Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

8 sept 2019

La viuda del fantasma................................................Javier Marías..

La gente de edad no suele decir tonterías. Cuenta cosas interesantes sin caer en “batallitas”, al menos los que son inteligentes.



La viuda del fantasma


Siempre me llevé bien con los ancianos, y con las ancianas en particular, a las que he dedicado algún artículo. 
Amigas de mi madre que la sobrevivieron, como María Rosa Alonso y Mariana Dorta, las dos canarias, o Pilar Osés; mi antigua profesora del colegio Carmen García del Diestro, conocida como “la señorita Cuqui”; 
Rosa Chacel y más tarde su hermana Blanca.
 Con alguna de ellas sólo mantuve relación epistolar, apenas las vi en persona. 
Entre los varones, visité durante años a Vicente Aleixandre y también cruzamos unas pocas cartas, lo mismo que con otro poeta, John Ashbery, que vivía en Nueva York. 
Con el profesor de Oxford Sir Peter Russell tuve más relación, ya que he incluido a un personaje que se le parece sobremanera en dos o tres de mis novelas.
 Con mi propio padre, Julián Marías, que murió a los 91, he ampliado el trato después, al convertirlo en ficción bajo el nombre de “Juan Deza”.
 A todos estos ancianos y ancianas los echo mucho de menos, a cada uno en sí mismo y al “conjunto”: la gente de edad no suele decir tonterías, o no tiene tiempo para ellas. 
Cuenta cosas interesantes sin caer en “batallitas”, al menos los inteligentes, y cuantos he mencionado lo eran.
Al igual que Ferlosio, no acostumbraban a darse pisto, por utilizar una expresión antigua, y además sabían escuchar las cuitas y perplejidades. 
Están Marisol Benet, hermana mayor de Juan, activa y despierta a sus 94 o 95 años, y mi divertidísima tía Tina o Gloria, que ya ha cumplido 93.
 Pocas son, en comparación con la abundancia de tiempos pasados. Por eso me alegra enormemente haber hecho nueva amistad (aún tenue y solamente epistolar) con una anciana inglesa de 91, que resulta ser la viuda de uno de mis actores predilectos, Rex Harrison. Murió en 1990, así que, dada la desmemoria del mundo, no lo conocerán las generaciones jóvenes.
 O quizá sí, gracias a su papel más famoso, el del Profesor Henry Higgins de My Fair Lady.
 Puede que algunos lo recuerden como el Julio César de Cleopatra o como el Papa guerrero Julio II de El tormento y el éxtasis, con Charlton Heston enfrente interpretando a Miguel Ángel.
 Los cinéfilos no habrán olvidado su mirada sagaz en la extraordinaria Mujeres en Venecia, de Mankiewicz.
 Pero para mí es sobre todo el Capitán Daniel Gregg de otra pe­lícula de Mankiewicz, de 1947, que su director miraba con condescendencia y que a mí me parece una obra maestra, El fantasma y la señora Muir.
Le dediqué un largo artículo hace mucho, es quizá la película por la que siento más debilidad, y cada vez que me piden listas de mis favoritas la incluyo, aunque reconozca que hay decenas de ellas objetivamente mejores. 
Así que descubrir hace poco, por la amable mediación de Joana Maria Vives, que su viuda, Lady Mercia Harrison, no sólo me leía y preguntaba por alguno de mis personajes, sino que le hacía ilusión tener dedicado un libro mío, me supuso un regalo, si no del cielo, sí del viejo fantasma que me conmueve cada vez que lo veo, el Capitán Gregg. 
No pude por menos de enviarle a Ginebra, donde Lady Mercia vive, un ejemplar en inglés del volumen que contiene aquel antiquísimo artículo sobre El fantasma y la señora Muir, junto con unas letras.
 La viuda, que fue la sexta mujer de Rex Harrison y es grandísima lectora y apasionada de la ópera, me contestó con gracia y con un instantáneo cariño que no he hecho nada para merecer.
 Me correspondió con un librito de citas varias escogidas por Rex Harrison, me quiso hacer llegar una tarta de nueces y miel, y en una de sus notas manuscritas me contó lo siguiente: una tarde, estando ella y Rex Harrison de gira teatral, Lady Mercia (que aún no era Lady, puesto que su marido no fue nombrado Sir hasta un año antes de su muerte) entró en la habitación y se encontró a “RH” —así se refiere a él— con lágrimas en los ojos ante la televisión, que emitía en aquellos momentos El fantasma y la señora Muir
Rex Harrison le dijo: “Esta no estaba mal. De hecho, estaba muy bien”. Y añadía Lady Mercia: “RH era una persona extremadamente tímida y dolorosamente autocrítica, así que para mí fue inaudito que saliera este comentario de él. 
Pero, como era ambivalente respecto a los elogios, no sé cómo habría aceptado la generosa opinión que usted tiene de su talento”.
 Rex Harrison, que había estado casado con la actriz Kay Kendall (elegante y graciosa, muerta joven de leucemia) y con la también actriz Lilli Palmer (protagonista de otra película por la que siento debilidad, Espía por mandato, con William Holden), se desposó con Mercia Tinker a los 70 años, luego hubo de ver la obra maestra de Mankiewicz en televisión con más edad.
 Quiero creer que lo que hizo que se le saltaran las lágrimas no fue verse en blanco y negro con treinta y tantos años menos y en una  
interpretación perfecta, sino que percibió, desde la distancia, cuán emotiva es en verdad esa película considerada “menor”.
 Yo soy incapaz de verla sin una permanente sonrisa en los labios y un permanente nudo en la garganta, y a medida que me hago mayor más me cuesta soportar el nudo. 
No saben cuán contento me pone tener entre mis amistades recientes a una nueva anciana, lectora, generosa, lista, afectuosa, y que además es la viuda de mi queridísimo fantasma el Capitán Daniel Gregg.
 Yo soy incapaz de verla sin una permanente sonrisa en los labios y un permanente nudo en la garganta, y a medida que me hago mayor más me cuesta soportar el nudo. No saben cuán contento me pone tener entre mis amistades recientes a una nueva anciana, lectora, generosa, lista, afectuosa, y que además es la viuda de mi queridísimo fantasma el Capitán Daniel Gregg.  

7 sept 2019

“Que Ricardo Corazón de León se acostara con el rey de Francia no significa que fuera gay”

El historiador británico Thomas Asbridge, asesor desoído de ‘El reino de los cielos’, de Ridley Scott, publica una emocionante y clarificadora nueva síntesis de las cruzadas.

Ricardo Corazón de Leon
Carga de la caballería cruzada, en un momento de de 'El reino de los cielos'.

 

Están todos los episodios famosos de la historia de las cruzadas, de 1099 a 1291, la sanguinaria conquista de Jerusalén en la primera, la batalla de los cuernos de Hattin, donde los musulmanes destrozaron al ejército cristiano y se perdió la Vera Cruz, la toma de Acre en la Tercera Cruzada, el audaz asalto anfibio de Luis IX de Francia en Damieta, la retirada de los templarios de la última fortaleza del Château Pèlerin... 
Y todas las grandes figuras: Godofredo de Bouillon, del que se decía que lo había parido un cisne, aunque parecía más una rapaz; el devastado Rey Leproso (que nunca llevó máscara) y su hermana Sibila, el violento (y tan denostado por el cine) Reinaldo de Châtillon, Nur al Din, Saladino, Ricardo Corazón de León, claro.

En Las cruzadas, una nueva historia de las guerras por Tierra Santa (Ático de los libros, 2019), del historiador británico especialista en la Edad Media Thomas Asbridge y asesor en la película de Ridley Scott El reino de los cielos (2005), en la que dice que no escucharon sus criterios y no le tuvieron en cuenta.
 En el libro aparece la nómina completa de hechos y personajes, pero presentados de una manera mucho más equilibrada de lo habitual al contextualizarse unos y otros con fuentes de ambos bandos, cristiano y musulmán.
 También encontramos cosas poco conocidas o ignoradas: la práctica del canibalismo por los hambrientos cruzados de Raimundo de Tolosa, que, dicen las fuentes, se comían asadas las nalgas de los sarracenos muertos; la última carga de los templarios literalmente en llamas surgiendo del castillo del Vado de Jacob devastado por el fuego, o la captura por Ricardo de un barco de aprovisionamiento musulmán que portaba siete emires, 700 soldados de élite y 200 serpientes extremadamente venenosas que planeaban soltar en medio del ejército cristiano.

George Sanders en 'El Rey Ricardo y las cruzadas' (1954).
George Sanders en 'El Rey Ricardo y las cruzadas' (1954).
En las intensas y apasionantes páginas de Asbridge veremos como un ballestero le mete un virote en la ingle a un soldado musulmán que está ultrajando una cruz, orinándole encima, en los muros de Acre; a Godofredo de Lusignan liquidando a 10 musulmanes con su hacha de guerra, a los francos llenando de cadáveres el foso de la ciudad mientras los enemigos tratan de sacarlos.
 Aprenderemos que la catapulta mayor de los cruzados en Acre se llamaba Mal Voisin y una de sus piedras había aplastado a 12 defensores de la ciudad a la vez, que Ricardo adoraba los melocotones y las peras y que cuando asaltas una muralla siempre hay que mirar atrás a ver si te siguen, para no quedar aislado arriba, como le sucedió al valeroso Aubery Clements, mariscal de Francia, despedazado por los alfanjes al quedarse solo en la Torre Maldita (las fuentes francas elogian su coraje mientras que testigos musulmanes afirman que suplicó lastimeramente por su vida).
¿Fueron las cruzadas más brutales y sangrientas que otros enfrentamientos de la Edad Media? 
De visita en Barcelona Asbridge, que no lleva armadura ni peto sino una camisa azul, responde: “Obviamente las cruzadas no fueron un ejercicio pacífico, pero en general se respetaron las convenciones bélicas de la época, quizá si hubo algo especial fue la práctica de la decapitación post mortem, que no era habitual en las guerras en occidente”.
 De las duras descripciones de su libro (el caballero al que le queda la nariz cortada colgando sobre los labios tras un sablazo con cimitarra) recuerda que el combate medieval “era brutal, se mataba cara a cara, con armas blancas, no había distancia sino un contacto muy íntimo entre adversarios.
 Era una realidad muy violenta. Yo no he hecho más que reflejar lo que era aquello”. 
Sin embargo, matiza que no debe verse la época de las cruzadas como un tiempo de “guerra total”, con incesantes batallas y campañas, y recuerda que hubo una realidad pragmática y política y unos intereses comerciales que hicieron que se creara un entorno fronterizo en el que los europeos interactuaron con la cultura oriental y la asimilaron. 

El historiador Thomas Asbridge, en Barcelona.
El historiador Thomas Asbridge, en Barcelona.
El historiador destaca la capacidad de supervivencia de los cruzados en un ambiente tan hostil y la sorpresa que fue el éxito de la Primera Cruzada.
 Recalca que a él –como a la mayoría- le fascina sobre todo la Tercera, con sus grandes personajes y excelentes fuentes que permiten analizarla desde distintas perspectivas. 
De Ricardo Corazón de León, señala que presenta múltiples rasgo de carácter, podía ser brutal pero también magnánimo y generoso. Fue un buen comandante militar, pero a la vez (como Saladino) un muy hábil negociador. 
Muy valiente, en su papel de rey soldado, lanzándose impetuosamente a la cabeza de sus tropas y poniéndose en peligro (recibió una herida de ballesta en el costado en una refriega cerca del Mar Muerto) o ¿no recuerda a Alejandro Magno?
 “No tenía su genio militar, aprendía sobre la marcha, algunas de sus victorias, como la de Arsuf no fue planeada sino un accidente, al arrancarse impetuosamente parte de su ejército.
 No, no era un Alejandro, ni un Aquiles.
No es uno de los más hábiles y carismáticos comandantes de la historia”. 
Al revés de Alejandro, al que sus hombres, amotinándose, hicieron abandonar su marcha de conquistas, Ricardo fue el que hizo retroceder a los suyos, dos veces, cuando marchaban hacia Jerusalén, para gran descontento de estos.
 En cambio a los dos se les podía ir la mano, como probó Ricardo al ejecutar a sangre fría a la guarnición de Acre. 
Asbridge duda de que fuera homosexual, pese a que ha estado de moda convertir al Corazón de León en icono gay. 
“Se ha sugerido, yo no lo veo en las fuentes de la época. No podemos saberlo a ciencia cierta, pero tuvo un hijo ilegítimo y lo de que compartían lecho él y el rey de Francia, Felipe Augusto, no tiene el mismo significado que para nosotros; es una convención para explicar una alianza política y no significa necesariamente un encuentro sexual.
 No podemos interpretar lo que se hacía hace 800 años con nuestro criterio de hoy". 

El ejército cruzado camino de Hattin en 'El Reino de los Cielos'.
El ejército cruzado camino de Hattin en 'El Reino de los Cielos'.
Asbridge ha dedicado seis años a escribir su libro cuidando especialmente de no ser prisionero de un enfoque único y de no caer en los estereotipos. 
“Es muy difícil distanciarse en la historia de las cruzadas de todo lo que damos por sabido, pero las fuentes distintas incluso dan vencedores diferentes en algunas batallas; es fundamental combinar perspectivas.
 Por supuesto, en casos como el de Hattin, lo que para los cristianos es una espantosa catástrofe para los musulmanes es una maravillosa victoria; siempre hay dos verdades, dos realidades”. 
A propósito de esa batalla que provocó un inmediato estado de shock en la cristiandad y ha sido comparada con el 11-S, Asbridge advierte que es un error (y “malinterpretar y manipular la historia”) buscar una continuidad de enfrentamiento del mundo occidental y el musulmán desde las cruzadas. 
“La resonancia es artificial, en realidad, no existe ningún lazo ininterrumpido de odio y discordia que una la pugna medieval por el control de Tierra Santa con las contiendas contemporáneas del Próximo y Medio Oriente”.
Asbridge opina que el fracaso último de las cruzadas y la pérdida de Tierra Santa tuvieron que ver con la imposibilidad de encauzar el ímpetu irracional que inspiraba a los cruzados, que era la promesa de salvación individual, la garantía de que culminar una peregrinación armada podía redimir los pecados y dar acceso a la salvación.
 Ese anhelo pasional y piadoso, y los intereses personales de los diferentes jefes de las cruzadas, impedía conducirlas de una manera lógica y coherente, y garantizar la conquista y defensa de Tierra Santa.

Gauguin en Charing Cross............................... Estrella de Diego.

Siempre quiso ser pintor y hasta quiso ganarse la vida como retratista, pero a sus escasos clientes no solía gustarles el resultado final.

Detalle de 'Los antepasados de Tehamana o Tehamana tiene muchos padres (Merahi metua no Tehamana)', de Gauguin, de 1893.
Detalle de 'Los antepasados de Tehamana o Tehamana tiene muchos padres (Merahi metua no Tehamana)', de Gauguin, de 1893. Instituto de Arte de Chicago
Gauguin siempre quiso ser pintor y hasta quiso ganarse la vida como retratista, pero a sus escasos clientes no solía gustarles el resultado final: aquellos retratos eran demasiado extraños para las modas del momento.
 A Gauguin no le interesaba mostrar la clase social o la personalidad de los modelos; ni siquiera sus relaciones familiares o los salones de sus casas. 
Prefería situarlos en lugares a veces algo distópicos, en tanto imaginados ideales y experimentados hostiles igual que su Tahití; fondos ausentes; inesperados por chirriantes o sombríos; objetos acumulados como bodegones raros, flores a destiempo; ofrendas a dioses cristianos y paganos sin jerarquías, dependiendo del estado de ánimo o del relato imaginado para agradar a París. 
París perseguía a Gauguin, seguramente porque para ser retratista era preciso triunfar allí.

Detalle de 'Los antepasados de Tehamana o Tehamana tiene muchos padres (Merahi metua no Tehamana)', de Gauguin, de 1893.
Detalle de 'Los antepasados de Tehamana o Tehamana tiene muchos padres (Merahi metua no Tehamana)', de Gauguin, de 1893. Instituto de Arte de Chicago

En la exposición universal de 1889 se tropezaba con la reproducción de los poblados de las “gentes primitivas” y en los Campos de Marte nacía ese sueño con aspiraciones chatas, ficciones coloniales a medida del público parisino. 
Tal vez por eso, víctima de la fascinación colonialista y de sus trampas, Gauguin elegía Tahití, entonces poco más que una excursión por las afueras de París. 
El propio Gauguin describe a los franceses de las colonias y él mismo es percibido a su llegada como un blanco; el heredero de Pierre Loti y esas historias desde lo exótico que Gauguin leyó antes de emprender el trayecto.
Salía de viaje con una imagen preconcebida: la que París esperaba y Gauguin aspiraba a vender en París, según se deduce en las cartas a los amigos. 
Es la razón por la cual sus cuadros son bellos y previsibles, superficiales incluso; lo que todos aspiraban a ver en su llegada a Tahití. 
La estrategia para triunfar en París, pues Gauguin conoció los secretos de Tahití mucho más de lo que los desveló en sus pinturas.
Frente a las escenas convencionales desde lo exótico sus retratos se siguen perfilando como parte de un universo más oscuro y personal, a pesar de que nunca llegara a triunfar como retratista. Los pintó en Bretaña en su primer viaje tras la infancia de la humanidad perdida y en Tahití, sumido en sus clichés.
 Los pintaría en sus últimos años, asediado por las enfermedades y las deudas. 
Fueron los retratos de las mujeres perplejas, de las campesinas bretonas, del amigo Van Gogh, los autorretratos… Estos últimos, poderosos y contradictorios, hablan de un juego de travestimientos rebeldes que se sitúan en la antípodas de los actuales selfis, también atrapados en las ficciones desde lo exótico:
 los autorretratos de Gauguin nunca aspiraban a la complacencia.
 A primeros de octubre se podrán ver en la National Gallery de Londres y para la ocasión Gauguin se pondrá, quizás, el extraño gorro ruso de su conocido autorretrato con fondo rojo. Otro excéntrico en Charing Cross.

6 sept 2019

Las nuevas ‘royals’ toman los mandos

Las esposas de monarcas y herederos profesionalizan sus papeles dotándolos de contenido ecológico, solidario o cultural.

familias reales
Matilde de Bélgica, Mary de Dinamarca y Mette Marit de Noruega. Getty Images

 Hace una década nadie imaginaba que reinas, princesas y duquesas, herederas y consortes, hicieran tantas cosas como hacen hoy. 

 Inabarcables y mucho más allá de estrechar manos. Hay un grupo de mujeres poderosas que habla —y a quienes se escucha atentamente— acerca de medio ambiente, literatura, enfermedades raras o diversidad, que saben del poder de la música y de la fotografía o de la importancia de los microcréditos. 

Mujeres que, en su mayoría, no se han criado en cunas palaciegas y han pisado aulas universitarias y, sobre todo, la calle. 

Un ejemplo.

 Todos los jueves a las ocho y media de la tarde durante los próximos dos meses los belgas podrán ver a su reina en televisión.

 El miércoles se supo que la reina Matilde de Bélgica, esposa del rey Felipe, tendrá un pequeño programa en el canal VRT que se llamará Gracias por la música.

 En él, la reina recibirá en palacio a un niño que demostrará ante ella su talento artístico.

Brigitte Macron, esposa del presidente francés Emmanuel Macron,junto a Melania Trump (EE UU), Cecilia Morel (Chile) y Malgorzata Tusk, en Espelette, cerca de Biarritz, durante la cumbre del G7, el 25 de agosto. 
Brigitte Macron, esposa del presidente francés Emmanuel Macron,junto a Melania Trump (EE UU), Cecilia Morel (Chile) y Malgorzata Tusk, en Espelette, cerca de Biarritz, durante la cumbre del G7, el 25 de agosto. REUTERS
La música es fundamental para la consorte belga (sus cuatro hijos tocan distintos instrumentos) y tiene todo un proyecto al respecto.
 La llamada Fundación Reina Matilde está centrada en los jóvenes vulnerables del país a través de varios proyectos y para ella la música es un "lenguaje universal que trasciende las barreras sociales y facilita la creación de lazos".
 Presta apoyo financiero e incluso tiene un gran premio anual de 10.000 euros para proyectos musicales novedosos.
La preocupación de Mary de Dinamarca, esposa del heredero al trono Federico, es el medio ambiente, y en concreto la escasa sostenibilidad de la industria textil, fundamental por tratarse del cuarto sector exportador del país, como ella misma reconoce. 
"El de la moda es uno de los sectores que más recursos consume del mundo, lo cual tiene un impacto negativo sobre el medio ambiente, así como repercursiones éticas y sociales perjudiciales para muchas de las personas que trabajan en la confección", explica esta semana en una larga entrevista con la revista ¡Hola!, en la que habla de la importancia del reciclaje y de la concienciación, algo que también inculca a sus hijos.
 "Reciclo la ropa no solo para actos oficiales, sino también en mi vida privada.
 Compro prendas vintage. Hago que me arreglen la ropa y la reinvento con muchas variantes", afirma, asegurando que en su casa ya ha tratado de eliminar las botellas de agua de plástico y de lavar la ropa con menos frecuencia. 
 
Matilde de Bélgica y una niña arpista, en el palacio real de Bruselas, en un fotograma del programa de VRT.
Matilde de Bélgica y una niña arpista, en el palacio real de Bruselas, en un fotograma del programa de VRT. VRT
Habitual del Foro de Davos y patrona de la Semana de la Moda de Copenhague, la heredera consorte asegura: "Tenemos que trabajar juntos para crear un futuro sostenible.
 Creo que es la primera vez que se habla del hecho de que el futuro de la Tierra está en nuestras manos, en las de las generaciones actuales, y somos más conscientes de que el planeta lo tenemos en préstamo hasta que las siguientes generaciones se queden a cargo de él", explica. 
"Debemos dejar a las futuras generaciones un planeta en el que puedan vivir. Es su derecho".
La pasión de Mette Marit de Noruega es la literatura.
 La esposa de Haakon, heredero al trono del país nórdico, ha coeditado junto al autor noruego Geir Gulliksen un libro sobre las impresiones que 12 escritores del país tienen de su nación. 
"Para mí, la literatura siempre ha sido vital para traducir mi propia vida, y seguirá existiendo hasta que deje de leer.
 La literatura tiene una forma de purificación en sí misma", explica dentro del volumen, en una charla con Gulliksen. 
Afectada por una fibrosis pulmonar y con un programa de actos más limitado, la princesa está centrada en tareas menos públicas pero comprometidas con su país. 

La reina Letizia también está decidida a darle un giro a sus labores. La esposa de Felipe VI trata de ir más allá de la pura imagen, tan codiciada por los medios, y busca que sus apariciones tengan un trasfondo
Así, los últimos años tiene una agenda más plena, con actos cargados de intención y centrados en la igualdad, las enfermedades raras o la educación.
 La violencia de género es una de sus mayores preocupaciones.
Si Mary de Dinamarca apareció en la edición australiana (su tierra natal) de la revista Vogue y Kate Middleton en la británica, ahora Meghan Markle no se ha conformado con ello y ha decidido editar todo un número de la misma.
 Aunque no es heredera al trono, su exposición mediática hace que todo lo que toca se coloque en el ojo público. 
De ahí que la publicación haya sido escrutada de arriba abajo. 
Las preocupaciones de la duquesa de Sussex son las mujeres con fuerza que conforman los cambios (sociales, políticos, medioambientales, culturales) del momento.
 Poesía, entrevistas a Jane Goodall y Michelle Obama e incluso maquillaje para brillar pero no para ocultar.
 Reales declaraciones de intenciones.