24 may 2019
La Ibiza inhabitable
Atmán nació en Marruecos hace 51 años y llegó a la isla de Ibiza hace cuatro. Ha trabajado como albañil, en hostelería, en empresas de alquiler de vehículos... Trabajo no falta, pero la vivienda es otro cantar. Él, junto a otra gente, vive en un solar en su coche desde la semana pasada, tras rechazar ir a un albergue habilitado por el Ayuntamiento y Cruz Roja..
Según la estadística de vivienda tasada del Ministerio de Fomento, Ibiza es el municipio de más de 25.000 habitantes (tiene casi 50.000 empadronados) donde más han subido los precios en esta legislatura: un 47,9% entre el segundo trimestre de 2015 y el cuarto de 2018. En la imagen, vista general de una zona de viviendas..
Respecto al alquiler, la cosa no mejora: según los datos de Idealista a partir de precios de oferta, se ha encarecido un 47,8% en los últimos cuatro años. En la imagen, un edificio de la zona de playa D'en Bossa.
Elena López, concejala de Vivienda del Ayundamiento de Ibiza, describe una legislatura prolífica legislativamente (prohibición de apartamentos turísticos en bloques de vecinos, nuevos planeamientos, la ley autonómica de vivienda…), pero lamenta que “la política de vivienda es siempre a largo plazo y no da frutos en tres años”. En la foto, un edificio en primera línea de playa, en Figueretes..
Todo empezó a torcerse con la muerte de Pepita. Juan Antonio, un vecino de Ibiza de 66 años, recuerda a la mujer que hace décadas tenía una casa payesa frente a la suya. En ese terreno que heredaron las dos hijas de Pepita, en el barrio de Es Viver, quedó paralizada hace una década la construcción de unos apartamentos. El edificio a medio hacer, ocupado durante años, ardió el pasado 13 de mayo..
Sergio Carrasco, abogado de Plataforma Ibiza Afectados por los Alquileres, denuncia que faltan acciones inspectoras sobre la prohibición de arrendamientos turísticos, porque “se han impuesto pocas sanciones”. En la imagen, un edificio en primera línea de playa D'en Bossa.
Oposición y gobierno local distan en las posibles soluciones para resolver el problema de la vivienda en Ibiza. El desencuentro principal llega con el planeamiento urbanístico. José Vicente Marí, candidato del PP a la Alcaldía, en la línea de lo que defiende su partido, apuesta por poner en edificación “más suelo para que baje el precio” y remarca que se refiere solo a parcelas urbanas. Elena López, concejala de Vivienda en el Ayuntamiento gobernado por el partido socialista, defiende que están al límite de suelo construido. “No estaremos de acuerdo con quien apueste por seguir consumiendo más territorio”, sostiene. En la imagen, algunos bloques de vivienda en la playa D'en Bossa.
Nueve entrevistas de “tierra trágame”
Nueve entrevistas de “tierra trágame” en la televisión española.
La visita de Ana Guerra al plató de 'Amigas y conocidas' es el último momento de tensión vivido en nuestras cadenas. Hay más...
Es lo bueno del directo.
Te sientas en el sofá sin ningún tipo de
esperanza para ver una entrevista aparentemente inocente y, de repente,
tu televisor arde. Los dos protagonistas se están intercambiado golpes
verbales y ¡tú lo estás viendo en tiempo real con los ojos como platos!
Luego lo comentarás con regularidad en reuniones familiares y con amigos
durante los próximos años.
Y, ahora, incluso, lo recrearás gracias a
internet.
Estos son nueve episodios de la televisión española con un choque de trenes provocado por egos, tintes machistas, insolencias, amarillismos y más egos.
Estos son nueve episodios de la televisión española con un choque de trenes provocado por egos, tintes machistas, insolencias, amarillismos y más egos.
Pablo Motos y las protagonistas de la serie 'Las chicas del cable'
“¿Vosotras sabéis bailar reguetón?”; "la gente dice que las mujeres no pueden ser amigas"; "ahora mismo las chicas se dividen entre las que saben perrear y las que no saben perrear"; “cuántos pendientes te caben en la oreja”...
Con esta batería de
preguntas recibía Pablo Motos, en abril de 2017, a Maggie Civantos,
Blanca Suárez, Nadia de Santiago y Ana Fernández, protagonistas de la
serie Las chicas del cable.
No era la primera vez que el conductor de El Hormiguero
despertaba suspicacias por su trato a las mujeres (Mónica Carrillo,
Alessandra Ambrosio y Elsa Pataky ya habían protagonizado momentos
desafortunados), pero sí la que más rechazo causó en los espectadores
debido a la acumulación de tópicos con la que el presentador trufó una
entrevista en la que apenas se habló de la serie.
Las redes sociales
censuraron la actitud de Motos y hasta Netflix, la plataforma a la que
pertenece la serie, lanzó un mensaje que parecía tener un claro destinatario
Pero descubrir que su ano era capaz de absorber un litro y medio de agua fue toda una sorpresa.
Y no hubo que esperar a que ninguna biografía no autorizada lo desvelase: él mismo se lo contó el 20 de octubre de 1983 a Mercedes Milá en el programa Buenas noches.
“¿Qué cosas han contado de usted que usted no haya hecho?", fue la inocente pregunta de Milá, y lo que vino después, historia del ente público.
Tras negar que se hubiese tirado un pedo delante de un mosén por ser “pedorro domiciliario, pero no pedorro transeúnte”, relató ante una estupefacta presentadora su "habilidad de absorción de un litro y medio de agua de un solo golpe por vía anal. Si quieren traigan una palangana y lo demuestro”.
Finalmente no hubo palangana en directo, algo que, imaginamos, agradecieron los espectadores para los cuales la imagen mental habrá sido suficiente.
Lo que sí hubo fue la especificación por parte del autor de La Colmena de que daba igual que el agua estuviese clorada o no porque “mis papilas del gusto no las tengo en ese conducto sino en otro”.
Durante el programa Queremos saber, de Mercedes Milá, perejil de todas las salsas televisivas, un airado Francisco Umbral pronunció una de esas frases que junto al “si me queréis irse”, de Lola Flores, o el “quién me ha puesto la pierna encima para que no levante cabeza”, de Jorge Berrocal, forman parte de la memoria colectiva televisiva de la sociedad española.
El escritor, que como dejó claro, “había ido a hablar de su libro” (La década roja, un análisis sobre los diez años de socialismo en España), alzó la mano en un momento del debate para dejar claro que no le interesaban en absoluto los temas que se estaban tratando en el programa y que había sido engañado por Milá.
La tensión en el plató se hizo tan evidente que incluso uno de los espectadores se encaró con Umbral (la participación del público era habitual en el formato), mientras el resto de los invitados, el escritor, Emilio Romero y al rector de la Universidad Autónoma de Madrid Cayetano López, se mantenían en un discreto segundo plano.
Pero Umbral no aflojaba: “Yo cuando voy a una televisión es porque me pagan.
Yo no vengo a las televisiones gratuitamente como un paria, si vengo es porque se va a hablar de un libro mío”, puntualizó el escritor, que posteriormente pidió disculpas a Milá fuera del plató. Una vez pasado el mal trago lo que ha quedado de aquella trifulca es uno de los grandes momentos televisivos de los noventa, un éxito de ventas para La década roja y una frase que todos hemos utilizado alguna vez.
Mercedes Milá y Camilo José Cela
Que Camilo José Cela era uno de los escritores más ilustres del panorama internacional es algo que casi todos los españoles tenían claro a principios de los 80.Pero descubrir que su ano era capaz de absorber un litro y medio de agua fue toda una sorpresa.
Y no hubo que esperar a que ninguna biografía no autorizada lo desvelase: él mismo se lo contó el 20 de octubre de 1983 a Mercedes Milá en el programa Buenas noches.
“¿Qué cosas han contado de usted que usted no haya hecho?", fue la inocente pregunta de Milá, y lo que vino después, historia del ente público.
Tras negar que se hubiese tirado un pedo delante de un mosén por ser “pedorro domiciliario, pero no pedorro transeúnte”, relató ante una estupefacta presentadora su "habilidad de absorción de un litro y medio de agua de un solo golpe por vía anal. Si quieren traigan una palangana y lo demuestro”.
Finalmente no hubo palangana en directo, algo que, imaginamos, agradecieron los espectadores para los cuales la imagen mental habrá sido suficiente.
Lo que sí hubo fue la especificación por parte del autor de La Colmena de que daba igual que el agua estuviese clorada o no porque “mis papilas del gusto no las tengo en ese conducto sino en otro”.
Mercedes Milá y Francisco Umbral
Si hubiese existido Twitter en 1993 el hashtag #yohevenidoaquíahablardemilibro no habría tenido rival.Durante el programa Queremos saber, de Mercedes Milá, perejil de todas las salsas televisivas, un airado Francisco Umbral pronunció una de esas frases que junto al “si me queréis irse”, de Lola Flores, o el “quién me ha puesto la pierna encima para que no levante cabeza”, de Jorge Berrocal, forman parte de la memoria colectiva televisiva de la sociedad española.
El escritor, que como dejó claro, “había ido a hablar de su libro” (La década roja, un análisis sobre los diez años de socialismo en España), alzó la mano en un momento del debate para dejar claro que no le interesaban en absoluto los temas que se estaban tratando en el programa y que había sido engañado por Milá.
La tensión en el plató se hizo tan evidente que incluso uno de los espectadores se encaró con Umbral (la participación del público era habitual en el formato), mientras el resto de los invitados, el escritor, Emilio Romero y al rector de la Universidad Autónoma de Madrid Cayetano López, se mantenían en un discreto segundo plano.
Pero Umbral no aflojaba: “Yo cuando voy a una televisión es porque me pagan.
Yo no vengo a las televisiones gratuitamente como un paria, si vengo es porque se va a hablar de un libro mío”, puntualizó el escritor, que posteriormente pidió disculpas a Milá fuera del plató. Una vez pasado el mal trago lo que ha quedado de aquella trifulca es uno de los grandes momentos televisivos de los noventa, un éxito de ventas para La década roja y una frase que todos hemos utilizado alguna vez.
¿Es posible no sentir ni un ápice de afecto por Bertín Osborne?
El cantante y presentador, un tipo sin pizca de feminidad en su ser, parece sacado de otra época, pero es indudable de qué lugar viene.
Como si la campechanía, la bandeja de ibéricos y la copita de fino fueran el salvoconducto definitivo, Bertín Osborne se pasea por el presente del #metoo, las crisis migratorias y los desahucios con la gallardía aristocrática del terrateniente que sabe que es prácticamente imposible que caiga mal a nadie por mucha diferencia (cósmica) de género, raza o clase que le separe de quien se cruce en su camino.
Y algo de razón no le falta: ¿es posible no sentir ni un ápice de afecto por alguien que, arrancándose por José Alfredo Jiménez, titula su último disco Yo debí enamorarme de tu madre y se retrata en portada aposentando su magnífica huevada sobre un pajar, con la cegadora sonrisa de un galán de culebrón?
Hombre de risa contagiosa y palmadita –o, más
bien, palmadota– en la espalda, Bertín es una de esas extrañas formas de
vida que no parecen contener ni la más mínima molécula femenina en la
integridad de su ser
¿No despierta cierta ternura que a la mayor concentración de testosterona del Donadío de Casasola se le ocurriera formar pareja cómica con Arévalo? ¿Y no produce, asimismo, cierta congoja que la amistad con el célebre orfebre del chiste de gangosos se resquebrajase cuando este, obnubilado por su cercanía con el hombretón, difundió por redes sociales las fotos de una paella ofrendada por ambos al Rey Emérito?
Hombre de risa contagiosa y palmadita –o, más bien, palmadota– en la espalda capaz de descoyuntar vértebras, Bertín es una de esas extrañas formas de vida que no parecen contener ni la más mínima molécula femenina en la integridad de su ser.
Solo hay algo que haga tambalear su arrolladora bonhomía: la nueva izquierda, tan desaseada y piojosa a sus ojos.
De ahí que el título de su programa, Mi casa es la tuya, no acabe de hacer justicia a la esencia de quien electrificaría los muros de su finca antes de abrir la puerta a determinadas visitas, aquellas que le harían torcer el morro en su recién estrenada condición de analista político abierto a la diversidad ideológica de trajes de corte neoliberal, fachalecos y camisas de cuello italiano.
"Dejaros de mariconadas": cuando Bertín visita a Pablo Motos
Óscar Tévez
“Yo bebo solo vino y español. Dejaros de mariconadas.Vino español, que es el mejor del mundo”. Aplauso entusiasmado. Pocos ejemplos resumen mejor el estilo de Bertín Osborne, el de azuzar al público con frases contundentes, testosterónicas y demagógicas.
Su visita a El Hormiguero esta misma semana volvió a demostrarlo: pocos personajes representan, para bien o para mal, el espíritu de la cena de Navidad con la familia, que ya con las mejillas un poco coloradas saca el tema de Podemos, esa “panda de mamarrachos”.
Incomodará, soltará frescas, pero asegura que la cena no va a ser aburrida. “¡Ya quisiéramos tener diez Amancios Ortega en este país, que no habría paro!”.
Más aplausos. Bertín es ese invitado de oro que siempre va a levantar un programa con su conversación de sobremesa.
Mujeres, buen jamón, ¿un quesito que traigo de mi pueblo? ¡Economía, el chalet de Somosaguas!
Desde El Hormiguero hasta las tertulias políticas, no hay programa que no encuentre en él a un aliado cuando se trata de conectar con esa audiencia que todavía no es multipantalla, que no está tuiteando mientras la televisión suena de fondo.
También las mañanas de Espejo Publico. también las noches golfas de Sálvame Deluxe.
¡Más aplausos! Un momento, no olvidemos sus palabras sobre este último programa y la cadena Telecinco (en la que hoy trabaja), del que dijo que en su plató había entrado con “el culo contra la pared y el zócalo es que lo dejé limpio, limpio”. ¿Más aplausos? Aún suenan, ahora ya menos.
23 may 2019
Sin conexión con el mundo de Desplechin y Dolan
Se supone que al director le interesa el realismo y que su actitud es humanista. Todo es encomiable, pero tampoco sirve como fórmula para hacer un cine apasionante.
Cannes
lógicamente siempre ha dedicado celo y amor al cine francés.
Incluso tienen oportunidad de concursar aquí múltiples cinematografías exóticas, películas asiáticas, africanas, latinoamericanas, a condición de que hayan sido coproducidas con Francia.
No todas, por supuesto, pero esa fraternidad ayuda mucho si pretende venir a Cannes.
Y existió hace mucho tiempo una tradición de directores franceses cuyo cine era tan atractivo como heterodoxo.
Y no me refiero a la nouvelle vague (allí hubo de todo y para todos los gustos), sino a justificados clásicos, o rarezas con un mundo identificable.
Creadores con estilo propio y mucho que contar.
Pero hago memoria de los últimos tiempos de este festival y descubro que son muy pocas las películas francesas que me han impresionado.
Lo hizo la sombría y compleja Un profeta, dirigida por Jacques Audiard, que describía la terrible supervivencia de un joven árabe medio analfabeto en una cárcel dominada por la mafia corsa.
Incluso tienen oportunidad de concursar aquí múltiples cinematografías exóticas, películas asiáticas, africanas, latinoamericanas, a condición de que hayan sido coproducidas con Francia.
No todas, por supuesto, pero esa fraternidad ayuda mucho si pretende venir a Cannes.
Y existió hace mucho tiempo una tradición de directores franceses cuyo cine era tan atractivo como heterodoxo.
Y no me refiero a la nouvelle vague (allí hubo de todo y para todos los gustos), sino a justificados clásicos, o rarezas con un mundo identificable.
Creadores con estilo propio y mucho que contar.
Pero hago memoria de los últimos tiempos de este festival y descubro que son muy pocas las películas francesas que me han impresionado.
Lo hizo la sombría y compleja Un profeta, dirigida por Jacques Audiard, que describía la terrible supervivencia de un joven árabe medio analfabeto en una cárcel dominada por la mafia corsa.
Pero constato que la sequía de grandes talentos es larga en el cine francés.
Cómo echo de menos la extraordinaria obra de directores franceses que he amado, como Jacques Becker, Max Ophüls, Jean Pierre Melville y Claude Sautet.
Qué placer volver a ver cada cierto tiempo obras maestras de Renoir como Un día de campo, La regla del juego y French Cancan o Un condenado a muerte se ha escapado y Picpocket, de Robert Bresson.
Me dedico a estos onanismos mentales mientras contemplo con indiferencia o cansancio las abundantes muestras de cine francés en la sección oficial.
Roubaix, una luz la dirige Arnaud Desplechin.
Se inicia y dedica variado espacio a la violencia, los atracos y las violaciones que se producen durante la Navidad en los barrios periféricos de esa ciudad y muestra la actividad frenética e intenta no perder la racionalidad de un inspector de policía ante esos altercados.
Esa visión ambiental deja paso al asesinato de una anciana y la sospecha de que sus autoras han sido dos mujeres jóvenes, deprimidas y alcohólicas que forman pareja.
Lograr su confesión, mezclando la zanahoria y el palo, será arduo. Se supone que al director le interesa el realismo y que su actitud hacia ese par de desgraciadas es humanista.
Todo ello es encomiable, pero tampoco sirve como fórmula para hacer un cine apasionante.
La desmaquillada Léa Seydoux pone gesto y mirada de sufrir mucho internamente.
No me sorprendería que su interpretación fuera premiada.
El director canadiense Xavier Dolan acaba de cumplir 30 años y su filmografía ya consta de ocho películas.
Por mi parte no me hubiera importado desconocerlas todas. Y eso que me he esforzado en encontrar su encanto, ya que la mayoría de la crítica le considera un genio, alguien con una mirada diferente y un estilo poderoso, esas cositas tan prestigiosas.
También es una de las criaturas favoritas del Festival de Cannes.
Mattias y Maxime no solo la dirige, sino que también la coprotagoniza.
Deduzco que habla de sentimientos y vivencias que le afectan mucho.
Cuenta la relación, poco antes de que sus vidas se separen, de dos amigos que han sido íntimos desde la infancia.
Se busca la sutileza y cierto misterio en medio de su subterránea crisis.
El problema en mi caso es que no me afecta lo más mínimo esa complejidad sentimental, que estoy deseando que se acabe de una vez película tan sensible.
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