Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

13 may 2010

A Veces


A veces siento que el mundo se estrecha a mi alrededor y empieza a oprimirme y me falta el aire.
Siento que me asfixio.
A veces, sentarme frente al mar es lo único que me calma.
Mejor si el mar está bravo.
Mejor si se ve un faro a lo lejos y el sol ya se está ocultando.
A veces pienso que el infierno está aquí al lado.
A veces pienso que estamos en manos de los más inútiles.
A veces miro a mi alrededor, todos los libros que tengo por leer, y me entran ganas de quemar mi biblioteca.
Otras veces, sólo entre los libros siento consuelo.
A veces comprendo que el tiempo es limitado y que llego tarde.
Y pienso que no debería continuar.
Debería resignarme.
Otras veces pienso que la perseverancia es importante
para seguir con vida.

En tierra hostil


En tierra hostil


A veces, el cine nos pone delante de los ojos un personaje que nos fascina. Se trata de alguien a quien no acabamos de entender, alguien que reacciona como un héroe aunque parezca irresponsable y un poco loco, alguien que llena la pantalla, que nos dibuja una sonrisa de incredulidad en el rostro, que nos zarandea y que nos obliga a cambiar de postura en la butaca. Nos encontramos con uno de esos personajes en la película “En tierra hostil (The hurt locker)”: el sargento William James, interpretado con gran acierto por Jeremy Renner.

La directora Kathryn Bigelow demuestra en esta cinta su maestría, su pulso en la dirección, para contar la historia de un grupo de desactivación de explosivos en pleno Irak. Con un estilo propio de un documental, pega su cámara a este grupo de hombres y los sigue en su día a día. Corremos con ellos, sudamos con ellos, nos angustiamos y nos horrorizamos. Para estos hombres cada día puede ser el último. Se tratan con cordialidad pero guardan una distancia prudencial entre ellos. Se mueven por calles hostiles, entre gentes que no les quiere allí y que en cualquier momento pueden conducirles a una trampa, un enemigo invisible capaz incluso de esconder un detonador en el cadáver de un niño.

La actitud del sargento William James, temeraria, aparentemente inconsciente, afrontando cada nueva desactivación como un problema intelectual que ha de resolver en un breve espacio de tiempo, choca de plano con la del sargento J.T. Sanborn (Anthony Mackie), más calculador y poco amigo de los riesgos innecesarios, consciente de que aún así, nada puede garantizarle por completo la seguridad de sobrevivir un día más.

Primeros planos, las voces a través de los transmisores, planos generales que nos ubican en cada nuevo escenario, giros rápidos, carreras... Un montaje nervioso y dinámico que transmite perfectamente la tensión de lo que se nos está narrando. Una película que no da tregua al espectador, que lo sumerge en un día a día asfixiante y que, por encima de todo, no pretende transmitir ningún tipo de mensaje o justificación, no cae en la moralina ni en la trampa ideológica. Bigelow no juzga, su interés se limita al ser humano, se centra en los personajes y disecciona sus reacciones, sus mecanismos de defensa para afrontar una experiencia de máxima tensión. Y algunas de las reflexiones a las que nos conduce son francamente inquietantes.

El Niño Distinto

el niño distinto y otros Cuentos.
Autor Francisco Lezcano Lezcano.

me gusta esa descripción del mundo que rodea al niño distinto.un niño extraño que se mira en eñ espejp en la oscuridad, un niño lleno de preguntas a las que lo mayores no podían responder y se quedaban pensando en esas dudas muy sabias para un niño.un niño que veia tres lunas una roja otra amarilla y otra verde.un dia esas lunas se las trajo papa noel.
varios cuentos traen este libro como uno especial....es que te las inventas con una facilidad.....donde el recuerdo de su madre siemptre esta presenre.
son cuentos como el ruido por ejemplo el abuelo y siempre esa figura de un niño que cambiando de historia es el mismo.
alquila usted su casa.
donde escribia ya mayor aquel niño que era adulto y se encuentra con una pareja que dará lugar a una situaciín mágica.
no deja de presentarnos a su padre le gustaria conocer a mi padre.
son varias historias cortas que no puede dejar de leer quien lo tenga a mano.
es preciosa esa mariposa nocturna mezclado con una exposición de cuadros que levanta la curiosidad de una niña.una niña que se lleva un dibujo regalado con gran generosidad por el autor. les dejo algunos cuentos más sin comentar para que quien los lea se llene de esa sorpresa llena de ilusiones y sobre todo de humanidad.

el niño distinto y otros cuentos es una manera en que el autor nos hace viajar pot espacios de autobiografía .
un delicioso viaje a traves de su tiempo, lleno de ternura, de poesia , fantasía y ese toque de humor que tan bien maneja con un final imprevisto.
La Obra de Francisco Lozano es de texto ágil, fresco, carfado de crítica social y política , se trasluce en ella su vena de escritor y hombre polifácetico.
hay que leer una novela , 4 hermanos con mucho cuento, que hará que recuerden o conozcan la antalogía de los tres hermanos, francisco, pedro y miguel lezcano.
francisco lezcano escribe tb ciencia ficción , y quizás menos conocido ese estilo.pero es uno de los mas importantes autores de ese estilo junto a carlos buiza, atienza, luis molina frabetti, alvarez vidal. y algunos otros que empezaban a trabajarlo.
digamos que la obra de francisco lozano es de texto fresco, ligero, bello, cargada de fina ironía.
Lezcano y su obra circula por bélgica portugal mejico, holanda, alemania, publicara con frecuencia en los fancines en momentos de la lucha de mayo del 68 época de hippie y grupos underground , no se olviden nunca debajo de los adoqines está la playa.

11 may 2010

Tu rostro mañana de Javier Marias

rostro mañana 3, de Javier Marías
700 páginas. Me las he leído todas. Sumadas las 500 y 600 de las partes 1 y 2, tenemos que le he soportado a Marías 1800 páginas. ¿Y ni siquiera me va a invitar a un café en el Palace? Pues parece que no.

Ah, Javier Marías, que encrucijada de juicios, qué punto caliente literario, qué rinconcito donde sacar dagas y trapichear con prestigios; qué nombre ya paquidérmico; qué empuñadura de la espada del bando, tu bando, mi bando, ese bando y aún ese otro bando, facción, capillita.

La hostia. Digo Javier Marías y tengo a todo el mundo en mi cabeza diciéndome que sí, que no, que mierda, que genio, que traducido del inglés, que siempre lo mismo, que aburrido, que brillante, que original, que señorito.

Que tal.

El caso. Yo he leído todo Tu rostro mañana, desde la página uno a la página 1800 y eso, para empezar, es algo que no has hecho ni tú, ni tú, ni (me apuesto el alma) ni uno solo de los críticos que han reseñado la obra. Porque para leerse entero este tercer volumen hay que tener algo más que la necesidad de hacer una reseña (que bien puede hacerse, y más en el caso de Marías, con leer apenas las primeras páginas): lo que hay que tener es un verdadero interés literario por lo que se escribe, cosa que, claro, no asiste a los críticos, ni a los escritores. Yo diría que eso sólo me asiste a mí.

Tu rostro mañana, para que nos centremos, va de un tipo que ejerce de espía o similar. La cosa es muy (demasiado) poética: Jacobo, el prota, tiene la capacidad de observar un rostro y entender a su través si el hombre que es ese rostro va a matar, a traicionar, a reciclar correctamente la basura o mentir a su jefe, oh, estoy malito, me voy de cañas. Y ya.

Eso da igual. A partir de este prota narrador, Javier Marías nos reflexiona sobre temas importantes. Guerras, mayormente. La civil ibérica, la mundial 2ª y algunos terrorismos.

No hay trama, no hay mecanismo, sólo Javi dándole a la tecla.

En las dos primeras partes pasaron cosas, pero no recuerdo realmente, a la hora de enfrentar la 3, de dónde venimos. Me quedó el relato de una humillación situada en la Guerra Civil, las ideas sobre el bottox, una agresión en un cuarto de baño, carteles de careless talk... cosas así. Y sobre todo, esa prosa ya mítica y ridícula, según quién juzgue, de poner una palabra y un espejo, y luego otro espejo y otra palabra, y especular con lo especular hasta que el párrafo dice todo y nada, y marea, y suelta cierta honestidad.

Hay que decir; debo decir, que claramente yo soy fan de Marías: si no no me leo 1800 páginas. Pero también hay que decir que yo soy muy fan de mi amiga Rosa, la quiero y todo eso, pero mi cariño por mi amiga no me impide decir que es una zorra, que viste fatal, que le gusta mucho el dinero o que preferiría que no fuera del PP. ¿Nos entendemos? Lo intento otra vez párrafo abajo.

Vamos, que Javier Marías, como Enrique Vila-Matas, como tantos, no son autores que uno pueda leer sin ellos en mente. Sólo amicalmente (literatura amical: quieres en tu vida a esos autores; luego ya vemos si sus libros te gustan más o menos) puede leerse a Marías, a Vila-Matas. Yo a veces estoy cabreado con don Enrique y sus libros no los soporto. Luego me reconcilio y me lo paso bien con sus paranoias.

Así, en Tu rostro mañana 3 he tenido como nunca la sensación, no de leer una novela sobre unos personajes, sino de leer una novela sobre cómo el autor, Javier Marías, hace una novela. De ahí que, finalmente, me haya gustado.

Leo y digo, jeje, aquí está Javier Marías metiéndose con Jorge Herralde (Garralde, página 276: “carecía enteramente de escrúpulos”); jeje, aquí está Javier Marías soltando sus paranoias urbanísticas sobre Madrid (“El adefesio era la Almudena”; página 377); caramba, aquí está Javier Marías describiendo un polvo (“Un condón”, pensé, “no puedo atreverme a intentarlo sin llevar un condón puesto”, página 149); aquí está el Javier Marías clasista, aquí el señorito, aquí el devoto de su padre; aquí su intento de hacer dialogar a los personajes con naturalidad (“No dispongo de todo el puto día para memeces de trastornado”, página 477). Y así todo.

El final me gusta mucho. El final final. Lo demás, a partir de la llegada a Madrid del prota, es aburridillo, demasiado caprichoso.

En fin. 1800 páginas te leí, no te leo más. Para mí ya no escribas, que ni un café en el Palace ni un apadrinamiento que has dado. Aunque, esta cita, te la agradezco. Es bella.


Por qué se enfrentaron y para qué tanto esfuerzo, para qué guerrearon en lugar de mirar y de quedarse quietos, por qué no supieron verse o seguirse viendo, y a qué tanto sueño y aquel rasguño, mi dolor, mi palabra, tu fiebre, y tantas las dudas, y tal tormento.