Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

14 abr 2019

La derecha se libera de complejos y ya no quiere ser de centro

La casa común del centroderecha español ha saltado por los aires. El PP, aquel producto multiuso que reunía a todas las familias conservadoras y ganaba elecciones, se ha fragmentado en tres. Detrás de la ruptura, la crisis en Cataluña, la corrupción y el aborto. Algunos, como Aznar, confían en que volverán a unirse. Mientras, todas afilan las armas para una campaña electoral en erupción.


 derecha
En 1996, el año en que el Partido Popular liderado por José María Aznar ganó a los socialistas por un mínimo margen de votos, la derecha quería ser de centro.
 No estaba de moda ser conservador. Menos aún purista. Porque los puristas no levantan mayorías.
 Ni pescan en los caladeros de la izquierda, como ellos conseguirían con una mayoría absoluta en 2000
Dos décadas después, la derecha que se presenta a las elecciones de 2019 quiere ser de derechas. “Sin complejos” ni sordina; con toda la parafernalia patriótica y el revisionismo histórico; armadas de sólidos valores morales y con un discurso cada vez más agresivo, de trazo grueso, poco dado a sutilezas y consensos.
 Muy de red social e impacto inmediato.
 Y reparto a domicilio. Que se ha contagiado a todo el arco conservador. “Yo no me considero de extrema derecha porque durante muchos años no ha habido derecha”, esgrime Iván Espinosa de los Monteros, número tres de Vox.
 “Aquí ha habido mucha cobardía. Nosotros somos la derecha sin apellidos.
 La que quiere evitar que 100.000 niños mueran cada año víctimas del aborto”.
Hoy, esa opción extrema (“derecha alternativa”, como la define a este periodista Rafael Bardají, uno de los teóricos de Vox) marca la agenda de toda la derecha por primera vez en 40 años.
 Muchos pensaban que los ultras habían desaparecido tras obtener su mejor resultado en 1979 (378.964 votos) y deslizarse hacia el olvido. 
No era cierto. Estaban latentes en el corazón del PP.
En esta campaña electoral no está bien visto ser moderado. Un término que remite a blando.
 Como, dicen en el partido de Mariano Rajoy, era el expresidente. 
“Y así perdimos Cataluña”, afirman en el entorno de Pablo Casado, dispuesto a eliminar las huellas de su exjefe, que fue vencido en una moción de censura contra Pedro Sánchez sin librar batalla. En el PP de Casado la consigna es: “entrar a todas, no rendirnos, no pedir perdón como hemos hecho frente a la izquierda, sino escuchar a nuestros votantes molestos con nuestra labor de gobierno”, explica Isabel Díaz Ayuso, candidata del PP a la presidencia de la Comunidad de Madrid y miembro del círculo de Pablo Casado. 
“El votante de derechas se ha sentido acomplejado frente al discurso progre. Tenemos que volver a estar en los grandes debates culturales. Con principios y valores. 

 

La paloma de Ravensbrück................................ Jacinto Antón

Con Neus Català aprendías lo que era la vida de verdad. Su mirada, ahora que se ha apagado, nos hacía más falta que nunca.

Neus Català, tras ser liberada del campo de Ravensbrück.
Neus Català, tras ser liberada del campo de Ravensbrück.
Frente a los negros cuervos de Ravensbrück Neus Català alzó las alas de la humanidad y la esperanza.
 También las de la memoria. Sobrevivió al campo de concentración —“era también de exterminio”, sostenía siempre ella, y a ver quién se lo iba a negar si había estado allí y tenía ese carácter que cualquiera le llevaba la contraria—, y lo hizo sin perder la fe en la gente y en que el mundo era mucho más que aquel agujero negro inmundo al que la lanzaron.
Un largo día tuve el privilegio de acompañarla en una de las visitas que hizo al campo, al este de Berlín. 
 La vi estremecerse en los barracones, en la plaza de recuento, junto al lago en el que las SS obligaban a trabajar a las deportadas hasta la extenuación y la muerte.
 Y le agarré la mano —más espantado que ella— ante los crematorios.
 Acabé el recorrido con temblor de piernas y lágrimas en los ojos. Pero Neus no dudó en dar una segunda vuelta por necesidades de un equipo de televisión.
 “Mi deber es testimoniar lo que pasó aquí”, me dijo antes de regresar a dar otra vuelta al molino del horror.
 Qué mujer.
 Recia y valiente. Siempre dispuesta a luchar contra el olvido y contra el regreso de los cuervos como había luchado contra los nazis y contra el hambre, la enfermedad y la agria desesperanza del campo.

No dudó en enfrentarse a Enric Marco, el impostor de Mauthausen, que la temía. 
Tan pequeña y tan íntegra y corajuda Neus.
 Hecha de tesón y hierro viejo, de principios y de valores de la mejor especie. No se fabrica ya gente como ella.
 Una tarde de invierno en su casa hablamos durante horas de su vida.
 Cómo paso a Francia tras la Guerra Civil, cómo la detuvo la Gestapo cargada con armas para la Resistencia, los interrogatorios y Ravensbrück. 
Cayó la noche sin que ella encendiera las luces. 
Apenas nos veíamos de un lado al otro de la mesa.
 Y me dijo “te quedarás a cenar”. No era una pregunta.
 Sacó unas rodajas de fuet, un poco de pan y dos vasos de agua.
 Y siguió hablando mientras dábamos cuenta del frugal ágape y las presas rebañaban sus cuencos y gemían por media patata o los restos de la sopa aguada de col y tifus.

 Con Neus aprendías lo que era la vida de verdad y lo que valía y lo que tenemos en cada mañana de estos tiempos que nos parecen problemáticos. 
Y a apretar los dientes. Su mirada, ahora que se ha apagado, nos hacía más falta que nunca. Era también poeta.
 De versos sencillos y directos que recogían el tuétano de su experiencia. 
Vuela libre vieja amiga, valerosa paloma a la que jamás darán alcance los cuervos de este mundo. 
 Ojalá fuéramos capaces de seguir el ejemplo de tu compromiso y de tu coraje.

 

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Cristina Ortiz en la presentación de su autobiografía en octubre de 2016, un mes antes de morir.
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Museo Balenciaga en Getaria, Gipuzkoa.
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