Siempre entre las nubes hay esos huequitos de Sol que te dan valor.
Un Blues
Del material conque están hechos los sueños
27 feb 2016
Francisco Rivera, el renacido......................................................... Rubén Amón
El jueves
se vuelve a vestir de luces tras estar al borde de la muerte el pasado
verano.
En las últimas semanas ha protagonizado un torbellino mediático
por una foto toreando con su hija.
La sonrisa de Francisco Rivera
(Sevilla, 1974) aparece en la conversación instintivamente como un
exorcismo o un contrapeso a las adversidades.
Ninguna tan dramática como
la cornada que sufrió en Huesca el pasado mes de agosto.
Ninguna tan polémica como la imagen que lo retrató toreando una becerra con su hija de seis meses en los brazos.
Volvería a hacerlo Francisco Rivera, pero no se le ocurriría divulgar
el trance familiar en las redes sociales.
Dice sentirse manipulado,
linchado, aunque la sonrisa, otra vez al quite, le permite desdramatizar
el episodio y predisponer, incluso, noticias dichosas
. Empezando por la
reaparición en los ruedos españoles, el próximo 3 de marzo en
Castellón, aunque ya se vistió de luces el pasado 7 de febrero en México.
Porque no concebía retirarse de su oficio y de su vida con el pijama de un hospital.
“El torero es el que menos se entera de la gravedad.
Lo sufre más la
gente de alrededor. Me levanté, vi que se me salían las tripas y me las
recogí.
Y ya en la enfermería, me durmieron.
Dolía horrible, pero cuando
te duermen estás en las manos del cirujano y en las de Dios”.
La sonrisa de Francisco Rivera
(Sevilla, 1974) aparece en la conversación instintivamente como un
exorcismo o un contrapeso a las adversidades. Ninguna tan dramática como
la cornada que sufrió en Huesca el pasado mes de agosto. Ninguna tan polémica como la imagen que lo retrató toreando una becerra con su hija de seis meses en los brazos.
Volvería a hacerlo Francisco Rivera, pero no se le ocurriría divulgar
el trance familiar en las redes sociales. Dice sentirse manipulado,
linchado, aunque la sonrisa, otra vez al quite, le permite desdramatizar
el episodio y predisponer, incluso, noticias dichosas. Empezando por la
reaparición en los ruedos españoles, el próximo 3 de marzo en
Castellón, aunque ya se vistió de luces el pasado 7 de febrero en México. Porque no concebía retirarse de su oficio y de su vida con el pijama de un hospital.
“El torero es el que menos se entera de la gravedad. Lo sufre más la
gente de alrededor. Me levanté, vi que se me salían las tripas y me las
recogí. Y ya en la enfermería, me durmieron. Dolía horrible, pero cuando
te duermen estás en las manos del cirujano y en las de Dios”.
Francisco Rivera toreando una vaquilla con su hija de cinco meses en brazos.
—¿Se siente como El renacido?
—¿El renacido? No hombre, no.
Lo mío ha sido un accidente, una
cornada seria.
He tenido suerte porque no se dañaron los órganos
importantes
. Ha sido una cornada grande, aparatosa y lenta de curarse.
Pero, gracias a Dios, estamos aquí. Yo pensaba en Lourdes [su actual
mujer] y en Cayetana [la hija que tuvo con Eugenia Martínez de Irujo].
Luego se te pasan cosas por la cabeza, lo que podría haber sucedido.
Te
asustas. Te replanteas cosas.
Al salir de la UCI mi necesidad era ver
nacer a mi segunda hija
. Era consciente de que podía no haberla
Francisco Rivera rodea las palabras mayores como si le trajera mala
suerte mencionarlas. Y sonríe una y otra vez para ahuyentarlas, pero no
siempre domina los escalofríos ni se sobrepone a los costurones del
vientre.
“Un español orgulloso de serlo”
Le sorprende a Francisco Rivera cuánto se ha deteriorado la
reputación social de la tauromaquia y le irrita su “extrema
politización”, empezando por la prohibición de Barcelona y la pujanza
del antitaurinismo.
“Un aficionado se tiene que esconder en las
catacumbas, exponerse a la amenaza, a la agresión. ¿Gritamos libertad
por un lado y coartamos la de quienes no piensan como nosotros?
Me
parece de una hipocresía brutal”. También se siente intimidado por
definirse como “un español orgulloso de serlo”. “Te tachan de fascista.
Es una barbaridad. Si me miras desde fuera puedo simbolizar una parte de
España.
No entiendo de política, no creo en la derecha ni en la
izquierda. Creo en la gestión y quiero en mi país la mejor”.
“Cuando lo ves cerca... Me hubiera dado mucha pena morirme, pero eres
torero y tienes que asumir que eso va en la profesión. Te cambia la
escala de valores.
Lo más importante es mucho más importante.
Quería
verme en casa, coger a mi hija Cayetana.
Hubiera echado de menos muchas
cosas. La gran heroína es Lourdes.
El que se va, se va, pero el que se
queda... Y su marido, gravísimo, a punto de lo que sea.
Y ella,
embarazada de nueve meses. Que va a ser madre de una niña que a lo mejor
no conoce a su padre. Ufff. Yo creo.
Y Dios, de vez en cuando, te manda
pruebas y te pasa la factura.
Pero, a cambio, me ha bendecido con otra
niña maravillosa”.
Recuerda la escena del nacimiento como si fuera casi una película de
Berlanga. Su mujer “enganchada” al suero.
Y él, enganchado al suero
también, desplazándose con torpeza en silla de ruedas y mareado de la
emoción hasta desmayarse.
No metafóricamente, literalmente. La vida de
su hija recién nacida aparecía entre sus manos como un claro mensaje
compensatorio.
—¿Y, entonces, por qué vuelve a los ruedos?
—Por mí y por mis hijas.
Tengo la obligación de demostrarles que por
una adversidad no se puede tirar la toalla. Hay que luchar siempre y la
vida es lucha diaria.
No concebía por un momento no volver a torear.
Hubiera sido un fracaso absoluto.
Ser torero es pedirles a los que te
quieren un esfuerzo muy grande.
Ahora espero disfrutar
. Hacer esa faena
que siempre sueño y nunca se produce
. Estar a la altura de las
expectativas.
De
las expectativas y de la repercusión, puesto que Francisco Rivera tiene
asumido, asimilado, su papel de hipérbole mediática e itinerante.
“Sí,
me quedo muy sorprendido de la repercusión que tiene cualquier cosa que
hago, sea buena, regular, y si es mala, ya no le cuento.
Soy un altavoz
con bastante eco, por suerte o por desgracia, levanto pasiones; para las
cosas buenas y para el odio.
La gente no se queda indiferente conmigo.
Eso va en los apellidos que llevo.
Me pregunto: ¿Es que nunca me va a
pasar nada que no se cuestione?
Si me conceden la medalla de las Bellas
Artes, follón; si corto dos orejas en Sevilla, follón; si no las corto,
follón; si me caso, follón, si no me caso, también; si pido la custodia
de mi hija, follón; si toreo una becerrita con mi hija en brazos...”.
Francisco Rivera y Lourdes Montes, en diciembre de 2015 en Sevilla cuando el matador recibió la Medalla de la Bellas Artes. GTRESONLINE
Los puntos suspensivos lo han sido de interrogación, de incredulidad o
de admiración para la opinión pública española.
Y no solo española,
pues algunos medios internacionales han dado a entender a sus lectores
que Rivera Ordóñez, matador de dinastía, toreaba en Pamplona con su niña
en brazos de aquí para allá porque no podía dejarla con la baby-sitter.
“Si hubiera sabido la repercusión de la imagen,
no lo hago
. No hubiera puesto la foto en las redes sociales. Mi hija
nunca corrió el más mínimo peligro. Jamás. Y eso lo puedo calibrar yo
que soy un profesional del toreo.
Llevo 21 años de matador, 1.600
corridas... Es algo muy nuestro. Muy de mi familia. Compartir con
nuestros hijos lo que es nuestra vida.
Nada me hace más feliz. Lo hemos
hecho todos.
Y lo seguiremos haciendo. Hay gente indeseable que se
oculta en las redes sociales.
Y que creen que pueden decir lo que
quieran. No pensé en la que se ha formado”.
—Ni pensó que pudiera citarlo la Fiscalía del Menor por irresponsable o temerario.
—La Fiscalía del Menor es muy importante, ya estamos viendo todas las
atrocidades que se cometen con los niños, pero no entiendo que pierda
el tiempo conmigo y con esto.
No es justo. No es serio.
No tiene ningún
sentido.
Como ciudadano, es indignante. Y como padre, me dolió mucho. Me
duele que me hayan utilizado para atacar al toreo.
Me han usado a mí, a
mi hija y al amor que siento por ella.
Y eso me va a costar mucho
perdonarlo.
Le ha recompensado, dice, la solidaridad de sus compañeros,
la comprensión de sus amigos, aunque no parece Rivera Ordóñez demasiado
satisfecho con la prensa especializada.
Y no tanto por el episodio de
su hija en el tentadero, como por la frivolidad con que ha tratado su
trayectoria.
“La prensa taurina me ha hecho más daño que la prensa rosa,
que es la que es.
Y sí, buscan lo malo, aunque antes había más respeto.
Creí que los taurinos me iban a respetar, pero se han dejado guionizar
por las revistas del corazón
. Y ponerme a mí bien como torero significa
que ya no eres un purista
. Me han hecho mucho daño y me lo hacen.
¿Traicionado? No, porque te traiciona aquel en quien confías.
Me he
sentido tratado injustamente. Y sé que decir esto no va a ayudar
demasiado”.
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