El infarto sufrido por el portero le obliga a replantearse su futuro, algo que él había aparcado hasta cumplir los 40.
Mábel GalazHay varios ejemplos en la vida de Iker Casillas que apuntan a que el rumbo de su carrera deportiva no siempre lo ha decidido él.
La casualidad quiso que teniendo solo 16 años dos porteros del primer equipo del Real Madrid se lesionaran y tuvieran que sacarle deprisa y corriendo del instituto para montarle en un avión en el que la plantilla viajaba a Noruega para un partido de Liga de Campeones.
Así comenzaba su gran trayectoria profesional.
La maldita casualidad quiso también que el portero sufriera el pasado miércoles un infarto cuando se entrenaba con el Oporto. Fue un momento lleno de suerte ya que la rapidez con que actuaron los médicos va a ser definitiva para su recuperación.
A punto de cumplir 38 años, Casillas planeaba quedarse al menos un año en Oportoy pensarse si ejercitaba la opción de prolongar su estancia otro más.
El portero siempre pensó que la barrera de los 40 era infranqueable pero que hasta ese día iba a disfrutar del fútbol y, mientras, pensar en qué dedicarse el resto de su vida.
El destino ha alterado sus planes.
Nadie duda de que su recuperación será total, pero parece que a falta de las pruebas que se realice en los próximos seis meses, los especialistas desconfían en que pueda volver a la alta competición.
Ese que desde niño dedica todos sus esfuerzos en ir progresando de categoría hasta llegar en su caso a la gloria de alzar la Copa de Europa con el Madrid y la Eurocopa y la Copa del Mundo con la selección.
Su dedicación al fútbol no le ha dejado tiempo para mucho más, menos aún para pensar en otro futuro profesional.
Hasta que conoció a Sara Carbonero incluso sus finanzas las controlaba su familia.
Cuando la pareja se fue a vivir junta y decidió tener hijos, el portero optó por hacerse con los mandos de sus inversiones y eso le costó un gran disgusto con sus padres.
En la ciudad portuguesa halló por fin la paz. Tuvo otras ofertas pero Casillas, amante de la vida discreta y a la española, pensó que Oporto le daba la oportunidad de vivir así.
A poco más de una hora en avión de Madrid y en una ciudad tranquila al borde del mar ha sido feliz junto a Sara Carbonero y sus dos hijos Martín y Lucas, que como su padre, están locos por el fútbol.
La pareja planea tener otro bebé, buscan una niña pero por el momento tendrán que esperar.
Carbonero ha regresado a principio de año a la televisión con una serie de entrevistas.
Grabando una de ella estaba el miércoles cuando la alertaron de que su marido había sufrido un infarto a los 37 años.
Salió corriendo hacia Oporto y no se separa de su lado.
Ella es la que responde a sus colegas periodistas sobre cómo va la evolución de Casillas y quien atiende las llamadas y los mensajes que llegan de medio mundo interesándose por él.
Casillas gustará más o menos como portero pero está en el corazón de compañeros, aficionados y ciudadanos en general.
En él ven a un chaval, hijo de una limpiadora y un guardia civil que cumplió su sueño de ser una estrella del fútbol y que se casó con una de las presentadoras de éxito de la televisión.
El final del resto del cuento de momento tendrá que esperar.