10 jun 2020
Cantantes Muere el músico Pau Donés a los 53 años
El cantante, guitarrista y líder del grupo Jarabe de Palo era una de las voces más reconocibles del país.
Pau
Donés, en Madrid en octubre de 2018. En vídeo, repaso a la trayectoria
del músico y al impacto en su carrera de su enfermedad. SAMUEL SANCHEZ | VÍDEO: EPV
El músico Pau Donés, cantante, guitarrista y líder del grupo Jarabe de Palo, ha fallecido este martes a los 53 años en su casa en el Valle de Arán (Lleida).
Con él desaparece una de las voces más reconocibles del país,
así como con una forma de hacer canciones de una amable simplicidad,
anclada en frases cortas con aires de eslogan que revelaron su
experiencia en el mundo de la publicidad.
Y siempre al servicio de una
mirada sin recovecos ni segundas lecturas que tradicionalmente, y en
especial desde que le fue diagnosticado un cáncer en 2015, celebran la
alegría de vivir, la empatía y el agradecimiento.
Con Pau Donés también
desaparece un modelo de artista no muy habitual, aquel que llega tarde
al éxito, superada la primera juventud
. A Donés le fue esquiva la
popularidad en sus primeros años, cuando la intentó alcanzar con
proyectos como J & Co Band o Dentaduras Postizas.
Mientras la música
no pasaba de un pasatiempo, Donés trabajó
en el mundo de la publicidad, que fue finalmente quien le puso en
órbita cuando en una campaña de una marca de tabaco que quería resaltar
los valores latinos se coló como tema central La flaca, una
canción escrita a vuelapluma en un viaje a Cuba bajo el impacto de una
belleza local.
Esa canción era la que se escuchó en todos los
chiringuitos de verano a partir del año 1997.
Donés, nacido en Montanuy,
Huesca, contaba con 31 años y Jarabe de Palo funcionaba desde 1995.
La canción se hizo celebérrima, y en algún sentido le acercó a la órbita
sonora de Radio Futura, cuya elaborada latinidad era revisitada en
clave más ingenua y despreocupada con este tema.
De hecho, en algunos
conciertos le pidieron a Santiago Auserón que la cantase, al serle
atribuida por algún aficionado despistado.
Y si tras un éxito tan
fulgurante se podía pensar que la carrera de Donés ya solo podía ir
hacia abajo, su tesón y el gancho de su forma de componer le mantuvieron
en lo alto de los favores populares con discos como Depende (1998), De vuelta y vuelta (2001) o Bonito
(2003), con otro estribillo genuinamente basado en la cantidad de cosas
que en el mundo pueden ser bonitas.
Esa mirada franca y optimista se
acentuó aún más tras serle diagnosticada su enfermedad, momento en el
que encontró aún más sentido a una de las frases que le repetía su madre
y que solía recordar en sus conciertos “ella me decía que hay que vivir
rabiosamente, en presente, que la muerte ya vendrá”.
Esa sensación de
vivir con pasión lo que de vida le restase impregnó sus últimos
trabajos, iniciados con el disco y la gira de 50 palos en 2017.
Es también el caso de su más reciente álbum, Traga o escupe, editado a finales de mayo
después de ser compuesto en Estados Unidos.
Según personas cercanas a
su equipo, Donés, que funcionaba por impulsos e intuiciones, decidió
publicarlo antes de lo previsto, el mes de septiembre, e ilustrar su
primer sencillo, Eso que tú me das, con un emotivo videoclip de
aire festivo grabado en la terraza de una vivienda y con la aparición
de su hija Sara, con la que Donés no pudo bailar por falta de fuerzas.
Antes, durante el confinamiento, había grabado en el balcón de su casa
una toma a guitarra de Vuelvo, un tema en el que cantaba “vuelvo a hacer lo que siempre he querido hacer”, no otra cosa que componer canciones y cantarlas.
Tras
la edición del disco, que coincidió con un empeoramiento de su estado,
no estaba prevista la gira que había anunciado con antelación en las
redes sociales, de cuya celebración solo dependía entonces la superación
de la pandemia.
A todo esto, su vinculación con los sanitarios se
reforzó durante su largo tratamiento, de suerte que en Traga o escupe les rinde homenaje en Los ángeles visten de blanco,
cuya letra recitó en primicia en una de sus últimas apariciones en
directo, a finales de 2019 en la sala Luz de Gas de Barcelona en un
concierto para recoger fondos para el Instituto de Oncología del Vall
d’Hebrón.
De igual manera, durante la pandemia regaló 2.500 mascarillas a
otro hospital público, el Moises Broggi.
Pau ya no es un paciente, pero
sus canciones seguirán siendo lenitivas.
Iglesias y Ayuso elevan el tono en sus ataques por la gestión de las residencias
El vicepresidente advierte a la presidenta madrileña de consecuencias legales por el protocolo sobre los centros de mayores.
El
vicepresidente de Derechos Sociales, Pablo Iglesias, el martes tras el
Consejo de Ministros.
En vídeo, declaraciones de Iglesias sobre la
situación de las residencias en la Comunidad de Madrid. Europa Press
Las residencias de personas mayores, especialmente azotadas
por la pandemia, se han convertido en un arma arrojadiza entre el
Gobierno central y el de la Comunidad de Madrid. El vicepresidente Pablo
Iglesias, al que desde el PP y Vox señalan como responsable de la
gestión de estos centros durante el estado de alarma —aunque una orden
ministerial mantuvo las competencias en las comunidades— advirtió este
martes de posibles “consecuencias legales” por el protocolo de Madrid que limitó el traslado de ancianos a los hospitales durante la crisis sanitaria.
La
amenaza de llevar ante la justicia la gestión de las residencias de
mayores durante la pandemia fue el estallido de una crisis que se venía
gestando desde hace tiempo. El vicepresidente Pablo Iglesias, que apela a
la orden ministerial que mantiene las competencias en las comunidades,
fue el martes un paso más lejos al calificar la gestión de las
residencias en Madrid de “un escándalo evidente que puede tener
consecuencias legales”.
Iglesias se hizo eco de las palabras del
consejero de Políticas Sociales de la Comunidad de Madrid, Alberto
Reyero (Ciudadanos), que en varios correos electrónicos internos
revelados por EL PAÍS había alertado de que el protocolo sobre la
derivación de los enfermos de estos centros a los hospitales era “inmoral” y “eventualmente ilegal”.
La
respuesta, en un tono parecido, no tardó en llegar.
El vicepresidente
del Gobierno madrileño, Ignacio Aguado (Ciudadanos), calificó de
“inadmisible” que un vicepresidente del Gobierno “hable en esos
términos”.
Y anunció, como ya había hecho la presidenta regional, que
están estudiando la opción de emprender acciones legales. “Son
declaraciones inaceptables.
Yo nunca le echaré la culpa a Pedro Sánchez
de las muertes en el país, tampoco a Iglesias”, añadió.
Aún no hay cifras oficiales sobre el número de muertos en estos centros
en toda España, pero una estimación de EL PAÍS calcula que más de 19.000
personas perdieron la vida en centros de asistencia social.
En los 710
que acogen en la Comunidad de Madrid a personas mayores con discapacidad
o con enfermedad mental han fallecido al menos 5.986 personas por
causas vinculadas al coronavirus.
La tragedia aún se conjuga en
presente: 14 residencias siguen intervenidas por su alto número de
muertos durante la crisis.
La caída en la velocidad de la expansión del virus, sin
embargo, ha abierto el tiempo del reparto de las responsabilidades
políticas entre el Gobierno central y el autonómico.
Y el conflicto lo
están protagonizando Iglesias y la presidenta regional, Isabel Díaz
Ayuso.
“La gente no va a perdonar lo que ha hecho la señora Ayuso en la
Comunidad de Madrid y lo que se ha hecho en otras comunidades”, dijo
Iglesias en TVE el lunes.
“Es un auténtico escándalo, si no es un
crimen”, añadió, en referencia a los protocolos que impidieron el
traslado a hospitales de residentes en función de sus niveles de
dependencia o discapacidad.
“La gestión de Iglesias al frente del mando único ha sido
absolutamente negligente”, espetó el lunes Ana Camins, secretaria
general del PP de Madrid, diputada regional, senadora, y persona de la
máxima confianza de Pablo Casado, que calificó de “repulsivo” el
comportamiento del vicepresidente.
“¿Dónde están los 300 millones que
prometió Iglesias para hacer frente al coronavirus en las residencias de
mayores?”, se preguntó, empleando argumentos parecidos a los enunciados
por miembros del PP nacional.
Iglesias, después de
semanas de no elevar el tono al ser interpelado por el PP o Vox por la
gestión de las residencias, dijo basta hace una semana en la Comisión de
Derechos Sociales del Congreso: “Lo que hizo este Gobierno fue aumentar las competencias de los Gobiernos autonómicos.
Y
lo que hizo el Gobierno de la Comunidad de Madrid, pudiendo intervenir
residencias privadas, fue prohibir el traslado de ancianos [a los
hospitales]”.
El choque entre ambos Gobierno no es nuevo.
No obstante, en público, solía ser unidireccional: de Díaz Ayuso al
presidente Pedro Sánchez. Ahora la presidenta de Madrid ha encontrado en
el vicepresidente quien le conteste desde el Ejecutivo.
Mientras el
Congreso trata de sacar adelante una comisión entre todos los grupos
parlamentarios para la reconstrucción social y económica del país tras
la crisis sanitaria, el rifirrafe Iglesias-Ayuso suma cada día frases
más gruesas y acusaciones más directas a cuenta de los miles de ancianos
muertos.
“Si hay algo que parece
criminal son esas declaraciones”, replicó Díaz Ayuso a Iglesias.
“Es
absolutamente insensato e impresentable que el vicepresidente del
Gobierno siempre esté echando gasolina y azuzando en todas las
discusiones y que no le importe politizar el dolor hasta ese punto tan
ofensivo y aberrante”, añadió la presidenta regional.
Con
los partidos que forman el Gobierno central (PSOE y Unidas Podemos) y
el autonómico (PP y Cs) enfrentados desde hace semanas en un cruce de
reproches públicos sobre quién tenía las competencias en la gestión de
las residencias durante el pico de la pandemia, el enfrentamiento va a
más cada día.
El misterio del asesinato de Olof Palme se acerca a su resolución
La fiscalía sueca anuncia este miércoles los últimos avances en la investigación de un magnicidio que sacudió Europa hace 34 años.
Rosas
en la placa del lugar donde fue asesinado Olof Palme, en 2011. En
vídeo, Suecia espera aclarar el asesinato del primer ministro en 1986. BOB STRONG / REUTERS
Suecia está a punto de resolver un magnicidio que conmovió a
Europa hace tres décadas y de cuya onda expansiva nunca se ha
recuperado totalmente el país nórdico: el asesinato del primer ministro Olof Palme.
Después de 34 años de investigaciones fallidas, cientos de miles de
folios de sumario, decenas de sospechosos, un arma homicida desaparecida
y ningún encarcelado, el fiscal Krister Petersson ha anunciado que este
miércoles a las 9.30 de la mañana ofrecerá públicamente ―a través de
una rueda de prensa virtual debido a la prohibición de aglomeraciones de
más de 50 personas a causa del coronavirus― nuevos datos que arrojan
luz sobre el asesinato del líder socialdemócrata, que aún representa uno
de los mayores misterios de la historia reciente del Viejo Continente y
que sacudió a la socialdemocracia europea.
El
enigma alrededor de la muerte de Palme, considerado un símbolo del
estado de bienestar, aquella fría noche del 28 de febrero de 1986 ―murió
de hecho durante la madrugada del 1 de marzo― a la salida del cine en
el centro de Estocolmo, la capital del país, nunca se ha despejado.
Y
ahora, a pocas horas de que se hagan públicos importantes detalles de la
investigación, archivada primero y reabierta en 2016, el ruido es cada
vez mayor.
“Durante 34 años la pregunta ‘¿Quién mató a Olof Palme?' y
'¿Por qué?’ ha invadido a la gente en Suecia.
Sea cual sea la respuesta
mañana veremos cómo muchos suecos sienten un gran alivio”, señala por
correo electrónico Ulf Bjereld, reputado politólogo en la Universidad de
Gotemburgo y simpatizante del partido Socialdemócrata, la formación de
Olof Palme.
Algunos medios locales como el diario Aftonbladet
han llegado a asegurar que el Gobierno del también socialdemócrata
Stefan Löfven ha sido ya informado de que lo que mañana miércoles va a
mostrar al mundo entero el fiscal Petersson es el arma con el que Palme
fue doblemente tiroteado, a quemarropa, por la espalda: un revólver
Magnum .357 Smith&Wesson que nunca fue encontrado. Cuando el fiscal
anunció en febrero que había obtenido nuevas pistas que le iban a
permitir resolver el caso Palme, muchos expertos pensaron
entonces que solo el hallazgo de una nueva prueba, que hasta ahora había
escapado a los investigadores, le permitiría realizar una afirmación
tan contundente.
Varios medios apuntaron entonces a que se trataba del
arma del crimen, pero hasta el momento no se ha filtrado ningún detalle
de la investigación.
El Aftonbladet cita un tuit de Daniel Suhohen,
tertuliano político cercano a los socialdemócratas, en el que sostiene
que una fuente anónima le asegura que el Palme Group (el grupo policial
designado tras el suceso para resolver el caso) ha encontrado el
revolver.
Ningún otro medio local se ha hecho eco del supuesto hallazgo.
Suhohen añade, además, que otra fuente ―también anónima― le ha
asegurado que las autoridades van a revelar el nombre del asesino y
apunta al servicio secreto sudafricano.
“Tengo una fuente de que el
Palme Group tiene el arma. Otra fuente dice que es Sudáfrica. Confío en
estas dos personas. Será emocionante ver el miércoles lo que Krister
Petersson va presentar”, ha dicho en su cuenta de Twitter.
La
teoría sudafricana ha sido siempre una vía abierta en la investigación
del asesinato de Palme cuando salía del Grand Cinema y volvía caminando a
casa ―y sin guardaespaldas― con su esposa Lisbet.
El que fuera primer
ministro de Suecia entre 1969 y 1976 primero, y 1982 y 1986 después, era
un grandísimo defensor de los derechos humanos y se había opuesto
fervientemente al régimen del apartheid sufrido por la mayoría negra en Sudáfrica.
Una semana antes de su muerte, pidió públicamente la abolición del sistema de apartheid
y mostró su apoyo al Congreso Nacional Africano.
“Apoyaba a los países
del tercer mundo y su derecho a la independencia”, recuerda Bjereld.
El diario británico The Guardian publicaba este lunes
una investigación en la que aseguraba, citando fuentes anónimas, que
los servicios secretos suecos se habían reunido con sus homólogos
sudafricanos el pasado 18 de marzo en Pretoria; y que estos le
entregaron un dosier a los escandinavos.
Se desconoce su contenido, pero
podría tratarse de nuevas evidencias que inculpan de la muerte de Palme
a los espías sudafricanos de aquella época, o simplemente podría ser
más información de lo ya recabado durante más de 30 años.
Pero
también hay quién dice que las autoridades podrían mañana dar carpetazo
al caso responsabilizando de la muerte de una vez por todas a Stig
Engström, conocido como el hombre de Skandia (nombre de la
empresa en la que trabajaba).
Engström había mostrado su rechazo el
discurso político de Palme días antes de su asesinato y la investigación
sostiene que tuvo acceso a un revólver del mismo tipo y modelo con el
que Palme fue tiroteado.
Murió, sin embargo, hace 20 años. Engström ya
fue señalado en el pasado como sospechoso, aunque nunca llegó a ser
procesado.
Suhohen y algunos medios suecos han avivado
estos días el debate previo a una comparecencia oficial que podría poner
fin a 34 años de una investigación llena de descuidos y torpezas.
Por
ejemplo, no se acordonó con suficiente rapidez la escena del crimen; una
de las dos balas fue hallada por una persona ajena a la investigación.
Pero la realidad es que impera la incertidumbre.
Muchos analistas, como el columnista del Aftonbladet
Oisin Cantwell, sostienen que lo más lógico es que el anuncio tenga algo
de sustancia.
Apunta, en este sentido, a que las autoridades podrían
mostrar el arma del delito y descarta, por otro lado, nuevas
inculpaciones pues Cantwell sostiene que en ese caso ya habría habido
detenciones, algo de lo que no tiene constancia.
Hasta ahora, y pese a
las innumerables pistas y 130 inculpados, solo una persona, un vagabundo
sin mucho que perder, ha pasado brevemente por prisión.
Fue reconocido
por la esposa de Palme, pero poco después de su entrada en la cárcel,
fue liberado por falta de pruebas.
Lo que está claro es
que el magnicidio de Palme, un hombre incómodo para muchos ―también fue
crítico con la intervención estadounidense en la guerra de Vietnam y con
la dictadura franquista―, puede cerrar una herida que ha envenenado la
sociedad sueca durante más de 30 años.
El magnicidio de un político
carismático, tan popular como controvertido, tan respetado como
detestado, supuso un trauma colectivo en Suecia porque la violencia
política parecía algo totalmente ajeno a este país, cuna del estado de
bienestar, donde un primer ministro podía ir en metro al cine un viernes
por la noche sin escolta.
La incapacidad de la policía sueca para
resolverlo, la multiplicación de las hipótesis y de las teorías de la
conspiración, han mantenido abierto un caso, que incluso llegó a
investigar a fondo antes de su muerte el célebre novelista y periodista Stieg Larsson.
Quedan horas para que el fiscal aclare quién cometió el asesinato,
añada una vía más a la investigación, o cierre el caso sin más.
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