Muchas preguntas sin respuesta se cernían sobre la muerte de la
abogada María Ángeles Lousa Gayoso, de 62 años, ocurrida en su chalé de
Puerta de Hierro el pasado 1 de julio.
Nadie había visto a
los supuestos encapuchados.
No había grabaciones en las cámaras de la urbanización de coches
sospechosos y no faltaba ningún objeto de valor en la vivienda.
Los
agentes del Grupo V de Homicidios han dado carpetazo al caso con la
detención ayer por la mañana del único hijo de la fallecida, Ramón María
Sánchez Lousa, de 32 años, como el supuesto autor del crimen, según
informaron fuentes policiales
. Las pruebas de ADN y diversos indicios le
incriminan "sin ningún tipo de dudas", según estas fuentes.
Crimen tras la final de la Eurocopa
- María Ángeles Lousa Gayoso, de 62 años, muere tras recibir supuestamente diversos golpes
en la cabeza. Su hijo, Ramón, de 32 años, resulta herido
- . La familia
acababa de ver en televisión la victoria de España en la Eurocopa, el
pasado 1 de julio.
- Las primeras pesquisas apuntan a que tres encapuchados se colaron por la parte trasera del chalé, en el número 13 de la calle de Arroyofresno, y mataron a la mujer.
- Según la autopsia, la víctima solo recibió un golpe y se ahogó en su propio vómito al quedar inconsciente.
- La Policía Científica recoge restos de ADN en las uñas de Lousa y, tras analizarlos en dos ocasiones, comprueba que el perfil coincide con el de su hijo.
El homicidio se produjo pasadas las 23.30 del pasado 1 de julio,
instantes después de que la selección española de fútbol ganara la
Eurocopa.
La mujer había cenado junto con su esposo, notario de
profesión; su hijo y la novia de este en el jardín del chalé, en el
número 13 de la calle de Arroyofresno, en Puerta de Hierro.
Se trata de
una zona de alto poder adquisitivo, con grandes medidas de seguridad y
vigilancia privada. Como la mujer se encontraba mal (le dolía la
cabeza), decidió marcharse a la cama.
Al cabo del rato, subió el hijo,
que fue el que supuestamente se topó con tres encapuchados
. Estos, tras
golpearla por la espalda, salieron por la parte trasera de la vivienda,
por el mismo lugar en el que presuntamente habían entrado.
La víctima quedó tendida en medio de la habitación
en medio de un gran charco de sangre.
Fue el hijo el que alertó al resto de la familia. Bajó con las manos
ensangrentadas y con una brecha en la cabeza.
Los facultativos de una
UVI móvil del Servicio de Urgencias Médicas de la Comunidad de Madrid
intentaron reanimar a la mujer durante media hora, pero al final solo
pudieron certificar su muerte.
El hijo, que fue trasladado a la clínica
de La Concepción, recibió el alta a las pocas horas.
La autopsia reveló que la mujer había muerto tras recibir
un único golpe en la cabeza
con un objeto contundente.
Al quedar inconsciente y caer al suelo, se
produjo un vómito súbito que fue el que la mató por ahogamiento. Su
muerte resultó bastante agónica, pero no se enteró de lo que había
ocurrido dado que estaba inconsciente.
Los agentes de Homicidios iniciaron las investigaciones y, desde el
primer momento, vieron algo raro en el caso.
En la vivienda, no había
nada forzado. Si los ladrones habían accedido desde la partera trasera
del chalé, más concretamente desde el edificio que ocupa la contigua
Embajada de Costa de Marfil, debería haber alguna señal.
Ningún cristal
estaba fracturado, tampoco había pisadas ni señal alguna de forzamiento
en las puertas.
"¿El móvil del homicidio? Esa es la gran incógnita de este caso", afirman fuentes policiales
Otro hecho que chirrió mucho a los agentes de Homicidios es que la habitación de la víctima estaba revuelta, pero no faltaba
ningún objeto de valor.
La posible explicación la dio el hijo pero con un fallo que sirvió para
centrar en él las investigaciones: los ladrones al verse sorprendidos
por Ramón le golpearon en la cabeza y se dieron a la fuga sin tiempo
para llevarse nada.
En un primer momento, afirmó que junto a su madre
había dos encapuchados y que un tercero le golpeó por la espalda sin que
pudiera reconocerlos. Ante la policía, dudó y rebajó el número a dos.
Un hecho importante y que no trascendió en su momento es que en la
habitación donde murió María Ángeles Lousa Gayoso fue hallado un trozo
de guante roto.
La policía pensó que a través de él podría sacar el ADN
de los autores.
Sin embargo, la prueba de cargo más importante la
llevaba el cuerpo de la mujer
. Los agentes de Policía Científica
recogieron de las uñas de la abogada restos capilares. Cuando lo
analizaron los especialistas de la Comisaría General, no se lo podían
creer.
El perfil coincidía con el del hijo.
Estos resultados se conocieron en los mismos días en que saltó toda
la polémica de la identificación de los restos óseos de los hijos de
José Bretón desaparecidos en Córdoba.
Ante el temor de errar en el
informe inicial, decidieron repetir todas las pruebas y asegurarse que
no había ningún fallo.
Los resultados fueron los mismos
. Los restos
hallados en las uñas pertenecían a Ramón María Sánchez Lousa, según
fuentes de la investigación.
"Ese es un dato determinante para su
arresto, pero no el único", añadieron fuentes judiciales.
Los agentes de Homicidios dejaron esa prueba a la espera y decidieron
comprobar otros extremos, por si en algún momento la madre podría haber
herido de manera incidental a su hijo
. Era muy difícil, dada la
mecánica del crimen, pero no del todo imposible.
Los policías se
centraron en las grabaciones de las cámaras de videovigilancia de Puerta
de Hierro, pero no vieron nada sospechoso
. Ningún coche que fuera
desconocido o robado pasó por aquellas calles solitarias aquel primer
domingo de julio.
Además, otro detalle que reforzaba su autenticidad es
que ninguna cámara había resultado dañada.
No habían sufrido ningún
sabotaje que hubiera permitido sembrar algún hilo de duda.
También
resultaba muy extraño que ni la empleada de hogar, que estaba en la
cocina, ni el perro de la familia, de nombre
Lucky, hubieran oído algún ruido extraño que hubiera puesto en alerta al resto de la familia, según fuentes policiales.
Los investigadores, tras conseguir la preceptiva orden judicial de
detención, acudieron a las diez de la mañana de ayer al chalé de la
calle de Arroyofresno y detuvieron al hijo de la fallecida.
Este no
opuso ningún tipo de resistencia al arresto.
Tampoco se quedó
sorprendido por la detención ni se declaró culpable de los hechos, según
fuentes del caso
. Tras leerle los derechos que le asisten como
detenido, le trasladaron a la sede de la Jefatura Superior de Policía de
Madrid, en la calle del Doctor Federico Rubio y Galli, cerca de la
avenida de Reina Victoria.
El padre del supuesto autor y marido de la víctima se presentó a
media mañana con dos abogados de su confianza para que estuvieran
presente durante el interrogatorio
. Este se iba a efectuar ayer por la
tarde, pero al final se negó a declarar.
Está previsto que pase hoy a
disposición del juzgado que instruye el crimen.
"¿El móvil del
homicidio? Esa es la gran incógnita de este caso. Solo será él quien nos
pueda decir el porqué de la muerte", reconocen fuentes policiales.
Estas no descartan que el supuesto parricida sufra algún tipo de
trastorno psicológico o psiquiátrico.
En todo caso, tendrán que ser los
peritos forenses los que determinen esta posibilidad.
La policía cree que fue el propio detenido el que se produjo una
lesión en la cabeza para hacer más creíble la hipótesis del robo en el
chalé.
El detenido, que es hijo único, se estaba preparando las
oposiciones para oficial de Notaría e intentar así seguir los pasos de
su padre.