La vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, ha contactado con la
ministra de Justicia, Dolores Delgado, para que traslade a la Fiscalía
General del Estado el tuit publicado esta mañana en la cuenta oficial
del Partido Popular en el que se deseaba, en un tono pretendidamente
humorístico, la muerte del presidente Pedro Sánchez.
La fiscalía deberá
analizar si ese mensaje es constitutivo de delito y, en su caso,
proceder penalmente contra los autores y los que le han dado difusión
pública.
El PP ya ha retirado el mensaje y ha pedido disculpas por su
publicación.
A primera hora de este sábado el PP difundía en su cuenta oficial en Twitter un vídeo en el que el cómico sevillano Ignacio de la Puerta, acompañado de un niño, bromeaba con una petición macabra a los Reyes Magos.
"Queridos
Reyes Magos: Mi cantante favorita era Amy Winehouse y te la llevaste.
Mi actor favorito era Robin Williams y te lo llevaste.
Mi humorista
favorito era Chiquito de la Calzada y también te lo llevaste. Solo te
escribo esta carta para decirte que mi presidente favorito es Pedro
Sánchez", lee el cómico en el sketch.
Es increible!!! quién ha escrito esto?Que lo fiscalía investigue a ese mal nacido!!
El PP lo pone y luego lo quita y eso no puede ser. Investiguen quien lo ha escrito. Dice publicamente que quiere que El presidente se muera. Y
eso es un delito.
un Delito!!! Que hagan algo o que el PP Publicamente reconozca ese grave error!!!
pero no harán nada ya lo sé...
Los socialistas han condenado al poco la publicación del tuit de los populares.
"Afortunadamente, los partidos políticos estamos para algo más que para desear la muerte al presidente del Gobierno.
Desde el PSOE condenamos y exigimos la retirada de este tuit", ha manifestado el partido a través de Twitter.
También el secretario de organización de Podemos, Pablo Echenique, se
ha referido a la polémica.
"Los que se llenan la boca con las
tradiciones cristianas las denigran, usándolas para odiar y desear la
muerte de sus adversarios políticos", ha apuntado.
El PP ha retirado el vídeo y ha publicado un mensaje pidiendo perdón. "Borramos
y pedimos disculpas por el tweet [sic] anterior. No era nuestra
intención ofender ni desear mal a nadie. Ha sido un error".vaya "Ha sido un error!!!Quién lo haya escrito que le pase lo que ha deseado, sinvergUenza del PP
5 ene 2019
Ralph Lauren busca el secreto de la eterna juventud
El diseñador que dio carta de naturaleza al estilo genuinamente americano celebra el medio siglo de su marca entre grandes fastos y problemas financieros.
Conectar con las nuevas generaciones es el regalo que precisa más que nunca.
Un oso de peluche marcándose un heelflip de monopatín es
todo lo que Ralph Lauren necesitaba esta Navidad.
Estampado en un jersey de lana azul marino, supone la guinda que corona las celebraciones de su 50º aniversario.
La muy necesaria prueba de que, medio siglo después, el diseñador que ha definido no solo el estilo, sino también el sueño de la moda americana, sigue siendo relevante.
Las prenda es la estrella de la colección cápsula tramada junto a la marca de culto de skate británica Palace que se agotó en apenas minutos tras ponerse a la venta, a principios de noviembre.
En los canales especializados de segunda mano en Internet como StockX o Grailed se paga ahora mismo a partir de 900 euros, el doble de su precio original.
Es, claro, el hito de este 2018 en términos de streetwear, el espinoso terreno en el que el lujo se está jugando su futuro.
Que Ralph Lauren se haya anotado el tanto no resulta, en realidad, tan extraño.
“Me siento más cool que nunca”, proclamaba el diseñador y empresario estadounidense en entrevista a la CBS desde su rancho de Colorado, días después del magno desfile en el neoyorquino Central Park que conmemoraba el sonado cumpleaños de su marca. “Tu trabajo ha inspirado la historia de nuestras vidas.
Las vidas que hemos vivido, pero también aquellas a las que aspiramos.
Estamos aquí porque has perdurado”, glosó Oprah Winfrey en el brindis que le dedicó durante la cena de gala que siguió al show, el pasado 7 de septiembre.
Nacido Ralph Lifschitz en el neoyorquino barrio del Bronx, en 1939, Lauren es el mejor ejemplo de la profecía autorrealizada de la moda estadounidense, de talante eminentemente empresarial.
En 1967, mientras trabajaba como vendedor para la firma Beau Brummell, decidió crear su propia línea de corbatas, más anchas y atrevidas, y también más caras de lo que entonces se estilaba.
Su jefe le advirtió del fracaso, pero al año siguiente lanzaba Polo, la completa colección masculina sobre la que levantaría un imperio que hoy tiene un valor de mercado estimado en 10.000 millones de dólares (88.000 millones de euros).
“He observado al hombre y la mujer de mi país durante estos 50 años y
los he ayudado a evolucionar, a desarrollar sus gustos y estilos”,
continuaba ufano el diseñador en su comparecencia televisiva.
Desde luego, Lauren supo pulsar las teclas emocionales precisas a la hora de vestirlos: apelando a la uniformadora pulcritud/corrección de la Ivy League, cantera universitaria de intelectuales y políticos, y la herencia aristocrática británica de la Costa Este (con sus regatas, su pasión ecuestre y sus partidos de polo), por un lado, y a la mitología colonizadora y cowboy del Lejano Oeste, por el otro.
Por haber unido las piezas del puzle que conforma la idea del estilo norteamericano, al diseñador se le tiene por una suerte de comisario/estilista antes que por un genuino creador.
Y por haber sabido hacer de ese hecho cultural un símbolo de estatus indumentario aspiracional para millones de consumidores de clase media durante dos largas décadas (los años 80 y casi todos los 90), un titán del negocio de la moda.
“Es la clase de estadounidense que todos tenemos en mente: artista y empresario, emprendedor y filántropo, y, por último, cabeza de una dinastía. Es lo que cualquiera llamaría una estrella”, concedía su amigo el escritor y cineasta Philippe Labro durante el homenaje que las autoridades francesas le dedicaron en el palacio de Versalles, a principios de este mes.
Acompañado por su esposa, Ricky (casados desde 1964), y por dos de
sus tres hijos, el primogénito Andrew (que ha preferido el cine al
negocio familiar) y Dylan (propietaria de la popular tienda de
chucherías de diseño Dylan’s Candy Bar), Lauren tenía que haber recibido
entonces la medalla de Oficial de la Legión de Honor, pero las protestas de los chalecos amarillos impidieron que el presidente Emmanuel Macron se personara en la ceremonia, que ha quedado pospuesta para 2019.
Estampado en un jersey de lana azul marino, supone la guinda que corona las celebraciones de su 50º aniversario.
La muy necesaria prueba de que, medio siglo después, el diseñador que ha definido no solo el estilo, sino también el sueño de la moda americana, sigue siendo relevante.
Las prenda es la estrella de la colección cápsula tramada junto a la marca de culto de skate británica Palace que se agotó en apenas minutos tras ponerse a la venta, a principios de noviembre.
En los canales especializados de segunda mano en Internet como StockX o Grailed se paga ahora mismo a partir de 900 euros, el doble de su precio original.
Es, claro, el hito de este 2018 en términos de streetwear, el espinoso terreno en el que el lujo se está jugando su futuro.
Que Ralph Lauren se haya anotado el tanto no resulta, en realidad, tan extraño.
“Me siento más cool que nunca”, proclamaba el diseñador y empresario estadounidense en entrevista a la CBS desde su rancho de Colorado, días después del magno desfile en el neoyorquino Central Park que conmemoraba el sonado cumpleaños de su marca. “Tu trabajo ha inspirado la historia de nuestras vidas.
Las vidas que hemos vivido, pero también aquellas a las que aspiramos.
Estamos aquí porque has perdurado”, glosó Oprah Winfrey en el brindis que le dedicó durante la cena de gala que siguió al show, el pasado 7 de septiembre.
Nacido Ralph Lifschitz en el neoyorquino barrio del Bronx, en 1939, Lauren es el mejor ejemplo de la profecía autorrealizada de la moda estadounidense, de talante eminentemente empresarial.
En 1967, mientras trabajaba como vendedor para la firma Beau Brummell, decidió crear su propia línea de corbatas, más anchas y atrevidas, y también más caras de lo que entonces se estilaba.
Su jefe le advirtió del fracaso, pero al año siguiente lanzaba Polo, la completa colección masculina sobre la que levantaría un imperio que hoy tiene un valor de mercado estimado en 10.000 millones de dólares (88.000 millones de euros).
Desde luego, Lauren supo pulsar las teclas emocionales precisas a la hora de vestirlos: apelando a la uniformadora pulcritud/corrección de la Ivy League, cantera universitaria de intelectuales y políticos, y la herencia aristocrática británica de la Costa Este (con sus regatas, su pasión ecuestre y sus partidos de polo), por un lado, y a la mitología colonizadora y cowboy del Lejano Oeste, por el otro.
Por haber unido las piezas del puzle que conforma la idea del estilo norteamericano, al diseñador se le tiene por una suerte de comisario/estilista antes que por un genuino creador.
Y por haber sabido hacer de ese hecho cultural un símbolo de estatus indumentario aspiracional para millones de consumidores de clase media durante dos largas décadas (los años 80 y casi todos los 90), un titán del negocio de la moda.
“Es la clase de estadounidense que todos tenemos en mente: artista y empresario, emprendedor y filántropo, y, por último, cabeza de una dinastía. Es lo que cualquiera llamaría una estrella”, concedía su amigo el escritor y cineasta Philippe Labro durante el homenaje que las autoridades francesas le dedicaron en el palacio de Versalles, a principios de este mes.
El contratiempo le ha ganado así margen al diseñador para intentar solventar la situación financiera de su emporio, que en los dos últimos años ha dejado de ingresar cerca de 1.000 millones de dólares en ventas, según la web The Business of Fashion.
La nefasta política de descuentos, que han depreciado su valor de marca, y la desconexión con las nuevas generaciones están detrás del problema.
El plan presentado en julio por el actual director ejecutivo de la firma, Patrice Louvet, debería restituir los ingresos perdidos en cinco años. David, el menor de los hijos de Lauren y el único a su lado en la marca, tiene ahora la palabra como director de innovación.
Estampas de Año Nuevo.................................... Boris Izaguirre
Recordemos que la mamá de Carlota Casiraghi también vivió en una montaña rusa del amor y su tía Estefanía, en una cordillera.
Estamos un pelín preocupados por Carlota Casiraghi. Nos apena que haya roto con su último novio y padre de su segundo hijo. Recordemos que su mamá también vivió en una montaña rusa del amor y su tía Estefanía,
en una cordillera. Pero en ellas se ha ejercido cierto micromachismo
sin reconocerlo. Lo primero que hacemos es criticarlas por lo que les
sucede porque son mujeres, aparte de princesas, guapas y ricas. Puede
ser que son esos hombres que eligen lo que está mal. Malas elecciones
encadenadas. Y ante las críticas por esas malas elecciones, sugiero que
pensemos que ellos se acercan, se ponen a tiro y ellas, por fascinantes
que puedan ser, no tienen un gran campo de elección. Mónaco,
aparte de caro y mínimo, es hermético. Y Carlota debe ser tan
inteligente como “complicada” para un caballero. Una vez pasó cerca de
mí en la exposición de Cartier en el Museo Thyssen. Miró a los ojos y
sonrió con arrollador encanto. “Encantado”, dije, y ella sin dejar de
mirarme respondió: “Yo también”.
Hay que proteger a Carlota igual que debemos proteger los océanos de los microplásticos.
Decidí reunir unos amigos para recibir el Año Nuevo, una decisión que tuvo que pasar por el vía crucis de encajar en las agendas de todas y todos, incluyendo esos amigos que ponen en remojo tu fiesta en la espera de mejores invitaciones.
Hay que aceptarlo, es ley de vida social.
Después, los que acuden te regalan buenos momentos.
Como el de ver a Anne Igartiburu dar las campanadas un Fin de Año más, vestida con un Lorenzo Caprile que homenajeaba el clavel y con el propio Lorenzo Caprile a mi lado, sosteniendo un cuenco con doce uvas. “Lorenzo, es maravilloso”, le comenté por su traje (y lo bien que lo llevaba Anne), él lo miro un instante, al bies, en nuestro televisor de hace veinte años (casi los mismos que lleva Igartiburu dando las uvas), haciendo un fugaz repaso técnico y musitó:
“Garofano, así se llama, que es clavel en italiano”. Y acto seguido, siguió la conversación con mis sobrinas, tranquilo, como si el vestido fuera de otra persona.
Una de las cosas que me pido para este año es tener esa misma capacidad de distanciarme de lo que hago.
Al día siguiente, Lorenzo envió a casa un espléndido ramo de claveles bellos y rojos.
Antes de la separación de Carlota, el gran tema ha sido el robo de las joyas de María Teresa de Luxemburgo, que es de origen cubano. Sucedió en enero pasado pero no fue hasta diciembre del 2018 que la policía luxemburguesa detuvo e interrogó al principal sospechoso del hurto, el maquillador de la Gran Duquesa
Fue visto huyendo del lugar del crimen en bicicleta antes de embarcar en una lancha y escapar por el río.
Un maquillador, presunto ladrón de joyas y además con conciencia ecológica es el tipo de cosas que encienden un fin de año. Además, JV —las iniciales aportadas por la policía— también era el maquillador de cabecera de la reina Matilde de Bélgica y ella lo recomendó a María Teresa. Como en Los Tres Mosqueteros, un lío de reinas, joyas y maquilladores que han dado pie a muchas especulaciones pero que nos ha permitido descubrir que para María Teresa de Luxemburgo, el país con mayor renta per cápita del mundo, lo más importante en su vida es la lucha contra la pobreza. ¡Evidentemente, contra la pobreza mundial porque la de Luxemburgo está bastante paliada!
Es una ilusión muy romanticona pero el robo de sus joyas, en uno de esos giros inesperados típicos de estas historias folletinescas, tendría un final feliz si con su rescate va a parar todo a las arcas de su fundación para acabar con el hambre que hay fuera de las diminutas y acaudaladas fronteras del Gran Ducado.
Por supuesto, la prensa luxemburguesa está amordazada en este tema.
Todo se sabe a través de las prensas francesa y belga y por un amigo mío que contactó con su tía Vilma que vive en Luxemburgo “para sentir lo que pasa en la calle”.
Ella respondió con que hay impuesta ley de silencio pero sugirió la nueva página web de María Teresa, ilustrada con un magnífico primer plano de ella, con cachemires carísimos y nada de joyas, claro.
Volvemos a lo mismo, no es fácil ser gran duquesa ni pequeña princesa.
Ni tampoco es fácil salir de la pobreza.
Decidí reunir unos amigos para recibir el Año Nuevo, una decisión que tuvo que pasar por el vía crucis de encajar en las agendas de todas y todos, incluyendo esos amigos que ponen en remojo tu fiesta en la espera de mejores invitaciones.
Hay que aceptarlo, es ley de vida social.
Después, los que acuden te regalan buenos momentos.
Como el de ver a Anne Igartiburu dar las campanadas un Fin de Año más, vestida con un Lorenzo Caprile que homenajeaba el clavel y con el propio Lorenzo Caprile a mi lado, sosteniendo un cuenco con doce uvas. “Lorenzo, es maravilloso”, le comenté por su traje (y lo bien que lo llevaba Anne), él lo miro un instante, al bies, en nuestro televisor de hace veinte años (casi los mismos que lleva Igartiburu dando las uvas), haciendo un fugaz repaso técnico y musitó:
“Garofano, así se llama, que es clavel en italiano”. Y acto seguido, siguió la conversación con mis sobrinas, tranquilo, como si el vestido fuera de otra persona.
Una de las cosas que me pido para este año es tener esa misma capacidad de distanciarme de lo que hago.
Al día siguiente, Lorenzo envió a casa un espléndido ramo de claveles bellos y rojos.
Antes de la separación de Carlota, el gran tema ha sido el robo de las joyas de María Teresa de Luxemburgo, que es de origen cubano. Sucedió en enero pasado pero no fue hasta diciembre del 2018 que la policía luxemburguesa detuvo e interrogó al principal sospechoso del hurto, el maquillador de la Gran Duquesa
Fue visto huyendo del lugar del crimen en bicicleta antes de embarcar en una lancha y escapar por el río.
Un maquillador, presunto ladrón de joyas y además con conciencia ecológica es el tipo de cosas que encienden un fin de año. Además, JV —las iniciales aportadas por la policía— también era el maquillador de cabecera de la reina Matilde de Bélgica y ella lo recomendó a María Teresa. Como en Los Tres Mosqueteros, un lío de reinas, joyas y maquilladores que han dado pie a muchas especulaciones pero que nos ha permitido descubrir que para María Teresa de Luxemburgo, el país con mayor renta per cápita del mundo, lo más importante en su vida es la lucha contra la pobreza. ¡Evidentemente, contra la pobreza mundial porque la de Luxemburgo está bastante paliada!
Es una ilusión muy romanticona pero el robo de sus joyas, en uno de esos giros inesperados típicos de estas historias folletinescas, tendría un final feliz si con su rescate va a parar todo a las arcas de su fundación para acabar con el hambre que hay fuera de las diminutas y acaudaladas fronteras del Gran Ducado.
Por supuesto, la prensa luxemburguesa está amordazada en este tema.
Todo se sabe a través de las prensas francesa y belga y por un amigo mío que contactó con su tía Vilma que vive en Luxemburgo “para sentir lo que pasa en la calle”.
Ella respondió con que hay impuesta ley de silencio pero sugirió la nueva página web de María Teresa, ilustrada con un magnífico primer plano de ella, con cachemires carísimos y nada de joyas, claro.
Volvemos a lo mismo, no es fácil ser gran duquesa ni pequeña princesa.
Ni tampoco es fácil salir de la pobreza.
Juan Carlos de Borbón, año 81........................ Mábel Galaz
El rey emérito celebra su cumpleaños este sábado y deja atrás 12 meses en los que su vida personal se ha aireado de nuevo, pero su figura institucional se ha reconocido.
Juan Carlos de Borbón, rey emérito de España, cumple este sábado 81 años.
Lo celebrará discretamente con parte de su familia y algunos amigos gracias a esa vida de retiro que disfruta desde hace cuatro años y medio, cuando se produjo el relevo en la Corona y su hijo Felipe VI le sucedió en la Jefatura del Estado.
Don Juan Carlos llega a este aniversario tras un año en el que, de nuevo, su vida privada ha sido aireada por la difusión de las supuestas grabaciones realizadas por el comisario Villarejo a Corinna Larsen, que revelan que el entonces jefe del Estado disponía de una estructura financiera opaca y que la utilizaba a ella como testaferro por residir en Mónaco.
Unas informaciones que volvieron a zarandear los cimientos de la Casa del Rey.
También el saludo en Abu Dabi de Juan Carlos I al príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed Bin Salmán, al que la CIA culpa del asesinato de Jamal Khashoggi en la embajada saudí de Estambul el pasado 2 de octubre, puso en un brete a la Casa del Rey.
Estas dos situaciones han sido las notas discordantes en un año diseñado para homenajear la figura del Rey que impulsó la democracia en España.
La ceremonia del aniversario de la Constitución, el pasado 7 de diciembre con la presencia de los cuatro reyes, supuso un acto de reconocimiento de los poderes del Estado a la figura de Juan Carlos I por su labor en el tránsito de España a la democracia. De esta manera, además se subsanaba el error que le impidió participar en el acto en que se conmemoraba el 40º aniversario de las primeras elecciones democráticas, una situación que le incomodó mucho.
En el Congreso, Felipe VI reconoció el trabajo de su padre y de los ponentes de la Ley Fundamental.
Letizia parece una niña del "Resplandor"
En el aspecto familiar, don Juan Carlos también ha cerrado heridas. El primer paso lo dio en enero de 2018 cuando en compañía de doña Sofía y de su hija mayor, la infanta Elena, acudió a Ginebra para visitar a su hija Cristina, que no estuvo presente en el almuerzo familiar en el que se celebró su 80 aniversario.La absolución de la Infanta en el caso Nóos, el 17 de febrero de 2017, y la entrada en la prisión de Brieva (Ávila) el 19 de junio de Iñaki Urdangarin para cumplir una condena de cinco años y 10 meses por prevaricación, malversación, tráfico de influencias, fraude y dos delitos fiscales, ha abierto un nuevo tiempo en las relaciones de la familia del Rey.
Ahora es habitual ver a la infanta Cristina en Madrid con sus cuatro hijos: Juan, Pablo, Miguel e Irene.
Todos ellos acudieron en noviembre a Zarzuela para celebrar con doña Sofía su 80 cumpleaños y posaron con don Felipe y doña Letizia en una imagen que no se producía tras estallar el caso Nóos.
Además, don Juan Carlos quiso que su hija menor, con la que durante muchos meses cortó relaciones, le acompañara a Abu Dabi para presenciar el Gran Premio de Fórmula 1 en lo que se calificó como el viaje de la reconciliación.
Porque durante el último año ha sido su hija Elena y los hijos de esta, Felipe (Froilán) y Victoria, sus grandes compañeros en momentos de ocio.
La infanta Elena, además, le ha acompañado en sus jornadas marineras en Galicia.
Lo que sigue sin superar don Juan Carlos son sus problemas de salud.
Sus numerosas operaciones impiden que su movilidad sea la deseada, sin embargo, eso no le frena viajar con frecuencia para disfrutar de la vida de un monarca jubilado.
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