Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

24 sept 2012

En Otoño hay que cambiar la Dieta.

Y no lo digo yo, lo dice el comidista, que debe saber un montón de los manjares terrenales para degustarlos, y como una simple receta de Papas con Pimientos, alguien que no dió la cara lo convirió en su guerra particular contra mi, pues eso que no se diga que no les recomiendo lo que dice EL COMIDISTA PARA ESTA ESTACIÓN:Eso si toda la plubicidad que se hace en esta WEB es sobre el Supermercado "El Corte Inglés" debe ser que eso si está permitido.y me parece mal, los ingredientes los compramos dónde queramos.

Lo que hay que comer en otoño

Por: | 24 de septiembre de 2012
Acelgas-con-patatas-y-chori
Acelgas con patatitas y chorizo. / AINHOA GOMÀ

Tras las delicadezas que nos trae la primavera y la explosión hortofrutícola del verano, el otoño puede parecer una estación tristona, en la que llega la lluvia y desaparecen los buenos tomates. Sin embargo, esta época supone el retorno de un montón de productos fantásticos, ideales para platos que apetecen cuando empieza a hacer fresquillo. ¿Vas a ser tan monger de pasar de las temporadas y creerte el caro, insípido e insostenible de-todo-todo-el-año que te venden los supermercados? Pues entonces, toma nota.
Uvas
Sí, las pepitillas son un fastidio. Y sí, la piel a veces es tan dura que te podrías hacer una chupa con ella. Pero pocas frutas son tan dulces, frescas y fáciles de comer como las uvas. Esta es la mejor época para consumirlas por arrobas, a no ser que prefieras los ejemplares traídos de Chile o de la Conchinchina con el consiguiente gasto e impacto ecológico añadido. Además de en las clásicas migas, las uvas van muy bien con las aves: estas codornices con uvas y jengibre y este curry de pollo con piña y uvas te convencerán de ello. Si te animas a sacrificarte cristianamente por los demás, pelarlas y despepitarlas, podrás obtener postres tan fastuosos como estos higos al horno con uvas y crema fresca.
Codornices uvas
Codornices con uvas. / AINHOA GOMÀ

Calabaza
Sin duda, la verdura presidenta del otoño. Su fantástica textura y suave dulzor la convierte en un fruto muy versátil, capaz de actuar como protagonista o secundario en sopas, arroces, pastas, potajes o guisos. Salvo que te guste el corcho, cruda no hay dios que se la coma, pero tampoco pasa nada porque la puedes asar, freír, rehogar o pasar por la plancha. Posibles recetas: ensalada de calabaza y remolacha asadas, lomo de cerdo especiado con calabaza y las inconmensurables chulas gallegas.
Espinacas y acelgas
Las dos verduras de hoja clásicas de la cocina caliente española viven su esplendor en otoño e invierno. La espinaca fresca, comprada en manojo, es un lujo asequible que no deberías morirte sin probar. Y en cuanto a las acelgas, su fama de insípidas y pobretonas me parece del todo injustificada: cocidas en su punto y bien aliñadas, para mí son un verdadero manjar. Prueba las lentejas con espinacas, las espinacas salteadas con migas de mostaza, o la ensalada de espinacas con garbanzos crujientes y yogur. O el arroz meloso de acelgas, las acelgas en adobillo o con patatitas y chorizo. Y luego veremos si sigues prefiriendo un filete.
Ensalada espinacas yogur
Ensalada de espinacas con yogur y garbanzos crujientes. / AINHOA GO
 
 
 

23 sept 2012

Cuatro Noches

Cuatro noches con mar de leva. Cuatro noches y las jornadas que se impone el mar, que en mis oídos se traducen en un estruendo que no aminora sino para sumar más fuerzas, aunque no pierde ni una sola de ellas; por el contrario, parece que las fuerzas que construyen el oleaje vienen desde todos los ángulos, cada una con su misión particular, con su martillero, su fragua a cuestas, sus obsesiones de constructoras efímeras.
Ya no es que el fragor suene a derecha y a izquierda, sino que envuelve mi cráneo con los sonidos de un océano cósmico originario, o bien provoca el efecto de una hoja seca arrojada como una cabeza zajada al gran encontronazo de flujos, resacas, embates, retumbos..., las olas desplomándose para que las avanzadas, que regresan de las rocas, se crucen con las nuevas, y aun con las que vienen después...
Y así, con pormenores concienzudos, interminables, las noches y los días de mar de leva, la claridad de oro tranquilo después del ocaso, la medialuna subiendo entre rosas y ópalos por los riscos meridionales, y casi se olvida uno del océano, como en El Hierro lo hicimos de los movimientos sísmicos, y aun del volcán submarino.
Termina el día. La costa se llena de luces. A veces, en medio de la noche, de tanto mirarlas se olvida uno de que serpean por un paisaje destrozado a pleno sol, y es como si fueran las diademas de otra orilla, de una orilla con raíces en la Isla pero de respiro celestial, universal y eterno.

© José Carlos Cataño

Cavilando

El mundo / cada vez más enigmático
me mira inmóvil desde sus cautelas /
siento que el marcapasos es mi árbol
y cobija latidos como alondras

estoy solo conmigo / cavilando
y repaso las sombras y los soles
también amaneceres y crepúsculos
que me dieron amparo y soledades

me pregunto desordenadamente
qué ceniza vendrá después del fuego /
he construido más de una paciencia
pero no puedo con mi incertidumbre

tengo las manos llenas de caricias
para sembrar en una carne fértil
y he hecho un pacto con mis esperanzas
para que nunca nos abandonemos

por ahora me callo / en el sigilo
me cercan más espantos que alborozos
y ya que los futuros se aproximan
juego con las certezas y las dudas

morir sin muerte es casi una osadía
que no puede invocarse así nomás
por eso yo prefiero ser discreto
vivir sin vida es menos pretencioso

Mario Benedetti

Hablamos de más por Elvira lindo...¿Quién mejor que ella va a saberlo?

Y espero que se entienda el título del artículo, porque en los últimos tiempos leemos con tanto afán de reaccionar que imagino que no serán pocos los que, en un primer vistazo, piensen que voy a dedicarle un artículo al presidente de la Generalitat. Y no. Me refiero a que hablamos de más, en exceso, y me ronda la desagradable sensación de que España se ha convertido en un pesadillesco país de contertulios y que la tendencia nos está arrastrando a todos. Rey incluido.
Pero no sería justo afirmar que se trata de un problema exclusivo de España. Ya bastantes problemas con denominación de origen para añadir otro. Se puede decir que en USA el republicano Romney va a perder por hablar de más, por tratar de agradar a una audiencia que no había pensado que sería tan claro, y a nadie se le pasará por alto que el actor icónico de su campaña, Clint Eastwood, habrá puesto su granito de arena en la derrota con una gracieta a la que le sobraban casi todas las palabras. Raro en un hombre tan parco que por no hablar ni les da indicaciones a los actores.
Pero hay algo particular en la verborrea de los españoles (dicho sea “españoles” sin ánimo de incluir a quien no lo desee) y es que, por no haber recibido en la escuela o en casa un adiestramiento mínimo para defender lo que pensamos sin llamar cretino al adversario, padecemos un continuo calentamiento de boca. De ahí que tengamos el término idóneo para definirnos, “bocazas”, que en su versión más castiza ha degenerado en “bocas” o “bocachanclas”, que también es muy gráfico. Somos unos bocas, y ser bocas consiste en que el pensamiento sale de esa parte concreta del organismo sin darse un paseíllo previo por el cerebro. Eso no quiere decir que vivamos en un territorio en el que cada bocas expresa con gallardía lo que piensa, muy al contrario: en la tierra de los bocas hay muchos que hablan sin atreverse a tener un juicio individual, por cobardía o por un temor justificado a ser estigmatizado por otros bocas más radicales.
En el País de los Bocas, los personajes públicos no han aprendido a expresarse en Internet sin meter la pata
El bocas, en el fondo, tiene mucha violencia interior. Antes soltaba presión en los bares, en casa. Además de esta tribuna pública, los padres tenían derecho legítimo a ser bocas en casa y a menudo soltaban en la mesa el mitin que no se atrevían a dar fuera. Ahora creo que los padres han perdido ese derecho, pero, al menos, cuentan con ese arma, Internet, que en un país de bocas temerosos ha venido a proporcionar una enorme barra de zinc en la que nos acodamos todos y hacemos partícipe al mundo de nuestro calentamiento de boca en vivo y en directo. No solamente son bocas aquellos ciudadanos anónimos que intervienen en los foros para decir que el periodista que escribe el artículo es un indocumentado y el entrevistado un gilipollas, no, también son bocas aquellos personajes públicos, periodistas, cantantes, políticos y salvamés que se miden los unos a los otros por ver quién la tiene más concurrida (la cuenta de Twitter, por ejemplo). Un amigo mío que sabe mucho de redes, dado que lleva las cuentas de varias estrellas internacionales, me dice que en el País de los Bocas, los personajes públicos no han aprendido todavía a expresarse en Internet sin meter la pata. Cierto.
 No hay mezcla más explosiva que un bocas famoso con dos copas de más o simplemente insomne expresándose en Twitter. Debería haber una aplicación que te prohibiera expresarte después de la una de la madrugada. Pero tampoco los community managers, esos intermediarios cibernéticos que aconsejan a un personaje qué se debe poner en una página, han paliado esa tendencia endémica al bocazismo.
  Hay que tener en cuenta que por mucho que el nombre del oficio esté en inglés, los españoles padecen el mismo mal. Cuando escucho, por ejemplo, que tal institución está modernizando su web para acercarse más al público (o al pueblo) me echo a temblar, porque no hay community managers ni asesores ni secretarios de prensa que libren a un español de irse de la lengua.
De esta forma, cuando leí hace cosa de un mes que la Casa del Rey estaba actualizando su web para acercar al pueblo la realidad y los desvelos de la Corona, me pregunté: ¿pero quién les asesora, un quintacolumnista? Luego pensé que la información no iría más allá de unas cuantas fotos y un repaso oficialote a la apretada agenda del núcleo duro.
Lo típico. Aun así, durante días las redes bullían con lo que en esa página se decía de Urdangarin o con la posibilidad de entrar en ella y hacerle partícipe a la Casa del Rey de tu republicanismo. En fin, lo que viene siendo la voluntad de expresarse del pueblo soberano.
 Cuál no sería mi sorpresa cuando leo en la prensa que el Rey ha escrito un artículo. ¡Un artículo! Desconozco si el community manager tuvo esa iniciativa para atraer lectores a la página. Si se trataba de eso, ¡enhorabuena!
 Eso sí, el éxito contenía un peligro: de tanto acercar el Rey al pueblo, lo pueden convertir en uno de tantos bocas, en uno que da su opinión, en uno que a la que te descuides aparece de contertulio, en uno que tiene Twitter.
El Rey pasará a la historia por haber hablado en el momento en el que debía hacerlo
. Curiosamente, pueden acabar con él aquellos que pretenden hacerle hablar demasiado en un país en el que no cabe una boca más.
Señora si usted escribe ¿por qué se asombra que escriba El Rey?, ya ve uno por encima de usted. Con la de padrinos que tiene y escribe siempre tonterias, debe ya pensar que cualquiera puede escribir, incluso usted.