Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

21 ene 2020

María Teresa Campos le cuenta a Broncano su ruptura con Edmundo Arrocet: “Fue una pesadilla, pero ya ha acabado”

La presentadora acude al programa 'La Resistencia' y charla de su expareja, de sexo, dinero y drogas.

Maria Teresa Campos
Maria Teresa Campos, en La Resistencia. TWITTER/LA RESISTENCIA

 

Tras su comentada ruptura con el cómico chileno Edmundo Bigote Arrocet, la periodista María Teresa Campos ha reaparecido en televisión para dar su primera entrevista (después de la exclusiva concedida a ¡Hola!). 
La comunicadora malagueña, de 78 años, ha elegido el programa La Resistencia, presentado por David Broncano en Movistar+, para charlar sobre su vida, sus finanzas o incluso, someramente, sobre su expareja.

María Teresa Campos ha participado también en otro programa de la misma cadena llamado El cielo puede esperar, donde se organiza el funeral de un personaje famoso que está vivo. "Estoy de luto... por el muerto.
 Creía que era mi funeral, pero debe ser de otro que se ha debido morir porque no le he vuelto a ver", bromeaba, jugando entre ese propio funeral televisivo y su adiós a Bigote. 
"Estoy de luto y no salgo por la noche. Por el muerto", seguía riendo Campos al respecto.
 La broma la siguió la actriz Candela Peña, que acudió también como invitada al programa y le hizo varias preguntas a la presentadora.
 Además, Peña le regaló a Campos una bola del mundo donde se leía la frase
 "Que se acabe Edmundo no significa que se acabe el mundo", que ella pronunció cuando dio a conocer la ruptura con quien había sido su pareja durante los últimos seis años.
 "El mundo es tuyo", le decía Peña con pasión. 
Campos se tomó a bien el juego, pero reconoció: "Fue una pesadilla, pero ya ha acabado".
 Peña y Campos dieron a entender que Arrocet se había sentido atemorizado por el carácter de la presentadora. 
"Hay veces que los muchachos, si están con una tía muy fuerte, se vienen abajo, y te la echan a ti", trataba de explicar Peña sin citar nombres.
 "Cosa que nosotras no hacemos", señalaba Campos. 




Campos —que se convirtió en trending topic, de los temas más comentados de Twitter— también bailó con Broncano, repitiendo las virales imágenes que su nieta, Alejandra Rubio, mostró hace unos meses, en las que se las veía a ambas perreando a ritmo de reguetón.
 "Lo diré, lo contaré: fui al programa de Broncano y me quería matar", decía con guasa la periodista.
Además, el presentador del espacio también le preguntó si había tomado drogas o si le gustaban. 
Ella explicó que no, que estaba en contra de ellas, pero que en su juventud sí que había consumido en alguna ocasión: 
"Yo creo que no hace falta, si uno tiene sangre en las venas y se encuentra bien y no le hace falta... Mi droga es la vida.
 Lo que veo es que me voy a quedar sin ella", soltaba, ante las carcajadas del presentador y del público que se congregaba en el teatro donde se graba el programa unas horas antes.
 "Para no quedar mal, lo cogías.
 Si no, no te integrabas. 
Nunca he notado nada cuando he dado la chupadita", explicaba Campos sobre las sustancias que hubiera podido probar, sin dar más detalles.

Broncano tiene siempre dos preguntas en la recámara para sus entrevistados: cuánto dinero tienen en el banco y cuánto sexo han practicado en el último mes.
 Sobre la primera cuestión, Campos afirmó que una cantidad "normal", pero que todo está invertido en su casa de la lujosa urbanización de La Moraleja, al norte de Madrid, que tiene puesta a la venta pero de la que no consigue deshacerse
 Aseguró que está buscando piso, porque lo que tiene ahora es "casa, casoplón". 
Afirma que ella no quiso invertir su dinero en negocios. "Yo no valgo para los negocios.
 Además he visto a mucha gente que por meterse en negocios sin saber ha perdido el dinero que había ganado.
 Así que yo lo invertí ahí, y espero venderla en algún momento de mi vida. 
 Ahora es un buen momento, porque todo me está saliendo bien.
 Es como si tuviera un cenizo o algo...".
 Sobre la segunda cuestión, la del sexo, y ahora que está soltera, el presentador le preguntó: "¿Sola o acompañada?". 
"A falta de pan, buenas son tortas", reía la malagueña.

Odio sin freno: la historia de 14 grandes enemistades de Hollywood

Las cosas en la meca del cine se hacen a lo grande. Todo el mundo ha tenido algún encontronazo con un compañero de trabajo, pero nada parecido con lo que ocurre entre estrellas.

Bill Murray, Lucy Liu, Cameron Diaz y Drew Barrymore, protagonistas de 'Los ángeles de Charlie', en un evento celebrado en el año 2000. Que Murray mire hacia otro lado no parece casual teniendo en cuenta el turbulento rodaje.
Bill Murray, Lucy Liu, Cameron Diaz y Drew Barrymore, protagonistas de 'Los ángeles de Charlie', en un evento celebrado en el año 2000. Que Murray mire hacia otro lado no parece casual teniendo en cuenta el turbulento rodaje. Foto: Getty
Olivia de Havilland con su hermana Joan Fontaine en 1945. La rivalidad entre las hermanas empezó en la infancia, cuando ambas competían por la atención de sus padres. Y les duró todo la vida.
Olivia de Havilland con su hermana Joan Fontaine en 1945. La rivalidad entre las hermanas empezó en la infancia, cuando ambas competían por la atención de sus padres. Y les duró todo la vida. Foto: Getty

 

– Olivia de Havilland versus Joan Fontaine: hermanas que se odian desde niñas

Primer asalto. La rivalidad entre las dos hermanas por la atención de sus padres llevó a Olivia a romperle la clavícula a Joan durante una pelea infantil, a humillarla en el periódico del instituto (en un testamento ficticio, le legó a su hermana “la capacidad de ganarse los corazones de los niños, algo que ella no tiene en la actualidad”) y a darle la espalda cuando Joan se acercó a felicitarla por su Oscar. Y eso que Olivia, indirectamente, le debía su primer personaje de enjundia dramática a su hermana: cuando Joan fue rechazada para el papel de Melania en Lo que el viento se llevó le dijo al director “¿Que soy demasiado elegante para el papel? 
Pues entonces llama a mi hermana”.

Segundo asalto. “Olivia siempre dice que yo tengo que ser la primera en todo”, explicó Joan en People.
  “Me casé antes. Gané el Oscar antes. Tuve un hijo antes. 
Si muero antes que ella se pondrá furiosa porque hasta eso tuve que hacerlo primero”.
 Precisamente un fallecimiento, el de su madre, puso fin definitivo a la relación de las hermanas: Olivia no invitó a Joan al funeral ni le consultó la decisión de incinerarla.
 Joan llegó a dejarse de hablar con su propia hija cuando se enteró de que esta mantenía relación con su tía Olivia.
K. O. Joan cumplió su propia profecía y murió primero, en 2013, mientras que Olivia sobrevive como la penúltima leyenda viva (junto a Kirk Douglas) del Hollywood dorado. 
Por fin ha ganado a su hermana en algo, aunque técnicamente Joan tenía razón: Olivia será segundona hasta en morirse.

Jennie Garth y Shannen Doherty en una escena de la segunda temporada de 'Sensación de vivir' (1991).
Jennie Garth y Shannen Doherty en una escena de la segunda temporada de 'Sensación de vivir' (1991). Foto: Alamy

– Shannen Doherty versus Jennie Garth: pelea en 'Sensación de vivir' y más allá

Primer asalto. El público de Sensación de vivir detestaba tanto a Brenda, considerada una repipi, que la tomó con su actriz Shannen Doherty. 
Ella reaccionó dándole al mundo motivos de verdad para criticarla: impuntualidad en los rodajes, actitud despótica con el equipo y juergas nocturnas que acababan a guantazos con cualquiera que se cruzase en su camino.
 En una ocasión, se enzarzó en una pelea (a puñetazos o a arañazos, según las fuentes) con Jennie Garth, la intérprete de Kelly.
Segundo asalto. La tensión entre Doherty y el resto del mundo se volvió tan insostenible que el productor Aaron Spelling la despidió tras la cuarta temporada. 
Años después le dio una segunda oportunidad en Embrujadas, pero al terminar la tercera temporada también fue despachada matando a su personaje fuera de plano.
 El equipo entero de la serie celebró una fiesta en cuya pancarta se citaba la canción de El mago de Oz: “Ding, dong, la bruja ha muerto”.

K. O. En 2016 Jennie Garth le mandó ánimos a Shannen Doherty cuando esta fue diagnosticada con cáncer con una foto de Instagram de una pegatina que decía “lucha como Brenda” junto a un lazo rosa. 
La actriz acabó superando la enfermedad: ni Brenda ni Shannon se habían achantado ante nada jamás, así que no iban a empezar ahora.

Joan Crawford y Bette Davis en la película '¿Qué fue de Baby Jane? ' (1962). La rivalidad más legendaria de Hollywood comenzó cuando Joan se prometió con el hombre del que estaba enamorada Bette.
Joan Crawford y Bette Davis en la película '¿Qué fue de Baby Jane? ' (1962). La rivalidad más legendaria de Hollywood comenzó cuando Joan se prometió con el hombre del que estaba enamorada Bette. Foto: Getty

– Bette Davis versus Joan Crawford: el odio es esto

Primer asalto. Bette Davis se enamoró de Franchot Tone, su compañero en Peligrosa (1935), y Joan Crawford se prometió con él durante el rodaje.
 “Nunca la he perdonado y nunca lo haré”, declaró Davis 50 años después, “ella me lo robó con frialdad, deliberadamente y sin piedad”.
 Crawford se defendió aclarando que Tone admiraba a Davis como actriz, pero nunca la vio como "una mujer". 
 Desde entonces su rivalidad se cimentó en esa competencia entre la belleza de Crawford (más estrella) y el prestigio de Davis (más actriz).
Segundo asalto. A Davis le perdía la boca (“Joan se ha acostado con todas las estrellas masculinas de la Metro Goldwyn Mayer excepto con Lassie [la perra]”, “no la mearía encima ni aunque estuviera en llamas”), pero cuando Crawford explotaba era más pirómana:
 se puso piedras en los bolsillos para que a Davis le costase más arrastrarla en una escena de ¿Qué fue de Baby Jane? (1962) y complicar así sus problemas de espalda, se aseguró de recoger el Oscar en nombre de Anne Bancroft para protagonizar la derrota de Davis (nominada ese mismo año) y abandonó el rodaje de su siguiente película juntas, Canción de cuna para un cadáver, tras una semana por temor a que Davis volviese a conspirar contra ella y robarle el protagonismo.

K. O. Al tratarse de la rivalidad más legendaria de Hollywood, cuesta separar los hechos de la mitología.
 Davis iba diciendo por ahí que Crawford sentía atracción sexual por ella (Joan le confesó a un amigo íntimo: “No me importaría darle un pipazo si me pilla de buenas”).
 Tampoco está confirmado que Davis pronunciase realmente la frase que puso fin a su rivalidad (el día de la muerte de Crawford: “Nunca se debe hablar mal de los muertos, solo bien... Joan Crawford está muerta. Bien”), pero forma parte del espectáculo.
 Y eso es algo que se les daba fenomenal a las dos.

Jim Carrey y Tommy Lee Jones en 'Batman Forever' (1995). Tras el rodaje de la película los actores no volvieron a dirigirse la palabra.
Jim Carrey y Tommy Lee Jones en 'Batman Forever' (1995). Tras el rodaje de la película los actores no volvieron a dirigirse la palabra. Foto: Alamy

– Tommy Lee Jones versus Jim Carrey: todo estalló en 'Batman Forever'

Primer asalto. Tommy Lee Jones decidió amortizar su Oscar por El fugitivo (1993), tal y como habían hecho antes Jack Nicholson y Danny De Vito, aportando prestigio a la saga de Batman y erigiéndose como la estrella de la función. 
Pero no esperaba que la mayor estrella del momento, Jim Carrey, le robase Batman Forever (1995) delante de sus narices. 
Así que reaccionó no dirigiéndole la palabra en todo el rodaje.
Segundo asalto. Carrey no se rindió y se acercó a saludar a Jones cuando coincidieron en un restaurante.
 Jones se incorporo con la cara inyectada en sangre, le dio un abrazo a Carrey y le susurró: “Te odio. De verdad que no me gustas”.
 Cuando Jim le preguntó cuál era su problema y cometió el error de hacer el amago de coger una silla para sentarse junto a él, Tommy Lee estalló:
 “¡No puedo tolerar tu bufonería!”, recordó Carrey hace dos años en el podcast de Norm MacDonald. 

K. O. Los dos actores no volvieron a dirigirse la palabra, pero Carrey no le guarda rencor.
 “Yo era la estrella de la película y eso era un problema, pero es un actor fenomenal y lo quiero. 
 Quizá se sentía incómodo haciendo ese tipo de película, no es su estilo”, contó Carrey en el espacio de MacDonald. El director de Batman Forever, Joel Schumacher, coincide en que el motivo de la rivalidad era ser el centro de atención. “Tommy es, y digo esto con gran respeto, un robaescenas. Pues a Jim Carrey no se le puede robar la escena.
 Es imposible. Y eso irritaba a Tommy”, dijo en Vulture.
Roman Polanski y Faye Dunaway (en la imagen tumbada junto a Jack Nicholson) en el polémico rodaje de 'Chinatown' (1974).
Roman Polanski y Faye Dunaway (en la imagen tumbada junto a Jack Nicholson) en el polémico rodaje de 'Chinatown' (1974).

– Roman Polanski versus Faye Dunaway: “¡Ese hijo de puta me ha arrancado el pelo!”

Primer asalto. Ya en las pruebas de maquillaje para Chinatown (1974), Roman Polanski (director de esa película) mosqueó a Faye Dunaway cuando maquilló su cara atizándole con la polvera de malos modos. 
“Ese pedazo de mierda nunca quería hablar conmigo sobre mi personaje”, se quejaría la actriz después. 
“Tu motivación es tu sueldo, lee las putas frases”, le respondía el director, según contó The New York Times.
Segundo asalto. Durante el rodaje de una toma, un pelo de Dunaway flotaba y por más que el peluquero intentaba domarlo volvía a flotar, así que Polanski se acercó por detrás y, sin avisarla, se lo arrancó.
 “¡Ese hijo de puta me ha arrancado el pelo!”, bramó ella mientras abandonaba el rodaje.
 Ambos pidieron el despido del otro, pero el productor convocó una reunión de emergencia. 
Así lo contó la revista Rolling Stone: “Me cuestionaría mis propios métodos de no ser porque has tenido confrontaciones similares con todos tus directores”, atacó Polanski. 
“¿Y quién ha dicho eso? ¿Otto Preminger?
  Da igual, es un gilipollas”, zanjó Dunaway.
K. O. En el libro Moteros tranquilos, toros salvajes, Peter Biskind recogió la anécdota (contada por el director de fotografía de Chinatown, John A. Alonzo) de la jornada en la que la actriz se pasó horas metida en un coche esperando para rodar.
 Polanski ignoró todas sus peticiones de descansos para ir al baño y, cuando se acercó al coche para darle instrucciones, ella bajó la ventanilla y le arrojó un vaso de plástico lleno de líquido a la cara. “
Hija de puta, ¡es pis!”, gritó el director. “Así es, inútil”, respondió la actriz.
 Ella ha negado esta historia que, sin embargo, la perseguirá hasta la tumba: hace unos meses fue despedida de una obra de teatro a escasos días de estrenar y su asistente la denunció por supuestas vejaciones físicas y psicológicas mientras él intentaba colocarle una peluca. Está claro que el pelo es zona conflictiva para Dunaway.
 

Valentine Penrose, una olvidada joya surrealista

El rescate del clásico de culto ‘La condesa sangrienta’ se completa con la publicación más ambiciosa en cualquier lengua de los poemas de esta escritora.

 

Valentine Penrose, en una imagen de archivo hecha por Rogi André.
Valentine Penrose, en una imagen de archivo hecha por Rogi André.

Más de 30 años sin saber quién mató a Grégory

Un vuelco judicial y la aparición de un documental reavivan el caso sin resolver de la muerte de un menor francés en 1984.

Los padres de Grégory Villemin, junto al féretro del niño el 20 de octubre de 1984 en Lepanges-sur-Vologne.

 Antes de quitarse la vida, en julio de 2017, Jean-Michel Lambert advirtió en su carta de despedida: 

“No se conocerá jamás la verdad”. El que fuera el primer juez de instrucción del asesinato de Grégory Villemin, el niño de cuatro años hallado muerto, atado de pies y manos, a la orilla de un río en Los Vosgos, en el noreste de Francia, el 16 de octubre de 1984, no había podido soportar que, tres décadas más tarde, se reabriera una vez más el caso jamás resuelto que destruyó su carrera y la de otros juristas, que ha marcado la vida de los diferentes sospechosos, todos familiares del niño, y que ha horrorizado y fascinado por igual a varias generaciones de franceses.

 Casi tres años después del suicidio del magistrado, tras el enésimo giro que ha dado este caso, sus palabras suenan a premonición o incluso maldición.

 La decisión del Tribunal de Apelación de París, que ha anulado parte de un testimonio clave, vuelve a arrojar dudas acerca de que algún día se logre saber la verdad sobre un caso que, 35 años más tarde, sigue abierto y continúa provocando especulaciones —tras el estreno en noviembre del documental Grégory, uno de los más vistos en Francia, se han multiplicado en las redes sociales los grupos que buscan la verdad— que siguen sin responder a la pregunta más repetida en Francia: ¿quién mató al pequeño Grégory?

 

Resolver ese misterio se ha convertido en una misión de vida para los padres de Grégory, Jean-Marie y Christine Villemin, a quienes la tragedia persiguió largo tiempo:
 él pasó varios años en la cárcel tras matar con una escopeta de caza a su primo y hasta entonces mejor amigo, Bernard Laroche, que había sido liberado a comienzos de 1985, cuando se retiró el testimonio principal que lo señalaba como el autor del crimen. 
Poco después, el juez Lambert, que acabó retirado del caso por su instrucción chapucera, acusó a Christine Villemin del asesinato de su hijo, una sospecha que apoyó incluso la escritora Marguerite Duras en un famoso artículo en Libération y de la que no fue completamente exonerada hasta casi una década más tarde. 
Todavía hay quienes defienden esa tesis, al igual que hay un bando convencido hasta hoy de la culpabilidad de Laroche.
Más de 30 años sin saber quién mató a Grégory
Un día después de que se encontrara el cuerpo de Grégory, Jean-Marie recibió una carta anónima con el siguiente texto: 
“Espero que mueras de dolor, jefe.
 Tu dinero no podrá devolverte a tu hijo. Aquí está mi venganza, estúpido bastardo”. 
Los Villemin, que llevaban años recibiendo amenazas anónimas por la envidia que al parecer suscitaba en su entorno su posición acomodada gracias a que Jean-Marie era capataz de fábrica pese a su juventud, 26 años, acabaron abandonando el pueblo donde perdieron a su primer hijo —cuya tumba también trasladaron a un lugar desconocido—, y residen hoy en las afueras de París,lejos de las cámaras que años atrás inundaron sus vidas.
 En el valle de Vologne donde se desarrollaron las tragedias de esta familia grande y compleja y donde nadie quiere oír ni hablar del pequeño Grégory siguen viviendo, a escasa distancia, casi todos los parientes sospechosos de estar implicados de algún modo en el caso. 
Como los tíos-abuelos paternos de Grégory, Marcel y Jacqueline Jacob, que en el penúltimo giro de esta historia, en 2017, fueron imputados como presuntos autores de las cartas anónimas y por participación en el secuestro del pequeño.
 O Murielle Bolle, la cuñada de Bernard Laroche cuyo testimonio en 1984 fue la principal prueba que llevó a la detención del primo de Villemin, y que también fue sorpresivamente imputada hace tres años.
 Pero debido a errores de procedimiento, al igual que tres décadas antes, esa pista se fue, otra vez, al traste.



Más de 30 años sin saber quién mató a Grégory

“Los esposos Villemin sufren las consecuencias de los errores de procedimiento cometidos, pero siguen combativos y confiados.
 No capitularán jamás. Quieren la verdad”, asegura por correo electrónico su abogado desde hace 30 años, Thierry Moser.
Encontrar esa verdad podría ser un poco más difícil tras la anulación el pasado jueves de parte del testimonio de quien muchos consideran la llave del caso, Murielle Bolle, aunque para alivio de los Villemin y de la fiscalía se han preservado parte de sus declaraciones.
 En 1984, Bolle era una adolescente de 15 años que vivía con su hermana Marie Ange, la esposa de Bernard Laroche. 
Primero afirmó que había presenciado cómo Laroche se llevó a Grégory. 
 Pero tras volver a casa de su hermana, al término de su detención preventiva, se retractó y acusó a los gendarmes de haberla presionado para que señalara a su cuñado. 
Desde entonces, no se ha vuelto a desviar de esa versión, ni cuando en 2017 apareció un primo que asegura que vio cómo la maltrató su familia para que retirara su acusación, extremo que ella niega y que las nuevas pesquisas no han logrado confirmar.
Para su abogado, Jean-Paul Teissonnière, Bolle, a sus 51 años, es también un “víctima” de un caso calificado de “maldito”.
Hace 35 años que se la persigue sin interrupción. Está harta, desea que la dejen tranquila. 
No tiene ganas de pasarse la vida justificándose por un caso del que no sabe nada”.
 Desde el estreno del documental, denuncia Teissonnière, Bolle “ha vuelto a recibir cartas anónimas”, como hace 30 años.
Lo que consternó a los Villemin del documental fue escuchar a uno de los policías que llevaron el caso, el excomisario Jacques Corazzi, reconocer que las sospechas contra la madre de Grégory tenían una base sexista:
 esperaba encontrarse con una madre “doliente, sin peinar, vestida con descuido”, pero se topó con una mujer atractiva, maquillada y “excitante”. 
“Es vergonzoso. Actuó de manera parcial”, condena el abogado de los Villemin. 
La familia del fallecido juez de instrucción Lambert critica por su parte que el documental “da una visión parcial” del caso y “atiza un odio peligroso”.
¿Se conocerá algún día la verdad? Pese al último revés judicial, el fiscal de Dijon, Jean-Jacques Bosc, ya ha anunciado que la investigación continúa. El abogado Moser se declara “moderadamente optimista” de ver nuevos avances “en los próximos meses”. 
Teissonnière no lo tiene tan claro. “La manera en que se ha llevado este caso durante 30 años me hace temer que va a ser difícil resolverlo”.
 Mientras, la pregunta de quién mató al petit Grégory sigue sin respuesta.