Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

31 mar 2020

Munch y el arte del susto

Los museos han cerrado sus puertas, pero la contemplación del arte sigue abierta. 

Cada día, recordamos la historia de una obra que visitamos a distancia. Hoy: ‘El grito", del pintor noruego.

'El grito' (1893), de Edvard Munch.
'El grito' (1893), de Edvard Munch.

 

30 mar 2020

La verdadera historia de aquel ‘¡Mírala!’

¿Cómo nació realmente ‘La puerta de Alcalá’? ¿Y los homenajes matritenses de Marwan o Hilario Camacho?

Portada del disco 'Para la ternura siempre hay tiempo' (1984), de Ana Belén y Víctor Manuel.
Portada del disco 'Para la ternura siempre hay tiempo' (1984), de Ana Belén y Víctor Manuel.

Fernando Neira

¿Se acuerdan de cuando aún paseábamos por Madrid? Sí, esta ciudad engancha.

 Aquí van otras nuevas intrahistorias de canciones inspiradas en la Villa y Corte.

 Entre ellas, quizá la más coreada de todos los tiempos… 


Hilario Camacho fue un alma libre y un espíritu atormentado, un muchacho de infancia traumática al que le costaba “sentir afectos” y que debió afrontar la orfandad con solo 14 años. “Siempre le caracterizaron la melancolía y la ensoñación, y ambos elementos aparecen en Madrid amanece de manera muy clara”, anota el periodista Álvaro Alonso, que acaba de publicar una extensa y documentadísima biografía sobre el artista, El trovador de Chamberí (ediciones Sílex).

 Alonso sitúa la escritura de esta pieza en 1979, en su piso de la calle de José Abascal, “tras una de sus famosas escapadas en las que nadie sabía qué era de él e incluso llegaban a darle por muerto”.

 Madrid no es una ciudad amable en este retrato, que le atribuye amaneceres “con miradas de odio, egoísmo y desdicha”.

 Pero la canción triunfó por su hermosura y por un sonido muy cuidado (la produjo Joaquín Torres, entonces muy influido por el pop yanqui de Christopher Cross). 

Y Camacho, que provenía de la canción de autor, se granjeó incluso la simpatía en los círculos de la Movida.

 “Eran los tiempos en que compartía escenario con los Cucharada de Manolo Tena o participó, junto a Mamá y Nacha Pop, en el cartel del festival Nuclear a tope”, recuerda Alonso.

Hilario Camacho, durante un recital.
Hilario Camacho, durante un recital.SANTOS CIRILO
La Puerta de Alcalá, de Víctor y Ana
“Siempre se ha dicho que la compusimos borrachos.
 Es falso: éramos abstemios. 
Pero fumar…, sí fumábamos”. 
La risotada que resuena al otro lado del teléfono la emite Bernardo Fuster, cantante de Suburbano y coautor de uno de los éxitos más insólitos en la historia del pop español. 
El origen es una de aquellas coplas de ciego que Fuster y su compañero de piso en Argüelles, Paco Villar, le escribían en 1983 a Luis Pastor para el programa de TVE Visto y no visto, que presentaba Alfredo Amestoy con arrollador éxito. 
“Entre calada y calada, se nos ocurrió decir La Puerta de Alcalá, miralá, miralá y nos partimos de risa.
 Y a partir de ahí surgieron, con parecido cachondeo, las ocho estrofas en que íbamos contando la historia de la ciudad”.
La otra mitad de Suburbano, el guitarrista Luis Mendo, entendió que la canción se hacía muy monótona, y de ahí que incluyera un prólogo y epílogo diferenciados.
 Así quedó casi lista La puerta de Alcalá, que Mendo y Fuster registraron en 1985 junto a otros cinco temas en una maqueta que remitieron a todas las discográficas. 
El fracaso fue estrepitoso. “Todos nos dijeron que nuestras canciones eran buenas, pero en absoluto comerciales.
 Hasta que en CBS cayeron en la cuenta de que quizá esta pudiera servirles a Víctor y Ana, que estaban grabando un disco a medias y necesitaban una última canción para cantar entre los dos”.
 El resto es historia. “El día que Víctor y Ana estrenaban el disco en el Palacio de los Deportes”, desvela Bernardo Fuster, “a CBS se les olvidó invitarnos, las entradas estaban agotadas y yo me quedé sentado en un banco, en las inmediaciones del pabellón, por si se escuchaba algo.
 La puerta de Alcalá llegó en los bises y la gente se volvió loca. Regresé a mi casa alucinando:
 Después de tanto trabajar, el éxito me acaba llegando con una canción hecha casi de broma…”

Una canción extraordinaria y más bien desconocida de un grupo al que casi siempre podrían aplicársele esos dos mismos epítetos.

 La narcótica voz de Cristina Lliso y los versos inquietantes y sin rima de Alfonso Pérez definían a aquella banda, que aquí descubre la turbadora escena de un mimo inmóvil, un skin que pide monedas y un gigantesco Mel Gibson que “parece sonreír”, presumiblemente desde el Cine Callao.

 “No me acordaba muy bien de la letra”, se sincera Pérez tras pedir cinco minutos para recuperar ese disco, 

“porque siempre escribía muy deprisa, inspirado en técnicas de escritura automática”. 

La historia la ubicó en esa plaza “porque entonces estaba llena de esos cines que ahora se han convertido en tiendas de ropa o zapatillas deportivas”. 

Y el mimo estaba “sospechosamente quieto” porque “había escuchado de aquella que algunos mimos eran yonquis”.

 “La fuerza de los débiles era mi disco favorito de Esclarecidos”, se sincera el autor, “así que prometo aprovechar esta sorprendente llamada para volver a escuchármelo pronto…”.

Una canción de amor a la ciudad que nace de una idea muy sugerente: referirse a ella como si se tratase de una mujer deseada, de modo que el oyente no descubre la verdadera destinataria de los elogios hasta los versos finales.

 Marwan, ese cantautor de Aluche de labia cautivadora, padre palestino, madre soriana y poeta de éxito fulminante entre el público joven, se basó para ello en un texto de su hermano, el también escritor Samir Abu-Tahoun. 

“Se titula La matriz y en él ya está esa idea evocadora de Madrid como mujer.

 Era la primera vez que escribía a partir de un texto de otra persona y fue como una escritura en diferido a cuatro manos”. Con el recurso literario de la personalización, la idea de que Madrid merece ser vivida, sufrida y amada se intensifica. “Toda la vida quise escribirle una canción a estras calles”, se sincera Marwan, “pero no acababa de atreverme. 

Me pasó lo mismo con las que le dediqué a mi padre, a mi madre y a mi hermano: las canciones que más deseas escribir son las que te llevan mil años…”. En la grabación colaboró, por cierto, Jorge Drexler: un uruguayo y un medio palestino en las calles del foro. Puro Madrid, vaya.

 

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Hola . Les ruego se vuelvan a poner porque no aparecen y yo no los quité. Se los agradezco si lo hacen. Buen Dia y Buena Semana.


29 mar 2020

El destino desigual de los tres hijos de Lucia Bosé

Miguel, Lucía y Paola Dominguín viven distanciados no solo geográficamente, hasta su muerte su madre era el nexo de unión.

Lucia Bosé, con sus hijos Lucia, Miguel y Paola y una de sus nietas.
Lucia Bosé, con sus hijos Lucia, Miguel y Paola y una de sus nietas.Europa Press Reportajes / Europa Press
 
Mábel Galaz 

 Lucia Bosé era “la mami” no solo para sus tres hijos, también para sus amigos más cercanos. 

La actriz, fallecida el lunes a los 89 años, alardeaba de desapego

 Aseguraba que cuando los suyos cumplían 17 años les abría la puerta y les invitaba a descubrir el mundo. 

Pero lo cierto es que Bosé era una mujer familiar a su estilo como lo son sus descendientes.

 Ellos viven distanciados geográficamente y puede pasar mucho tiempo sin que tengan contacto, pero aún así aseguran que están unidos. 

Su madre ha facilitado la unión entre ellos ya que pasaba temporadas con Miguel en su espléndida casa de México y visitaba a Lucía y Paola en el pueblo del interior de Valencia en el que residen. 

Y es que el destino y la vida de los hijos de Lucia Bosé son muy diferentes.

Miguel Bosé rompió su norma de no hacer concesiones a los sentimientos en público para brindar un homenaje a su madre en las redes sociales con una versión de su canción Te amaré. 
 Lo hizo desde México, donde recibió la noticia de la muerte de su madre, a la que adoraba pero con la que estuvo casi 10 años sin hablarse.
 El último viaje del cantante a España data del pasado verano cuando llegó con sus dos hijos, Tadeo y Diego, y se reunió con Ivo y Telmo, los dos que ha criado con Nacho Palau, con quien estuvo durante 26 años.
Miguel Bosé estaba citado en los tribunales 24 horas después del día en que murió su madre por la demanda interpuesta por quien fue su pareja pero el juicio se suspendió por el coronavirus. Tampoco estaba confirmada su presencia porque el cantante evita estar en España tras estallar el conflicto con Palau.

Lucia Bosé quería mucho a Palau y él a ella.
 No habían perdido el contacto pese la separación de la pareja. 
La mami le visitaba en Chelva donde vive con sus dos hijos, a los que la actriz trató siempre como nietos. 
 El destino quiso que las hermanas del cantante se instalaran hace tres años en Vilamarxant, a media hora de Valencia, un pueblo del interior a 50 kilómetros de donde reside Palau.
 Lucia Bosé no solo no ha ocultado sus visitas a Chelva si no que ha publicado fotos en Instagram de su presencia.
Las hermanas del cantante viven muy modestamente en una casa que ellas han colaborado a restaurar y donde cultivan un huerto. Primero se instaló Paola y luego llegó Lucía.
 Las dos han encontrado allí su refugio después de tiempos convulsos en los que se quedaron sin amor y sin trabajo.
 Ambas están separadas y los negocios que comenzaron no prosperaron.
 Lucía se arruinó con el Rocamador, el hotel que abrió en Extremadura con su entonces marido, Carlos Tristancho, padre de sus dos hijas menores. 
El establecimiento cerraba a la vez que ella daba un portazo a su matrimonio.
 Paola también rompió su matrimonio con Manuel Villalta con quien tuvo una hija, Alma, y decidió volver a empezar en otro lugar. 
Una ruptura dolorosa como lo fue la de Jose Coronado, padre de su hijo Nicolás.
 Paola ahora trabaja como artesana y realiza alguna colaboración con su amigo el modisto Francis Montesinos, quien la subió a la pasarela como modelo.

A Lucía la vida le arrebató a Bimba, su primogénita, un golpe del que todavía no se ha recuperado.
 En Valencia también vive Olfo el único varón, un joven que coqueteó con la prensa del corazón y los realities y le costó una reprimenda de su tío Miguel, que le tachó de la lista. 
No es habitual que Lucía, que igual que Paola mantiene el apellido Dominguín, hable con los medios de comunicación.
 Quien sí lo hace algo más es Paola que ha acudido a los platós de Telecinco con el correspondiente enfado de su hermano.
 Miguel huye del foco mediático pero ellas lo buscan en ocasiones por necesidad.