Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

27 feb 2016

Hillary en mi ‘mail’................................................................... Boris Izaguirre

Resulta todo tan amenazante que podría ser un gran error no asegurarle a Clinton esos 19 dólares que me solicita todas las semanas por correo.

 

Hillary Clinton ha colapsado mi e-mail.
 Nunca imaginé, al darle mi dirección, que nuestra relación iba a crecer de esta manera.
 Cuando alguien me mira furtivamente el móvil, se asombra de ver esos mensajes que siempre empiezan, “Hola, Boris, soy Hillary”. “
¿Y, eso?”, me preguntan. Hago como si no tuviera importancia y agrego:
“Me tiene loco, no para de escribirme”.
El equipo de campaña de la señora Clinton ideó esta relación electrónica para captar no solo votantes sino, como explican, “crecer felizmente”, en dirección a ser la primera presidenta de Estados Unidos. Al principio, los correos fueron más tentativos, parecían como del censo, preguntando mi edad, orientación sexual y si estaba o no en algún proceso de reasignación de género.
Supongo que respondí muy efectivamente y me preguntaron si votaría por los republicanos o más bien me declararía demócrata.
 Me declaré demócrata, porque al fin y al cabo Jacqueline Kennedy lo fue hasta el final.
 Fue entonces cuando empezaron a llegar esos mails de Hillary, supercordiales, superpragmáticos y superclase media-alta neoyorquina.
O sea, superguay.
 Yo le respondí, directamente pero con mucha cortesía e incluso citando detalles de sus dos libros de memorias.
 Hillary me respondió de vuelta, agradeciéndome mis apuntes sobre su biografía y me explicó sus aspiraciones en cada uno de los Estados que recorre durante estas elecciones primarias, que ellos llaman caucuus, y que la obligan a estar en campaña para ser nominada candidata presidencial.
Tanta épica me tentó a escribirle sobre Susana Díaz y Pedro Sánchez y como cada uno de ellos vivió sus candidaturas dentro del PSOE, pero resultó ser un texto con muchas explicaciones y los americanos lo que leen es sobre resultados.
 Pero Hillary siguió escribiéndome.
 Y comenzó a pedirme dinero.
 Cada una de las elecciones en cada uno de los Estados, cuesta una fortuna
. Y Hillary, con mano de hierro pero con guante de terciopelo, me sugirió que escogiera entre aportar tres dólares hasta un máximo de 300.
Yo, que todavía no puedo votarla pero que me encanta tenerla en mi mail, le ofrecí 25, sin decírselo ni a mi marido para no levantar polémicas.
 A Hillary, siempre estupenda, le encantó mi donación.
 Incluso me comentó que me veía como una persona segura pero cautelosa y que eso le gustaba.
 Yo pensé que ahí se acabaría la cosa, pero cuando llegó a Nevada volvió a contactar para decirme que esta primaria era MUY importante y que mi donación iba a suponer una diferencia.
 Respondí que me gustaba mucho su manera de recaudar fondos y que ojalá en España ocurriera algo similar para luego no tener que lamentarse de juicios por financiación ilegal y choriceo general.
Pero Hillary no me dio tregua.
 Necesitaba esos 19 dólares para conseguir ganar a sus adversarios en Nevada.
 No podía negarme, volví a dárselos, además es tan fácil, pulsas sobre la palabra DONAR en rojo y tus 19 dólares pueden conseguir que una mujer sea presidente de Estados Unidos
. El domingo pasado, Hillary estaba en todos los titulares porque había ganado en Nevada.
  Y yo estaba feliz.

Subjetivamente...................................................... ANA GARCÍA-SIÑERIZ

Imprescindible: la actriz Cate Blanchett. Inevitable: los acrónimos. Increíble: la vuelta de las Tortugas Ninja.

Imprescindible. La actriz Cate Blanchett

¿Hay alguna estrella que brille en el firmamento cinematográfico con mayor intensidad? La respuesta es no.Para mi si.
En Carol, adaptación cinematográfica de la novela de Patricia Highsmith, su presencia resulta tan fascinante que el patio de butacas cae rendido a sus pies: hombres, mujeres y viceversa. Mención aparte merece el vestuario de Sandy Powell: suntuoso.
La actriz es ya un nombre imprescindible. 
En el cine, en las alfombras rojas o como referente de belleza y equilibrio emocional, familiar y profesional. Tiene dos Oscar, y, al loro; puede que mañana tres.

Increíble. La vuelta de las Tortugas Ninja

Increíble, pero cierto
. Estamos hablando de un grupo de tortugas adolescentes y mutantes, expertas en artes marciales y que responden a los renacentistas nombres de Donatello, Raphael, Leonardo y Michelangelo. 
No podía ser más surrealista ni aunque lo hubieran imaginado entre Dalí y Man Ray.
Nacieron como una parodia al Ronin de Frank Miller, y triunfaron de modo global y masivo durante los noventa y más allá. 
 Aparte de seguir vivitas y coleando en juegos de rol, series de televisión, videojuegos y hasta una película que se estrenará este verano, se han convertido en el material favorito de memes y otros divertimentos, junto a líderes nacionales internacionales. 
Lo bizarro nunca pasa de moda, así que ponga una tortuga ninja —y adolescente— en su vida, y a triunfar en Internet.

 

Francisco Rivera, el renacido......................................................... Rubén Amón

El jueves se vuelve a vestir de luces tras estar al borde de la muerte el pasado verano. 

En las últimas semanas ha protagonizado un torbellino mediático por una foto toreando con su hija.

La sonrisa de Francisco Rivera (Sevilla, 1974) aparece en la conversación instintivamente como un exorcismo o un contrapeso a las adversidades.
 Ninguna tan dramática como la cornada que sufrió en Huesca el pasado mes de agosto.
 Ninguna tan polémica como la imagen que lo retrató toreando una becerra con su hija de seis meses en los brazos.
Volvería a hacerlo Francisco Rivera, pero no se le ocurriría divulgar el trance familiar en las redes sociales.
 Dice sentirse manipulado, linchado, aunque la sonrisa, otra vez al quite, le permite desdramatizar el episodio y predisponer, incluso, noticias dichosas
. Empezando por la reaparición en los ruedos españoles, el próximo 3 de marzo en Castellón, aunque ya se vistió de luces el pasado 7 de febrero en México.
 Porque no concebía retirarse de su oficio y de su vida con el pijama de un hospital.
“El torero es el que menos se entera de la gravedad.
 Lo sufre más la gente de alrededor. Me levanté, vi que se me salían las tripas y me las recogí.
 Y ya en la enfermería, me durmieron.
 Dolía horrible, pero cuando te duermen estás en las manos del cirujano y en las de Dios”.
 
La sonrisa de Francisco Rivera (Sevilla, 1974) aparece en la conversación instintivamente como un exorcismo o un contrapeso a las adversidades. Ninguna tan dramática como la cornada que sufrió en Huesca el pasado mes de agosto. Ninguna tan polémica como la imagen que lo retrató toreando una becerra con su hija de seis meses en los brazos.
Volvería a hacerlo Francisco Rivera, pero no se le ocurriría divulgar el trance familiar en las redes sociales. Dice sentirse manipulado, linchado, aunque la sonrisa, otra vez al quite, le permite desdramatizar el episodio y predisponer, incluso, noticias dichosas. Empezando por la reaparición en los ruedos españoles, el próximo 3 de marzo en Castellón, aunque ya se vistió de luces el pasado 7 de febrero en México. Porque no concebía retirarse de su oficio y de su vida con el pijama de un hospital.
“El torero es el que menos se entera de la gravedad. Lo sufre más la gente de alrededor. Me levanté, vi que se me salían las tripas y me las recogí. Y ya en la enfermería, me durmieron. Dolía horrible, pero cuando te duermen estás en las manos del cirujano y en las de Dios”.
Francisco Rivera toreando una vaquilla con su hija de cinco meses en brazos.
—¿Se siente como El renacido?
—¿El renacido? No hombre, no.
 Lo mío ha sido un accidente, una cornada seria.
 He tenido suerte porque no se dañaron los órganos importantes
. Ha sido una cornada grande, aparatosa y lenta de curarse.
 Pero, gracias a Dios, estamos aquí. Yo pensaba en Lourdes [su actual mujer] y en Cayetana [la hija que tuvo con Eugenia Martínez de Irujo].
 Luego se te pasan cosas por la cabeza, lo que podría haber sucedido.
Te asustas. Te replanteas cosas.
 Al salir de la UCI mi necesidad era ver nacer a mi segunda hija
. Era consciente de que podía no haberla


Francisco Rivera rodea las palabras mayores como si le trajera mala suerte mencionarlas. Y sonríe una y otra vez para ahuyentarlas, pero no siempre domina los escalofríos ni se sobrepone a los costurones del vientre.

“Un español orgulloso de serlo”

Le sorprende a Francisco Rivera cuánto se ha deteriorado la reputación social de la tauromaquia y le irrita su “extrema politización”, empezando por la prohibición de Barcelona y la pujanza del antitaurinismo.
 “Un aficionado se tiene que esconder en las catacumbas, exponerse a la amenaza, a la agresión. ¿Gritamos libertad por un lado y coartamos la de quienes no piensan como nosotros?
 Me parece de una hipocresía brutal”. También se siente intimidado por definirse como “un español orgulloso de serlo”. “Te tachan de fascista.
 Es una barbaridad. Si me miras desde fuera puedo simbolizar una parte de España.
 No entiendo de política, no creo en la derecha ni en la izquierda. Creo en la gestión y quiero en mi país la mejor”.
“Cuando lo ves cerca... Me hubiera dado mucha pena morirme, pero eres torero y tienes que asumir que eso va en la profesión. Te cambia la escala de valores.
 Lo más importante es mucho más importante.
 Quería verme en casa, coger a mi hija Cayetana.
 Hubiera echado de menos muchas cosas. La gran heroína es Lourdes.
 El que se va, se va, pero el que se queda... Y su marido, gravísimo, a punto de lo que sea.
Y ella, embarazada de nueve meses. Que va a ser madre de una niña que a lo mejor no conoce a su padre. Ufff. Yo creo.
 Y Dios, de vez en cuando, te manda pruebas y te pasa la factura.
 Pero, a cambio, me ha bendecido con otra niña maravillosa”.

Recuerda la escena del nacimiento como si fuera casi una película de Berlanga. Su mujer “enganchada” al suero.
 Y él, enganchado al suero también, desplazándose con torpeza en silla de ruedas y mareado de la emoción hasta desmayarse.
No metafóricamente, literalmente. La vida de su hija recién nacida aparecía entre sus manos como un claro mensaje compensatorio.
—¿Y, entonces, por qué vuelve a los ruedos?
—Por mí y por mis hijas.
 Tengo la obligación de demostrarles que por una adversidad no se puede tirar la toalla. Hay que luchar siempre y la vida es lucha diaria.
 No concebía por un momento no volver a torear.
 Hubiera sido un fracaso absoluto.
 Ser torero es pedirles a los que te quieren un esfuerzo muy grande.
 Ahora espero disfrutar
. Hacer esa faena que siempre sueño y nunca se produce
. Estar a la altura de las expectativas.
De las expectativas y de la repercusión, puesto que Francisco Rivera tiene asumido, asimilado, su papel de hipérbole mediática e itinerante.
“Sí, me quedo muy sorprendido de la repercusión que tiene cualquier cosa que hago, sea buena, regular, y si es mala, ya no le cuento.
 Soy un altavoz con bastante eco, por suerte o por desgracia, levanto pasiones; para las cosas buenas y para el odio.
 La gente no se queda indiferente conmigo.
 Eso va en los apellidos que llevo.
 Me pregunto: ¿Es que nunca me va a pasar nada que no se cuestione?
 Si me conceden la medalla de las Bellas Artes, follón; si corto dos orejas en Sevilla, follón; si no las corto, follón; si me caso, follón, si no me caso, también; si pido la custodia de mi hija, follón; si toreo una becerrita con mi hija en brazos...”.
Francisco Rivera y Lourdes Montes, en diciembre de 2015 en Sevilla cuando el matador recibió la Medalla de la Bellas Artes. 
Los puntos suspensivos lo han sido de interrogación, de incredulidad o de admiración para la opinión pública española.
Y no solo española, pues algunos medios internacionales han dado a entender a sus lectores que Rivera Ordóñez, matador de dinastía, toreaba en Pamplona con su niña en brazos de aquí para allá porque no podía dejarla con la baby-sitter.
“Si hubiera sabido la repercusión de la imagen, no lo hago
. No hubiera puesto la foto en las redes sociales. Mi hija nunca corrió el más mínimo peligro. Jamás. Y eso lo puedo calibrar yo que soy un profesional del toreo.
Llevo 21 años de matador, 1.600 corridas... Es algo muy nuestro. Muy de mi familia. Compartir con nuestros hijos lo que es nuestra vida.
 Nada me hace más feliz. Lo hemos hecho todos.
 Y lo seguiremos haciendo. Hay gente indeseable que se oculta en las redes sociales.
Y que creen que pueden decir lo que quieran. No pensé en la que se ha formado”.
­—Ni pensó que pudiera citarlo la Fiscalía del Menor por irresponsable o temerario.
—La Fiscalía del Menor es muy importante, ya estamos viendo todas las atrocidades que se cometen con los niños, pero no entiendo que pierda el tiempo conmigo y con esto.
 No es justo. No es serio.
 No tiene ningún sentido.
 Como ciudadano, es indignante. Y como padre, me dolió mucho. Me duele que me hayan utilizado para atacar al toreo.
 Me han usado a mí, a mi hija y al amor que siento por ella.
 Y eso me va a costar mucho perdonarlo.
Le ha recompensado, dice, la solidaridad de sus compañeros, la comprensión de sus amigos, aunque no parece Rivera Ordóñez demasiado satisfecho con la prensa especializada.
Y no tanto por el episodio de su hija en el tentadero, como por la frivolidad con que ha tratado su trayectoria.
 “La prensa taurina me ha hecho más daño que la prensa rosa, que es la que es.
 Y sí, buscan lo malo, aunque antes había más respeto.
Creí que los taurinos me iban a respetar, pero se han dejado guionizar por las revistas del corazón
. Y ponerme a mí bien como torero significa que ya no eres un purista
. Me han hecho mucho daño y me lo hacen. ¿Traicionado? No, porque te traiciona aquel en quien confías.
 Me he sentido tratado injustamente. Y sé que decir esto no va a ayudar demasiado”.

 

Isabelle Huppert: "No interpreto personajes, cuento estados mentales"

Isabelle Huppert: "No interpreto personajes, cuento estados mentales"

La actriz francesa recibe de manos de Claude Chabrol el Premio Donostia a su carrera


Durante la gala nocturna, la actriz, que dedicó su premio a Claude Chabrol, recordó que si el cine sirve para algo es para "abolir fronteras". Horas antes, con unas gafas semioscuras, una chaqueta azul marino y una camisa masculina que endurecía los rasgos de su cara pecosa, Isabelle Huppert respondía a las preguntas de los periodistas mirándose continuamente las manos, cruzando y descruzando los brazos. Arrancaba cada frase con titubeos, para rematarla con la rotundidad de un carácter fuerte.

Isabelle Huppert, en San Sebastián, horas antes de recibir el Premio Donostia. / JESÚS URIARTE
Isabelle Huppert (París, 1955) recibió ayer, de manos de su viejo amigo el director Claude Chabrol, el Premio Donostia.
 Menuda y seria, Huppert aseguraba poco antes de recibir el galardón que detrás de sus interpretaciones (casi siempre de mujeres duras, extremas y torturadas) está la búsqueda de "una verdad".
 "La realidad", dijo, "no es siempre agradable pero finalmente siempre sienta bien.
 Me interesa interpretar a mujeres que tienen dificultades para amar y vivir".
 Huppert añadió que su mejor película no exite. "Mi película favorita es la que nunca haré, ésa que siempre será un secreto para mi". 

Conocida por su facilidad para meterse en la piel de mujeres complejas y perversas, la actriz afirmó: "No interpreto personajes, yo cuento estados mentales". "Quizá", añadió, "el espectador sufre con mis personajes, yo, generalmente me divierto mucho. Procuro mantenerme alejada de lo que hago, busco las respuestas en mí misma pero siempre con mucho cuidado para no herir mis emociones y mi afectividad".
"Soy una actriz a la que no le gusta idealizar las cosas", añadió Huppert.
 "Si algo me une a Claude Chabrol, si por algo hemos hecho seis películas juntos, es porque ambos buscamos acercarnos lo más posible a la verdad con un enfoque poco romántico de la vida.
El cine no es la realidad, pero sí es una manera de mirar a las cosas tal y como son".
 La actriz aseguró que el coste emocional de dar vida a mujeres como la dolorosa, retorcida y autodestructiva profesora de música de La pianista (la película de Michael Haneke que le valió a la actriz en 2001 el Premio a la mejor interpretación en Cannes) es "pequeño".
"Quizá ustedes no lo entienden pero a mi no pone nada triste interpretar a mujeres muy tristes", dijo. Sobre la mujer que recorre las calles de Viena en busca de un sexo que le aterra practicar añadió:
 "No sé si es una de las mejores interpretaciones del cine europeo, pero sí se que esa película es un ejemplo de lo que debe ser el cine europeo".

Desde El juez y el asesino, de Bertrand Tavernier, a Madame Bovary, La ceremonia o Gracias por el chocolate, de Chabrol, Huppert es una de las estrellas indiscutibles del cine francés.
 Al contrario que muchas de sus colegas del star system francés, apenas ha trabajado en Hollywood, y cuando lo ha hecho ha sido en películas atípicas. Amateur, de Hal Hartley y, sobre todo, La puerta del cielo, de Michael Cimino han marcado su carrera americana.
 "Ahora he terminado de rodar con David Rusell una comedia de la que prefiero no hablar hasta que no la vea.
 Existe un cine que se hace hoy en Los Ángeles que me interesa mucho.
 El cine que hace gente como Paul Thomas Anderson, un cine muy personal pero dentro del sistema de los grandes estudios".
"Los actores de hoy contamos con muchas ventajas", añadió la actriz, "el cine te permite jugar con muchas sutilezas y matices, hay mucha libertad para expresar los comportamientos más oscuros
. Para mí el cine sigue siendo la mejor forma de expresar las cosas".


Al preguntarle con qué películas se quedaría de toda su trayectoria, la actriz afirmó:
"Me quedo con todas y con ninguna. Aunque la película que prefiero es esa que nunca ha hecho, esa película que me mueve a seguir buscando.
 Existe una película secreta con la que soñamos, esa película por la que sigo haciendo cine". "Creo que todavía no he hecho todo lo que he querido. Hay muchos personajes que me gustaría interpretar y que no he interpretado.
 Sé que algo se me escapa. De alguna manera, como actriz he sido mi propio director, me he buscado mi propio camino al elegir mis papeles y mi manera de interpretarlos".
Cuando un periodista le preguntó por el teatro recordándole su Medea de hace tres años en el Festival de Aviñón, la actriz se miró una vez más las manos. "¿El teatro? Bueno, no lo encuentro muy diferente al cine
. Aunque quizá sí, sí hay algo en el teatro que no encuentro en cine. en el teatro hay una aventura muy particular, una emoción mayor, más fuerre.
 Quizá el cine es como un paseo, un paseo bastante tranquilo mientras el teatro es una caminata de alta montaña: el corazón late más fuerte, a más velocidad.
 Tengo recuerdos extraordinarios relacionados con el peligro del teatro".