelectualizados, que los franceses veneran”, reza el informe.
No es secreto que la CIA tenía a la cultura en muy alta estima, al considerarla un instrumento ideológico fundamental. Por ejemplo, mantenía estrechos vínculos con el Congreso para la Libertad de la Cultura, con sede en París y delegaciones en 35 países, que promovía libros, exposiciones y conciertos para difundir el anticomunismo en Europa y Latinoamérica.
 Por otra parte, la prestigiosa revista literaria The Paris Review fue fundada en 1953 como tapadera a las actividades como espía de su director, Peter Matthiessen, según confesó antes de su muerte en 2014. 
Para la CIA, la capital francesa constituía, en ese sentido, un punto estratégico. “Los intelectuales importan en Francia, probablemente más que en la mayoría de democracias occidentales. Tradicionalmente han jugado un papel clave para defender las políticas de distintos partidos”, apunta el informe.
  Es decir, Sartre, Derrida o Althusser, “la última camarilla de sabios comunistas, ahora bajo el fuego implacable de sus antiguos protegidos”.
 El informe, de un incorregible optimismo, celebra la emergencia de pensadores neutrales o incluso de derechas.
 Pero no cae en la cuenta de que, mientras las teorías de Barthes y Foucault se extinguían en Francia, también se empezaban a infiltrar en las universidades de EE UU. 
Bajo el nombre genérico de French Theory, inspiraron la emergencia de los estudios culturales y la llamada política identitaria, que propició la creación de los estudios de género o la atención académica a minorías como los afroamericanos. 
El canon tradicional de las humanidades quedó fracturado para siempre.
 “Los intelectuales conservadores se quejaron, a principios de los noventa, de que se enseñara el nihilismo francés a sus hijos en los campus”, apunta François Cusset, profesor de Civilización estadounidense en la Universidad de Nanterre, en un artículo dedicado al informe en Le Monde.
El novelista Laurent Binet, que publicó recientemente La séptima función del lenguaje (Seix Barral), donde ponía en escena a esa generación de filósofos en torno al asesinato (ficticio) de Barthes, se admira ante la importancia que la CIA otorgaba a esos pensadores.
 “Resulta halagadora la influencia que les suponía.
 También es halagador para los franceses, a los que la agencia ve como lectores asiduos de Foucault y compañía, lo que me parece un poco exagerado”, afirma el escritor. 
“Y, por último, es halagador para la propia CIA.
 Ignoraba que en su interior hubiera especialistas capaces de leer y entender sus ideas y debates.
 En el fondo, es tan divertido como revelador. 
Si la CIA se toma en serio el mundo de las ideas, será que el mundo de las ideas todavía no ha muerto”. 
(Quizás por eso quitan la asignatura de Filosofía de los actuales planes de estudios) Leer, estudiar, debatir, reflexionar, contradecir....que peligroso es para esos espias anafalbetos.