Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

9 sept 2019

Ronan Farrow, el hijo de Woody Allen y Mia Farrow que no siguió su destino

Le llamaban el niño genio y no ha defraudado: destapó el caso Weinstein, ganó el premio Pulitzer y ha superado los traumas a los que parecía condenado por la historia de su familia.

Ronan Farrow, en una entrega de premios en Nueva York en mayo. En vídeo, Farrow habla del caso Weinstein y de su familia en una entrevista en 2017.
El célebre periodista Ronan Farrow, de 31 años, ríe por no llorar. En 2012 escribió en Twitter: "Feliz día del padre. O como lo llamamos en mi familia, feliz día del cuñado".
 La broma hacía referencia a la polémica relación que su padre, Woody Allen, mantiene con su hermana adoptiva Soon-Yi, 36 años menor que el director de cine. 
El chiste dio un giro inesperado un par de años después cuando su madre, Mia Farrow, sostuvo que "probablemente" el progenitor de Ronan era Frank Sinatra, con quien estuvo casada entre 1966 y 1968.
 El humor del joven volvió a desplegarse en las redes sociales. "Ey, todos somos 'probablemente' hijos de Frank Sinatra", tuiteó. 
Pero a pesar de los escándalos familiares, la meteórica carrera del joven es poca broma. 
El Pulitzer que recibió el año pasado por su reportaje de investigación sobre los abusos del productor Harvey Weinstein son solo una muestra de ello.
Lo llamaron Satchel O'Sullivan.
 El nombre era un homenaje al jugador de béisbol Satchel Paige y el apellido el de su abuela, la actriz Maureen O'Sullivan (Jane en Tarzán, 1932).
 Ahora es Ronan y describe a ese pequeño Satchel como un niño nerd que en los recreos se quedaba conversando en la sala con los maestros y llevaba todos los días tofu para la hora de comer.
 En casa compartía la mesa con sus 10 hermanos adoptivos, varios de ellos rescatados de países desfavorecidos. 
"Crecí frente a Moisés, que tiene parálisis cerebral, y junto a mi hermana Quincy, cuya madre era drogadicta, y Frankie-Minh que es ciega. 
Vi problemas y necesidades", explicaba Ronan en 2013 a Vanity Fair. 
 En ese entorno se convirtió en un niño prodigio. 
A los 11 años entró a estudiar Artes a la Universidad de Bard, convirtiéndose en el alumno más joven en conseguir un diploma. Al año siguiente entró a estudiar derecho en Yale, institución de la que graduó a los 22 años. 
 Durante ese periodo contrajo una infección en la pierna que lo obligó a moverse en silla de ruedas o con muleta durante cuatro años.
Ronan Farrow, en brazos de Woody Allen y junto a su madre Mia y su hermana Dylan. 
Ronan Farrow, en brazos de Woody Allen y junto a su madre Mia y su hermana Dylan. Getty Images
Mientras escalaba a pasos agigantados en su vida profesional, los tabloides más sensacionalistas detallaban descarnadamente la ruptura de sus padres. 
Pero el "niño genio", como lo describió The New York Times años atrás, no se desvió de su sólido camino al éxito.
 Antes incluso de acabar su segunda carrera, Ronan, de 21 años, comenzó a trabajar en el departamento de Estado para el veterano diplomático Richard Holbrooke, el elegido por Barack Obama para representar a Estados Unidos en Afganistán y Pakistán. 
El paso siguiente —como siempre en su carrera, de forma acelerada— fue convertirse en asesor de Hillary Clinton en la Oficina de la Juventud sobre Asuntos Globales.
 Con la ayuda de la prestigiosa beca Rhodes cursó relaciones internacionales en la Universidad de Oxford en 2011.

En un punto llegó el fracaso.
 Motivado por las expectativas generadas en torno a su magnética figura, Farrow aceptó conducir un programa vespertino de lunes a viernes en la MSNBC.
 Solía ser un invitado habitual en la cadena televisiva y tenía un espacio popular sobre redes sociales.
 Pero obtuvo una audiencia tan baja que solo estuvo en el aire 10 meses, los suficientes para abandonar sus deseos de cimentar una carrera televisiva frente a la pantalla. 
"Las dos personas que vieron el programa lo apreciaron: los dos espectadores, la mitad de ellos mi madre", ha dicho en varias entrevistas sobre el asunto.
 El joven sigue fiel a su estilo: se ríe para no llorar.
Tras la cancelación de su programa, Ronan se quedó como corresponsal en NBC News.
 Trabajaba en el equipo de investigación publicando historias sobre corrupción, injusticias laborales, agresiones en las universidades, entre otras. 
Un día le propuso a su editora rascar el musgo de Hollywood y sacar a la luz el racismo, la pedofilia y el acoso sexual de la industria de las estrellas. 
Solo le compraron el último tema, sin tener idea que cambiaría para siempre el modo de hacer en la meca del cine. 
Al mordaz periodista le olía a podrido Harvey Weinstein. 
Primero fue a entrevistar a la actriz Rose McGowan que en una ocasión había tuiteado sobre él, sin mencionarlo, pero que invitaba a juntar las piezas.
 Después de ella entrevistó a 300 fuentes más.
Ronan Farrow, en el rodaje de 'Todos dicen I love you', de Woody Allen, en octubre de 1995. 
Ronan Farrow, en el rodaje de 'Todos dicen I love you', de Woody Allen, en octubre de 1995. Getty Images
Cuando por fin tenía la historia que delataría al depredador sexual, la NBC le negó la publicación y no le renovó el contrato.
 Para entonces, se enteró de que The New York Times también estaba trabajando en un reportaje sobre los abusos sexuales del productor. 
Por si fuera poco, se había visto obligado a mudarse de su piso de Columbus Circle debido a amenazas que le hicieron temer por su seguridad.
 Weinstein ya sabía lo que tramaba y había contratado agentes para que lo acecharan.
 A la revista GQ le contó el año pasado que llamó a su pareja llorando sin saber qué hacer (a pesar de ser muy elocuente en las redes sociales, Farrow no suele hablar de su vida privada).
"No sabía si alguna vez volvería a tener un trabajo como periodista", narró entonces.
 Pero Ken Auletta, del The New Yorker, tenía otro plan para él.
La historia del reportaje que engendró el movimiento #MeToo es conocida.
 Pero los detalles del despido de la NBC y lo que tuvo que afrontar Ronan por desafiar a un gigante de una de las industrias más poderosas de Estados Unidos, no. Por eso el escritor publicará este 15 de octubre su segundo libro: Atrapa y mata: mentiras, espías y una conspiración para proteger a los depredadores
El texto promete revelar en formato thriller la otra cara del reportaje del Pulitzer.
 El adelanto que ha realizado Amazon es de lo más atrayente: 
"Esta es la historia no contada de las tácticas exóticas de vigilancia e intimidación desplegadas por hombres ricos y conectados para amenazar a los periodistas, evadir la responsabilidad y silenciar a las víctimas de abuso".



 

Pantone nutricional: lo que el color de los alimentos dice de las sustancias beneficiosas que contienen

La dieta no es elegir colores, pero hay fitoquímicos beneficiosos para la salud que pueden detectarse por la tonalidad que presentan las frutas y las verduras.

Pantone nutricional: lo que el color de los alimentos dice de las sustancias beneficiosas que contienen
Pocas veces nos paramos a contemplar el colorido del plato, y menos aún cuando nos gustan los alimentos que vemos en él (la comida entra por los ojos). 
Pero quizá no sea una mala idea detenerse, a la luz de una reciente investigación de la Universidad Rush de Boston y el Centro de Investigación en Nutrición Humana Tufts de Boston, cuyo objeto de estudio ha sido el color verde de ciertos alimentos. 
Según el trabajo, publicado en la revista Neurology, comer verduras y ensaladas no solo es una elección de interés nutricional, sino que puede ayudar a preservar la memoria y las habilidades mentales. Durante cinco años, los científicos estudiaron la rutina de 960 adultos –de una media de edad de 91 años– para buscar la relación entre el consumo de verduras de hoja verde y los resultados de las pruebas cognitivas. 
La conclusión fue que añadir a la dieta aproximadamente una ración diaria de verduras de este color puede ayudar a frenar la pérdida de la memoria.
Sin embargo, no es el verde en sí mismo el que hace de las hortalizas de hoja una opción saludable, sino las sustancias presentes en alimentos con esa tonalidad. 
"No podemos determinar la composición nutricional de una fruta u hortaliza únicamente por su color", aclara Manuel Moñino, presidente del comité científico de la Asociación para la Promoción de Frutas, Verduras y Hortalizas '5 al día'.
 Lo que sí se puede conocer, añade, es la predominancia de compuestos fitoquímicos responsables del color, que las investigaciones más recientes atribuyen a beneficios para la salud. 
 Si bien no existen declaraciones autorizadas por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria sobre las propiedades de estos elementos, desentrañar lo que encierra la gama cromática de las frutas y las verduras puede ayudarnos a conocer algunas de sus bondades nutricionales.
 Eso sí, de nada sirve basarse únicamente en esto.

 El dietista-nutricionista recuerda que no existen alimentos ni colores mágicos, por eso no sirve de nada basarse solo en los colores para elegir el menú, pero también está claro que cuanto más variado sea el color del plato, mejor.

Pantone nutricional: lo que el color de los alimentos dice de las sustancias beneficiosas que contienen

Verde para una vista duradera

El kiwi, la alcachofa, las acelgas, las espinacas y las lechugas son algunas de las frutas y verduras verdes que deben su característico color a la clorofila, y suelen ser alimentos ricos en luteína, un potente antioxidante que se asocia a la reducción del riesgo de la degeneración macular, una afección que reduce la agudeza visual.

 Además, las verduras de color verde son por lo general ricas en vitamina K, fibra, magnesio y ácido fólico, esencial en procesos vitales como la gestación.

 Aunque deberían estar siempre presentes en nuestra alimentación, debemos tener en cuenta que ni todo 'lo verde' es igual, ni el color es excluyente.

 Por ejemplo, los alimentos de la familia de las crucíferas, como el brócoli y las coles de Bruselas, contienen sustancias como los glucosinolatos (relacionadas con un potencial efecto protector frente al cáncer), característica que comparten con la coliflor, su "prima" de color blanco.

Pocas veces nos paramos a contemplar el colorido del plato, y menos aún cuando nos gustan los alimentos que vemos en él (la comida entra por los ojos). Pero quizá no sea una mala idea detenerse, a la luz de una reciente investigación de la Universidad Rush de Boston y el Centro de Investigación en Nutrición Humana Tufts de Boston, cuyo objeto de estudio ha sido el color verde de ciertos alimentos. Según el trabajo, publicado en la revista Neurology, comer verduras y ensaladas no solo es una elección de interés nutricional, sino que puede ayudar a preservar la memoria y las habilidades mentales. Durante cinco años, los científicos estudiaron la rutina de 960 adultos –de una media de edad de 91 años– para buscar la relación entre el consumo de verduras de hoja verde y los resultados de las pruebas cognitivas. La conclusión fue que añadir a la dieta aproximadamente una ración diaria de verduras de este color puede ayudar a frenar la pérdida de la memoria.
Sin embargo, no es el verde en sí mismo el que hace de las hortalizas de hoja una opción saludable, sino las sustancias presentes en alimentos con esa tonalidad. "No podemos determinar la composición nutricional de una fruta u hortaliza únicamente por su color", aclara Manuel Moñino, presidente del comité científico de la Asociación para la Promoción de Frutas, Verduras y Hortalizas '5 al día'. Lo que sí se puede conocer, añade, es la predominancia de compuestos fitoquímicos responsables del color, que las investigaciones más recientes atribuyen a beneficios para la salud. Si bien no existen declaraciones autorizadas por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria sobre las propiedades de estos elementos, desentrañar lo que encierra la gama cromática de las frutas y las verduras puede ayudarnos a conocer algunas de sus bondades nutricionales. Eso sí, de nada sirve basarse únicamente en esto. El dietista-nutricionista recuerda que no existen alimentos ni colores mágicos, por eso no sirve de nada basarse solo en los colores para elegir el menú, pero también está claro que cuanto más variado sea el color del plato, mejor.
Pantone nutricional: lo que el color de los alimentos dice de las sustancias beneficiosas que contienen

Verde para una vista duradera

El kiwi, la alcachofa, las acelgas, las espinacas y las lechugas son algunas de las frutas y verduras verdes que deben su característico color a la clorofila, y suelen ser alimentos ricos en luteína, un potente antioxidante que se asocia a la reducción del riesgo de la degeneración macular, una afección que reduce la agudeza visual. Además, las verduras de color verde son por lo general ricas en vitamina K, fibra, magnesio y ácido fólico, esencial en procesos vitales como la gestación. Aunque deberían estar siempre presentes en nuestra alimentación, debemos tener en cuenta que ni todo 'lo verde' es igual, ni el color es excluyente. Por ejemplo, los alimentos de la familia de las crucíferas, como el brócoli y las coles de Bruselas, contienen sustancias como los glucosinolatos (relacionadas con un potencial efecto protector frente al cáncer), característica que comparten con la coliflor, su "prima" de color blanco.

La salud cardiovascular del blanco de la cebolla y el ajo

Dentro de esta gama de color se encuentran el ajo, la cebolla, el rábano y el puerro.
 Según detalla Moñino, generalmente estos alimentos aportan fitoquímicos como los indoles, que pueden influir en el proceso de proliferación celular, que está relacionado con el desarrollo de tumores. 
Además, algunos ingredientes como el ajo y la cebolla contienen alicina y quercitina, unas sustancias azufradas que les otorgan, además de su característico aroma, unas propiedades susceptibles de mejorar la salud cardiovascular.
Pantone nutricional: lo que el color de los alimentos dice de las sustancias beneficiosas que contienen

Naranjas y amarillos, una pista hacia la vitamina A

Existe una creencia popular que sostiene que las zanahorias son buenas para la vista y, en parte, es cierta.
 "El alimento en sí no es beneficioso para la salud visual, pero sí lo es el betacaroteno, el pigmento que da color a los alimentos de tonalidad naranja como las calabazas, los mangos y las naranjas, el cual nuestro organismo transforma en vitamina A", subraya el experto.
 Entre las bondades potenciales de la vitamina A también destaca la de contribuir al mantenimiento de la piel en condiciones normales y al fortalecimiento del sistema inmunitario.

Rojo licopeno, con tonos de antioxidante

Es uno de los colores más llamativos de la paleta cromática y uno de los más sugerentes, también en nuestra cesta de la compra. 
El licopeno –un tipo de carotenoide– es el responsable de esas tonalidades vivas en las frutas y verduras, y también es un fitoquímico que ha sido objeto de estudio por sus cualidades antioxidantes. 
Moñino explica que algunas de las últimas investigaciones apuntan a que podría proteger nuestro sistema cardiovascular y jugar un papel protector frente a varios tipos de cáncer. Fresas, sandías, pimientos, tomates… además de compartir color, por lo general todos ellos se caracterizan por ser ricos en vitamina C.

Pantone nutricional: lo que el color de los alimentos dice de las sustancias beneficiosas que contienen

Violeta, ¿un color de mujer?

Las uvas, las ciruelas, la col lombarda, los arándanos y las moras deben su color a un pigmento llamado antocianina, un fitoquímico con efectos antioxidantes que pueden llegar a ser buenos en la prevención de los problemas cardiovasculares. 

 De hecho, un estudio de la Universidad de East Anglia, en Reino Unido, determinó que, en las mujeres, un alto consumo de estos alimentos puede disminuir el riesgo de sufrir un infarto de miocardio.

 


 

En la cresta de la ola de los melódicos..................... Diego A. Manrique..

La carrera musical de Camilo Sesto, entre 'Melina' y 'Mola mazo'.

El artista en la grabación del programa de fin de año de 1983 para TVE. En vídeo, el último adiós a Camilo Sesto en la SGAE. RICARDO GUTIÉRREZ | Vídeo:Atlas
Fue el gran cambio de guardia. Durante los años sesenta, en España se impusieron los conjuntos. 
Más o menos autosuficientes, obligaron a que la industria renunciara a muchos de sus hábitos: de repente, se quejaban los veteranos, “mandaban los mocosos”.
 La venganza llegó a finales de los sesenta, principios de los setenta: las discográficas recuperaron el timón.
 Inventaron el concepto de la canción del verano pachanguera y, sobre todo, apostaron por los baladistas, sobre los que controlaban su repertorio, las producciones, los lanzamientos.
Hablamos de Juan Pardo (¡y Junior!), Nino Bravo, Juan Bau, Lorenzo Santamaría, Daniel Velázquez. Pablo Abraira, Julián Granados, Juan Camacho, Miguel Gallardo. Curiosamente, tenían callo: se habían pateado todo tipo de escenarios cuando ejercían de vocalistas de grupos. 
Gente avispada que cambió las indumentarias a lo Carnaby Street por los trajes de pata de elefante, con corbatones (podía ser peor: también se pusieron de moda los petos). 
Colocaron a su servicio una infraestructura de muy profesionales compositores y músicos de estudio que, durante el reino de los conjuntos, habían basculado hacia el casposo mundo de los festivales y que volvían a ser requeridos para grabar y actuar.

Camilo Sesto se situaba muy por encima de casi todos sus coetáneos en términos de recursos vocales; además, había pegada en sus fondos instrumentales. 
Componía mucho de su repertorio, con títulos como Melina o Fresa salvaje que sugerían un oído atento a la actualidad política y cultural.
 Camilo también recurrió a la inspiración del incansable Juan Pardo y, para Amor… amar o Mi verdad, a las letras de Lucía Bosé
. Se agradecían tales ayudas ya que el departamento de mercadotecnia del sello Ariola le exigía editar un par de álbumes por año.
Precisamente de la mano de Juan Pardo conoció las eficaces cadenas de montaje de los estudios británicos, ya habituadas a trabajar para artistas continentales.
 A los arreglos de Juan Carlos Calderón o Alejandro Monroy, se sumaron las orquestaciones de Zack Laurence, Johnny Arthey, Brian Bennett, Kenny Woodman o Tom Parker.
 En 1975, rompió la rutina financiando y patrocinando el montaje del Jesucristo Superstar madrileño.
 Su expresividad, bien demostrada en los discos anteriores, le permitió superar el reto del moderno teatro musical.
Pudo suponer una ruptura estética pero Camilo prefirió volver al territorio ya conquistado, a una América hispana que entraba en la luctuosa era de las dictaduras militares. 
No chocó con Pinochet y compañía pero se planteó que era hora de ampliar mercados. 
Un paso en falso fue Look in the Eye (1977), donde traducía al inglés varios de sus éxitos, con producción de Fernando Árbex.
 Lo volvió a intentar instalándose en Los Ángeles a principios de los ochenta.
 Camilo (1982) contenía esencialmente material de autores estadounidenses, incluyendo un melancólico dueto con Judy Collins.
 El disco tenía nivel pero su impacto fue mínimo: resultó más rentable el Método Julio Iglesias, que pasaba por convertirse en una presencia constante en el circuito anglo, al borde de la parodia del latin lover pero siempre con una actitud risueña.
Camilo mantuvo su impulso durante los años siguientes, aunque parecía funcionar en piloto automático: aceptaba premios cutres, se presentaba en actos benéficos de la alta sociedad, produjo a cantantes femeninas, cumplía con la prensa del corazón.
 Si había detrás un proyecto artístico personal, lo escondió a la hora de escribir su autobiografía.
A finales de los ochenta, con su instalación en un chalet de Torrelodones, bajó su productividad. 
Se fue convirtiendo, no hay otra manera de describirlo, en una presencia fantasmal, dando lugar a fantásticos rumores.
 Su Mola mazo, en 2002, fue un chispazo a lo Fangoria que no tuvo continuidad. 
 Cierto que cumplía con sus obligaciones promocionales cuando se publicaban recopilaciones pero, en las conversaciones con la prensa, se hacía evidente que no entendía el mundo musical contemporáneo ni sus verdaderos méritos en una época particularmente dorada del pop romántico español.

 

Un Pedro Páramo aguacatero......................... Antonio Ortuño

El sur de Jalisco ha sido invadido de modo repentino por el cultivo de aguacates. Las ganancias de vértigo que deja la producción en Michoacán explican el fenómeno.

Un puesto de aguacates en México.
Un puesto de aguacates en México.
Un puesto de aguacates en México. Cuartoscuro