Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

30 dic 2016

La increíble historia del cándido Pablo y de la abuela desolada... Juan Cruz

El líder de Podemos recuerda, en algunas de sus actuaciones, a episodios del realismo mágico.

Íñigo Errejón y Pablo Iglesias en un pleno del Congreso de los Diputados

En algunas de sus actuaciones públicas Pablo Iglesias recuerda episodios del realismo mágico.
 También recuerda al gran Houdini, que desaparece la realidad con tres palabras, o con una sola, abracadabra.
 Eso no existió, vayamos a otra cosa. 
Pasó con la cal, a la que sucedió la miel.

Así quiere dejar la trifulca navideña: eso pasó, pero ya no pasa, ya no va a pasar.
 La luz le vino por carta: una señora le envía un documento grabado, él lo abre y, oh Dios, se da cuenta de que lo que había pasado era algo más que un mal sueño contado por unos monstruos: se habían peleado unos amigos.
 Veámonos otra vez, aquí no ha pasado nada.
Y se pone a redactar, él mismo, una carta que lee ante una cámara que le graba.
 El pliego dura casi ocho minutos, un exceso en el mundo de Twitter.
 El reguero de miel que deja en el suelo trata de borrar la pólvora que hasta minutos antes dominaba el escenario.
 La pólvora la habían sembrado él y los suyos, con un hashtag que no inventaron ni el diablo ni medios como éste.
 Pero la palabra de Pablo Iglesias, cándido y contrito, decretó la ley de las culpas colectivas, y de la suya propia, y pidió perdón urbi et orbe, como hacen los papas por Navidad. 
Pidió perdón, incluso, para él, con palabra de rey: “yo también me equivoco”.
Como si se mirara al espejo y descubriera que lloraba, después de las batallas de la navidad entre los suyos y los demás recibió esa carta ahora famosa de la (ahora famosa) “abuela de Podemos”, Teresa Torres; después de esa lectura, como dice Raúl Castro que le pasa a veces, se descubrió llorando, o casi.
 La abuela desolada le decía que ya estaba bien, que se abrazara; eso mismo se lo dijeron, pasivos o activos, sus propios compañeros, desde el minuto uno del abundante hashtag.
 Pero hasta que no se lo dijo la abuela desolada eso no tomó carta de naturaleza en su rocosa cabeza de líder contemporáneo.
En la educación antigua la letra entraba con la sangre; en la educación de ahora mismo, si no hay una cámara delante, o un argumento que se pueda televisar, uno no aprende. 
Hasta que no te miras al espejo no sabes que eres tú el que está llorando.
¿Candidez? ¿Desolación? En este universo en el que todo se radia o se exhibe ya no hay posibilidad de apelar a la candidez, pues ésta ni se crea ni se destruye, se transforma.
 Cuando el (también famoso) asunto de la cal, Iglesias pidió perdón, no igualmente contrito, porque vio que se había pasado tres pueblos.
 Ahora ha recorrido el camino de la dureza a la candidez con igual desparpajo; quedó en el camino el cuerpo maltrecho de su compa Errejón, y por su carta parecía que el que había llenado el carcaj de veneno era su segundo en el pupitre.
Le dio tal vuelta a la historia, ayudándose de la carta que le leyó a la abuela desolada, que parecía que el cándido Pablo había sido sorprendido, tras un largo sueño navideño, con una batalla que había ocurrido en su ausencia.
 Estaba en Macondo, quizá, viendo cómo llovían mariposas.
 La cosa es no parar de salir en la tele o de robarle cámara a Dios en Twitter.


 Ahora pasa con su guerra: era sólo el prólogo de la paz.

 

29 dic 2016

Heterofobia................................. Luz Sánchez-Mellado

Se ha presentado una plataforma para pedir la derogación de las leyes contra la discriminación por diversidad sexual y de género.

Eugenio Azpiroz y Lourdes Méndez Monasterio charlan en presencia de Celso Delgado (d), en el Congreso de los Diputados.
¿Hay alguién ahí? ¡Socorro, auxilio, ayuda! 
Sé que abuso de mi poder al usar este púlpito en beneficio propio. Pero, a riesgo de ser llamada a capítulo, oso lanzar este SOS al mundo para denunciar mis condiciones de vida. 
Soy una mujer —bueno, vale, señora— heterosexual irredenta a quien el colectivo LGTBI no le deja respirar tranquila. 
 Oprimidita viva, me tienen. Las lesbianas me acosan. Los gays me pasan la pluma por los morros. 
Los transexuales quieren que me hormone —más— a la fuerza.
 Los bisexuales me dan por ambos lados. Y los interesexuales me acusan de reduccionista. 
Vamos, que solo les falta llamarme heteraza por la calle, curarme de lo mío aunque sea a hostias y captarme para su secta.
 Y, claro, así no hay quien viva su heterosexualidad con naturalidad, ni con libertad, ni con libertinaje ni nada.
Menos mal que no estoy sola. 
Se ha presentado la autodenominada Plataforma por las Libertades, valga el oxímoron, para pedir la derogación de las leyes contra la discriminación por diversidad sexual y de género.
 Unas normas que incluyen la educación en las distintas orientaciones e identidades sexuales humanas desde la infancia. Algo insoportable para los exdiputados del PP Lourdes Méndez y Jaime Mayor Oreja, y para el rector de la Universidad Católica de Murcia, integrantes, entre otros, de tan tolerante lobby. Que la defensa de las personas LGTBI conculca la libertad del resto, braman.
 Que cada familia educa a sus niños en sus propios valores, pían. Que dónde se ha visto tamaña injerencia, se hacen cruces.
 O sea, lo de siempre. Para mí que no son las leyes, sino el apoyo a las mismas de su exPP de su alma, lo que les tiene locos, loquitos, locos. 
Había que verles presentando su cruzada al orbe con el gesto beatífico de quien está en posesión de la verdad absoluta. 
Lástima que el sufrimiento de según qué prójimo les sea ajeno. Darían risa si no dieran náuseas. 

 

Condenada una conductora a cuatro años de prisión por matar a tres personas drogada y sin carné

La joven, de 21 años, provocó un accidente con tres muertos el pasado abril en Mallorca.

La acusada durante el juicio. J. GRAPPELLI (EFE) / ATLAS
El Juzgado de lo Penal número 4 de Palma ha condenado a cuatro años de cárcel a una joven de 21 años por haber provocado en abril un accidente de tráfico que se saldó con tres personas fallecidas.
 La acusada conducía sin carné y bajo los efectos de las drogas: había consumido ansiolíticos, éxtasis, cocaína y marihuana.
 La conductora ha alcanzado un acuerdo de conformidad con la fiscalía y las acusaciones particulares y ha aceptado la condena en un juicio que se ha celebrado en medio de una gran tensión, con la presencia de una veintena de familiares de las víctimas.

La acusada durante el juicio. J. GRAPPELLI (EFE) / ATLAS


La joven ha sido condenada por un delito contra la seguridad vial por conducción bajo los efectos del alcohol y los estupefacientes, un delito contra la seguridad vial por conducción temeraria, tres delitos de homicidio imprudente y un delito de lesiones imprudentes.
 Fruto del acuerdo, la joven ya ha indemnizado a los familiares de las tres víctimas con un total de 700.000 euros.
Según el relato de los hechos de la fiscalía, que ha sido aceptado por la acusada, el accidente se produjo en la autovía que une los municipios de Palma y Andratx, a la altura de Puerto Portals. 
A pesar de que el tramo estaba limitado a 120 kilómetros por hora, la chica —que conducía acompañada por otras tres personas un vehículo de alta gama— alcanzó una velocidad de 170 kilómetros por hora en el momento del accidente.
 La fiscalía relata que la acusada circulaba de forma descontrolada, sin observar las más mínimas normas de prudencia y seguridad y "con desprecio hacia la vida e integridad física de los demás usuarios de la vía", realizando continuos cambios de carril.
La conductora perdió el control del coche para evitar un choque con el quitamiedos y arrolló a un hombre de 40 años, casado y con dos hijos, que circulaba en su motocicleta por el mismo carril y que falleció en el acto.
 El vehículo dio varias vueltas de campana y salió de la autovía, provocando también la muerte en el acto de otros dos jóvenes de 25 y 24 años que acompañaban a la conductora.
 El accidente también le causó heridas a un tercer acompañante, que estuvo más de 20 días ingresado en el hospital.
La acusada ha reconocido los hechos y ha admitido todos los delitos, por lo que la jueza Francisca Ramis ha dictado la sentencia en voz alta a la joven, que se ha comprometido a no recurrir en otras instancias.
 Además, no podrá obtener el carné de conducir ni utilizar vehículos a motor en un periodo de seis años.
Antes de finalizar el juicio, la magistrada ha transmitido sus condolencias a los familiares de las víctimas presentes en la sala y ha dado la palabra a la condenada, que ha mostrado su arrepentimiento. 
"Lo siento. Nunca fue mi intención", ha señalado la condenada en un momento de gran tensión que ha sido roto por los familiares del motorista fallecido, que le han increpado afirmando que "los cuatro años de cárcel son un regalo" e insistiendo en que las palabras de arrepentimiento "no van a arreglar nada".


 

 

Seis problemas de salud que no presentan síntomas............... Kristin Suleng......

Hay enfermedades silentes, que llegan sin avisar.

 Y cuando se manifiestan puede ser demasiado tarde. Pero pueden prevenirse.

Puede que a usted le duela la garganta y estornude y vaya al médico de familia sin tener ningún catarro.
 O al contrario, puede que se sienta sano como un joven de 20 años y no haya visitado una consulta médica en mucho tiempo, ignorando las consecuencias de su elevada tensión arterial. 
Del mismo modo que algunos síntomas no significan que haya desarrollado ninguna enfermedad, es posible que algo vaya mal y su cuerpo no manifieste ninguna señal.
 Pero no se alarme. Las enfermedades silenciosas, aquellas que llegan sin dolores o cambios bruscos en el organismo pueden ponerse a raya con hábitos saludables y una frecuencia adecuada de visitas al médico que le ayudarán a diagnosticar a tiempo patologías tan diversas como la hipertensión, la hiperglucemia o el glaucoma.

Presión arterial alta: un clásico

Porque nada avisa de que su tensión haya aumentado, la hipertensión es la enfermedad que pasa más desapercibida.
 Manuel (nombre ficticio), de 50 años, acaba de hacerse un chequeo.
 Aunque se siente bien, su médico de familia le ha dicho que padece hipertensión, tras detectarle cifras repetidas de tensión arterial por encima del límite normal (140 milímetro de mercurio de tensión sistólica y 90 mm Hg de tensión diastólica). 
Lo que no sabía Manuel es que podía haberla estado sufriendo desde hace cinco años. 
“Durante mucho tiempo puede ser asintomática”, recuerda el médico de familia Salvador Casado.
 El umbral de presión arterial elevada puede variar en el caso de la preeclampsia (la hipertensión en las embarazadas), las personas mayores o pacientes con enfermedades renales o con antecedentes de infarto o ictus, anota el médico de familia Vicente Baos, quien aconseja que “cualquier adulto sano que vaya de visita al médico se tome la tensión arterial como una buena medida para detectar a tiempo esta dolencia”.


El Programa de Actividades Preventivas y de Promoción de la Salud (PAPPS) de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC), recomienda a la población general entre 18 y 39 años que mida su tensión cada cuatro o cinco años y, a partir de los 40, cada dos años, pero si existen factores de riesgo como exceso de peso o diabetes, se recomienda tomarla anualmente. 
“De no hacerlo, esas personas tienen más probabilidad de exponerse a una trombosis o a un infarto.
 Hay que llevar una vida sana evitando los excesos de sal, como en el caso de los alimentos procesados, hacer actividad física y moderar el consumo de alcohol”, señala el médico de familia Francisco Camarelles, miembro del grupo de Educación Sanitaria del PAPPS.

Glaucoma: la pérdida del campo visual que puede acabar en ceguera

El glaucoma, el aumento patológico de la presión intraocular, es la segunda causa de ceguera en el mundo y, a diferencia de la primera causa (las cataratas), puede ser irreversible si no se detecta a tiempo.
 Lo habitual es el que glaucoma aparezca sin dar señales: “En la mayoría de los casos, es una enfermedad silenciosa hasta que está muy avanzada. Todavía encontramos pacientes que se han quedado ciegos sin darse cuenta.
 Muchas veces no somos conscientes de nuestro campo visual, el cerebro trata de rellenar las zonas borrosas, y las integra. El problema es una pérdida del campo visual de la zona periférica y de la agudeza visual y no se diagnostica hasta que el paciente empieza a tropezar y a sufrir caídas.
 Las personas mayores con glaucoma tienen cuatro veces más riesgo de caerse que las que no lo tienen”, explica Pedro Pablo Rodríguez Calvo, especialista en oftalmología del Instituto Oftalmológico Fernández-Vega de Oviedo.
 Aunque la pérdida de visión por el glaucoma puede ser irreversible, se puede conservar la visión si se detecta a tiempo y se sigue un tratamiento constante.
 “El único factor de riesgo que podemos tratar hoy es la tensión ocular alta.
 En muchos pacientes se reduce con colirios, pero hay en otros hay que recurrir al laser o la cirugía”, apunta Rodríguez Calvo.
 Según la Glaucoma Research Foundation, se recomienda que la revisión forme parte de los exámenes oculares rutinarios en niños, adolescentes y adultos, y a partir de los 40 hacerlo cada dos o cuatro años. 
Las personas con mayor riesgo de desarrollar la enfermedad —mayores de 60 años, miopes, diabéticos, con antecedentes familiares de glaucoma o en caso de consumo prolongado de esteroides—, deben hacerse el examen cada uno o dos años a partir de los 35 años de edad.

Diabetes tipo 2: casi dos millones de españoles nos saben que la padecen

Como recoge el estudio de di@bet.es sobre la Prevalencia de la Diabetes en España, el 4% de la población española desconoce que padece diabetes mellitus tipo 2
Pese a que la más frecuente sea la de tipo 1, más habitual en los jóvenes y con una sintomatología muy brusca, la hiperglucemia en el adulto suele presentarse de forma más larvada y sin apenas síntomas en un principio. “Por ejemplo, hoy he visto un paciente de 60 años que tenía unas cifras límite, casi 200 miligramos/decilitro de glucemia con glucosuria [presencia de azúcar en orina], algo que ya da síntomas sospechosos de diabetes. 
Le pedí unos análisis porque decía que se cansaba más y orinaba más a menudo”, explica Baos.
“La recomendación es la que todos conocemos de autocuidado del peso y de la forma física.
 Un adulto que esté todo el día en la silla tiene muchas papeletas de acabar con hipertensión, diabetes tipo 2 y con enfermedades cardiovasculares.
 La dificultad es animar a que la gente lo haga”, advierte Casado. Que todo el mundo se haga un control de glucosa una vez al año no tiene sentido, indica Camarelles. 
“Si se es obeso o padece otras enfermedades como tener la presión alta, o contar con antecedentes familiares, entonces debe medirse la glucosa en análisis de sangre cada cierto tiempo aunque no tenga síntomas relacionados con la enfermedad (comer mucho, tener muchas ganas de orinar o mucha sed)”, subraya este médico de familia.