En su discurso, la actriz ha recordado la cifra de 44 mujeres que han sido asesinadas víctimas de la violencia machista en 2019.
Gregorio Belinchón
Es uno de los premios Donostia más jóvenes de la historia. Pero Penélope Cruz
es irrefutable.
Por currículo, por galardones, por resultados artísticos e incluso por sus apariciones públicas: bien por causas sociales o, como este viernes en San Sebastián, por un premio: la actriz iba de blanco impoluto, luciendo y enorgulleciéndose de sus 45 años, tanto en la jornada matinal como en la gala nocturna.
Por
la noche, la madrileña recibió sorprendida y muy emocionada el Donostia
de mano de Bono, de U2, uno de sus mejores amigos. El músico apareció
de improviso por un lateral del patio de butacas -tras asegurar José
Luis Rebordinos, director del certamen, que él no iba a ser quien lo
entregara- y subió al escenario entre lágrimas de Cruz.
El irlandés dijo arriba: "La vida de Penélope en la pantalla me fascina porque trata del drama de la familia.
Los artistas como nosotros, como yo, nos perdemos en nosotros mismos.
Penélope se pierde en los demás. Por eso nos perdemos en ella". Ya con el trofeo en la mano, la actriz confesó que se habían cumplido sus dos sueños de la niñez: ser madre y ganarse la vida con la interpretación.
Dedicó el galardón a sus dos hijos, a su pareja, Javier Bardem -"mi marido, que también estaba incluido en el sueño"-; recordó a todos los directores con los que ha colaborado, empezando por Bigas Luna, Pedro Almodóvar y Fernando Trueba, y remató su discurso subrayando la lacra de la violencia machista.
"En lo que llevamos de año ya van 44 mujeres asesinadas por violencia de género y desde 2003, las víctimas mortales son más de mil solo en nuestro país.
¿Cuántas serán en el mundo? Cuando una mujer encuentre la fuerza gigantesca que se necesita para contar lo que se vive en una situación así, espero que la escuchen a la primera y no cuando ya sea demasiado tarde", concluyó.
Previamente, por la mañana, Cruz había empezado su encuentro con la prensa reflexionando sobre el cine: "Me ha enseñado mucho sobre mí misma. He crecido en el cine.
Empecé a trabajar con 14 años, y rodé Jamón jamón con 18.
En el cine he aprendido sobre el comportamiento humano, algo que me fascina porque el ser humano y sus motivaciones no tienen fondo.
Eso me fascina en la interpretación. Yo jugaba de pequeña mucho sola a interpretar, lo que me obligaba a explorar dentro de mí. El ego no tiene cabida en la preparación de un personaje".
Y ahondó: "Creces porque te hace tener empatía y comprensión por todos tus personajes, y eso que con algunos de ellos ni me tomaría a priori un café en la vida real".
Por currículo, por galardones, por resultados artísticos e incluso por sus apariciones públicas: bien por causas sociales o, como este viernes en San Sebastián, por un premio: la actriz iba de blanco impoluto, luciendo y enorgulleciéndose de sus 45 años, tanto en la jornada matinal como en la gala nocturna.
El irlandés dijo arriba: "La vida de Penélope en la pantalla me fascina porque trata del drama de la familia.
Los artistas como nosotros, como yo, nos perdemos en nosotros mismos.
Penélope se pierde en los demás. Por eso nos perdemos en ella". Ya con el trofeo en la mano, la actriz confesó que se habían cumplido sus dos sueños de la niñez: ser madre y ganarse la vida con la interpretación.
Dedicó el galardón a sus dos hijos, a su pareja, Javier Bardem -"mi marido, que también estaba incluido en el sueño"-; recordó a todos los directores con los que ha colaborado, empezando por Bigas Luna, Pedro Almodóvar y Fernando Trueba, y remató su discurso subrayando la lacra de la violencia machista.
"En lo que llevamos de año ya van 44 mujeres asesinadas por violencia de género y desde 2003, las víctimas mortales son más de mil solo en nuestro país.
¿Cuántas serán en el mundo? Cuando una mujer encuentre la fuerza gigantesca que se necesita para contar lo que se vive en una situación así, espero que la escuchen a la primera y no cuando ya sea demasiado tarde", concluyó.
Previamente, por la mañana, Cruz había empezado su encuentro con la prensa reflexionando sobre el cine: "Me ha enseñado mucho sobre mí misma. He crecido en el cine.
Empecé a trabajar con 14 años, y rodé Jamón jamón con 18.
En el cine he aprendido sobre el comportamiento humano, algo que me fascina porque el ser humano y sus motivaciones no tienen fondo.
Eso me fascina en la interpretación. Yo jugaba de pequeña mucho sola a interpretar, lo que me obligaba a explorar dentro de mí. El ego no tiene cabida en la preparación de un personaje".
Y ahondó: "Creces porque te hace tener empatía y comprensión por todos tus personajes, y eso que con algunos de ellos ni me tomaría a priori un café en la vida real".