Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

11 abr 2019

La deuda que nunca acaba de Bibiana Fernández con Hacienda

La actriz y presentadora ha explicado que sigue debiendo dinero y bromea: "Llegaré a los 120 años y seguiré pagando".

Bibiana Fernández, en la presentación del libro 'Belleza Invisible', el miércoles 10 de abril de 2019. En vídeo, las declaraciones de Bibiana Fernández sobre su deuda.

 

Bibiana Fernández lo ha intentado todo para librarse de sus problemas con Hacienda pero, aún así, no termina de quitarse la losa de las deudas. 
 En la presentación de un libro el miércoles por la noche en Madrid, la actriz y presentadora confesó que aún tiene que pagar dinero al Estado en una situación que se le está haciendo interminable. 

"Mi situación actual sigue siendo que tengo un pequeño pico que voy pagando porque me van embargando todo el tiempo.
 No es que yo quiera pagar, es que me lo quitan directamente con lo cual es una cosa que no se termina nunca", explicaba la protagonista de Kika y Tacones Lejanos. en declaraciones a Europa Press.
 Ante esta compleja situación y en su habitual tono distendido, Fernández no dudaba en bromear con el asunto: 
 "Llegaré a los 120 años y de no estar muerta, seguiré pagando. Eso de que España somos todos es mentira; soy yo sola, yo y dos o tres más". 
 Ella misma lo decía: "En la vida no queda más remedio que tirar del sentido del humor, son cuatro días y el sentido del humor a veces no te acompaña. Incluso cuando no te acompaña, tienes que seguir tirando".
"Cada cual solventa sus problemas como puede, cuando llegas a una situación así, más allá de los errores que se hayan podido comentar, hay un problema y son los intereses del Estado", explicaba la actriz durante la presentación.
 "Yo he pagado más de intereses que de deuda, ya no sé cuánto llevo pagado", explicaba Fernández, que a mediados de febrero cumplió 65 años.
En 2017 se hacía público que la actriz tenía problemas con Hacienda que la habían obligado a sacar a la venta su casa de Boadilla del Monte (Madrid) y trasladarse a otro piso más pequeño de Madrid.
 A finales de agosto y tras una época de cierto ahogo —tardó un año en venderla— lograba deshacerse de la vivienda vendiéndosela a dos de sus mejores amigos, Mario Vaquerizo y Alaska, que pagaron 500.000 euros por ella. 
Además, también se vio obligada a sacar a la venta otras dos viviendas más, en Málaga, por alrededor de 170.000 euros. 
Para sanear la deuda también apostó por nuevos proyectos empresariales, como una obra de teatro (precisamente junto a Alaska y Vaquerizo) y una mediática participación en MasterChef Celebrity.
 Aún así, y como contó en febrero y ahora remacha, no ha logrado quitarse del todo esa deuda, que ahora ya es casi todo intereses de lo que debió antes y no pudo pagar a tiempo ("No me quejo de pagar, me quejo de intereses del 20% cuando no puedes afrontar la deuda", decía ella misma en sus redes)
 "Hacienda me lo quitó todo, y juro por dios que si era lo justo no hay lamento, pero ¿tiene el Estado derecho a quitarte la ilusión? No tengo respuesta, los bancos sí", escribía en una publicación de Instagram hace un par de meses.
 En una respuesta a un comentario de un seguidor afirmaba: "Este tema me tiene quemada. Llevo 10 años, pagué de sanciones y multa más del 150% de la deuda y solo quiero llegar a un lugar, un acuerdo, lo que sea".
 Un acuerdo que, al parecer, aún no ha llegado.

Javier Muguerza: la fecundidad de la filosofía para la democracia

 
 

Su trabajo ha sido decisivo para la transición democrática y para mantener el espíritu de los enemigos impenitentes de totalitarismos.

El filósofo Javier Muguerza, en una imagen de archivo.
El filósofo Javier Muguerza, en una imagen de archivo.

Conocí a Javier Muguerza a través de su libro La razón sin esperanza, de 1976, un texto que abrió un mundo nuevo para muchos de los que pertenecemos a la Generación de la Democracia, sobre todo para los que habíamos tomado la filosofía por oficio y soñábamos con ejercerla desde las aulas universitarias y en el amplio espacio de la opinión pública.
 En la estela de José Luis Aranguren, Javier Muguerza elevó al primer rango académico a la filosofía práctica, a la ética, la filosofía política y la social, que eran las parientes pobres de nuestras facultades, en comparación con la metafísica y la teoría del conocimiento. 
En su entorno fue creciendo lo que el propio Muguerza llamaba una ethische Gemeinschaft, una comunidad ética, extendida por todos los países de habla hispana.
 Prueba de ello fue la creación de la revista Isegoría y la ambiciosa elaboración de la Enciclopedia Iberoamericana, con la fundada convicción de que Europa para España es problema y solución; Iberoamérica, nuestra patria chica.
Javier Muguerza ha sido decisivo para la transición democrática y para mantener a lo largo de estos años el espíritu abierto de los filósofos de raza, enemigos impenitentes de totalitarismos y fundamentalismos, adictos a la deliberación y la crítica racional. Desde ese páthos inconformista dialogó con la filosofía analítica, el marxismo humanista, la teoría de la justicia de Rawls y la ética comunicativa de Apel y Habermas, con una extraordinaria lucidez. Y aunque siempre se propuso más "minar la confianza en cualquier género de soluciones que procurar su afianzamiento", como reafirmó en su último gran libro, Desde la perplejidad, afortunadamente fue infiel a su propósito y formuló valiosas propuestas, más vigorosas de lo que él mismo pretendía: la fecundidad de la disidencia, el valor insobornable de cada persona frente a cualquier tipo de colectivismo, el lugar de la conciencia en el mundo moral.
Desde el diálogo sabio y sobre todo desde la amistad profunda y cordial, tejió, aun sin pretenderlo, una red de afectos que trasciende con mucho el poder de la muerte.
 Es bien razonable la esperanza, incluso la certeza, de que no todo se lo ha tragado la tierra. El recuerdo y el cariño permanecen.

Adela Cortina es catedrática de Ética de la Universidad de Valencia.

Concha Velasco: “El movimiento feminista actual me parece frívolo”



La actriz es galardonada con el Premio Max de Honor 2019 por su trayectoria teatral.

Concha Velasco, el pasado martes en el teatro La Latina de Madrid. En vídeo, declaraciones de la actriz.
Concha Velasco recibirá el Premio Max de Honor 2019 el próximo 20 de mayo en el Teatro Calderón de Valladolid, ciudad en la que nació hace 79 años. 
El comité organizador de los Premios Max de las Artes Escénicas, que concede la Fundación SGAE, ha dado a conocer hoy el galardón, otorgado por unanimidad, y ha resaltado su trayectoria como intérprete y su lucha por los derechos de la mujer.
No es Concha Velasco una persona dada a la queja y eso que algunos motivos arrastra. 
 Sabedora de su magnetismo en la calle y en los escenarios, la actriz reconoce que el teatro y su familia han conformado su vida. “Yo creo que la gente me quiere porque soy sincera. 
 Me trata como si me conocieran de toda la vida, incluso los jóvenes. 
 Creo más en la lealtad que en la fidelidad, y yo me considero una persona leal”, asegura Velasco tras conocer la concesión del premio Max, un galardón que siempre, dice, se le había resistido y que por fin se une a esa larga lista que guarda en su nueva casa de alquiler, tras verse obligada a vender su vivienda para terminar de pagar las deudas a Hacienda.
Premio Nacional de Teatro dos veces (1978 y 2016) y Goya de honor de la Academia de Cine en 2013, la intérprete es una mujer peleona y comprometida en la vida y en la escena. 
“Siempre he sido una mujer libre. 
A mí nunca nadie me ha obligado a hacer nada que no quisiera, hasta eso que algunos llaman peliculitas. 
Yo no he hecho peliculitas. He hecho películas estupendas, unas mejores que otras, otras con mejores directores que otros, también mejores compañeros que otros, pero gracias a ellas no solamente he vivido de mi trabajo vocacional, sino también mi familia”, proclama con pasión.
Concha Velasco no solo sigue dominando cada tarde los escenarios teatrales con El funeral, la obra escrita y dirigida por su hijo Manuel, sino que el próximo mes de julio regresará al Festival de Mérida –la última vez fue en 2012 con Hécuba- como protagonista, junto a Pepe Viyuela, de Metamorfosis, dirigida por David Serrano. “Mis sueños profesionales se han cumplido todos.
 Los privados... hija mía”, le dice a la periodista, “yo he sido una mujer enamorada y por amor, a veces, me he equivocado, pero como tampoco me ha obligado nadie a ello. 
No siempre he tenido la respuesta que yo creía que iba a tener. Sin embargo, el teatro es el único amante que no me ha decepcionado y me ha dejado envejecer con dignidad, cosa que no permiten los novios ni los maridos”. 
“El teatro es un lugar ejemplar”, continúa Velasco, “aquí nadie pregunta si eres de izquierdas o de derechas, si eres homosexual o no.
 ¿Por qué ahora se ve la gente obligada a salir del armario? El que no quiera salir, que no salga”

 

Una de las grandes damas del teatro y leyendas en activo, junto a Núria Espert, Julia Gutiérrez Caba o Lola Herrera, Concha Velasco se levanta todos los días a las cuatro de la madrugada para estudiar. Su habitación se inunda de libros y textos para preparar sus personajes.
 “La gente joven de ahora quiere ser famosa de golpe, pero para llegar a ser alguien en la escena hay que trabajar mucho.
 Yo tuve la gran suerte de encontrarme con Don Luis Escobar, que me ofreció mi primer protagonista en el teatro Eslava con 19 años”. Y desde entonces a acá toda una carrera plagada de musicales, cine, televisión y teatro. 
Más de ochenta películas y una treintena de montajes dramatúrgicos han hecho de esta actriz uno de los rostros más conocidos y queridos de la escena española.
Es Concha Velasco una mujer que dice las cosas bien claras. 
“El movimiento feminista actual me parece frívolo. Parece como si ahora tocara ser feminista. 
El movimiento Me Too me parece una obviedad. Por supuesto que hay mujeres a las que hay que apoyar, pero a veces se puede dar una patada y decir no.
 Yo he sabido decir no muchas veces a lo largo de mi vida y no me ha resultado fácil porque me quedaba en la calle, pero lo hice”. Socialista “por vocación”, católica, miembro de una familia conservadora de Valladolid, hija de una maestra republicana –“mi madre es mi ejemplo de vida”- y un asesor del dictador Franco, Concha Velasco nunca ha dejado de votar en las elecciones. 
El próximo 28 de abril estará en A Coruña, por ello ya ha pedido el voto por correo. 
 “Pero hoy no quiero hablar de política”.
 

Imanol Arias: “He ido de fracaso en fracaso”............... Carlos Marcos

Las dos ruinas, los 70 kilos y las cuatro veces que el actor casi deja 'Cuéntame', la serie que protagoniza y que emite su 20ª temporada.

imanol arias
El actor Imanol Arias posa en exclusiva para ICON con jersey de punto y pantalón CH Carolina Herrera.
Setenta kilos. Es lo único que permanece inalterable en Imanol Arias desde que en 2001, hace 18 años, se emitiese el primer episodio de Cuéntame cómo pasó.
 El actor pesa lo mismo con 62 años, su edad actual, que con 44, cuando arrancó la serie.
 Lo demás ha cambiado mucho. En este tiempo, Imanol Arias se ha separado, ha visto crecer a un hijo y ha tenido otro, su Athletic de Bilbao ha perdido cinco finales, se ha vuelto a casar, ha tenido un problema importante con Hacienda, su figura como actor se ha agrandado… ¿Más cosas? 
Cuando comenzó Cuéntame, dice, estaba arruinado. 
“No tuve suerte con una inversión empresarial que realicé.
 Así que económicamente me vino muy bien Cuéntame: un papel protagonista, 20 capítulos al año…”, explica sobre un negocio fallido.

Arias está sentado en un sofá, con las piernas cruzadas.
 Se mueve con una elegancia que no se aprende: se tiene y punto. Su voz suena profunda, acerada por muchos años de nicotina que sigue consumiendo, “con discreción”, dice.
 Su discurso es elaborado, algunas veces lindando el circunloquio en temas en los que el periodista desearía que fuera más al grano. No evita, sin embargo, su publicitado conflicto con Hacienda: “Nunca pensé que las cosas se estaban haciendo mal. Y acepto que, al hacerlas mal, tenga que reponer.
 Esa es la lección aprendida: no tienes que descuidar las cosas. 
Es verdad que todo viene de posiciones ingenuas.
 Es un caso que se ha dado en muchos compañeros: en un momento determinado nos recomendaron tener sociedades”. 
Tuvo que pagar unos cinco millones de euros. 
Por eso lleva tres años sin parar de trabajar: 
“Y cuando digo sin parar es sin parar. Espero bajar el ritmo este verano”.
Hablamos de la sorprendente longevidad de Cuéntame (se está emitiendo la temporada 20ª en 18 años) y de los que la abandonaron voluntariamente. 
El último, una de las figuras básicas, Ricardo Gómez, el intérprete de su hijo en la ficción, Carlos Alcántara.
 Y él, ¿cuántas veces se ha planteado dejar la serie? “Por diferentes motivos, al menos cuatro. 
Siempre con la sensación de que cuando me lo planteaba rompía un compromiso. Es que han pasado muchas vicisitudes.
 Por ejemplo, cuando TVE abandonó la publicidad. Pensé que eso iba a afectarnos. 
  Y otras veces me he preguntado si hacía falta tener un trabajo continuado durante tanto tiempo
. Después de 18 años de éxito me pregunto dónde está el siguiente escalón del fracaso para un fracasador como yo”.
Sobre su problema con Hacienda, por el que tuvo que pagar cinco millones:
 “Nunca pensé que las cosas se estaban haciendo mal. 
Y acepto que, al hacerlas mal, tenga que reponer. Esa es la lección aprendida: no tienes que descuidar las cosas"
El actor propone un trayecto vital que, visto desde fuera con esa imagen de hombre de éxito que tiene, resulta extraña.
 Pero él lo defiende: “Mi vida ha ido de fracaso en fracaso, que es no llegar a la puntuación media mínima.
 Lo que hay que hacer es digerir el fracaso muy rápido, no ir de tragedia en tragedia, ser exigente, pero no de una manera doliente”.
Habla de política, claro, de la desunión de la izquierda, "un clásico". 
Le pregunto si prefiere vivir en un régimen como el de Venezuela o en un país gobernado por un partido de ultraderecha. 
Y responde: "Yo con un tipo de régimen como el de Venezuela tendría muchos problemas para vivir porque es muy intervencionista.
 Con un régimen fascista estoy más acostumbrado a esconderme y sé qué hacer.
 Ni me detectarían. Pero con un aparato estatal enorme me sería muy difícil".

Imanol llegó a Madrid desde el País Vasco (donde se crio, aunque nació en Riaño, León) a mediados de los setenta. 
Los excitantes ochenta madrileños le pillaron con juventud, fama, dinero y atractivo físico. 
Estudió, trabajó y se lo pasó en grande.
 En los noventa tuvo que parar.
 El peso de la fama era insostenible y asomaba el efecto de determinadas sustancias.
 Confiesa que tuvo un problema de adicciones. “Pero no fue el más mortífero. Era muy profesional. Estaba bien visto.
 Mis adicciones no eran las adicciones de la muerte. Yo no soy excesivo, pero soy constante”, explica.

Sobre su posible salida de 'Cuéntame': "Me lo he planteado al menos cuatro veces"
Antes de comenzar esta vorágine se había casado, cuando apenas empezaba su carrera, con la actriz Socorro Anadón.
 Ambos tenían veintipocos años:
 “Es que no teníamos donde vivir y si nos casábamos teníamos un sitio donde meternos.
 Estábamos empezando a hacer teatro. 
Y los padres de Socorro tenían un sitio... Venía todo implícito. Me acuerdo que fue una de las primeras bodas civiles en España. 
Hubo gente que llegó tarde porque no estaban acostumbrados a estas bodas tan rápidas”.
Al poco el actor se marchó a Cuba a rodar una película.
 Y allí estuvo casi dos años. Al regresar, se divorció. Su periplo en La Habana deja una relación con una de las hijas de Fidel Castro: “Fuimos muy amigos. Muy, muy amigos. Alina es muy inteligente.

 Ella tenía una hija recién nacida cuando yo la conozco. Y hacía vida familiar”. ¿Conoció personalmente a Fidel Castro? "Sí, sí le conocí. Es un personaje que te impacta mucho. Fidel no tenía casa oficial. En casa de la madre de Alina tenía una oficina a la que solía ir. Yo le conocí en un hospital, un día que Alina tuvo un problema de intoxicación. Fidel fue a verla. Imponía mucho. Era muy hablador. Alina no se llevaba mucho con él".

Sobre su coqueteo con las sustancias, que le obligó a parar: “Era muy profesional. Estaba bien visto.
 Mis adicciones no eran las adicciones de la muerte. Yo no soy excesivo, pero soy constante”
Más tarde llegó su larga relación (no se casaron) con la actriz Pastora Vega y recientemente su segunda boda, con la fotógrafa y diseñadora sevillana Irene Meritxell.
 El actor mira ahora con orgullo la carrera de sus dos hijos (los dos con Pastora Vega). Jon, de 31, es actor (será uno de los protagonistas de una de las series más esperadas, Instinto, con Mario Casas); Daniel, de 17 es… 
“Está estudiando bachillerato, y se pregunta para qué narices lo hace si él es un artista que actúa, monta cortos, escribe… 
Ha salido un poco a mí.
 El mayor más a la estela de su madre y el pequeño, pobrecito, se parece mucho a mí [risas]. 
Lo que sí le cuento es que yo durante toda mi vida he tenido la necesidad de formarme”.
La entrevista ha terminado.
 El actor se levanta. Parece incluso que pesa menos de 70 kilos.
 “Es posible, porque he estado unos días en cama con ciática y he adelgazado. Soy así por genética.
 Voy a tener que comer mucho estos días para no escuchimizarme”.