"Me ilusiona volver a cantar, pero también me haría ilusión quedarme en mi casa con una pensión que llegara a los mil euros”, dice la popular intérprete.
Las redes se llenaron de mensajes de indignación durante la entrevista que concedió Karina (Jaén, 1946) al programa Sálvame Deluxe la semana pasada.
La cantante abandonaba el plató llorando después de que la acusaran de no haberle dado dinero a su hija como regalo de boda. “Puse lo que pude, estoy jubilada, mi pensión es pequeña y aún tengo que seguir cantando para poder resistir”, contó antes de marcharse entre lágrimas.
Los entrevistadores la cercaron por negarse a hablar de su expareja, el peluquero Juan Miguel Martínez, concursante del último Gran Hermano y al que la popular artista tiene denunciado.
Los mensajes en Twitter defendían a la popular artista, que este año regresa con su primer disco en cuatro décadas.
Días después de la triste entrevista no tiene ningún problema en comenzar la conversación explicando con detalle los motivos por los que vuelve al trabajo cumplidos los 72.
“Bueno, un poco lo echaba de menos, y surgió la oportunidad.
Soy socia de la asociación de intérpretes y compositores que dirige Luis Cobos.
Él me ayudó y me puso en contacto con un productor, y por fin estoy a punto de publicar el trabajo que llevo 40 años esperando lanzar desde que finalizó mi contrato con Hispavox en 1978", cuenta.
"El otro motivo es porque la vida del artista no es tan fácil como la pintan.
Soy una mujer jubilada, y bueno, no te estoy llorando, pero mi jubilación no es muy holgada.
Me siento bien de salud, quizás no para cantar dos horas seguidas, pero me encuentro bien, así que si puedo arrimar un poquito a mi estrecha jubilación, lo haré”, sentencia.
Su economía no es boyante pero Karina insiste en que
no está arruinada.
“Mi situación no es alarmante. Tengo mi apartamento
en propiedad, mis hijas me ayudan en lo que pueden, pero a nadie le
amarga un dulce.
La jubilación de una persona que ha sido autónoma toda
la vida no es igual que la de un trabajador fijo”.
Enseguida confirma
que la cuestión financiera ha sido definitiva. “A mí me gusta cantar, me
hace mucha ilusión, pero me haría mucha también, porque tengo 72 años,
estar en mi casa tranquila y que mi jubilación llegara a los mil euros,
porque no llega.
Y con lo caro que está todo…”.
Su hija mayor Azahara vive cerca.
La pequeña, Rocío, fruto de su relación con el peluquero Juan Miguel, vive en Castellón junto a su otro nieto y se ven menos.
A la que fuera una de las cantantes más populares y mejor pagadas de la década de los sesenta sí le entristece por el poco respeto a su trayectoria con que la tratan algunos medios.
“Hay ciertos colaboradores a los que les falta mirar la historia musical de los últimos 50 años.
Si la conocieran sabrían que Karina escribió una página bastante notable.
Por desgracia mis avatares amorosos han salido mucho, sobre todo uno de ellos, el padre de mi hija menor.
Nos separamos hace 28 años y todavía no me dejan.
Fue una separación tormentosa pero ha pasado mucho tiempo sin conflictos”, recuerda.
No quiere hablar de la denuncia que tiene interpuesta
contra él, pero desvela que es una cuestión “muy delicada”.
“Puedo
decirte que ha habido momentos en que no lo he pasado bien con este
señor.
Hemos tenido momentos muy duros de cara al público, en las
televisiones.
Yo solo pido que si él va a estos programas, que, por
favor, no me llamen a mí para hablar”, explica.
Reconoce que ha podido
equivocarse al gestionar la relación con la prensa del corazón.
“No te
digo que no. Me ha fallado mi forma de ser, no sé si inocente pero sí he
ido de buenas y sin pensar en que me podría jugar tantas malas pasadas.
Ha pesado mucho no haber tenido una continuidad en el trabajo. Del
árbol caído es del que se hace leña.
Imagínate que con mi nuevo disco
tenemos suerte y se vende, pues seguro que esa actitud hacia mí
cambiaría.
Como dijo Quevedo, poderoso caballero es don dinero. Así es
la sociedad”.
A la espera de si su regreso cuaja, Karina lo afronta
también como un refugio ante el paso del tiempo.
“Es una ilusión que
rejuvenece y que me anima a hacer gimnasia e intentar verme más guapa.
El aplauso del público es un bálsamo que quita bastantes penas”. Para
sus nuevas actuaciones tiene listo un remix de Las flechas del amor,
“pensado para las nuevas generaciones que se saben las canciones pero
no les ponen cara, para que así sepan que soy yo y que estoy aquí
todavía”.
Pese a todo, en este momento a la vida solo le pide una cosa.
“Salud, que pueda trabajar sin forzar la máquina, y vivir dentro de mi
sencillez lo mejor posible. Con salud se puede afrontar todo”.
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