Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

21 dic 2019

Envasados al vacío................................. Boris Izaguirre

Entre el ruido ambiental, observo a Norma Duval como mujer empoderada.

Norma Duval y sus hijos Christian, Marc y Yelko Ostarcevic, en 2013 en Madrid.
Norma Duval y sus hijos Christian, Marc y Yelko Ostarcevic, en 2013 en Madrid. Getty Images

Esta semana mi teléfono ha sonado poco, lo contrario que el de La Moncloa, que no ha parado de sonar.
 Acompañado de ese silencio me he entregado a ver la televisión, Instagram y Twitter y pude confirmar que la única cosa que une a las redes sociales con los medios de comunicación antiguos es el alarmismo.
 Tanto en la política del corazón como en el corazón de la política. No sabemos qué pasará con la formación del Gobierno pero sí oímos mucho ruido.
Entre esa metralla, suena en Instagram una orquesta al más puro estilo Broadway y es la nueva canción de Isabel Pantoja, Enamórate, que fusiona un poco de jazz con la copla y la balada, tres puntales que la reina de la copla lleva en su voz y alma desde hace décadas.
 A todo esto, Pantoja incorpora un sorprendente cambio de look que sus peluqueros detallan en las revistas del corazón.
 Es una melena hiperrizada, barroca, que muchos comparan con Beyoncé pero que también tiene algo de Shirley Temple racial. 
Da igual si gusta o no, si le sienta bien o no, porque hay algo en la nueva Pantoja que te reconcilia con ella y con el Universo.
 Pantoja no ganó Supervivientes este año pero hizo ganar cifras extraordinarias de audiencia. 
Y sin ser la campeona consiguió un triunfo más espectacular: lavar y mejorar su imagen ante esa audiencia absorta y millonaria.
Ahora con nuevo disco y aspecto, Pantoja nos convoca e invita a dejarnos de peleas y a enamorarnos.
 ¡Podrían poner su Enamórate en el Congreso antes de la sesión de investidura! 
Es cierto que no consigue conciliar a su familia, sus hijos se niegan a darse la mano o a acudir a Cantora por Navidad. 
Pero ella logra proyectar ese deseo de empezar de nuevo, imaginarse el 2020 como algo mejor, una nueva década, una nueva esperanza. 
Quizás suceda que los chamanes de esta era necesiten alimentarse de conflictos familiares para inyectarnos de esperanza a su público.

At raída por ese mismo deseo, Norma Duval vuelve a posar junto a sus hijos en ¡Hola!, normalizando la Navidad.

 Soy de esa generación que maduró viendo crecer a los hijos de la supervedette y confieso que llevaba un tiempo preocupado por cómo estarían los chicos pasados estos años. Afortunadamente, siguen igual de atractivos y con un nieto para Norma, que reconoce que sus hijos llevan años sin hablar con su padre, Marc Ostarcevic, físicamente ausente en estas fotos aunque presente por su ADN. 

Empiezo a pensar que una Navidad sin familias disyuntivas no es lo normal. 

Duval aparece en estas instantáneas como una supermujer que ha conseguido sustituir el escenario por las distintas estancias de su casa, donde posa relajada y mejor iluminada que en cualquier otra parte.

 Así, entre todo el ruido ambiental, observo a Norma Duval como ejemplo de la mujer empoderada. 

Madre y abuela escultural, dueña de sus decisiones, superviviente de sus matrimonios, con residencia intermitente en Suiza gracias a su nuevo noviazgo, ¿puede haber algo que le falte por conseguir?

 Incluso acaricia al MeToo en un momento de la entrevista: “Eso siempre ha pasado (el acoso) pero yo me sabía defender”. No cabe la menor duda viéndola. 

“Soy muy sincera, diría genuina. Lo que ves es lo que hay”, finaliza y aceptas que el poder de los personajes del corazón es ofrecerte una fe, un ideario al que agarrarte cuando el ruido lo distorsiona casi todo.

Nadie más lejos del ruidismo que Isabel y Tamara, como ahora titulan en ¡Hola! Ellas ilustran la portada mientras aprovechan para enseñarnos una cocina hiperfuturista. 

El principal reclamo es la ausencia de electrodomésticos a la vista, una lucha que mi marido mantiene conmigo desde el principio de nuestra relación y que no consigue ganar. 

No quiere ningún utensilio aportando ruido ambiental al silencio monacal de su cocina. En una sabrosa entrevista revelan que Tamara recibir

á de regalo estas fiestas la envasadora al vacío que todos los que participamos en MasterChef soñamos poseer. 

No es barata pero es clave para adentrarte en elaboraciones novedosas.

 Puedes poner un muslo de ave con unas hojas de cilantro y al envasarla al vacío, el sabor de la carne se intensifica por el maridaje con la hierba. 

¡Qué suerte tiene Tamara! Si me la regalaran, crearía un menú para astronautas. 

O metería una carta pidiendo certidumbre y silencio y así, envasada al vacío, la enviaría a los Reyes Magos.

El año más convulso para los hijos de Miguel Bosé y Nacho Palau

Los niños del cantante y de su expareja celebrarán la Navidad por separado, mientras ya hay fecha para el juicio de doble filiación que decidirá si ambos progenitores lo son de los cuatro menores.

Miguel Bosé, con sus perros Pancho y Max, con la decoración navideña del jardín de su casa de México.
Miguel Bosé, con sus perros Pancho y Max, con la decoración navideña del jardín de su casa de México.

 

20 dic 2019

‘GH VIP 7’: Adara ganadora, declaración de amor y silencio sobre Hugo

La concursante se convierte en la vencedora de la edición en una final marcada por su silencio a la hora de afrontar la realidad fuera de Guadalix

Después de más de tres meses de concurso, la gran final de GH VIP 7 ha llegado a Telecinco por todo lo alto y con una gran noticia: la vuelta de Jorge Javier Vázquez después de su reciente operación

Como sabíamos, Adara Molinero, Mila Ximénez y Alba Carrillo han sido las tres protagonistas de la velada que se han enfrentado al veredicto de los espectadores para conocer a la ganadora de una edición que ha batido récords.

 100.000 euros estaban en juego pero también el mérito de ganar la edición de GH VIP más vista de la historia. .

Las tres finalistas han empezado la noche en Guadalix de la Sierra donde han recibido una gran sorpresa.
 Y es que Kiko Hernández, Gianmarco y Miguel Ángel han visitado la casa.
 Una final de Gran Hermano en la que hemos repasado los mejores momentos de la edición y hemos presenciado de primera mano la esperada vuelta a la realidad de Adara tras su ruptura con Hugo Sierra.
¡No te pierdas los mejores momentos de la gran final de GH VIP 7
'GH VIP 7': Mila Ximénez, Adara Molinero y Alba Carrillo, las tres finalistas de la gran final del formato
'GH VIP 7': Mila Ximénez, Adara Molinero y Alba Carrillo, las tres finalistas de la gran final del formato (Mediaset)

El esperado regreso de Jorge Javier Vázquez


Sin duda, uno de los momentos más esperados ha llegado al empezar la gran final de GH VIP 7.
 Después de las últimas semanas de ausencia, Jorge Javier Vázquez ha regresado al plató de Telecinco totalmente recuperado de su intervención quirúrgica y visiblemente emocionado por su retorno. 
“Muchísimas gracias. Gracias por dejarme entrar en vuestras casas de nuevo. No sabéis como os he echado de menos”, ha expresado el presentador catalán.
Pero al saludar a Adara, Mila y Alba ha vuelto a transmitir su emoción por estar de nuevo presentando el formato: “Estoy muy emocionado. 
Muy contento y muy feliz de poder compartir esta noche con tres grandes finalistas de GH VIP 7. Tengo muchas ganas de veros, de daros un abrazo, de estar con vosotras…
 Gracias por el concurso que habéis hecho”. Gran retorno de Jorge Javier en esta emocionante final de Gran Hermano VIP.  



Cuchillos entre Alba y Mila


Alba Carrillo y Adara Molinero han entrado al plató de GH VIP 7 bajo una tremenda ovación.
 Las dos finalistas se han sentado junto a Jorge Javier para empezar a revivir momentos de su paso por Guadalix de la Sierra y Alba ha sido la primera.
 La finalista se ha tenido que enfrentar a las duras palabras que Mila ha tenido a lo largo del concurso contra ella. Unas confesiones que la participante ya se temía…
Me llevaba bien con ella pero sabía que me iba a encontrar con esto
 Tú te llevas mal conmigo pero yo hasta el final me he portado bien contigo. Ya lo has visto”, ha expresado Alba. Ha sido entonces cuando Mila se ha puesto a la defensiva:
 “Hoy no Alba. Hoy no. Llevo 103 días encerrada… Hoy no”. Una actitud que no ha gustado nada a la finalista: “No has oído ni una palabra mía.
 Voy a escuchar lo que dices y me voy a quedar callada no te jode”. Eso sí, una discusión que ha acabado en reconciliación después de la publicidad...
Jorge Javier ha intentado hablar con el padre de Adara pero, con cara de pocos amigos, ha rechazado la invitación a participar en la gran final
Algo raro estaba pasando. 
Su madre estaba totalmente descompuesta e incluso ha tenido un pequeño enfrentamiento con Gianmarco cuando éste ha empezado a acusar a Hugo Sierra de aprovechar el tirón televiso. “Veo a mi madre mal”, ha expresado Adara.
 Se ha cerrado en banda.
Veremos el futuro que le depara a la finalista de GH VIP 7 que, sin duda, estaba a punto de llevarse una gran ilusión. Un logro merecido por su entrega al programa pero que le costará algún que otro dolor de cabeza en su vida personal. Nos mantendremos al loro.

Miranda Rijnsburger, 30 años como compañera y confidente de Julio Iglesias

La exmodelo holandesa y madre de cinco hijos del cantante, da detalles de su matrimonio, habla de la buena salud del artista y confirma que él está escribiendo su autobiografía.

Julio Iglesias y Miranda Rijnsburger, en Marbella, en 2008.
Julio Iglesias y Miranda Rijnsburger, en Marbella, en 2008.
En los cinco partos de Miranda Rijnsburger, Julio Iglesias rezaba para que todo fuera bien y contaba los dedos de las manos y los pies de sus hijos, asegurándose de que no les faltara ninguno. 
Es uno de los detalles que desvela la propia Rijnsburger en una entrevista con Vanity Fair este mes de diciembre, en la que se ha abierto más que nunca para hablar de su matrimonio y sus casi 30 años al lado del artista español afincado en Miami.

Nacida en Holanda, Rijnsburger, de 54 años, es la mayor de dos hermanas que se criaron en una casa flotante de Leimuiden, una localidad de 4.000 habitantes a unos 40 minutos en coche al sur de Ámsterdam.
 Allí estudió primaria y cuando comenzó la secundaria, Miranda y su hermana, tres años menor que ella, tenían que hacer 11 kilómetros en bicicleta para asistir a clase. 
Cuando acabó el bachillerato, se matriculó en un curso de secretariado ejecutivo y comenzó a trabajar en una compañía de ordenadores y en otra relacionada con la moda, pero un accidente a los 19 años cambió sus planes. 
“Fui a esquiar por primera y última vez en mi vida.
 El primer día tomé una clase, y al siguiente, me animé y subí a una pista negra.
 Hacía mal tiempo y la pista estaba helada.
 Cuando salté sin querer por un pequeño desnivel, me caí. Sentí un dolor horrible en la espalda.
 Me fracturé una vértebra y también la nariz. Hubo mucha sangre”, cuenta a la revista.
 La joven fue trasladada de inmediato al hospital, donde estuvo ingresada durante un tiempo.
 “Con rehabilitación, a los seis meses pude hacer vida normal.
 Tuve suerte”, agradece.


Un accidente que paradójicamente ya le unió al que unos años después se convertiría en su marido.
 Julio Iglesias también tenía 19 años cuando el coche en el que viajaba se salió de la calzada en Majadahonda (Madrid) cuando volvía de una fiesta en 1962. 
El impacto casi lo deja paralítico y truncó su carrera como portero en el Real Madrid, aunque supuso, en cambio, el comienzo de su trayectoria como artista.
 57 años después, el cantante sigue arrastrando algunas secuelas, como los problemas de espalda que le han obligado a cantar sentado en muchos conciertos de los últimos años y que han disparado las alarmas por su estado de salud. 
Miranda llama a la calma y asegura que está más en forma que nunca. 
“No hay ninguna preocupación por su salud. 
 Hace deporte, se cuida mucho y está lleno de energía. 
Nunca se aburre porque siempre está activo y es disciplinado”, detalla.
Julio Iglesias y Miranda Rijnsburger junto a sus hijas gemelas Victoria y Cristina, en 2003. 
Julio Iglesias y Miranda Rijnsburger junto a sus hijas gemelas Victoria y Cristina, en 2003.
Miranda conoció a Julio en un aeropuerto de Yakarta una mañana de diciembre de 1990.
 
 La holandesa se encontraba en la capital de Indonesia para trabajar de modelo, una profesión a la que había llegado de casualidad unos meses antes. 
Ese mismo año había fallecido su padre, un operador de grúas, a causa de un tumor cerebral a los 48 años. 
Le afectó tanto que decidió tomarse unas semanas de vacaciones de su empresa de captación de personal en Rotterdam y se fue a la isla de Santa Lucía, en el Caribe. 
Allí un fotógrafo canadiense la convenció para que posase en ropa de baño.
 Tenía 24 años y aceptó, y desde entonces no cesaron las ofertas. Estando en el aeropuerto de Yakarta un alboroto lejano llamó su atención.
 Era Julio Iglesias con su séquito. “Lo vi rodeado de mujeres y pensé que alguna de ellas era su esposa. 
Se acercó y me propuso que fuese a verlo cantar esa noche. Me lo pensé y finalmente accedí”, rememora.
Tras la actuación, el cantante le propuso que lo acompañara en su gira por Kuala Lumpur, Singapur y Tokio, y volvió a aceptar. Él tenía 47 y ella 25.
Rijnsburger e Iglesias, durante unas vacaciones en Punta Cana, en 2006. 
Rijnsburger e Iglesias, durante unas vacaciones en Punta Cana, en 2006.
Cuando volvió a Holanda por Navidad, las llamadas de Julio Iglesias eran constantes.
 “Me invitó al concierto de Año Nuevo que daba en Las Vegas y, poco a poco, fue surgiendo todo. 
A mitad de 1991 me instalé en su casa de Indian Creek”, cuenta sobre sus inicios en la vivienda del cantante en Miami. 18 años después, la pareja se casó en Marbella.
 La rapidez con la que se inició todo no molestó en su casa —su madre era una admiradora del cantante español— y Miranda cuenta que la acogida por parte de Enrique, Julio José y Chábeli, los hijos que Julio Iglesias tuvo con Isabel Preysler, también fue positiva. 

“Tengo una relación buena con ellos.
 Y me encanta que también la tengan nuestros hijos con sus hermanos”, admite.
Hace un par de semanas Enrique Iglesias actuó en Madrid, después de varios años sin venir a España. 
El hijo de Julio Iglesias e Isabel Preysler estuvo acompañado de su madre y la pareja de esta, el escritor Mario Vargas Llosa, sus hermanas Tamara Falcó y Ana Boyer, y también asistieron Victoria y Cristina, las hijas gemelas de Miranda y Julio. 
Ellas han alcanzado la mayoría de edad este año y, tras su primer contacto con la alta sociedad cuando fueron invitadas a la gala del MET el pasado mayo, a comienzos de diciembre participaron en el clásico y exclusivo baile de debutantes de París.
 Las dos están instaladas en Nueva York y, siguiendo los pasos de su padre, quieren labrarse una carrera en el mundo de la moda.
Victoria y Cristina Iglesias (derecha), en una imagen de su cuenta de Instagram.
Victoria y Cristina Iglesias (derecha), en una imagen de su cuenta de Instagram.
“Nos encantaría protagonizar campañas para marcas, pero tenemos otras ideas, como desarrollar aplicaciones móviles”, dice Cristina, la más extrovertida de las dos, para Vanity Fair
“Quieren ser emprendedoras”, apunta su madre. 
Las jóvenes son partidiarias de una sistema educativo libre. 
Solo fueron al colegio de los 10 a los 14 años, el resto del tiempo estudiaron en casa. 
No tienen novio y no les gusta salir de fiesta
Prefieren montar a caballo en la mansión que el matrimonio Iglesias Rijnsburger posee en Ojén (Málaga) o en la finca de Connecticut que es propiedad de Annete de la Renta, viuda del diseñador dominicano y amigo de la familia, Oscar de la Renta.

Las gemelas Victoria y Cristina han sido las últimas en abandonar el hogar familiar. 
El mayor, Miguel, de 21 años, el que guarda un mayor parecido con Enrique Iglesias y sale desde hace unos años con la tenista Danielle Obolevitch, trabaja para la división inmobiliaria de Sotheby’s y se mudó hace tiempo de su casa. 
Rodrigo, de 20, está produciendo su propio disco de música indie y se independizó hace tres años, con solo 17.
 Con Miranda y Julio ya solo vive en su casa de Miami Guillermo, de 12 años, “un niño con mucho talento para la música que ha aprendido a tocar el piano solo y también la batería”, dice su madre a Vanity Fair.
Miranda Rijnsburger y su hijo Miguel con su novia Danielle Obolevitch, en la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid, en julio. rn
Miranda Rijnsburger y su hijo Miguel con su novia Danielle Obolevitch, en la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid, en julio.
El matrimonio vive la mayoría del año en su casa de Miami y, en verano, al menos Miranda suele viajar a España con los niños, instalándose en la finca de Ojén. 
El cantante los acompaña cuando puede.
 A sus 76 años dedica su tiempo a los conciertos, a recoger premios a su trayectoria, a batallar en los tribunales contra Javier Santos, que reclama ser su hijo —y la Justicia le ha dado la razón— y, desde hace unos meses, a preparar su autobiografía:
 “Julio tiene una memoria prodigiosa y ahora quiere contar sus vivencias”.