Nueve entrevistas de “tierra trágame” en la televisión española.
La visita de Ana Guerra al plató de 'Amigas y conocidas' es el último momento de tensión vivido en nuestras cadenas. Hay más...
Es lo bueno del directo.
Te sientas en el sofá sin ningún tipo de
esperanza para ver una entrevista aparentemente inocente y, de repente,
tu televisor arde. Los dos protagonistas se están intercambiado golpes
verbales y ¡tú lo estás viendo en tiempo real con los ojos como platos!
Luego lo comentarás con regularidad en reuniones familiares y con amigos
durante los próximos años.
Y, ahora, incluso, lo recrearás gracias a
internet.
Estos son nueve episodios de la televisión española con un choque de trenes provocado por egos, tintes machistas, insolencias, amarillismos y más egos.
Estos son nueve episodios de la televisión española con un choque de trenes provocado por egos, tintes machistas, insolencias, amarillismos y más egos.
Pablo Motos y las protagonistas de la serie 'Las chicas del cable'
“¿Vosotras sabéis bailar reguetón?”; "la gente dice que las mujeres no pueden ser amigas"; "ahora mismo las chicas se dividen entre las que saben perrear y las que no saben perrear"; “cuántos pendientes te caben en la oreja”...
Con esta batería de
preguntas recibía Pablo Motos, en abril de 2017, a Maggie Civantos,
Blanca Suárez, Nadia de Santiago y Ana Fernández, protagonistas de la
serie Las chicas del cable.
No era la primera vez que el conductor de El Hormiguero
despertaba suspicacias por su trato a las mujeres (Mónica Carrillo,
Alessandra Ambrosio y Elsa Pataky ya habían protagonizado momentos
desafortunados), pero sí la que más rechazo causó en los espectadores
debido a la acumulación de tópicos con la que el presentador trufó una
entrevista en la que apenas se habló de la serie.
Las redes sociales
censuraron la actitud de Motos y hasta Netflix, la plataforma a la que
pertenece la serie, lanzó un mensaje que parecía tener un claro destinatario
Pero descubrir que su ano era capaz de absorber un litro y medio de agua fue toda una sorpresa.
Y no hubo que esperar a que ninguna biografía no autorizada lo desvelase: él mismo se lo contó el 20 de octubre de 1983 a Mercedes Milá en el programa Buenas noches.
“¿Qué cosas han contado de usted que usted no haya hecho?", fue la inocente pregunta de Milá, y lo que vino después, historia del ente público.
Tras negar que se hubiese tirado un pedo delante de un mosén por ser “pedorro domiciliario, pero no pedorro transeúnte”, relató ante una estupefacta presentadora su "habilidad de absorción de un litro y medio de agua de un solo golpe por vía anal. Si quieren traigan una palangana y lo demuestro”.
Finalmente no hubo palangana en directo, algo que, imaginamos, agradecieron los espectadores para los cuales la imagen mental habrá sido suficiente.
Lo que sí hubo fue la especificación por parte del autor de La Colmena de que daba igual que el agua estuviese clorada o no porque “mis papilas del gusto no las tengo en ese conducto sino en otro”.
Durante el programa Queremos saber, de Mercedes Milá, perejil de todas las salsas televisivas, un airado Francisco Umbral pronunció una de esas frases que junto al “si me queréis irse”, de Lola Flores, o el “quién me ha puesto la pierna encima para que no levante cabeza”, de Jorge Berrocal, forman parte de la memoria colectiva televisiva de la sociedad española.
El escritor, que como dejó claro, “había ido a hablar de su libro” (La década roja, un análisis sobre los diez años de socialismo en España), alzó la mano en un momento del debate para dejar claro que no le interesaban en absoluto los temas que se estaban tratando en el programa y que había sido engañado por Milá.
La tensión en el plató se hizo tan evidente que incluso uno de los espectadores se encaró con Umbral (la participación del público era habitual en el formato), mientras el resto de los invitados, el escritor, Emilio Romero y al rector de la Universidad Autónoma de Madrid Cayetano López, se mantenían en un discreto segundo plano.
Pero Umbral no aflojaba: “Yo cuando voy a una televisión es porque me pagan.
Yo no vengo a las televisiones gratuitamente como un paria, si vengo es porque se va a hablar de un libro mío”, puntualizó el escritor, que posteriormente pidió disculpas a Milá fuera del plató. Una vez pasado el mal trago lo que ha quedado de aquella trifulca es uno de los grandes momentos televisivos de los noventa, un éxito de ventas para La década roja y una frase que todos hemos utilizado alguna vez.
Mercedes Milá y Camilo José Cela
Que Camilo José Cela era uno de los escritores más ilustres del panorama internacional es algo que casi todos los españoles tenían claro a principios de los 80.Pero descubrir que su ano era capaz de absorber un litro y medio de agua fue toda una sorpresa.
Y no hubo que esperar a que ninguna biografía no autorizada lo desvelase: él mismo se lo contó el 20 de octubre de 1983 a Mercedes Milá en el programa Buenas noches.
“¿Qué cosas han contado de usted que usted no haya hecho?", fue la inocente pregunta de Milá, y lo que vino después, historia del ente público.
Tras negar que se hubiese tirado un pedo delante de un mosén por ser “pedorro domiciliario, pero no pedorro transeúnte”, relató ante una estupefacta presentadora su "habilidad de absorción de un litro y medio de agua de un solo golpe por vía anal. Si quieren traigan una palangana y lo demuestro”.
Finalmente no hubo palangana en directo, algo que, imaginamos, agradecieron los espectadores para los cuales la imagen mental habrá sido suficiente.
Lo que sí hubo fue la especificación por parte del autor de La Colmena de que daba igual que el agua estuviese clorada o no porque “mis papilas del gusto no las tengo en ese conducto sino en otro”.
Mercedes Milá y Francisco Umbral
Si hubiese existido Twitter en 1993 el hashtag #yohevenidoaquíahablardemilibro no habría tenido rival.Durante el programa Queremos saber, de Mercedes Milá, perejil de todas las salsas televisivas, un airado Francisco Umbral pronunció una de esas frases que junto al “si me queréis irse”, de Lola Flores, o el “quién me ha puesto la pierna encima para que no levante cabeza”, de Jorge Berrocal, forman parte de la memoria colectiva televisiva de la sociedad española.
El escritor, que como dejó claro, “había ido a hablar de su libro” (La década roja, un análisis sobre los diez años de socialismo en España), alzó la mano en un momento del debate para dejar claro que no le interesaban en absoluto los temas que se estaban tratando en el programa y que había sido engañado por Milá.
La tensión en el plató se hizo tan evidente que incluso uno de los espectadores se encaró con Umbral (la participación del público era habitual en el formato), mientras el resto de los invitados, el escritor, Emilio Romero y al rector de la Universidad Autónoma de Madrid Cayetano López, se mantenían en un discreto segundo plano.
Pero Umbral no aflojaba: “Yo cuando voy a una televisión es porque me pagan.
Yo no vengo a las televisiones gratuitamente como un paria, si vengo es porque se va a hablar de un libro mío”, puntualizó el escritor, que posteriormente pidió disculpas a Milá fuera del plató. Una vez pasado el mal trago lo que ha quedado de aquella trifulca es uno de los grandes momentos televisivos de los noventa, un éxito de ventas para La década roja y una frase que todos hemos utilizado alguna vez.
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