Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

16 ene 2019

Familias.................................. Conéctate Luz Sánchez-Mellado

Para protegerlas no hacen falta ministerios ni consejerías específicas, sino respeto y apoyo a sus formas de vida.

Familia somos todas. Con hijos o sin hijos. Casados o solteros. De géneros distintos o del mismo sexo.
Familia somos todas. Con hijos o sin hijos. Casados o solteros. De géneros distintos o del mismo sexo. Getty Images
Voy a confesar un trauma del que no me siento orgullosa.
 Una cosa es lo que se dice y se escribe porque se cree y se piensa, y otra lo que se siente íntimamente, incluso a pesar de una misma. En ausencia de mayores tragedias, un divorcio con niños de por medio puede percibirse a la vez como la mejor opción y el mayor fracaso de una vida.
 Somos hijos de nuestro padre y nuestra madre, de nuestro tiempo y circunstancias. 
Y me atrevo a decir que no pocos de quienes crecimos en una familia tradicional supuestamente feliz y solo rota por la muerte de los progenitores, llevamos el lastre de nuestras rupturas con más fatigas y culpas de las que estamos dispuestos a reconocer en público.
 No hablo de derechos ni obligaciones, ni de leyes ni de trampas, aunque podría. 
 Hablo de piel para adentro.
 Aquí donde me leen, tan chula y autosuficiente, se me saltaban las lágrimas hasta hace nada por no haberles podido dar a mis hijas más viajes con su padre cantando juntos en el coche un elefante se balanceaba sobre la tela de una araña, como hice yo con los míos casi hasta que se me fueron, fíjate tú qué tontería.
Heridas de quien nunca fue capaz de romper el cordón umbilical, ni siquiera a título póstumo, vale.
 Nostalgias de huérfana y madre sola en la vida, de acuerdo.
 Pero traumas, al fin y al cabo.
 Por eso, porque admito mis taras y no quisiera que mis hijas las heredaran, me pongo especialmente nerviosa cuando, a estas alturas del milenio, se vuelve a oír hablar “sin complejos” como idea “preferente” de familia, de la compuesta por un hombre, una mujer y unos hijos.
 Como si el resto fuésemos de segunda.
 Familia somos todas. Con hijos o sin hijos.
 Casados o solteros.
 De géneros distintos o del mismo sexo.
 Ni perfectas ni imperfectas ni normales ni anormales. Humanas. Y para protegerlas no hacen falta ministerios ni consejerías específicas, sino respeto y apoyo a sus formas de vida.

 

Sharon Van Etten, la chica que amaba a David Lynch

El nuevo álbum de la cantante recibe una calificación de 8 sobre 10.

Sharon Van Etten, la chica que amaba a David Lynch

 No un terremoto, sino una pequeña colección de ellos —la maternidad, la vuelta a la universidad, su puesta de largo como actriz de culto en el drama de Brit Marling, The OA, el mismísimo David Lynch llamando a su puerta:

 “¿Tienes una canción para la nueva Twin Peaks?”— han sacudido la vida de la reina, insondablemente profunda, del desamor songwriter en los cuatro años que median entre el enorme Are We There (2014) y el presente, despedazado —por la falta de tiempo, dice— y si cabe aún más sublime, por momentos casi sagrado de Remind Me Tomorrow.

 Tan visceral y oscuro como de costumbre, aunque más poderoso que nunca, más, podríamos decir, lynchiano que nunca, el sonido de Van Etten abandona lo real —la guitarra, el piano, su modesto pero doloroso minimalismo, ya expandido en Are We There— para elevarse a un plano superior en el que el sintetizado y una suerte de dream dark rock lo reconfiguran hasta permitir la explosión devastadoramente ambiental de No One's Easy To Love, más que una canción, un estado de ánimo. De hecho, el álbum al completo es un estado de ánimo, a la manera en que lo son los pluscuamperfectos álbumes de Justin Vernon.

Tan visceral y oscuro como de costumbre, aunque más poderoso que nunca, más, podríamos decir, lynchiano que nunca, el sonido de Van Etten abandona lo real —la guitarra, el piano, su modesto pero doloroso minimalismo, ya expandido en Are We There— para elevarse a un plano superior en el que el sintetizado y una suerte de dream dark rock lo reconfiguran hasta permitir la explosión devastadoramente ambiental de No One's Easy To Love, más que una canción, un estado de ánimo. De hecho, el álbum al completo es un estado de ánimo, a la manera en que lo son los pluscuamperfectos álbumes de Justin Vernon.

40 años de la revolución que transformó Irán......... Ángeles Espinosa

La marcha al exilio del Sha permitió el regreso del ayatolá Jomeini y el nacimiento de la República Islámica.

 Cuatro décadas después, el régimen iraní surgido entonces aún no ha encontrado su acomodo en el mundo, en gran medida por el desencuentro con Estados Unidos que supuso la toma de su embajada en Teherán.

 



Es la imagen del esplendor. Mohammad Reza Pahlavi, rey de reyes o emperador, que es lo que significa la palabra persa 'shah', se sienta en el Trono del Pavo Real, símbolo de la dinastía que ha creado unas décadas antes su padre. Es octubre de 1967 y poco sospecha el mandatario que no llegará a transmitir el céretro a su primogénito, Reza, que por entonces tiene 7 años.  
Es la imagen del esplendor. Mohammad Reza Pahlavi, rey de reyes o emperador, que es lo que significa la palabra persa 'shah', se sienta en el Trono del Pavo Real, símbolo de la dinastía que ha creado unas décadas antes su padre.
 Es octubre de 1967 y poco sospecha el mandatario que no llegará a transmitir el céretro a su primogénito, Reza, que por entonces tiene 7 años. 
Una mezcla de borrachera de petrodólares, reformas sin apoyo social, corrupción y autoritarismo desata a finales de los años setenta del siglo XX un malestar generalizado en Irán, que opositores políticos y parte del clero explotan alentando una revuelta cuyas consecuencias apenas intuyen. En la imagen, un camión de Pepsi volcado en una de las protestas de diciembre de 1978. La revolución está en marcha.  
Una mezcla de borrachera de petrodólares, reformas sin apoyo social, corrupción y autoritarismo desata a finales de los años setenta del siglo XX un malestar generalizado en Irán, que opositores políticos y parte del clero explotan alentando una revuelta cuyas consecuencias apenas intuyen. 
En la imagen, un camión de Pepsi volcado en una de las protestas de diciembre de 1978. La revolución está en marcha.

Han sido meses de protestas contra las políticas del Sha, como esta de octubre de 1978. El descontento fomentó una alianza tan improbable como poderosa de islamistas radicales opuestos al quietismo del clero tradicional, universitarios de izquierda inspirados por el anticolonialismo que sacudía el mundo, obreros, republicanos, liberales y laicos.  
Han sido meses de protestas contra las políticas del Sha, como esta de octubre de 1978.
 El descontento fomentó una alianza tan improbable como poderosa de islamistas radicales opuestos al quietismo del clero tradicional, universitarios de izquierda inspirados por el anticolonialismo que sacudía el mundo, obreros, republicanos, liberales y laicos.
  
Las protestas acompañan al Sha incluso durante su visita a la Casa Blanca en noviembre de 1977. En la imagen puede verse al entonces presidente Jimmy Carter (derecha) y a su esposa, Rosalyn, secándose las lágrimas producidas por el gas que la policía ha lanzado contra los manifestantes que se quejan fuera de la recepción a Mohammad Reza (en el centro de la imagen). El apoyo de EEUU al Sha contribuirá al antiamericanismo que enarboló el nuevo régimen. Las protestas acompañan al Sha incluso durante su visita a la Casa Blanca en noviembre de 1977.
 En la imagen puede verse al entonces presidente Jimmy Carter (derecha) y a su esposa, Rosalyn, secándose las lágrimas producidas por el gas que la policía ha lanzado contra los manifestantes que se quejan fuera de la recepción a Mohammad Reza (en el centro de la imagen).
 El apoyo de EEUU al Sha contribuirá al antiamericanismo que enarboló el nuevo régimen.

Un manifestante sujeta un retrato del ayatolá Jomeini, un oscuro clérigo a quien el Sha envió al exilio y que, primero desde la ciudad iraquí de Nayaf y luego desde París, logró convertirse en el símbolo de la revolución que se gestaba. Sus sermones, difundidos a través de cintas de casete, prepararon el terreno no sólo para el cambio de régimen, sino para una forma de gobierno, la "república islámica", que no tenía precedentes. Un manifestante sujeta un retrato del ayatolá Jomeini, un oscuro clérigo a quien el Sha envió al exilio y que, primero desde la ciudad iraquí de Nayaf y luego desde París, logró convertirse en el símbolo de la revolución que se gestaba.
 Sus sermones, difundidos a través de cintas de casete, prepararon el terreno no sólo para el cambio de régimen, sino para una forma de gobierno, la "república islámica", que no tenía precedentes.  

Una pancarta a la entrada de la Universidad de Teherán, en el centro de la capital iraní, denuncia al Sha como un "chupasangres", el 13 de enero de 1978, apenas tres días antes de su salida del país. Los estudiantes, sobre todo de izquierdas, fueron uno de los pilares de la sublevación contra la monarquía. Muchos acabarían ejecutados o purgados por el mismo régimen que ayudaron a levantar.  
Una pancarta a la entrada de la Universidad de Teherán, en el centro de la capital iraní, denuncia al Sha como un "chupasangres", el 13 de enero de 1978, apenas tres días antes de su salida del país. Los estudiantes, sobre todo de izquierdas, fueron uno de los pilares de la sublevación contra la monarquía. 
Muchos acabarían ejecutados o purgados por el mismo régimen que ayudaron a levantar. 
El Sha Mohammad Reza y su esposa, la emperatriz Farah, caminan hacia el avión que les sacará de Irán el 16 de enero de 1979. La presión de la calle ha logrado echarlos, aunque en ese momento tal vez no sean conscientes de que no van a volver nunca más. Su exilio abrió las puertas al regreso de Jomeini y la implantación de un régimen islámico que secuestró las aspiraciones de buena parte de quienes habían apoyado la revolución.  
El Sha Mohammad Reza y su esposa, la emperatriz Farah, caminan hacia el avión que les sacará de Irán el 16 de enero de 1979.
 La presión de la calle ha logrado echarlos, aunque en ese momento tal vez no sean conscientes de que no van a volver nunca más.
 Su exilio abrió las puertas al regreso de Jomeini y la implantación de un régimen islámico que secuestró las aspiraciones de buena parte de quienes habían apoyado la revolución. 

Un último gesto de lealtad, o de sumisión. Un soldado intenta besar los pies del Sha antes de que suba al avión que le llevará al exilio. El recelo del régimen revolucionario hacia los militares llevó a Jomeini a crear un Ejército paralelo, el Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica, para asegurarse la afinidad ideológica de sus miembros, conocidos como 'pasdarán'.  
Un último gesto de lealtad, o de sumisión.
 Un soldado intenta besar los pies del Sha antes de que suba al avión que le llevará al exilio. El recelo del régimen revolucionario hacia los militares llevó a Jomeini a crear un Ejército paralelo, el Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica, para asegurarse la afinidad ideológica de sus miembros, conocidos como 'pasdarán'. 
Con el Sha fuera del país, decenas de miles de iraníes se congregan en la plaza de Azadi (Libertad), en Teherán, para pedir el regreso de Jomeini. Quieren acabar con cualquier reminiscencia de la monarquía y rechazan el Gobierno interino que ha quedado al frente del país. No hay vuelta atrás.  
Con el Sha fuera del país, decenas de miles de iraníes se congregan en la plaza de Azadi (Libertad), en Teherán, para pedir el regreso de Jomeini.
 Quieren acabar con cualquier reminiscencia de la monarquía y rechazan el Gobierno interino que ha quedado al frente del país. No hay vuelta atrás. 

El ayatolá Jomeini llega al aeropuerto de Teherán en un avión de Air France el 1 de febrero de 1979. Quien iba a convertirse en líder supremo de la revolución islámica dijo sin embargo no haber sentido nada especial al pisar suelo iraní tras 14 años en el exilio. Quienes sí sintieron su presencia fueron los cientos de miles de seguidores que se lanzaron a las calles de Teherán para darle la bienvenida. 
El ayatolá Jomeini llega al aeropuerto de Teherán en un avión de Air France el 1 de febrero de 1979.
 Quien iba a convertirse en líder supremo de la revolución islámica dijo sin embargo no haber sentido nada especial al pisar suelo iraní tras 14 años en el exilio.
 Quienes sí sintieron su presencia fueron los cientos de miles de seguidores que se lanzaron a las calles de Teherán para darle la bienvenida. 
En medio del entusiasmo colectivo por la llegada de Jomeini, pocos iraníes sospecharon entonces el cariz de los cambios que se avecinaban. Tanto la revolución como la proclamación de la República Islámica tuvieron un gran respaldo popular. Cuatro décadas después, sus hijos y sus nietos se cuestionan sobre el callejón sin salida en el que se encuentran, atrapados entre sus ansias de reforma y el inmovilismo de un sistema político que teme desaparecer si admite cambios. Las sanciones de EEUU son la mejor coartada para el régimen.  En medio del entusiasmo colectivo por la llegada de Jomeini, pocos iraníes sospecharon entonces el cariz de los cambios que se avecinaban. 
Tanto la revolución como la proclamación de la República Islámica tuvieron un gran respaldo popular.
 Cuatro décadas después, sus hijos y sus nietos se cuestionan sobre el callejón sin salida en el que se encuentran, atrapados entre sus ansias de reforma y el inmovilismo de un sistema político que teme desaparecer si admite cambios. 
El entonces líder de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) Yaser Arafat fue el primer dirigente internacional en visitar al ayatolá Jomeini y apoyar la revolución, como recuerda esta imagen del 18 de febrero de 1979. Arafat buscaba ayuda para su revuelta contra la ocupación israelí. Aunque desde sus inicios la República Islámica incluyó la causa palestina entre sus favoritas, sus simpatías se terminaron inclinando por los rivales de Arafat, los islamistas de Hamás. 
El exilio del Sha y el regreso de Jomeini no puesieron fin a las protestas. En la foto, domada en algún momento de 1979, un grupo de manifestantes quema una imagen de Mohammad Reza frente a la Embajada de EEUU en Teherán, nuevo objetivo de las protestas. El malestar por el apoyo de Washington al monarca alentará la toma de la Embajada norteamericana por un grupo de estudiantes en noviembre de ese mismo año. Los asaltantes, con el aparente respaldo de los nuevos líderes, mantuvieron secuestrados a 52 diplomáticos durante 444 días. La crisis, que se tradujo en la ruptura de relaciones, dura hasta hoy. 
El exilio del Sha y el regreso de Jomeini no puesieron fin a las protestas. 
En la foto, domada en algún momento de 1979, un grupo de manifestantes quema una imagen de Mohammad Reza frente a la Embajada de EEUU en Teherán, nuevo objetivo de las protestas. El malestar por el apoyo de Washington al monarca alentará la toma de la Embajada norteamericana por un grupo de estudiantes en noviembre de ese mismo año.
 Los asaltantes, con el aparente respaldo de los nuevos líderes, mantuvieron secuestrados a 52 diplomáticos durante 444 días. La crisis, que se tradujo en la ruptura de relaciones, dura hasta hoy.  
Uno de los rehenes de la Embajada de EEUU en Teherán es mostrado ante una multitud por algunos de sus captores, pocos días después del asalto a la sede diplomática. Algunos de aquellos jóvenes revolucionarios evolucionaron después hasta posiciones reformistas y cuestionaron los excesos cometidos entonces, pero la República Islámica nunca ha pedido disculpas por la violación del derecho internacional que supuso la toma de la cancillería norteamericana.  
  Esta imagen de una niña cubierta por el chador durante las revueltas de 1979 da pie para reflexionar sobre los cambios que la revolución trajo para las mujeres iraníes. Desde Occidente siempre se ha denunciado la imposición del velo islámico que el régimen les impuso a partir de 1981. También las feministas iraníes critican la obligatoriedad y en los últimos años han pagado con la cárcel su activismo en contra. Al mismo tiempo, las más veteranas reconocen que la medida permitió que muchas familias tradicionales aceptaran que sus hijas se educaran y fueran a la universidad. Hoy el velo se ha convertido en un símbolo del sistema lo que hace difícil un cambio al respecto. 
 Esta imagen de una niña cubierta por el chador durante las revueltas de 1979 da pie para reflexionar sobre los cambios que la revolución trajo para las mujeres iraníes. Desde Occidente siempre se ha denunciado la imposición del velo islámico que el régimen les impuso a partir de 1981. También las feministas iraníes critican la obligatoriedad y en los últimos años han pagado con la cárcel su activismo en contra. Al mismo tiempo, las más veteranas reconocen que la medida permitió que muchas familias tradicionales aceptaran que sus hijas se educaran y fueran a la universidad. Hoy el velo se ha convertido en un símbolo del sistema lo que hace difícil un cambio al respecto.

Tamara Falcó, enamorada de Albert Rivera

 

Tamara Falcó, enamorada de Albert Rivera


¡Es su ‘sex symbol’, su hombre ideal, lo encuentra divertido, sano y atractivo, y ahora que está libre como los taxis los dos podrían darnos una sorpresa! Me estoy refiriendo al líder de Ciudadanos, Albert Rivera (40 años, recién separado), y a Tamara Falcó Preysler (37 años y soltera).

Mario Vargas Llosa Isabel Preysler. Con el beneplácito de Isabel y Mario
 
Mario Vargas Llosa Isabel Preysler. Con el beneplácito de Isabel y Mario

Con el beneplácito de Isabel y Mario


Los amigos bromeaban con ella por ese amor platónico, incluso Isabel Preysler se reía cuando le ponderaban lo buena pareja que harían su hija Tamara y Albert: “Mario y yo le queremos mucho, es limpio, honrado y con mucho sentido del humor”.