El canal TCM repasa la historia de los galardones de cara a su 89ª edición, el 26 de febrero.
Madrid
Y lo haremos a nuestro estilo, echando la vista atrás y recuperando una selección de películas que fueron galardonadas en pasadas ediciones.
El viernes 24 y el sábado 25 la programación del canal estará reservada a las mejores interpretaciones tanto femeninas como masculinas.
Nombres míticos como Elizabeth Taylor, Oscar a la mejor actriz en 1967 por ¿Quién teme a Virginia Woolf?; Audrey Hepburn, que logró la estatuilla por Vacaciones en Roma en 1954; el gran John Wayne, que obtuvo su único premio de la Academia en 1970 por hacer de sheriff tuerto en Valor de ley, o el llorado Philip Seymour Hoffman, que lo consiguió en la gala de 2006 por su maravillosa interpretación en Truman Capote.
Finalmente, el domingo 26, día de la ceremonia, se podrán ver filmes que ganaron el Oscar más importante que se otorga esa noche, el de mejor película.
Se recordarán títulos clásicos como Casablanca y El apartamento, pero también otros más recientes como Argo, Una mente maravillosa o 12 años de esclavitud
La ceremonia de los Oscar
se sigue todos los años con pasión y genera entre los aficionados no
pocas discusiones y controversias. Repasar la historia de estos premios,
creados en 1929 por la Academia de Hollywood, es viajar en el tiempo de
la mano del mismísimo cine, recordando películas y actuaciones
memorables, pero también olvidos difícilmente justificados.
En sus casi ya 90 años de andadura, William Wyler es quien más veces ha sido nominado como mejor director con doce candidaturas que se tradujeron en tres premios.
El compositor John Williams puede presumir de ser la persona viva que acumula más nominaciones, un total de 50. De ellas, se llevó la estatuilla en cinco ocasiones.
Walt Disney ganó, a lo largo de su carrera, 26 Oscar, dos de ellos en forma de premio especial porque la categoría de mejor película de animación no se creó hasta 2001.
En lo que se refiere a interpretaciones, Katharine Hepburn, con cuatro Oscar, es quien más veces lo ha obtenido, pero es Meryl Streep, con 20 candidaturas, la última este año por su papel en Florence Foster Jenkins, quien más veces ha optado a él, aunque solo ha subido al escenario a recoger el galardón en tres ocasiones.
Peter O’Toole tiene el récord de derrotas con ocho nominaciones y ningún premio, pero en 2003 se le otorgó uno por toda su carrera. Algo parecido le pasó a Deborah Kerr, que asistió como candidata a la gala en seis ocasiones y solo pudo recoger el Oscar honorífico que le concedieron en 1994.
El capítulo de olvidados es largo y, en muchas ocasiones, produce verdadero sonrojo.
Alfred Hitchcock, por ejemplo, nunca se alzó como ganador en la categoría de mejor director.
Fue candidato en cinco ceremonias, y por películas tan reconocidas como Rebeca, La ventana indiscreta o Psicosis, pero siempre se fue de vacío.
En 1968 la Academia, quizá con cargo de conciencia, le concedió el premio Irving G. Thalberg que reconocía toda su trayectoria. Cuando lo recogió, el orondo realizador británico tan solo dijo: “Gracias”.
Cineastas como Fritz Lang, Stanley Kubrick o Charles Chaplin tampoco ganaron nunca el premio al mejor realizador del año. Orson Welles recibió un Oscar al mejor guion original, junto con Herman J. Mankiewicz, por Ciudadano Kane.
También estaba nominado en esa edición como mejor actor y director en dicho film, pero la Academia pasó por alto su labor.
Es más, nunca más volvió a optar a la estatuilla dorada.
En 1971 le dieron una de honor, pero él, fiel a su estilo, no acudió a la ceremonia a recibirla personalmente.
Repasar la historia de los Oscar es, además, adentrarse en los vaivenes de la sociedad norteamericana a lo largo de las pasadas décadas.
En 1940 Hattie McDaniel ganó el Oscar a la mejor actriz de reparto por su inolvidable papel de Mammy en Lo que el viento se llevó.
Durante la ceremonia, tanto ella como su acompañante, se sentaron en un lugar apartado ya que las normas de segregación racial estaban todavía vigentes.
¿Qué ocurrirá este año? Lo sabremos a lo largo de la madrugada del lunes cuando, uno tras otro, se vayan abriendo los correspondientes sobres y se oiga la frase ritual: “And the Oscar goes to” seguida de un nombre y del título de una película.
Y, a partir de ese momento, se actualizará la lista de alegrías y decepciones, de triunfadores y olvidados, renovando así polémicas tan antiguas como la mismísima historia de los Oscar.
En sus casi nueve décadas, tan solo cuatro mujeres han optado a la estatuilla de mejor director y ninguna lo consiguió hasta que Kathryn Bigelow lo logró en 2010 por En tierra hostil.
Pero, al margen de aciertos y olvidos, este año los aficionados al cine de todo el mundo volverán a seguir atentamente una gala en la que La ciudad de las estrellas (La La Land) puede convertirse en la película más premiada de todos los tiempos. Tiene catorce candidaturas y si gana más de once, superará la marca que ostentan Ben-Hur, Titanic y El señor de los anillos: El retorno del rey.
En sus casi ya 90 años de andadura, William Wyler es quien más veces ha sido nominado como mejor director con doce candidaturas que se tradujeron en tres premios.
El compositor John Williams puede presumir de ser la persona viva que acumula más nominaciones, un total de 50. De ellas, se llevó la estatuilla en cinco ocasiones.
Walt Disney ganó, a lo largo de su carrera, 26 Oscar, dos de ellos en forma de premio especial porque la categoría de mejor película de animación no se creó hasta 2001.
En lo que se refiere a interpretaciones, Katharine Hepburn, con cuatro Oscar, es quien más veces lo ha obtenido, pero es Meryl Streep, con 20 candidaturas, la última este año por su papel en Florence Foster Jenkins, quien más veces ha optado a él, aunque solo ha subido al escenario a recoger el galardón en tres ocasiones.
Peter O’Toole tiene el récord de derrotas con ocho nominaciones y ningún premio, pero en 2003 se le otorgó uno por toda su carrera. Algo parecido le pasó a Deborah Kerr, que asistió como candidata a la gala en seis ocasiones y solo pudo recoger el Oscar honorífico que le concedieron en 1994.
El capítulo de olvidados es largo y, en muchas ocasiones, produce verdadero sonrojo.
Alfred Hitchcock, por ejemplo, nunca se alzó como ganador en la categoría de mejor director.
Fue candidato en cinco ceremonias, y por películas tan reconocidas como Rebeca, La ventana indiscreta o Psicosis, pero siempre se fue de vacío.
En 1968 la Academia, quizá con cargo de conciencia, le concedió el premio Irving G. Thalberg que reconocía toda su trayectoria. Cuando lo recogió, el orondo realizador británico tan solo dijo: “Gracias”.
Cineastas como Fritz Lang, Stanley Kubrick o Charles Chaplin tampoco ganaron nunca el premio al mejor realizador del año. Orson Welles recibió un Oscar al mejor guion original, junto con Herman J. Mankiewicz, por Ciudadano Kane.
También estaba nominado en esa edición como mejor actor y director en dicho film, pero la Academia pasó por alto su labor.
Es más, nunca más volvió a optar a la estatuilla dorada.
En 1971 le dieron una de honor, pero él, fiel a su estilo, no acudió a la ceremonia a recibirla personalmente.
Repasar la historia de los Oscar es, además, adentrarse en los vaivenes de la sociedad norteamericana a lo largo de las pasadas décadas.
En 1940 Hattie McDaniel ganó el Oscar a la mejor actriz de reparto por su inolvidable papel de Mammy en Lo que el viento se llevó.
Durante la ceremonia, tanto ella como su acompañante, se sentaron en un lugar apartado ya que las normas de segregación racial estaban todavía vigentes.
¿Qué ocurrirá este año? Lo sabremos a lo largo de la madrugada del lunes cuando, uno tras otro, se vayan abriendo los correspondientes sobres y se oiga la frase ritual: “And the Oscar goes to” seguida de un nombre y del título de una película.
Y, a partir de ese momento, se actualizará la lista de alegrías y decepciones, de triunfadores y olvidados, renovando así polémicas tan antiguas como la mismísima historia de los Oscar.
En sus casi nueve décadas, tan solo cuatro mujeres han optado a la estatuilla de mejor director y ninguna lo consiguió hasta que Kathryn Bigelow lo logró en 2010 por En tierra hostil.
Pero, al margen de aciertos y olvidos, este año los aficionados al cine de todo el mundo volverán a seguir atentamente una gala en la que La ciudad de las estrellas (La La Land) puede convertirse en la película más premiada de todos los tiempos. Tiene catorce candidaturas y si gana más de once, superará la marca que ostentan Ben-Hur, Titanic y El señor de los anillos: El retorno del rey.