29 nov 2016
‘Resurrección’, de Mahler, rompe récords al superar los 5 millones de euros
El manuscrito de la 'Segunda Sinfonía' se ha convertido en la obra musical más cara de la historia.
El manuscrito de la Segunda Sinfonía del compositor Gustav Mahler, conocida como Resurrección
y considerada como una de las mayores obras sinfónicas, alcanzó este
martes un récord para un pergamino musical al superar los 5 millones de
euros en una subasta de la casa Sotheby's en Londres.
El lote, vendido en una puja dedicada a documentos y libros de música, superó el precio estimado de entre 4 y 5,2 millones de euros al venderse por 5,3 millones de euros.
El manuscrito, compuesto por 232 folios y escrito a mano por Mahler (1860-1911), es la obra musical más destacada que ha salido al mercado a un precio tan alto, según la casa de pujas.
Los únicos documentos de grandes sonatas vendidos hasta ahora en subasta han sido uno de nueve sinfonías de Mozart, que alcanzó un precio de 2,9 millones de euros en 1987, y uno de la Segunda sinfonía de Robert Schumann, que se vendió por 1,7 millones de euros en 1994.
La pieza de Mahler fue ofrecida para su venta por los herederos del empresario y economista estadounidense Gilbert Kaplan (1941-2016), quien dedicó su vida a hacer realidad su sueño de conducir la obra ante las orquestas más importantes del mundo. "Ninguna sinfonía completa de Mahler, escrita a mano por el compositor, ha sido ofrecida para subasta, y es probable que ninguna sea ofrecida otra vez.
Es una oportunidad en la vida de adquirir un manuscrito de excepcional importancia histórica", ha asegurado el especialista en libros y manuscritos de Sotheby's, Simon Maguire.
El manuscrito está totalmente inalterado, con anotaciones en lápiz de color azul y retiene la forma en que Mahler lo dejó, lo que permite revelar su proceso de composición, según ha señalado la casa de subastas en un comunicado.
Originalmente, fue cedido por la viuda del compositor, Alma, a un amigo, el conductor de orquesta Willem Mengelberg en 1920, y adquirido después por Gilbert Kaplan en 1984.
El lote, vendido en una puja dedicada a documentos y libros de música, superó el precio estimado de entre 4 y 5,2 millones de euros al venderse por 5,3 millones de euros.
El manuscrito, compuesto por 232 folios y escrito a mano por Mahler (1860-1911), es la obra musical más destacada que ha salido al mercado a un precio tan alto, según la casa de pujas.
Los únicos documentos de grandes sonatas vendidos hasta ahora en subasta han sido uno de nueve sinfonías de Mozart, que alcanzó un precio de 2,9 millones de euros en 1987, y uno de la Segunda sinfonía de Robert Schumann, que se vendió por 1,7 millones de euros en 1994.
La pieza de Mahler fue ofrecida para su venta por los herederos del empresario y economista estadounidense Gilbert Kaplan (1941-2016), quien dedicó su vida a hacer realidad su sueño de conducir la obra ante las orquestas más importantes del mundo. "Ninguna sinfonía completa de Mahler, escrita a mano por el compositor, ha sido ofrecida para subasta, y es probable que ninguna sea ofrecida otra vez.
Es una oportunidad en la vida de adquirir un manuscrito de excepcional importancia histórica", ha asegurado el especialista en libros y manuscritos de Sotheby's, Simon Maguire.
El manuscrito está totalmente inalterado, con anotaciones en lápiz de color azul y retiene la forma en que Mahler lo dejó, lo que permite revelar su proceso de composición, según ha señalado la casa de subastas en un comunicado.
Originalmente, fue cedido por la viuda del compositor, Alma, a un amigo, el conductor de orquesta Willem Mengelberg en 1920, y adquirido después por Gilbert Kaplan en 1984.
Además de dos cantantes y el coro, la partitura requiere de la intervención del órgano en el quinto y último movimiento, y de una orquesta gigantesca con 10 trompas, amplia percusión que incluye dos gongs, uno agudo y otro grave, y dos arpas.
Resurrección, estrenada en Berlín en 1895, tiene una extensión de 90 minutos y aborda temas universales de la vida y la muerte. Kaplan, empresario y economista, quedó impactado después de escucharla en el Carnegie Hall de Nueva York en 1965, al afirmar que salió de la sala como "una persona distinta".
En su día, llegó a comentar que sintió que la pieza de Mahler le había abrazado.
Con la ayuda de destacados conductores de todo el mundo, Kaplan trabajó sin descanso para aprender, desde cero, cómo conducir piezas musicales, por lo que dedicó tres décadas a representar la obra numerosas veces en todo el mundo, según Sotheby's. La casa de subastas puntualizó que la compra del manuscrito fue la culminación de la obsesión del economista con la sinfonía.
A principios del siglo XX, Mahler fue uno de los más importantes directores de orquesta y de ópera.
Tras licenciarse en el Conservatorio de Viena en 1878, fue sucesivamente director de varias orquestas en diversos teatros de ópera europeos, llegando en 1897 a la que entonces se consideraba la más notable: la dirección de la Ópera de la Corte de Viena.
Brad Pitt se refugió en una isla en Acción de Gracias
Angelina Jolie no dejó que el actor viera a sus hijos por el festivo, así que se marchó con un amigo a las islas Turcas y Caicos.
Brad Pitt pasó el fin de semana de Acción de Gracias "con uno de sus colegas" porque Angelina Jolie
no le dejó ver a sus hijos, afirma la web estadounidense de noticias
Page Six.
Según ha contado una fuente a este medio, el actor viajó a las islas Turcas y Caicos, y se alojó en una villa privada, Amanyara, donde los precios rondan los 34.000 dólares (32.100 euros) por noche.
Esta
escapada a las islas Turcas y Caicos es un clásico entre los famosos
para huir durante unos días de sus problemas.
La actriz y presentadora de televisión Kelly Ripa viajó con su esposo, Mark Consuelos, días después de que se supiera que el copresentador de Live With Kelly, el programa donde trabaja Ripa, Michael Strahan, se marchaba a Good Morning America.
Chelsea Clinton, estando embarazada, se tomó un descanso en ese paraíso británico durante la campaña de su madre, Hillary Clinton. Así como otras estrellas de Hollywood, como Olivia Wilde, Emily Ratajkowski y el músico Bryan Ferry, quien se casó con Amanda Sheppard —antigua novia de su hijo— en Amanyara en 2012.
Brad Pitt y Angelina Jolie se han alojado en varias ocasiones en las propiedades que el grupo Amanyara tiene en Amanpuri (Tailandia) y en Amangiri (Utah).
Antes de Acción de Gracias, el intérprete ha estado estrenando su última película, Aliados, en varias ciudades europeas.
Lo último que se sabe del proceso de divorcio de los intérpretes de Sr. y Sra. Smith es que Pitt está oficialmente libre de cargos tras la investigación sobre abuso infantil que le hizo el Departamento de Infancia y Servicios Familiares de Los Ángeles.
Las autoridades investigaban lo ocurrido cuando el actor, presuntamente, se sobrepasó verbal y físicamente con su hijo Maddox, de 15 años.
Según ha contado una fuente a este medio, el actor viajó a las islas Turcas y Caicos, y se alojó en una villa privada, Amanyara, donde los precios rondan los 34.000 dólares (32.100 euros) por noche.
La actriz y presentadora de televisión Kelly Ripa viajó con su esposo, Mark Consuelos, días después de que se supiera que el copresentador de Live With Kelly, el programa donde trabaja Ripa, Michael Strahan, se marchaba a Good Morning America.
Chelsea Clinton, estando embarazada, se tomó un descanso en ese paraíso británico durante la campaña de su madre, Hillary Clinton. Así como otras estrellas de Hollywood, como Olivia Wilde, Emily Ratajkowski y el músico Bryan Ferry, quien se casó con Amanda Sheppard —antigua novia de su hijo— en Amanyara en 2012.
Brad Pitt y Angelina Jolie se han alojado en varias ocasiones en las propiedades que el grupo Amanyara tiene en Amanpuri (Tailandia) y en Amangiri (Utah).
Antes de Acción de Gracias, el intérprete ha estado estrenando su última película, Aliados, en varias ciudades europeas.
Lo último que se sabe del proceso de divorcio de los intérpretes de Sr. y Sra. Smith es que Pitt está oficialmente libre de cargos tras la investigación sobre abuso infantil que le hizo el Departamento de Infancia y Servicios Familiares de Los Ángeles.
Las autoridades investigaban lo ocurrido cuando el actor, presuntamente, se sobrepasó verbal y físicamente con su hijo Maddox, de 15 años.
Chernóbil se cubre de un inmenso caparazón para estar a salvo un siglo............................... Álvaro Sánchez.......
Un gigantesco arco de metal hará de barrera contra las radiaciones del reactor afectado por el accidente nuclear.
Treinta años después del peor accidente nuclear que ha sufrido la
humanidad, la central de Chernóbil se cubre de un inmenso caparazón de
acero para evitar fugas de radiación durante el próximo siglo.
El temor ante los efectos de nuevos escapes tóxicos de la agrietada estructura colocada justo después del desastre por la Unión Soviética una vez cumplidos sus 30 años de vida útil ha llevado a un grupo de donantes internacionales impulsados por el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo a implicarse de lleno en garantizar su seguridad.
Juntos han reunido los 1.500 millones de euros que ha costado la nueva armadura, la mayor estructura móvil fabricada hasta ahora, de un tamaño casi equivalente al de dos campos de fútbol, con la Comisión Europea como mayor contribuyente con 431 millones.
El ambicioso proyecto de ingeniería empezó a levantarse en 2012, casualmente pocos meses después de que los fantasmas de Chernóbil resucitaran ante el escape radiactivo de la ciudad japonesa de Fukushima tras un fuerte terremoto.
La tragedia llevó a Europa, con Alemania a la cabeza, a replantearse su relación con la energía atómica.
"Hemos aprendido muchas lecciones del accidente de Chernóbil y del más reciente de Fukushima
. La Comisión apoyó los exámenes para detectar debilidades en las plantas nucleares y la UE actualizó sus normas de seguridad.
Las lecciones aprendidas y las mejoras de seguridad han reducido la probabilidad de otro accidente nuclear a gran escala", asegura a EL PAÍS el comisario europeo de Cooperación, Neven Mimica.
Este martes se inaugurará la instalación en presencia de autoridades ucranias e internacionales después de tres años de trabajos cerca del reactor a cargo de las constructoras francesas Vinci y Bouygues, pero el equipamiento con que cuenta la infraestructura, con forma de arco gigante —aparatos de control de radiación, respiraderos, protección frente a incendios—, no estará listo hasta finales del año que viene.
Entonces empezará a desmantelarse el deteriorado sarcófago soviético que hasta ahora ha servido de barrera, edificado a contrarreloj por 90.000 personas en solo 206 días bajo la urgencia de la hecatombe.
"Es nuestra obligación hacer la zona segura medioambientalmente de nuevo y librar a las próximas generaciones de esta responsabilidad", apunta Mimica.
Los números muestran la envergadura del nuevo monstruo de metal que hará de escudo frente a las partículas: 108 metros de altura, 162 de largo, 257 de ancho y un peso de 36.000 toneladas, casi cuatro veces el de la Torre Eiffel, y lo suficientemente amplio como para que en su interior quepa la Estatua de la Libertad o el Estadio de Saint-Denis, tal y como comparan en su web las empresas responsables del proyecto para dar una idea de su tamaño.
Su propósito de servir de muro frente a la radiactividad es fundamental para los trabajadores que desmantelarán la antigua estructura soviética.
Más de mil empleados se dedicaron exclusivamente a la cúpula en los
momentos de mayor trabajo entre estrictas medidas de seguridad:
alternaron dos semanas de trabajo viviendo en apartamentos
descontaminados cerca de la central con otras dos de descanso, un equipo
midió continuamente la radiactividad y todos ellos pasaron exámenes
médicos antes de ser contratados.
También la seguridad del caparazón se ha extremado ante la peligrosidad del material que esconde el reactor: está preparada para soportar terremotos de más de seis grados en la escala Richter pese a que Ucrania es una zona de baja actividad sísmica.
Nadie espera menos garantías después de que toda certeza de invulnerablidad se evaporara una noche de primavera.
El sábado 26 de abril de 1986 a las 1.23 de la madrugada el reactor número 4 de la central de Chernóbil explotó durante unas pruebas de seguridad.
Ese día el ser humano empezó a conocer una nueva forma de temor tan invisible como destructivo.
"Lo que ha pasado es algo desconocido.
Es otro miedo.
No se oye, no se ve, no huele, no tiene color; en cambio nosotros cambiamos física y psíquicamente.
Se altera la fórmula de la sangre, varía el código genético, cambia el paisaje", narra uno de los supervivientes en Voces de Chernóbil, el relato coral sobre el sufrimiento que siguió a la catástrofe de la Nobel de Literatura Svetlana Alexievich.
El temor ante los efectos de nuevos escapes tóxicos de la agrietada estructura colocada justo después del desastre por la Unión Soviética una vez cumplidos sus 30 años de vida útil ha llevado a un grupo de donantes internacionales impulsados por el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo a implicarse de lleno en garantizar su seguridad.
Juntos han reunido los 1.500 millones de euros que ha costado la nueva armadura, la mayor estructura móvil fabricada hasta ahora, de un tamaño casi equivalente al de dos campos de fútbol, con la Comisión Europea como mayor contribuyente con 431 millones.
El ambicioso proyecto de ingeniería empezó a levantarse en 2012, casualmente pocos meses después de que los fantasmas de Chernóbil resucitaran ante el escape radiactivo de la ciudad japonesa de Fukushima tras un fuerte terremoto.
La tragedia llevó a Europa, con Alemania a la cabeza, a replantearse su relación con la energía atómica.
"Hemos aprendido muchas lecciones del accidente de Chernóbil y del más reciente de Fukushima
. La Comisión apoyó los exámenes para detectar debilidades en las plantas nucleares y la UE actualizó sus normas de seguridad.
Las lecciones aprendidas y las mejoras de seguridad han reducido la probabilidad de otro accidente nuclear a gran escala", asegura a EL PAÍS el comisario europeo de Cooperación, Neven Mimica.
Este martes se inaugurará la instalación en presencia de autoridades ucranias e internacionales después de tres años de trabajos cerca del reactor a cargo de las constructoras francesas Vinci y Bouygues, pero el equipamiento con que cuenta la infraestructura, con forma de arco gigante —aparatos de control de radiación, respiraderos, protección frente a incendios—, no estará listo hasta finales del año que viene.
Entonces empezará a desmantelarse el deteriorado sarcófago soviético que hasta ahora ha servido de barrera, edificado a contrarreloj por 90.000 personas en solo 206 días bajo la urgencia de la hecatombe.
"Es nuestra obligación hacer la zona segura medioambientalmente de nuevo y librar a las próximas generaciones de esta responsabilidad", apunta Mimica.
Los números muestran la envergadura del nuevo monstruo de metal que hará de escudo frente a las partículas: 108 metros de altura, 162 de largo, 257 de ancho y un peso de 36.000 toneladas, casi cuatro veces el de la Torre Eiffel, y lo suficientemente amplio como para que en su interior quepa la Estatua de la Libertad o el Estadio de Saint-Denis, tal y como comparan en su web las empresas responsables del proyecto para dar una idea de su tamaño.
Su propósito de servir de muro frente a la radiactividad es fundamental para los trabajadores que desmantelarán la antigua estructura soviética.
También la seguridad del caparazón se ha extremado ante la peligrosidad del material que esconde el reactor: está preparada para soportar terremotos de más de seis grados en la escala Richter pese a que Ucrania es una zona de baja actividad sísmica.
Nadie espera menos garantías después de que toda certeza de invulnerablidad se evaporara una noche de primavera.
El sábado 26 de abril de 1986 a las 1.23 de la madrugada el reactor número 4 de la central de Chernóbil explotó durante unas pruebas de seguridad.
Ese día el ser humano empezó a conocer una nueva forma de temor tan invisible como destructivo.
"Lo que ha pasado es algo desconocido.
Es otro miedo.
No se oye, no se ve, no huele, no tiene color; en cambio nosotros cambiamos física y psíquicamente.
Se altera la fórmula de la sangre, varía el código genético, cambia el paisaje", narra uno de los supervivientes en Voces de Chernóbil, el relato coral sobre el sufrimiento que siguió a la catástrofe de la Nobel de Literatura Svetlana Alexievich.
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