Un Blues

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Del material conque están hechos los sueños

6 ene 2019

Rodeados de Yagos............................................Javier Marías.

Como el personaje de Otelo, muchos políticos actuales saben que basta con deslizar una duda en la mente de alguien para que aquélla la invada entera.

EN LAS VIDAS de las personas y de las sociedades siempre hay problemas, discrepancias, angustias, dificultades.
 Surgen por sí solos y son parte ineludible de esas vidas, en las que casi nadie está plenamente satisfecho.
 Por eso son tanto más intolerables y condenables los individuos y los políticos que, lejos de ponerse manos a la obra e intentar remediarlos, se dedican a añadir, crear o inventar más problemas, discrepancias, angustias y dificultades.
 Vivimos una época en la que proliferan tales políticos.
 Son los que, sin apenas motivo ni base, “vierten su pestilencia en los oídos”, por parafrasear las palabras de Yago. 
Estamos rodeados de Yagos.
Quizá no tengan muy presente el Otelo de Shakespeare. 
Puede que muchos jóvenes ni siquiera lo hayan leído ni visto representado. 
Recordémoslo un poco, por si acaso.
  Otelo, moro y general de Venecia, se ha casado a escondidas con Desdémona, hija de un senador al que poca gracia hace esa unión, por cuestiones de origen y raza.
 Pero no le queda más remedio que aceptar los hechos consumados, y al fin y al cabo Otelo goza de reputación por sus victorias.
 El conflicto “natural” es por tanto menor, y pronto se ve neutralizado.
 Claro está que si no hubiera más no habría tragedia, las cuales son emotivas en la ficción, pero en la realidad una desdicha. 
 Yago está resentido porque su superior Otelo ha nombrado lugarteniente a Cassio y no a él, al que ha relegado al cargo de abanderado.
 Poca cosa en el fondo (hablé hace semanas de que cualquiera puede estar resentido, hasta los más poderosos y afortunados: véase Trump, sin ir más lejos), pero suficiente si el despecho se convierte en el motor de nuestras acciones.
 Yago ha pasado a la historia como la encarnación de la astucia, de la intriga, de la frialdad, de la calumnia y, sobre todo, de la insidia. Para él, toda pasión es controlable, para caer en ellas se precisa “un consentimiento de la voluntad”. 
Si la voluntad no consiente, no hay amor ni lascivia ni ambición que valgan, todo eso es reprimible, desviable, encauzable, descartable. 
 Pero sabe que pocos humanos niegan su “consentimiento”, y cuán fácil le resulta al individuo taimado, como él, inducirlos, engañarlos, instigarlos y manipularlos.
 Sabe que basta con deslizar una duda o una creencia en la mente de alguien para que aquéllas la invadan entera, sobre todo si son bien alimentadas. 
El veneno va penetrando. Nada hay reprobable en el comportamiento de Desdémona, que de hecho ama cabalmente a su marido;
 y sin embargo entre los dos cónyuges se abre un abismo sin el menor fundamento, excavado en la nada.
 Se pueden inventar sospechas y desconfianzas, se puede persuadir a cualquiera de que lo que no es, es; y de que lo que es, no es. 
Dice Yago al hablar de Desdémona: “Yo convertiré su virtud en brea”, es decir, “la haré aparecer como una sustancia negra y viscosa”.
Hoy la pestilencia no se vierte con susurros al oído, sino que se proclama a los cuatro vientos en las pantallas y en las redes sociales. 
 Los Yagos no actúan furtivamente, sino bajo los focos, como Putin. 
Pero no por eso son menos Yagos: gente que crea y fomenta disensiones y odios donde no los hay, o sólo en escaso grado hasta que los magnifican ellos. 
Si uno bien mira, no había ninguna razón objetiva y de peso para que un analfabeto tiránico como Trump triunfara
 ¿Acaso estaban las cosas fatal con Obama? Hasta la economía era boyante.
 ¿Estaba mal Gran Bretaña en la Unión Europea? Es obvio que va a estar peor y a ser más pobre fuera de ella.
 ¿Estaba Cataluña oprimida hace seis años, cuando se inició el procés, o lo está ahora? 
Es un país tan libre como el que más en Europa. ¿No se le permitía votar, como claman los Yagos independentistas? 
No ha cesado de votar todo lo votable durante los últimos cuarenta años. 
¿Son los inmigrantes una verdadera amenaza para Europa o los Estados Unidos, como braman Salvini y Casado? 
No de momento, más bien son necesarios.
 La nación más agresiva con ellos, Hungría, alberga tan sólo un 4% o 5% de extranjeros, pero allí hay un Yago notable llamado Orbán, 
¿Nuestra democracia parlamentaria es abyecta y franquista, como sostienen Pablo Iglesias y sus acólitos, esa cofradía de Yagos? 
¿Hay que acabar con ella, que ha permitido a España las mejores décadas de su larga historia? ¿A santo de qué? 
¿Por resentimientos particulares? Siempre hay defectos, injusticias, desigualdades.
 Cierto que la brutal recesión económica los gobernantes la han cargado sobre las espaldas de las clases medias y bajas, empobreciéndolas. 
Pero ¿es eso suficiente para derribar el edificio entero, sobre todo cuando no está listo —qué digo, ni concebido— el que habría de sustituirlo? Cuando Otelo asume que va a matar a Desdémona, se despide de su vida anterior con amargura: 
“Desde ahora, y para siempre, adiós a la mente tranquila, adiós al contento… La ocupación de Otelo ha terminado”.
 ¿Desea la gente entonar esta despedida, aquí, en Italia, en América o en Gran Bretaña, en Polonia, en Brasil o Hungría, en Francia? ¿“A partir de ahora, y para siempre…”? Yago lo confiesa al principio:
 “Yo no soy lo que soy”. Ninguno de estos políticos son lo que son o dicen ser, aunque se exhiban y vociferen.
 También en la exhibición y en la vociferación se esconde uno, y engaña, difama 
y emponzoña. 


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5 ene 2019

El origen de la leyenda de los Reyes Magos





El origen de la leyenda de los Reyes Magos

 Una breve noticia del evangelista Mateo es el origen de una tradición que ha inspirado magníficas obras de arte.
 Los llamados Magos de Oriente no recibieron nombres ni fueron coronados reyes hasta el siglo VI.
 Año tras año, sabios y doctores de la Iglesia fueron completando después la historia que cada 5 de enero desvela a millones de niños.
ERAN MAGOS Y venían de Oriente, siguiendo el rumbo de una misteriosa estrella.
 Llegaron a Belén y ofrecieron al Niño tres regalos: oro, incienso y mirra, y se volvieron muy contentos a su país lejano.
 (Al llegar a Jerusalén se habían entrevistado con el rey Herodes, pero a la vuelta lo evitaron.
 Y Herodes, receloso y enfurecido, mandó a sus soldados que mataran en Belén a todos los niños menores de dos años.
 Pero de allí ya se habían ido Jesús y sus padres, advertidos a tiempo por un ángel, camino de Egipto).
Eso es todo lo que cuenta de ellos el evangelista Mateo.
 Lucas ni siquiera los menciona y relata solo la adoración de los pastores. 
A partir de esas primeras noticias se fue ampliando la leyenda y en la tradición popular pervivió aumentada con un halo mítico añadiendo novedosos detalles a la escueta escena de la adoración de los Magos
. El evangelista no dice ni cuántos eran, ni cómo se llamaban, ni cuál era su magia, ni de qué misterioso Oriente venían. (¿Eran persas, caldeos o árabes?).
 Más sabio y preciso, en el siglo III, Orígenes escribe que eran tres, y Tertuliano afirma que los tres eran reyes, y algo después ya se divulgan sus nombres: Gaspar, Melchor y Baltasar.
 No tardó mucho en quedar fijado el día de la Epifanía en Belén: un 6 de enero, solsticio de invierno en Egipto. (A 12 días de la Natividad, el 25 de diciembre.
 Parece que ellos viajaron deprisa, acaso sobre presurosos camellos, del misterioso Oriente hasta Judea).
Illi Magi tres reges dicuntur. “Aquellos tres magos son llamados reyes”, escribe Cesáreo de Arlés en el siglo VI. 
Por entonces los vemos en un brillante mosaico de San Apolinar Nuevo en Rávena: van los tres con atuendos de magos iraníes (llevan gorro frigio y típicas calzas orientales), están escritos los nombres ya sobre sus figuras y avanzan uno tras otro llevando alegres sus tres regalos al Niño Dios. 
No tardan luego en reaparecer definitivamente como reyes, con suntuosos vestidos y sendas coronas de oro.
 Por esa época, el nombre de “mago” suscitaba recelos, y la magia, blanca o negra, era una práctica sospechosa; así que, con el apoyo de una bíblica profecía de Isaías, los magos fueron ascendidos a reyes.
 La Epifanía acentúa así su simbolismo: los ricos monarcas se humillan ante el Divino Niño y sus padres en el humilde pesebre.

Tríptico de La adoración de los Magos, de El Bosco.
Tríptico de La adoración de los Magos, de El Bosco. Album
 La leyenda, amplificada por interpretaciones doctas de sabios clérigos, tiene su mejor compendio en la Legenda aurea, de Jacobo de la Vorágine, en pleno siglo XIII. 
Allí se recoge y ordena un aluvión de comentarios que explica sus aspectos simbólicos.
 Los tres regalos vienen a expresar la triple naturaleza del recién nacido: el oro era para el rey, la mirra para el hombre, el incienso para el dios. 
Y los tres reyes representan las tres tribus bíblicas de Sem, Cam y Jafet (es decir, Asia, Europa y África). Las glosas alegóricas se reflejan en miles de pinturas e imágenes, pues la iconografía cristiana hace de la escena uno de sus motivos predilectos. 
 Hay nuevos detalles significativos: los reyes son de edades diversas.
 El primero es un viejo de barba blanca, el segundo es de edad madura y barba negra, y el tercero, un joven barbilampiño.
 Y otro nuevo que se hace perdurable: de los tres, uno resulta ser negro (tal vez por su estirpe etíope).
A los Magos aún les quedaba un segundo viaje peregrino después de muertos.
 Se cuenta que tras volver de Belén a sus países, murieron allí y fueron enterrados en la lejana y fabulosa ciudad de Saba.
 Pasados unos siglos, vino a desenterrar sus huesos una piadosa dama y acreditada descubridora de reliquias, santa Elena, madre del emperador Constantino, y con el apoyo imperial se los llevó a Constantinopla.
 De allí logró rescatarlos Eustorgio, obispo de Milán, que trasladó a los tres en un sarcófago hasta su diócesis.
 Algunos siglos más tarde, aprovechándose del saqueo de la ciudad por el emperador alemán Federico Barbarroja hacia 1164, el arzobispo de Colonia Reinaldo de Dassel logró hábilmente apoderarse de los venerables restos regios y los trasladó, en un viaje arriesgado, a su ciudad. 
A orillas del Rin descansarían al fin, como refulgentes reliquias, adoradas como gran tesoro en un áureo arcón. 
Y a su mayor gloria comenzó a construirse la gran catedral de Colonia. 


Al albergar las entonces famosas reliquias, la iglesia cobró enorme prestigio y se convirtió en centro de múltiples peregrinaciones. Acudían a adorar allí a los antiguos adoradores miles de peregrinos de Italia, Francia, Germania y Escandinavia, fascinados por la magia de sus reliquias santas, albergadas en el corazón de la cristiana Europa.
 Los viajeros Magos se vieron ensalzados como protectores de viandantes y peregrinos. 
Y aunque no santificados de modo oficial, con sus nombres se bautizaron muchos.
 Sus imágenes y fiestas se multiplicaron en incontables ciudades, iglesias y santuarios hasta los últimos confines de Europa. (Incluso en un convento del Monte Athos se veneraban granos de la mirra que ofrecieron al niño en Belén).
 La adoración de los Reyes que fuera un motivo pictórico predilecto del medievo alcanzó magnífico esplendor y difusión en manos de los grandes pintores de época renacentista:
 Masaccio, Fra Angelico, Gozzoli, Botticelli, en Italia; Van der Weyden, Memling, El Bosco y Rubens, en Flandes, y El Greco, Velázquez y otros, en España.
 Una gran estampa mitológica cristiana: tres reyes de áureos trajes y exóticos séquitos vienen a arrodillarse ante el pintoresco y humilde establo de Belén.
Como se ve, los Magos han tenido una fabulosa pervivencia.

 A partir de la breve noticia evangélica, fueron cobrando figura y nombre y se hicieron reyes fulgurantes.
 Hoy perduran sus imágenes más gracias al arte que al culto religioso. 
Perviven como amables fantasmas en las ilusiones y sueños infantiles de la noche de Reyes.
 De modo pintoresco, en cabalgatas y disfraces de la fiesta carnavalesca y popular del 5 de enero. 

Repicar el mal deseo.............................................. Juan Cruz

El repiqueteo innoble ha de tener su fin. 

Lo que ocurre es serio porque el juguete maldito del mal lenguaje lleva dentro la palabra muerte como un deseo.

Captura del vídeo difundido por el PP en Twitter.
Captura del vídeo difundido por el PP en Twitter.
El que repica el regocijo es un humorista andaluz. Reclama de su hijo un papel; se supone que ahí hay una carta que es una ristra de deseos. En realidad, cuando el humorista lee lo que había en el folio se encuentra con un repique de regocijos. 
Ha oído campanas, en toda España, y ha rebuscado en la desgracia de las numerosas gracias un modo de ensuciar el día y hasta el sentido infantil de la fiesta.

Esa carta nefanda a los Reyes Magos incluye, de cierto, solo malos deseos.
 Murieron ya los famosos que el niño quiso, transmite el padre, y le hace falta uno más para completar ese maldito y risueño deseo de las malas muertes.
Como el repiqueteo nacional señala al presidente del Gobierno, como el mal de los males, lo que el niño quiere, en el nefasto repiqueteo del desgraciado humor del padre humorista, es que el Señor se lleve, con sus mayúsculas, a Pedro Sánchez.
 Nada menos, que un ser humano vivo al que le duelen las mismas cosas que les duelen a los vivos, en la pancarta de “¡Muérete!” que se pone en la boca de un niño.

A lo largo del día debía haber tal regocijo malsano que hasta el partido de la oposición, que hasta hace nada fue de Gobierno, ve saludable unirlo al coro tuitero que ahora hace fortuna: levantar el deseo de desgracia del otro como una de las gracias nacionales. Una mano seguramente benéfica borró luego ese retuit, un repique, que era un disparo en el alma razonable del Partido Popular.
 El repiqueteo innoble ha de tener su fin porque lo que ocurre es serio, más que serio es horriblemente serio, porque el juguete maldito del mal lenguaje lleva dentro, qué desgracia, la palabra muerte como un deseo.
 
video del pp
Captura del tuit del PP, ya borrado.
La vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, ha contactado con la ministra de Justicia, Dolores Delgado, para que traslade a la Fiscalía General del Estado el tuit publicado esta mañana en la cuenta oficial del Partido Popular en el que se deseaba, en un tono pretendidamente humorístico, la muerte del presidente Pedro Sánchez. La fiscalía deberá analizar si ese mensaje es constitutivo de delito y, en su caso, proceder penalmente contra los autores y los que le han dado difusión pública. El PP ya ha retirado el mensaje y ha pedido disculpas por su publicación.

 

El manuscrito más misterioso del mar Muerto narra la salida de Noé tras el diluvio

El Museo de Israel muestra por primera vez el pergamino milenario más frágil hallado en unas cuevas del Qumrán en 1947.

 Es una copia del 'Génesis' escrita en primera persona.

Fragmento del 'Génesis apócrifo', que puede verse por primera vez desde su hallazgo en 1947 en el Santuario del Libro de Jerusalén. En vídeo, declaraciones de Adolfo Roitman, comisario de la exposición. FOTO: AP / VÍDEO: EFE
El Museo de Israel exhibe por primera vez el Génesis apócrifo, uno de los rollos del Mar Muerto que hasta ahora había permanecido guardado en la cámara climatizada construida expresamente para albergar los delicados manuscritos encontrados en las cuevas del Qumrán, de más de 2000 años de antigüedad, y a la que solo acceden los conservadores del museo.
El pergamino ahora expuesto es uno de los textos más misteriosos de los siete primeros rollos del mar Muerto encontrados en 1947 en una cueva del desierto de Judea. 
“Era con diferencia el documento en peor estado, por eso hasta ahora ha sido imposible mostrarlo”, explicó ayer el conservador Adolfo Roitman, director del Santuario del Libro.
 
Fragmento del 'Génesis apócrifo', que puede verse por primera vez desde su hallazgo en 1947 en el Santuario del Libro de Jerusalén. En vídeo, declaraciones de Adolfo Roitman, comisario de la exposición. FOTO: AP / VÍDEO: EFE
El Museo de Israel exhibe por primera vez el Génesis apócrifo, uno de los rollos del Mar Muerto que hasta ahora había permanecido guardado en la cámara climatizada construida expresamente para albergar los delicados manuscritos encontrados en las cuevas del Qumrán, de más de 2000 años de antigüedad, y a la que solo acceden los conservadores del museo.
El pergamino ahora expuesto es uno de los textos más misteriosos de los siete primeros rollos del mar Muerto encontrados en 1947 en una cueva del desierto de Judea. 
“Era con diferencia el documento en peor estado, por eso hasta ahora ha sido imposible mostrarlo”, explicó ayer el conservador Adolfo Roitman, director del Santuario del Libro.
Datado en el siglo I antes de Cristo y escrito en arameo, recoge del capítulo 5 del Génesis al 15. 
Una parte de la Biblia en la que se habla de Abraham y de Noé pero contada con diferencias significativas, de ahí que se le considere un texto apócrifo. 
Su contenido no hace temblar los cimientos del Vaticano —que considera los manuscritos del mar Muerto de interés universal— pero se presta a ser objeto de nuevas teorías de la conspiración para poner en duda el texto bíblico. 
“Es sin duda una copia muy antigua de un texto original.
 Los trazos de la escritura están hechos con mucho esmero, sin errores y eso en esa época solo era posible si se tenía delante el documento a copiar”, dice Roitman.
 En el pergamino, que se puede ver estos días en Jerusalén, se narra el pasaje del fin del diluvio universal.
Su enorme deterioro ha traído de cabeza a los especialistas durante décadas.
 Por eso ni siquiera se ha podido digitalizar para ser consultado online.
  De las 22 columnas que lo componen, las mejor conservadas son las últimas, de la 18 a la 22. 
“Tiene su lógica porque al permanecer enrollado, los caracteres del final del rollo son los que menos expuestos han estado a la luz y a la humedad”, explica Roitman.
 Son los únicos fragmentos de este pergamino que se mostraron fugazmente en 1955, en el edificio Terra Sancta en Jerusalén, cuando el entonces primer ministro de Israel, Moshe Sharett, anunció que el Estado israelí había comprado los cuatro rollos perdidos que faltaban de los siete que se encontraron en la llamada Cueva 1 del Qumrán.

Bieberkraut fue el primer experto en Israel que se encargó de la conservación de los rollos. Pero entonces se desconocía que este pergamino es especialmente sensible a la luz. 
Tanto que ni siquiera resistiría ser expuesto en el Santuario del Libro, en las mismas condiciones que el resto de documentos del Qumrán.
 Por eso, para esta muestra los expertos han acondicionado una urna especial cubierta con un cristal inteligente. 
El cristal está compuesto por dos capas que permiten el paso de un haz de luz entre ellas de manera que, cuando se pulsa un botón, el pergamino se hace visible sólo durante 30 segundos, pero nunca es iluminado directamente.
 La vitrina contiene un microchip que registra constantemente las condiciones ambientales.
“Los otros manuscritos se exhiben por partes. 
Cada tres meses mostramos una sección de ellos diferente, así aseguramos su preservación.
 Pero con el Génesis apócrifo no podemos hacer eso porque se desintegraría. 
Por eso esta ocasión para verlo es única”, cuenta Roitman.
 Los fragmentos se exponen hasta junio. Después, volverán a dormir en la cámara donde han estado más de 50 años.

Descomposición

Los expertos han estado años lidiando con la descomposición aparentemente imparable de este texto.
 A diferencia de otros rollos encontrados en la misma cueva, este manuscrito es un pergamino, no un papiro, y su tinta parece ser lo que lo hace tan frágil.
 “Está compuesta por una mezcla de carbón y resinas, como la tinta de los otros rollos, pero la del Génesis apócrifo contiene además cobre, lo que hace que sea especialmente sensible a la luz.
 Tenemos fotografías en las que se aprecia ese deterioro al comparar el estado actual con el estado en el que se encontraba en 1955, cuando el profesor James Bieberkraut trabajó en él por primera vez”, cuenta el conservador.


Trozo del manuscrito ahora exhibido en una urna en Jerusalén.
Trozo del manuscrito ahora exhibido en una urna en Jerusalén.
A diferencia del Génesis —que recoge que Noé sale del arca con su familia y lo primero que hace es erigir un altar y hacer un sacrificio para Dios— el manuscrito conservado en la Ciudad Santa cuenta cómo Noé hace el sacrificio dentro del arca. 
“Desde un punto de vista histórico también tendría sentido porque si estamos hablando de la destrucción que arrasó la tierra, el sacrificio lo habría hecho para asegurarse de purificar el exterior”, cuenta Roitman junto a la vitrina que contiene el texto.
 Además, estos fragmentos del Génesis apócrifo no están narrados en tercera persona, sino que es el mismo Noé quien cuenta la historia.

Periplo mundial hasta Jerusalén

El Museo de Israel que guarda los milenarios Rollos del Mar Muerto.
El Museo de Israel que guarda los milenarios Rollos del Mar Muerto. EFE
Los rollos del mar Muerto son casi 1.000 pergaminos y papiros escritos en arameo y hebreo encontrados en 11 cuevas de las casi 300 inspeccionadas en Qumran, en el desierto de Judea, en Cisjordania entre 1947 y 1956.
El Génesis apócrifo forma parte de los primeros siete manuscritos encontrados en 1947 en la llamada Cueva 1 por unos pastores beduinos de la tribu de los Tamireh. 
Al tirar una piedra en un agujero y notar un sonido extraño decidieron regresar al lugar preparados para excavarlo. Encontraron diez tinajas de barro con tapa y en una de ellas había tres manuscritos enrollados.
 En otra visita al lugar descubrieron otros cuatro rollos y terminaron vendiéndolos a varios comerciantes de Belén.
Un profesor de la Universidad Hebrea, Eleazar Sukenik, compró tres de ellos y los otros cuatro fueron adquiridos por el arzobispo Athanasius Yeshue Samuel, del monasterio siriaco ortodoxo de Jerusalén, que pagó 100 dólares por el lote.
 Cuando estalló la guerra tras el nacimiento del Estado israelí, el prelado huyó con sus manuscritos a Estados Unidos vía Beirut.
 Allí los puso inicialmente a la venta por un millón de dólares pero nadie los compró. 
“No estaba clara su antigüedad, la suma era muy elevada y el temor a que fuesen reclamados por Israel o por los palestinos se interponía en la venta”, dice Adolfo Roitman, director del Santuario del Libro del Museo de Israel. Finalmente el arzobispo puso un anuncio en el Wall Street Journal rebajando el precio y el arqueólogo Yigael Yadin los compró en secreto para el Estado de Israel por 250.000 dólares. 
Una compra que el primer ministro hebreo, Moshe Sharett, anunció en febrero de 1955.