Según un documentado reportaje publicado por The Daily Mail,
las exigencias de la duquesa son altas, y el personal de palacio se ha
visto sorprendido por lo que parece ser un alto nivel de
profesionalidad. Acostumbrados a manejar la agenda del príncipe Enrique,
ahora la llegada de Meghan "más que un soplo de aire fresco, se ha convertido en un vendaval", afirman. Markle es una profesional, algo que ha demostrado a lo largo de
su carrera. Y ahora que ha llegado a la familia real más famosa y
mediática del mundo no va a parar ni va a bajar sus necesidades ni sus
exigencias ni va a moderarse. Según los cortesanos, ha cambiado algunas
de las costumbres de palacio. La duquesa se levanta cada día a las cinco
de la mañana para preparar su jornada a conciencia y les manda "seis y
siete mensajes al día" para proponerles ideas o encuentros discretos que
está teniendo con algunos británicos.
Según quienes la ayudan en palacio, poco acostumbrados a la forma de
trabajar actual, Meghan tiene "muchísimas ideas" y toda la "energía de
la Costa Oeste". Habla de lo que le gusta (de hecho, ya había hablado
ante la ONU, precisamente de feminismo), trabaja como le gusta y viste
como le gusta. Según los periodistas que la han seguido
en la gira real por Oceanía, Markle escribe sus discursos por sí misma. Algo que puede no parecer llamativo, pero que es muy poco habitual en
la familia real británica, que cuenta con ayudantes que se dedican
exclusivamente a ello. En el caso de los dos que dio en Fiji y en Suva,
ella misma los escribió su discurso e incluso llevó notas manuscritas. Una tarea que, según los ayudantes palaciegos, le llevó días. También
llama la atención la temática: versaron sobre la igualdad, el sufragio
femenino y las oportunidades educativas para las niñas. Temas muy poco
comunes para la familia real británica. Cuando
va a cumplirse un año de su imparable salto mediático, los medios le
han perdido ese reverencial respeto de los comienzos a esta actriz
convertida en miembro de la realeza. Los despiadados tabloides
británicos llevan semanas empezando a dar cuenta de la primera crisis que ha azotado a la duquesa:
la de la salida de una supuesta asistente de nombre Melissa que no
habría aguantado las exigencias de Markle. Pero ahora han ido a más. Hace unas semanas también se filtraba que su supuestamente idílica relación con Isabel II al parecer no lo sería tanto. En su primer viaje juntas
(algo que la reina no ha hecho ni siquiera con Kate Middleton) a bordo
del exclusivo tren real, la monarca se sintió molesta porque la mujer de
su nieto no llevara sombrero, según algunas informaciones. Al parecer
Markle, poco habituada al protocolo real, no terminó de entender las
indirectas que le avisaban de que llevara este complemento y se dejó ver
con el pelo suelto, algo que le resultó, además, bastante incómodo
durante la visita.
Los roces por la vestimenta, algo con lo que la soberana suele ser muy estricta, empezaron desde la boda,
cuando la actriz quiso usar una tiara que no era la más apropiada y
cuando llevó un vestido completamente blanco, algo que a Su Graciosa
Majestad no le parecía del todo correcto al tratarse del segundo enlace
de Markle. Ella, en cambio, decidió seguir adelante. Además de sus discursos y las causas que ella elija, la ropa es el único
modo de hablar de Meghan. Con ella puede expresar sus intenciones,
gustos y preocupaciones, de ahí que no siga a rajatabla el protocolo y
opte por prendas más cortas de lo común, de diseñadores no siempre, ni mucho menos británicos,
o de marcas con mensaje o ecológicas. Según algunos de estos citados
miembros de palacio, debería usar menos ropa de color negro, poco
habitual entre los Windsor, y también vestir "menos como una estrella de
Hollywood y más como un miembro de la familia real". En alguien como
ella, que tiene claro cómo quiere dejar su huella, parece poco probable
que suceda.
Probablemente la mayoría esta a su nivel....aún recuerdo lo del Castillo de los Reyes Magos. Si alguno pudo destacar fue Toni . otra dijo que no había islas sino manchitas que es lo que hoy diría un alumno de la nueva ley de educación que no estudian nada ni les importa.. Eso de GH VIP no sé que curriculum da, todos quieren que las cosas se digan a "La Cara" pues mire no que hablen de mi por detrás o de perfil me importa un bledo ....
Es bastante probable, siempre que sepas dónde está Australia.
Los guionistas de Gran Hermano VIP son bastante aficionados a hacer pasar a sus concursantes por pruebas de cultura general. En octubre ya les hicieron un examen que no les fue del todo mal, pero este martes alguno pasó un apuro con la geografía. En
este caso, la prueba consistía en llamar a un país al azar para que la
persona que estuviera al otro lado del teléfono repitiera la frase en
español que les dijera el concursante. Pero antes tenían que situar este
país en un mapa. A Koala le costó acertar con Polonia y Suso tuvo
dificultades graves con Autralia, que colocó en Brasil. Tampoco le fue
muy bien a Míriam Saavedra con Turquía ni a Aurah con Filipinas. No hubo
tanto problema con China (Mónica Hoyos), Suecia (Tony Spina) y Grecia
(Asraf).
En un largo comunicado hecho público esta mañana, la actriz Aina Clotet ha denunciado que Leticia Dolera no la contrató para su serie Déjate llevar,
que la segunda ha escrito y está codirigiendo en estos momentos, por
estar embarazada. Dolera la había seleccionado para uno de los tres
papeles protagonistas, aunque no se había firmado ningún contrato. Y en
cuanto supo que Clotet esperaba su segundo hijo, decidió romper el
acuerdo. La actriz denuncia: "Asumí que la producción de una serie
marcadamente feminista y que plantea la dificultad de ser mujer y madre
en esta sociedad, consideraría todas las opciones para no excluirme por
estar embarazada". En el texto, la actriz explica: "A finales de junio fui seleccionada
para interpretar un personaje protagonista de la serie. El rodaje estaba
previsto desde mediados de septiembre a finales de noviembre y mi
personaje tenía unas 25 sesiones de trabajo, lo cual suponía la mitad
del tiempo de la filmación. A principios de julio, descubro que estoy
embarazada de cuatro semanas. Conozco perfectamente las características
del personaje y decido comunicar la noticia inmediatamente a la
directora, con la voluntad de ayudar a la producción y para que se
puedan plantear la organización del rodaje teniendo en cuenta mi
estado". Clotet explica que en un anterior embarazo ya había renunciado a
trabajos. "Esta vez, empezaba a rodar estando de poco más de tres meses y
medio (no entre cuatro o seis meses, como se ha publicado), por lo que
entendí que, con una planificación adaptada, podría rodar la mayoría de
mis escenas antes de que mi embarazo fuese perceptible. Si llegado el
momento en que mi embarazo fuese visible quedaran escenas pendientes de
rodar, entendía que se podría recurrir a cualquiera de las técnicas que
utilizamos de forma habitual en estas circunstancias, como adaptar el
vestuario, ajustar planos de cámara, sugerir que el personaje, que ya es
madre de dos niñas, no necesita tener un vientre completamente plano,
usar dobles de desnudo puntuales, etc. Y así lo propuse. Entiendo que
dicha adaptación suponía un esfuerzo para todo el equipo, pero en el
sector audiovisual es habitual adaptarse a todo tipo de imprevistos". Y continúa con su descripción de los hechos: "Dos días después de
comunicar la noticia, la directora me informa telefónicamente de que no
cree que puedan contar conmigo, porque hay un problema con la póliza del
seguro, que establece un coste altísimo para cubrir cualquier problema
derivado del embarazo, y que además ven complicado cambiar el plan de
rodaje". Efectivamente, las pólizas de seguros de rodajes son muy altas,
pero Clotet, escribe, intentó ayudar de otras formas: "Mi representante
y yo pedimos una reunión con el productor y la directora. En ella
proponemos de nuevo todas las posibilidades de adaptación de
planificación y artísticas anteriormente mencionadas, pero Leticia sigue
sin ver factible disimular mi embarazo en la última fase de grabación,
argumentando que el personaje tiene escenas de cama. Dado que mi interés
y compromiso con esta serie era absoluto y entendiendo que parte del
problema residía en un motivo económico, puse a disposición mi salario
para cubrir cualquier coste adicional que mi embarazo pudiese suponer a
la producción. En esa misma reunión preguntamos si Movistar+, como
plataforma que encargó el proyecto, estaba al corriente de la situación y
nos responden que no. Solicitamos que se les informe y acordamos que
así lo harían".
El comunicado, hecho público al día siguiente de la participación de la actriz en la Gala People in Red, organizada por la Fundación Lucha contra el Sida,
que preside su padre, el doctor Bonaventura Clotet, prosigue: "Días más
tarde, en mi séptima semana de gestación, y cuando todavía quedaban dos
meses para que el rodaje empezara, el productor me transmite que,
definitivamente, es legal y artísticamente inasumible mi presencia en la
serie . Leticia, en compensación, me planteó la posibilidad de
interpretar un personaje capitular que decidí rechazar, no por el hecho
de ser un personaje menor, como se ha dado a entender públicamente, sino
por la gran sensación de desprotección que había sentido durante todo
el proceso". Y finaliza: "Es necesario mostrar la presión que tiene la mujer que se
queda embarazada y tiene que decidir si esconde su embarazo para
conservar el trabajo o lo explica para favorecer la organización del
mismo, arriesgándose a perderlo. Yo opté por decirlo por lealtad al
proyecto y perdí un trabajo importante para mí, así como otro trabajo
que rechacé por formar parte de este. Creo, fervientemente, que ninguna
mujer debería verse en la necesidad de ocultar algo así para proteger su
carrera profesional y siento que es compromiso de todas y todos luchar
por una sociedad justa y equitativa, que no reduzca las oportunidades de
las mujeres en momentos tan cruciales como el embarazo o la
maternidad".
El texto hace referencia a las declaraciones de Leticia Dolera, la
semana pasada, a diversos medios de comunicación que visitaban el rodaje
de su serie Déjate llevar, que finalizará su producción a finales de noviembre. Dolera, showrunner, guionista en colaboración con Manuel Burque y codirectora junto a Elena Martín y Ginesta Guinda de los ocho episodios, aseguraba este lunes en la cadena SER:
"Estuve dos meses haciendo pruebas de reparto. Me costó encontrar a una
actriz que me gustara tanto. Le comunicamos a Aina que le dábamos el
personaje y a los pocos días nos dijo que estaba embarazada, lo cual es
un motivo de alegría. Pero esto sucedió en junio y el rodaje se
prolongaba hasta finales de noviembre, lo que imposibilitaba que una
actriz embarazada de cinco o seis meses interpretara a este personaje en
concreto, uno que redescubre su sexualidad y tiene muchas secuencias de
sexo". Y preguntada por la reacción de Clotet, contaba: "Ella entendía que
un personaje así era muy complejo de hacer. El proceso se alargó porque
yo intenté cambiar el plan de rodaje, pegando todas sus secuencias al
principio, pero era imposible porque era muy protagonista. Me dio mucha
rabia". A lo que remachaba: "Vivimos en los tiempos en los que importan
los clics y en los que la verdad no arruina un buen titular. El
feminismo ahora da mucho morbo. Pero, ¿qué voy a hacer?". En La Vanguardia, Dolera se lamentaba: “Son tiempos de fake news
[...]. Me he quedado con muchas ganas de trabajar con Aina, porque es
una gran actriz”. Según diversas fuentes de la producción, Dolera le
ofreció un personaje secundario a Clotet, aunque no de tanta importancia
como asegura la cineasta, sino solo para trabajar una seis jornadas. EL
PAÍS ha intentado infructuosamente ponerse en contacto con la cineasta,
que se encuentra grabando la serie. En Déjate llevar, serie centrada en tres mujeres que
atraviesan una crisis vital, Aina Clotet iba a encarnar a Cristina, una
mujer que se toma la píldora sin que lo sepa su marido en el primer
capítulo, y a partir de ahí, "reconecta con la sexualidad y empieza a
tener aventuras", según palabras de Dolera . Celia Freijeiro ha sido
elegida por la cineasta para sustituir a Clotet. Desde la productora
Movistar+, por ahora, no han realizado declaraciones. En su texto,
Clotet cuenta que su representante y ella se reunieron con la plataforma
el 17 de septiembre, "justo el día en que se iniciaba el rodaje de la
serie". "En esta reunión expusimos todos los hechos acontecidos. El
equipo de Movistar+ nos trasladó que no tenían conocimiento alguno de la
problemática existente con la póliza del seguro para embarazadas, ni de
ninguno de los problemas económicos y de planificación esgrimidos por
la productora para apartarme de la serie. Añadieron que, de haberlo
sabido, hubieran volcado toda su voluntad para intentar evitar que esta
situación ocurriera".
Por su parte, Berta Ojea, secretaria de Igualdad de la Unión de
Actores y Actrices, sin haber leído el comunicado, asegura: "Nosotros
también estamos investigando. De entrada, creemos en las denuncias de
las actrices. Hay que entender lo que les cuesta a las mujeres denunciar
hechos así, porque entra en juego el miedo a que la industria te vuelva
la espalda. En España nadie te puede echar de tu trabajo por estar
embarazada". Ojea no quiere mencionar casos precedentes, "pero desde luego los ha
habido, y suelen ser empresas pequeñas y que han acabado entrando en
razón". Y recuerda que aún hoy pasa, "aunque los tiempos han cambiado a
mejor, no hay más que oír por ejemplo a Pilar Bardem recordar épocas
terribles para las actrices". Por cada caso que se conoce de actriz que
ha trabajado embarazada —como Anne Hathaway en Colossal (2016),
que filmó en su segundo trimestre de embarazo disimulando sus curvas
con el vestuario y con mucho cuidado en las secuencias de acción por
parte de su director, Nacho Vigalondo; o como Penélope Cruz, que
protagonizó Piratas del Caribe: en mareas misteriosas (2011) y
que en algunas secuencias usó de doble a su hermana, Mónica— "hay otro
de actrices que han tenido dificultades laborales por su embarazo",
concluye Ojea.
La pinacoteca conmemora su 200º aniversario con una exposición en la
que el diálogo con la historia, la sociedad, las tendencias artísticas y
la política patrimonial sirven para entender y contextualizar su propia
evolución.
El museo
comienza la celebración de su bicentenario con una exposición que cruza
su relato con el de España y subraya la influencia de la colección en
los grandes artistas.
La exposición con la que el Prado
ha decidido darse un homenaje con motivo de su bicentenario propone un
recorrido por las historias paralelas del museo y de España, que, tras
la visita queda claro, vienen a ser la misma cosa. También celebra el
enorme poder de influencia de su colección en la modernidad de pintores
propios (Picasso, Fortuny o Antonio Saura) y ajenos (Manet, Sargent o
Pollock). Y todos ellos han sido invitados a la fiesta para soplar las
velas. La propuesta es tanto una didáctica lección de historia del arte como
una reivindicación de esa disciplina científica. Ejerce de profesor el
conservador Javier Portús, Jefe de Departamento de Pintura Española (hasta 1700),
que ha troceado dos siglos en siete periodos, los mismos que salen de
partir las habitaciones de la historia con los tabiques de otros tantos
momentos estelares. Hablamos, en el siglo XIX, de la fundación del museo
abierto al público; la desamortización de 1835 (que provocó una riada
de bienes artísticos propiedad de la Iglesia que acabaron en el antiguo
convento de la Trinidad); el real decreto que hizo propietario de esos
tesoros al Prado en 1872, hecho que de facto lo convirtió en pinacoteca
nacional al obligarle a dispersar la mayor parte de los fondos por todo
el país; o el año 1898, cuyo eco suena a desastre pero que en los
estudios artísticos españoles se recuerda con el cariño de la llegada a
la mayoría de edad. Ya en el siglo XX se alude a la proclamación de la
II República, el inicio del Franquismo y la consolidación de la
democracia.
Subtitulada Un lugar de memoria, la muestra abrirá el lunes,
día del 199º cumpleaños. Entonces, la presencia de los Reyes marcará el
arranque de una larga celebración que se prolongará hasta el 19 de
noviembre de 2019, fecha exacta del aniversario. Su traducción museográfica (a cargo de Juan Alberto García de Cubas)
es un recorrido que conduce al visitante por un laberinto de ángulos
rectos en el que va rebotando de una obra maestra en otra como la bola
de un juego de pinball. Tras el inevitable recibimiento de María Isabel de Braganza como fundadora del Museo del Prado (1829), de Bernardo López Piquer, aguarda el Cristo de Velázquez, la primera donación recibida. Esta conduce a la Inmaculada
de los Venerables, de Murillo, que compró el Louvre en 1835 por un
fortunón y regresó en 1941 a Madrid gracias a un acuerdo de Estado. Y
así sucesivamente.
Esta no es, con todo, una celebración de los grandes hitos de la
colección. Quedan fuera de la selección de cerca de 200 piezas (38 de
ellas, prestadas), las joyas propiedad de los Reyes, que estaban ahí
desde el principio y formaron y forman el núcleo duro del museo. Por
eso, dos artistas como El Greco y Goya gozan de un protagonismo
especial. El primero, porque las pinturas más importantes llegaron al
Prado con este ya en marcha. Y el segundo, porque murió nueve años
después de la fundación de la pinacoteca, y la historia de su
reconocimiento artístico corre paralela a la consolidación del museo. También se suceden las vitrinas en la que los documentos —como el diario
que recogió la noticia del nacimiento, un día en que “hermoseaba la
capital del Reino”— se suman al mero contexto: así, se muestra Las palabras y las cosas (1966), ensayo de Foucault que “colocó Las meninas
en el centro del debate de la cultura contemporánea”, según Portús, o
el libro con las tres horas mejor aprovechadas de la historia de los
museos, de Eugenio D’Ors. La cosa llega lejos en la última sala, en la
que se expone la Ley de Patrimonio de 1985, carteles de exposiciones
temporales, pantallas digitales que invocan el concepto virtual del
museo expandido y los retratos de Francesco Jodice de visitantes como
homenaje al “público, verdadero protagonista de esta historia”. Las tesis de la exposición se subrayan con vídeos y fotos: la
yuxtaposición de dos famosas imágenes anónimas invoca la elocuencia de
una elipsis cinematográfica. A una foto de las misiones pedagógicas,
museo circulante que llevó reproducciones de grandes obras a lugares
remotos, sigue, separada por el fragmento de un proyectil caído cerca
del museo en 1936, la vista de la sala IX vacía, tal y como quedó tras
el desalojo de sus cuadros para protegerlos de la guerra. Aquel viaje
rumbo a Ginebra se reproduce en un mapa en paralelo con el periplo que
condujo a Antonio Machado al exilio de Coilloure y a la muerte. La venta
de entradas y catálogos de la exposición suiza de los tesoros del Prado
permitieron, al menos, la compra de un greco expuesto en la siguiente sala.
Más que un museo, una patria
También se han impreso en la parte alta de las paredes textos de
autores como Manet o Ramón Gaya, quien a la altura del franquismo se
consuela desde el exilio que el Prado parezca “más una patria que un
museo”. El maestro del impresionismo mandó en 1865 una carta desde
Madrid a Fantin-Latour: “Cuánto me gustaría que estuviera aquí; qué
alegría hubiera experimentado al ver a Velázquez, que por sí solo vale
todo el viaje. Es el pintor de pintores”. El sevillano es el icono más
recurrente en los diálogos anacrónicos que se establecen entre artistas,
con permiso de Picasso, que charla, además de con Las meninas, con Antonello da Messina o con La maja desnuda. El de Manet no es el único asombro que el Prado provocó muy pronto en
el extranjero. Varias pinturas se encargan de mostrar el papel
preeminente que la escuela española ocupó en los grandes museos
europeos, una vez esta hubo salido del armario de la colección real para
“entrar en el canon”. Portús ofrece un entramado de eruditos guiños
cruzados, que se detallan en un catálogo que es en sí mismo un ensayo. Un ejemplo: un óleo del Salón Carré del Museo del Louvre encuentra su
eco unas salas más adelante en el espacio titulado Donaciones y legados, en el que los cuadros debidos a la bondad de los extraños se amontonan en las paredes como en los viejos tiempos.
Miguel Falomir, director del Prado,
definió ayer la muestra como “una reflexión sobre la propia historia de
la institución”, “importante, visualmente atractiva, necesaria y
emocionante”, antes de dar la palabra a Portús. El comisario habló
durante más de una hora sin mirar papel alguno hasta que llegó, al
final, el momento de recapitular los logros que se pretenden celebrar
con el bicentenario: “El estado de salud de la pinacoteca y su historia
casi siempre de progreso, su lugar cada vez más importante en el
concierto internacional y el fortalecimiento de la conciencia
patrimonial en España”. Después, agradeció el esfuerzo de horas extra de los trabajadores
implicados en el proyecto. Menos mal que no fueron los únicos; Portús se
refirió también a las obras escogidas de la colección. “Las hemos
sacado de sus rutinas habituales”, dijo “y las hemos puesto a trabajar
de más para que nos cuenten nuestra propia historia”.