Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

16 ene 2019

¿Qué puedes aprender de un astronauta?

Chris Hadfield

Astronauta

 

 Hadfield es uno de los astronautas más experimentados del mundo, ha pasado casi 4.000 horas en el espacio y ha sido comandante de la Estación Espacial Internacional, donde dirigió un número récord de experimentos científicos.

 Con tan sólo nueve años su vida cambió cuando el hombre pisó la Luna, y decidió que él también sería astronauta algún día. Chris Hadfield se ha convertido en uno de los astronautas más populares de la historia gracias también a sus extraordinarias fotografías y vídeos educativos sobre la vida en el espacio. 

“La educación te permite alejar la ignorancia y ver más allá de los límites”, apunta. 

Su versión “sin gravedad” de la canción Space Oddity de David Bowie se considera el primer videoclip de la historia en el espacio. 

De entre las lecciones que un astronauta puede compartirnos, Hadfield, destaca la importancia de entender la diferencia entre el peligro y el miedo:

 “Debemos evaluar en nuestra vida ¿qué nos asusta y cómo está cambiando nuestra vida por las decisiones que tomamos?”. Hadfield ha trabajado como director de operaciones de la NASA, jefe de robótica del Centro Espacial Johnson y responsable de comunicación de la cápsula espacial en 25 lanzamientos.

 Además, ha recibido diferentes galardones como el Premio a la Promoción de la Ciencia del Consejo de Investigación de Ciencias Naturales e Ingeniería de Canadá, un premio que reconoce su divulgación de la ciencia y su habilidad comunicativa con el público general, y en especial con los más pequeños. 

“Involúcrate en crear quién eres. 

 No seas pasivo en tu propia vida. 

Solo tienes una. Intenta mejorar quién eres, y puede que en el futuro te conviertas en ese alguien con el que siempre habías soñado”, concluye el astronauta. 

Chris Hadfield.
 La nave espacial es una locura, pasan muchas cosas a la vez. Tienes que mantener la nave a punto, los experimentos, el trabajo, hablar con la gente de la Tierra… 
Pero mientras, estás dando vueltas alrededor del mundo cada 92 minutos, y el mundo gira debajo de ti, así que cada vez que das una vuelta lo haces por un nuevo lugar. 
Pasado un tiempo, si tienes el sol en un punto, la mitad del tiempo estás en la oscuridad: noche, día, noche, día… El sol sale y se pone cada 46 minutos y el mundo cambia constantemente por el tiempo. Era como si se lavara y enjuagara cada vez que dábamos una vuelta.
 La primera vez que ves la Tierra es algo increíblemente bello, quieres mirar a tantos sitios que no puedes concentrarte. 
Todo lo que puedes ver es aquello que estás preparado para ver, las cosas que puedes reconocer.

Cuando miras Europa, todos lo que puedes decir es: “Ah, mira, ahí está Londres, vale. Londres, y ahí está París.
 Eso es Madrid, puedo ver donde está Madrid y en la costa puedo ver Barcelona, ¡qué bonita!”. 
 Pero cuando vuelves a pasar por encima ya sabes donde están Londres y París y dices: “Eso debe ser el estuario del Támesis”, la vez siguiente ves el río Severn y en la siguiente descubres donde está Stonehenge. 

Entonces empiezas a buscar todas las vías romanas y de pronto empiezas a ver el mundo con una claridad que nunca antes habías tenido.
 Y todo eso pasa en 90 minutos.
 Así que no pasa solo con el lugar que conoces sino con todos los sitios: los siete mil quinientos millones de personas y los cuatro mil quinientos millones de años de historia que tiene la Tierra están justo debajo de ti, como un regalo interminable.

Los astronautas tenemos mucho trabajo en la nave, pero no puedes evitar acercarte a la ventana constantemente para ver lo que hay debajo de ti.
 Es irremediablemente bello y extremadamente sugerente ver el mundo de esa manera. 

Chris Hadfield. ¿Dormirías bien la primera vez que vas a dejar la Tierra? Esa noche te vas a la cama pensando que el día siguiente va a ser bastante especial. Pero me han preparado para ello.
 Yo decidí ser astronauta cuando tenía diez años, he estado entrenando, aprendí a volar en la adolescencia, estuve en las fuerzas aéreas, me convertí en ingeniero, fui piloto de pruebas y, finalmente, recibí entrenamiento para ser astronauta durante varios años.
 Así que fue un gran día, pero era un día para el que estaba preparado.

Por eso, aquella noche dormí bien.
 La mañana del lanzamiento me levanté, recibí todas las instrucciones, me puse al día con todos los cambios de última hora y esas cosas.
 Entonces, comienzan a construir el traje alrededor de tu cuerpo, tienes que llevar un traje presurizado por si se produce alguna fuga en la nave, ya sabes, cuando se sale el aire y todo el mundo muere. Entonces te ponen un traje revestido de goma para que si hay una fuga en la nave, el traje se hinche como un globo y te mantenga a salvo. 
Te ponen el traje y comprueban que todo está correcto, es grande, pesado y da calor. No es nada cómodo. 

Y es como si pudieras oír el tiempo pasar porque sabes que están a punto de ocurrir grandes cosas, sientes que se dan muchos pasos pero que esos pasos llevan a algún sitio.
 Los trajes son naranja brillante porque así si tienes que saltar desde el transbordador pueden localizarte en el océano.
 Así que llevas este traje de calabaza, como nosotros le llamamos, es del mismo color que esta silla, naranja brillante.

Así que vas por el pasillo, subes al ascensor, sales y hay miles de personas, flashes que te ciegan y todo este montaje. 
Nos subimos a la furgoneta y comienza a llevarte hacia la lanzadera, que está en Florida, en el centro espacial Kennedy. 
Está a varios kilómetros, así que hay tiempo para hablar y reír mientras esperamos.
 Lo mejor sucede al girar una esquina y, desde la distancia, al otro lado de la carretera puedes ver tu nave por primera vez, esperando en la lanzadera.
 No es una nave cualquiera, es la tuya.


Avanzas esos últimos metros, nos dejan bajo la nave, y no hay nadie alrededor porque la explosión es tan grande que la gente debe estar al menos a cinco kilómetros de distancia.
 Entras en el ascensor y este va subiendo, y uno a uno tenemos que ir gateando hasta la nave, llegas a tu asiento, estás de espaldas, alguien te pone todos los cinturones, el oxígeno y los accesorios para realizar todas las comunicaciones y conexiones.
 Entonces te dan un beso en la frente, quizá una nota de tu esposa, por último cierran la compuerta y, de repente, estás solo en la nave.

 

Se hacen comprobaciones de presión, de comunicación, el reloj corre, todo el mundo que hay por allí va desapareciendo estás un par de horas ahí tirado de espaldas.
 Pero el reloj cada vez está más cerca de la hora
. Puedes pensar que estás asustado, pero no lo estás, estás preparado. 
El único miedo real es no poder salir ese mismo día porque hay mal tiempo o porque en el lugar concreto del océano donde van a caer los propulsores, puede que haya un barco y no podamos despegar hasta que se vaya.
Ese es tu mayor miedo, porque estás preparado para enfrentarte a lo que va a suceder. 
Pero también lo niegas porque has estado soñando con ese día desde que tenías nueve años, y aquí estoy 26 años después, y nunca creí que este día iba a llegar.
 Nunca me permití pensar ni un momento que iba a ir al espacio. Pero en ese momento estás tan cerca y al reloj solo le faltan diez minutos y después cinco, y empiezas a pensar: 
“Quizá sí que vamos a ir al espacio hoy, ¡cómo mola!”.
 Y ves que tras treinta segundos el vehículo se ha separado de la tierra y funciona por su cuenta, cuando está a seis segundos se empiezan a encender los motores y todo el mundo se centra en que los instrumentos funcionen correctamente y cuando llega a cero, los enormes cohetes se encienden y sientes una gran fuerza producida por la energía del vehículo.

Y sientes como te haces pequeño debido a la gran explosión que ha ocurrido a tu alrededor. 
Pero estás a salvo en el centro de tu cápsula. 
Es como si de pronto un tornado te hubiera envuelto y empezara a sacarte del camino muy rápido. Sientes una fuerza increíble en la espalda, una gran vibración, la torre se cae… En el momento de abandonar la torre vamos a 160.000 kilómetros por hora y subiendo, vamos a la velocidad del sonido en 45 segundos.
 Vas más rápido que el Concorde en un minuto y medio.

Es muy violento, te tambaleas y vibras, ni siquiera puedes concentrarte en los instrumentos. 
En dos minutos has atravesado el cielo y los grandes cohetes que te impulsan por encima de la atmósfera se quedan sin combustible y explotan dejando al vehículo envuelto en llamas, y ahora es muy suave porque solo usas los motores de hidrógeno.
 Pero cada vez te sientes más pesado mientras vas acelerando más y más. 
 Ves que vas a la velocidad del sonido, cada mach implica ir al doble de la velocidad del sonido.

Poco a poco, el vehículo ha ido haciendo su trabajo, está a una correcta velocidad y altitud, perfectamente situado en la dirección correcta, el motor se apaga y ya no hay gravedad. 
Sientes que ya se ha acabado, que has hecho lo más difícil, pero a la vez está empezando. 
En ese momento tienes el permiso para hacer todo aquello por lo que estás ahí.
 Es un viaje de nueve minutos increíble. 
Lleva tu vida desde un lugar que solo habías soñado hasta un reino de oportunidades, hacia una nueva realidad.
Solo como resultado del ingenio, de la capacidad y del poder de las cosas que podemos inventar. 
Depende del vehículo, de si es un cohete Apolo o una lanzadera.
 Yo volé en un cohete ruso, el Soyuz, en mi tercer vuelo.
 Pero todos tardan sobre los nueve minutos. 
Es lo que tardan en subir por el aire y acelerar, suelen ser nueve minutos. 
Yo nací en 1959, por lo que en 1969, el año del primer alunizaje, iba a cumplir diez años. 
Era el verano del 69, un mes antes de mi cumpleaños. 
Era un niño de nueve años inquieto, como todos los niños de nueve años, pero en mi cabeza toda la ciencia ficción de Star Trek, de 2001: Una odisea del espacio y de todos los libros que había leído se estaban volviendo realidad.

La gente estaba viajando al espacio: Yuri Gagarin ya había viajado, Alan Sephard, John Glenn… 
Y ahora la gente se estaba esforzando en andar por la Luna. Para mí fue como… Imagínate que hubieras estado leyendo sobre los X-Men y, de repente, pasaran los X-Men de carne y hueso. 
Te darías cuenta de que ya no es una ficción, es real. 
No es solo posible para ellos, sino que a lo mejor puedo hacerlo yo también. Fue cautivador.
¿Qué quiero hacer con mi vida?”.
 En esa noche, la del 20 de julio de 1969, mucha gente se reunió en nuestro salón porque estábamos en una cabaña pasando el verano y no todo el mundo tenía televisión. 
Estábamos todos en el salón: un montón de adultos, mi hermano y yo.
 La gente se amontonaba para ver la pequeña televisión en blanco y negro. 
En esa pequeña televisión estaba Walter Cronkite narrándolo todo.
Vimos a Neil Armstrong y Buzz Aldrin alunizar, bajaron y Armstrong dio unos pasos y dijo lo de: “Es un pequeño paso para el hombre…”. Ya no volví a mirar a la Luna de la misma manera.
 La Luna ya no era solo una luz en el cielo, era un sitio donde había estado la gente y al que iban a continuar yendo. 
Eso cambia tu relación con tu propio futuro.
Pensar: “Es algo que podemos hacer”. Esto me ayudó a tomar muchas decisiones en mi vida.
 Esa gente asumió riesgos para abrir una puerta que nadie había abierto antes. 

La Tierra se convierte en un planeta que ves a lo lejos, como la Luna o Marte, ya no estás allí. Entonces, hay una separación psicológica que te aleja del mundo.
 Así que te sientes cómodo, te acostumbras y te sientes productivo allí.
 Pero el calendario sigue su curso y llega el día en el que tienes que volver a casa. 
Sentí muchas emociones diferentes, claro. 
Sentí una gran sensación de realización porque habíamos logrado muchos hitos para la ciencia en la estación espacial.
Tuvimos un gran problema mecánico en la estación espacial y tuvimos que realizar un bloqueo espacial de emergencia, cuatro días antes de volver a casa.
 Pero lo resolvimos, triunfamos, arreglamos esa parte de la estación espacial, así que todos esos años de entrenamiento valieron la pena. Compartimos la experiencia con millones de personas usando nuestra nueva capacidad para unir internet con la vida en una nave espacial.
Fue muy satisfactorio.
 Estaba muy contento de poder volver y ver a mi familia, porque podría volver y ver a mi mujer y a mis hijos.
 Podía volver a mi vida.
 Pero también es el final de algo, y diez minutos antes de meterme en el Soyuz me acerqué a la ventana y floté en ingravidez una última vez, solo para fijar en mi memoria lo que se sentía. 

Y juegas con la ingravidez, le das la vuelta a las cosas que hay delante de ti hasta el último segundo, porque es magia. 
Es como si pudieras hacer un truco, hacer que las cosas vuelen y floten, incluso a ti mismo.
 Pero después me puse el traje, me metí en el Soyuz, y mi cabeza solo pensaba en volar con el Soyuz hasta la Tierra.
 Es bastante peligroso porque no has volado en seis meses y tienes que concentrarte. 
Además, los instrumentos están en ruso, que no es mi lengua materna. 
 Tienes que hacerlo todo otra vez mientras desciendes y estás aplastado contra el asiento, y tienes que hacer un montón de cosas mientras te precipitas hacia la atmósfera, al final se abre el paracaídas y de repente eres ligero como una pluma. 
Entonces cae en el suelo y da un par de vueltas, es un regreso muy violento, muy abrupto.
El equipo de rescate ruso abre la compuerta y ya sabes, los rusos te saludan y ayudan muy amablemente, te sacan de allí.
 Los médicos quieren hacer un seguimiento de cómo se readapta tu cuerpo, así que te tratan muy amablemente, cargan contigo durante un rato. 
Quieren que tu cuerpo se readapte despacio, no es instantáneo.
Pero es abrumador. 
Estás agotado porque llevas 24 horas trabajando, estás sintiendo la gravedad otra vez, y es bastante…
Injusto.
 Tienes que esforzarte por levantar el brazo y tu corazón tiene que levantar tu sangre por primera vez en seis meses. 
Tu sangre pesa por primera vez en seis meses.
 Te cuesta mantener el equilibrio, te dan náuseas y es bastante agotador volver a la Tierra, pero también es encantador.
 Alguien me dejó un móvil para que llamara a mi mujer y empezara la siguiente fase de mi vida.

Es un día muy importante. Es un día necesario en el proceso.
 Es uno de esos días donde recuerdas muchos pequeños detalles, porque es un día bastante inusual de tu vida.
creo que el vértigo o el miedo a las alturas produce unos espasmos de piernas involuntarios, se te encoge el estómago por el miedo a las alturas… 
No sé cómo te sientes tú, pero cuando salgo a un balcón y la barandilla está muy baja o si estoy cerca de un precipicio, mi cuerpo me manda todas las señales que puede para que me aleje y me marche de allí. 
Porque, en realidad, por un pequeño fallo, un golpe de viento, o que alguien me golpeé puede acabar en tu muerte.

Así que no creo que sea un miedo irracional, creo que es un miedo natural y sano.
 La verdadera pregunta que hay que hacerse es: “¿Qué haces con tu miedo?”. Porque puedes tenerle miedo a las alturas y no subir nunca a un sitio elevado, pero ¿dónde está el límite? ¿Vas a subir a un edificio de diez plantas? ¿Vas a subirte en ascensor? ¿A una escalera? ¿Vas a pasarte toda la vida tumbado en el suelo?

Lo que decidí, obviamente, como hace la mayoría de personas, es que está bien subir a un sitio elevado siempre que sepas que no vas a caerte.
 Si estás dentro de un edificio de diez plantas, estas a una altura de diez pisos, pero no te vas a caer diez pisos porque tienes un suelo debajo.
 Si estás en un avión, puede que estés a diez kilómetros del suelo, pero tiene alas y no vas a caerte de repente.
En una nave estás en la ingravidez, puedes dejarte llevar y no te caerás.
 No puedes caerte, es imposible caerte de la nave.
 Así que mientras sepas que no vas a caerte, no hay de qué preocuparse.
 Esa es la gran diferencia: ¿cómo te tomas las cosas a las que temes con un miedo primitivo, animal? 
Y pensar en ello para reconocer que tienes miedo, pero, aunque estés al borde de un precipicio, si llevas un arnés superfuerte que está unido a una pared detrás de mí, no puedo caerme, no importa y no necesito estar preocupado. 
No soy un animal imprudente, soy un humano racional.
 Así es como le hice frente a mi versión particular de vértigo.
 Por eso he podido llegar tan increíblemente alto en mi vida.

 Creo que el primer paso, y el más importante, es tener un sueño. ¿Qué imaginas ser cuando eres honesto contigo mismo?
 Si piensas: “Para que mi vida fuera perfecta, ¿qué podría ser de mayor?”. Mantenlo siempre cerca de tu corazón y úsalo en cada decisión que tomes. 
“¿Qué libros debería leer?”, “¿Qué película debería ver?”, “¿Qué comida debería comer?”,
 “¿Qué cosas debería aprender para ser lo que sueño ser?”.
Y si sueñas con ser un astronauta, si sueñas con ser astronauta puedes hacer tres cosas muy importantes. 
La primera, necesitas un cuerpo sano, piensa en hacer un poco de ejercicio.
 Si quieres ser astronauta, lo primero es cuidar tu cuerpo.
 Lo segundo es que las naves espaciales son complicadas.
 Y las que vuelan lo son todavía más, así que vas a necesitar entender cosas complicadas.
 Así que intenta estudiar cosas complicadas, como hiciste tú. Intenta estudiar algo muy complejo a un nivel muy avanzado. Plantéate obtener un título universitario avanzado, no algo que te resulte fácil, sino algo que de verdad te haga pensar.
 Así que, lo segundo es plantearte tener una educación técnica avanzada en algo que te resulte interesante.
Lo tercero, aprende a tomar decisiones y mantenerlas.
 Es fácil decir: “No me pagan lo bastante para esto, ya lo decidirá otra persona”.
 O moverte sin rumbo por la vida. Es muy importante tomar decisiones, pequeñas, y mantenerlas. La toma de decisiones es una cualidad.
 Puedes mejorarla. “Voy a tomar una decisión: durante el próximo mes voy a hacer esto”.
 “El año que viene hará esto”. “Los próximos diez minutos haré aquello”.
 Lo que sea, aprende a tomar decisiones y a mantenerlas.
 Si tienes un cuerpo fuerte y sano, si has entrenado tu mente de forma avanzada y técnica, y tienes la habilidad de tomar decisiones y mantenerlas, estarás forjando tu camino para andar sobre Marte. O para hacer cualquier cosa que desees. 

 
 

 

15 ene 2019

¿Ya sueñas con viajar en Semana Santa? Espabila: estos destinos han bajado de precio

Algunos vuelos muy demandados son hasta un 43% más económicos que hace tres años y en Copenhague los hoteles presentan descuentos de hasta el 80% con respecto a 2018.

  

Ciclistas en Copenhague, con el edificio de la Bolsa al fondo. 
Ciclistas en Copenhague, con el edificio de la Bolsa al fondo. Gettyimages

 

La cura del llamado estrés postvacacional para muchos se encuentra en la planificación de nuevos viajes.
 Según Skyscanner, buscador de vuelos, hoteles y coches de alquiler, el volumen de consultas en su portal durante el mes de enero, justo después de las fiestas de Navidades, se multiplica por 13 con respecto a la media del año anterior. 
Con la vista ya puesta en Semana Santa, nueve de cada 10 españoles expresan además el propósito de viajar más este año, según un informe del mismo buscador.

Vuelo hacia la bahía de San Francisco

La Place du Capitole, en Toulouse.
La Place du Capitole, en Toulouse.
Al analizar el precio medio de los billetes de avión de los destinos cuya demanda ha aumentado más en los últimos tres años, desde el buscador destacan los que más han bajado. 
De esta manera, si la idea es desconectar por completo e irse a otro continente, Oakland (Estados Unidos) parece ser uno de los lugares ideales, sobre todo si no se quiere vaciar el bolsillo por completo antes de llegar.
 Según Skyscanner, el precio medio del billete para volar a esta ciudad californiana, situada en la parte oriental de la bahía de San Francisco, es de 473 euros, es decir, un 23% menos que hace tres años.
 Oakland es también el destino de larga distancia que en los últimos tres años ha experimentado el mayor aumento de la demanda, un 600% de búsquedas más con respecto a 2016.
Si la preocupación mayor fuera el alojamiento, sin embargo, Nueva York es la ciudad en la que los hoteles más se han abaratado para esta Semana Santa con respecto al año pasado, hasta un 40%, según la agencia online Expedia. 
Le siguen San Francisco (20%), Lake Powell (Arizona, EE UU; 20%) y Hakone (Japón; 15%).
 La Gran Manzana es también el destino intercontinental que experimenta el descenso más vistoso del precio medio de los paquetes, por lo que reservar juntos vuelo y hotel en esta ciudad supondrá un ahorro de hasta un 30% con respecto a la misma opción hace un año.
 Otros destinos top son Toulouse (Francia), con un precio medio de 86 euros y un descuento del 28% con respecto a hace tres años; Verona (Italia), con un precio medio de 126 euros y una rebaja del 23%; y Burdeos, cuyo billete de avión ahora vale 106 euros, un 21% menos.
Pero la verdadera sorpresa de esta Semana Santa es el ahorro que se puede realizar al alojarse en algún hotel de Copenhague, ya que el precio medio ha descendido hasta un 80% con respecto al año pasado, señalan desde Expedia. 
Descuentos inferiores, pero muy interesantes, registran Dublín y Florencia (65%), la región portuguesa del Algarve y la capital de Irlanda del Norte, Belfast (55%), Edimburgo (50%), y Ámsterdam (35%).
Los paquetes de vuelo más hotel a Colonia (Alemania) son hasta un 75% más convenientes este año que en 2018. 
En Budapest han descendido un 50%; en Copenhague, un 45%; en Roma, un 40%; en Berlín, un 35%; en Viena y en Londres, un 15%.

Avión más hotel en Navarra

Una playa en Tenerife.
Una playa en Tenerife.
Si lo que se tiene planeado es, más bien, una escapada sin salir de España, el destino doméstico que destacan desde Skyscanner es Santander. Con un aumento de la demanda del 125%, y unos billetes de 100 euros de media, viajar a la capital cántabra en avión es ahora un 26% más económico que en 2016.

Hotel en Copenhague, por un 80% menos

Quedarse en Europa es otra posibilidad para Semana Santa. Un billete de avión para Luxemburgo vale ahora de media 116 euros, un 43% menos que en 2016, mientras que su demanda se ha multiplicado por tres, según Skyscanner. 
Otros destinos top son Toulouse (Francia), con un precio medio de 86 euros y un descuento del 28% con respecto a hace tres años; Verona (Italia), con un precio medio de 126 euros y una rebaja del 23%; y Burdeos, cuyo billete de avión ahora vale 106 euros, un 21% menos.


Si el 28% de los encuestados afirma que el interés turístico del destino es la principal motivación detrás de sus elecciones, el 51% indica que el precio es el criterio fundamental que le guía a la hora de escoger el lugar de su descanso. 
Si tú también estás soñando con tus próximas vacaciones, tal vez te estés preguntando adónde te resultaría más conveniente viajar alrededor de la semana entre el 14 y el 21 de abril.
 Estos son los consejos de los expertos.

Pero para disfrutar de las bajadas de precio más importantes en los hoteles, habrá que preferir Navarra y Córdoba, con descuentos de hasta el 55%. 

Les siguen Granada (50%), Castilla y León (45%), San Sebastián y la Costa Dorada (35%); Gran Canaria (30%); y Madrid (25%). En los paquetes, desde Expedia señalan Ibiza (45%), Granada (25%) y Tenerife (15%). 

Los secretos del dulce de moda, los Manolitos: cuánto engorda, el error que lo creó y qué futbolista famoso está detrás

Surgieron por un fallo, apasionan a los 'millennials' (y a sus padres) y un jugador de la selección española es el inversor capitalista.

manolitos
¿Un 'croissant'? No. ¿Un bollo de chocolate? Tampoco. Llámalo simplemente Manolito. Instagram
Como muchas de las grandes creaciones de la humanidad (la penicilina, por ejemplo), los Manolitos nacieron por un error.
 Sí, a los creadores se les fue la mano con un ingrediente y salió esta adictiva especie de minicroissant de mantequilla, con la opción de tenerlos bañados en chocolate, ya sea negro o blanco.
Pero hay más enigmas que resolver de este dulce de moda...

Gracias a un cupón de la ONCE

La peculiar crónica de los Manolitos arrancó hace casi tres décadas, en 1989.
 Manolo Manzano, nieto e hijo de pasteleros, pidió a su abuela un préstamo para abrir su primer local, de tan solo 60 metros cuadrados, en Colmenar Viejo (Madrid). 
Y así, Manolo pasó de ayudar a su padre a hornear tartas por encargo a poner a su progenitor literalmente a sus órdenes.
 Pronto llegó la segunda pastelería, y la tercera -que se abrió gracias a un cupón de la ONCE… premiado, claro -, y… hasta una fábrica. Y pronto también se sumaron al negocio Remedios y Noelia, hermanas de Manolo.

Surgió por un error en la receta

Y todo fue por un error: echaron mantequilla de más y acabó saliendo este sabrosísimo dulce. 
Eso sí, no desvelan la receta completa. “El cambio de milenio fue definitivo para Pastelerías Manolo”, recuerda Remedios Manzano, uno de los tres hermanos propietarios.
 Pocos meses después de que, en 1999, abrieran su “buque insignia" -en Corazón de María, 10, en Colmenar Viejo- estos bollos con vocación de minicroissants se convirtieron en objeto de deseo para los habitantes de la sierra noroeste de Madrid.
 Su fama llegó hasta la capital, gracias, eso sí, al boca a oreja.
 "La mejor campaña de comunicación, lenta pero muy efectiva”, nos dice Isabel Aires, experta en comunicación gastronómica y CEO de Aires News.
 Ningún experto de imagen estuvo detrás, ninguna agencia de comunicación.
 La historia del nombre nos la cuenta Remedios Manzano: 
“Unos clientes asiduos nos llamaban por teléfono para hacernos encargos y los llamaban así, Manolitos [recuerden:
 Manolo Manzano es el que lo empezó todo]. Nos gustó tanto el nombre que en 2012 decidimos registrarlo como marca comercial”, recuerda Remedios Manzano.
Al menos, eso sí, contaban con un -curioso- departamento de control de calidad: el propio Manolo, que todavía sigue comiendo "unos diez manolitos al día". 
“Es nuestro I+D”, ironiza su hermana. 
Ya más en serio: Manolo dice tener los niveles de azúcar en orden y practica deporte a diario (y se nota).o
Los Manolitos nacieron por una casualidad. Sí, a los creadores se le fue la mano con un ingrediente y salió esta adictiva especie de 'minicroissants' de mantequilla.
Los Manolitos nacieron por una casualidad. Sí, a los creadores se le fue la mano con un ingrediente y salió esta adictiva especie de 'minicroissants' de mantequilla. Instagram

Qué no son 'croissants', oiga

Sí, tienen forma más que parecida a los kiflis austriacos o a los famosos croissants franceses, aunque en tamaño mini, claro.
 Pero, como afirma Iván Sáez, chef del restaurante Desencaja (Paseo de La Habana, 84, Madrid) y de El Zorzal (Santa Clara, 10, Madrid), y buen conocedor de la gastronomía francesa, 
 “si estás pensando en un croissant francés, con sus capas, su crujiente, con el sabor y aroma a mantequilla, no puedes comerte un Manolito, porque es otra cosa, y viceversa”.
 Así que no intentes buscar parecido alguno. 
Pese a que surgieran con intención de croissant, y hasta a los propios inventores se les escape el término, este es “un bollo único, y prueba de su éxito es que tiene imitaciones”, prosigue Sáez.

Surgió por un error en la receta

Y todo fue por un error: echaron mantequilla de más y acabó saliendo este sabrosísimo dulce.
 Eso sí, no desvelan la receta completa. 
“El cambio de milenio fue definitivo para Pastelerías Manolo”, recuerda Remedios Manzano, uno de los tres hermanos propietarios.
 Pocos meses después de que, en 1999, abrieran su “buque insignia" -en Corazón de María, 10, en Colmenar Viejo- estos bollos con vocación de minicroissants se convirtieron en objeto de deseo para los habitantes de la sierra noroeste de Madrid.
 Su fama llegó hasta la capital, gracias, eso sí, al boca a oreja.
 "La mejor campaña de comunicación, lenta pero muy efectiva”, nos dice Isabel Aires, experta en comunicación gastronómica y CEO de Aires News. 
Ningún experto de imagen estuvo detrás, ninguna agencia de comunicación.
 La historia del nombre nos la cuenta Remedios Manzano:
 “Unos clientes asiduos nos llamaban por teléfono para hacernos encargos y los llamaban así, Manolitos [recuerden: Manolo Manzano es el que lo empezó todo].
 Nos gustó tanto el nombre que en 2012 decidimos registrarlo como marca comercial”, recuerda Remedios Manzano.
 Al menos, eso sí, contaban con un -curioso- departamento de control de calidad: el propio Manolo, que todavía sigue comiendo "unos diez manolitos al día". 
“Es nuestro I+D”, ironiza su hermana. 
Ya más en serio: Manolo dice tener los niveles de azúcar en orden y practica deporte a diario (y se nota).

 
Los Manolitos nacieron por una casualidad. Sí, a los creadores se le fue la mano con un ingrediente y salió esta adictiva especie de 'minicroissants' de mantequilla.
Los Manolitos nacieron por una casualidad. Sí, a los creadores se le fue la mano con un ingrediente y salió esta adictiva especie de 'minicroissants' de mantequilla. Instagram

Qué no son 'croissants', oiga

Sí, tienen forma más que parecida a los kiflis austriacos o a los famosos croissants franceses, aunque en tamaño mini, claro.
 Pero, como afirma Iván Sáez, chef del restaurante Desencaja (Paseo de La Habana, 84, Madrid) y de El Zorzal (Santa Clara, 10, Madrid), y buen conocedor de la gastronomía francesa, “si estás pensando en un croissant francés, con sus capas, su crujiente, con el sabor y aroma a mantequilla, no puedes comerte un Manolito, porque es otra cosa, y viceversa”.
 Así que no intentes buscar parecido alguno.
 Pese a que surgieran con intención de croissant, y hasta a los propios inventores se les escape el término, este es “un bollo único, y prueba de su éxito es que tiene imitaciones”, prosigue Sáez.

Cuánto engordan, que no me quiero pasar

Reconozcámoslo: tienen el tamaño perfecto.
 Seguramente si fueran más grandes, como la mayoría de bollería al uso, sonaría enseguida la señal de alarma de nuestra dieta y más de uno evitaría la tentación.
 Y es que, como señala Isabel Aires, es “un bocado delicado, sutil, y, al ser más chicos, da la sensación de que se peca poco”. 
Pero oigamos la voz del especialista, que igual nos baja la euforia. El nutricionista Guillermo V. Rodríguez alerta: 
“El hecho de que vengan en un formato más pequeño puede hacer que nos comamos más de uno, porque lo vemos como algo más inofensivo”. 
 Sin ser determinantes sí que podemos sacar algunas conclusiones. Por ejemplo, un minicroissant tiene unas 90 calorías.
 Conclusión: un Manolito tiene más calorías porque contiene más mantequilla (¡se pasaron con este ingrediente en la receta!) y algunos llevan chocolate. 
Por poner otros ejemplos: un polvorón puede llegar a las 180 calorías y una manzana tiene 70 calorías (eso sí, este último es azúcar natural de los alimentos, no añadido, que es el de los dulces).
Álvaro Morata intentó crear su propia versión del Manolito, el 'crosantino'. Pero finalmente optó por una solución más práctica y segura: convencer a los Manzano para asociarse. En la imagen, el futbolista con una caja de 'crosantinos'.
Álvaro Morata intentó crear su propia versión del Manolito, el 'crosantino'. Pero finalmente optó por una solución más práctica y segura: convencer a los Manzano para asociarse. En la imagen, el futbolista con una caja de 'crosantinos'. Instagram

 

Un ciudadano español mata a cuchilladas a su hermana en la Estación Central de Viena

La víctima había viajado junto a una hermanastra para encontrarse con el agresor, que se dedicaba al tráfico de drogas en la capital austriaca y que había perdido el contacto con su familia.

Imagen de archivo de la Estación Central de Viena.
Imagen de archivo de la Estación Central de Viena. Getty Images
Una ciudadana española de 25 años murió este lunes por la noche en Viena tras ser acuchillada supuestamente por su propio hermano, confirmaron este martes a Efe fuentes policiales.
 El presunto agresor, de 21 años, atacó a su hermana con un cuchillo de cocina en la estación central de la ciudad.
 Los agentes que acudieron al lugar de la agresión y el personal de emergencias trataron de reanimar a la víctima, que falleció en la estación.

El agresor fue retenido por el personal de seguridad de la empresa estatal de ferrocarriles hasta la llegada de los agentes que lo arrestaron.
 Una hermana adoptiva del presunto agresor, que fue testigo del ataque, declaró a la Policía que había venido a Viena junto a la víctima para hablar con su hermano.
 La policía ha informado de que el agresor confesó la autoría del crimen en el primer interrogatorio al que ha sido sometido.
Según el diario sensacionalista Kronen Zeitung, el hombre llevaba un tiempo viviendo en la ciudad, donde había trabajado como cocinero antes de quedar desempleado y comenzar a dedicarse al tráfico de droga. 
Según ese medio, que no especifica sus fuentes, su familia no había tenido noticias suyas desde hacía tiempo, lo que llevó a sus hermanas a desplazarse a Viena en su búsqueda.