Irán, la tormenta solar, los cataclismos...
Nos había dicho que 2012 iba a ser un año complicado, tanto que algunos incluso anunciaron el fin del mundo. Ahora resulta que no, que lo del calendario maya es el final de una manera de contar el tiempo, y que el 21 de diciembre el mundo no va a acabarse. Pero no dejan de atormentarnos con amenazas, unas reales y otras posibles. El pulso que la UE está echando a Irán con el embargo es uno de los problemas, porque en Teherán dicen que van a dejar de suministrar petróleo a Europa. Estas cosas me confunden, porque si cortas el comercio con un país no entiendo cómo es que sigues comprándole petróleo.
Luego está la supuesta tormenta solar, que por lo visto no ha sido para tanto, pero los cientificos se empeñan en anunciarnos que como se produzca una como la que hubo en el siglo XIX esto va a ser el caos porque hoy dependemos más de las tecnologías de la comunicación. Miras los canales de pago que contratas para huir de la telebasura, y te cuecen a documentales sobre exterminadores nazis, volcanes apocalípticos que pueden reventar en cualquier momento, oscurecer el Sol con sus cenizas y finiquitar la vida, asteroides o meteoritos que pueden impactar contra La Tierra con efectos devastadores, ciudades en guerra urbana tomadas por las bandas, historia-ficción sobre los efectos de un ataque terrorista a centros de energía que nutren grandes ciudades... Vaya, que parece que existe la consigna de repartir miedo. Y, mira, yo estoy seguro de que no va a ocurrir ningún desastre bíblico porque las cadenas de televisión no están pujando por los derechos para televisarlo.