Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

12 nov 2018

La actriz de 56 años, que estuvo casada durante una década con Dennis Quaid, anuncia su compromiso con el músico, para el que será su cuarto matrimonio

Meg Ryan y John Mellencamp pasean por Nueva York en abril de 2018.

Meg Ryan y John Mellencamp pasean por Nueva York en abril de 2018. CORDON PRESS
 
Después de siete años juntos y de diversos matrimonios, Meg Ryan y John Mellencamp se casan. 
Así lo ha anunciado la intérprete de Cuando Harry encontró a Sally o City of Angels en su cuenta de Instagram, donde ha querido dar el anuncio tal y como es ella: de forma original y sin llamar demasiado la atención. 
"¡Prometidos!", escribía como único mensaje Ryan junto a un dibujo a lapiz de la pareja sobre lo que parece un mantel o una servilleta de papel. 
No hay más datos: ni fecha, ni lugar, ni mucho menos asistentes a la celebración. 
 De hecho, ya es todo un paso que la actriz y directora dé datos de su vida en pareja en redes sociales: hasta ahora, en ellas no había ni rastro de su ahora prometido.
 Porque aunque Meg Ryan es una figura mundialmente conocida con medio centenar de películas en su haber y tres nominaciones a los Globos de oro, Mellencamp no se queda atrás en su campo, la música. 
Cantante, guitarrista y compositor, este rockero de 67 años nacido en Indiana empezó a triunfar a principios de los años ochenta (primero bajo el nombre de John Cougar) gracias a temas muy populares en Estados Unidos como Pink Houses, Jack&Diane, Hurts So Good. Su vida profesional ha sido larga y fructífera, con dos docenas de álbumes en el mercado, numerosas giras, un premio Grammy y otras 12 nominaciones, e incluso con algunos papeles en el cine y una incursión no del todo bien parada en la dirección
 Pero su vida personal también ha sido escrutada por los medios, puesto que es un personaje muy popular en su país.
 A lo largo de su carrera ha criticado a Ronald Reagan y a George W. Bush y ha apoyado públicamente a Obama (tocó en su ceremonia de toma de posesión, en enero de 2009, en Washington) y ha apoyado el matrimonio homosexual. 
 


Cuando tenía 17 años, a finales de los años sesenta, Mellencamp se fugó de casa con la que entonces era su novia, Priscilla Esterline. Ella estaba embarazada y juntos tuvieron una hija, Michelle. Estuvieron casados desde 1970 a 1981.
 Ese mismo año volvió a casarse, con Victoria Granucci, con quien tuvo dos hijas, Teddi (muy conocida en EE UU por participar en un reality show sobre mujeres ricas) y Justice. 
El propio Mellencamp ha confesado en alguna entrevista que le fue infiel a Granucci durante sus giras.
 "Una vez que has cometido los bastantes fallos, entiendes cuales son las penas que hay que pagar. Entonces tenía lo mejor de los dos mundos: una casa en Indiana, dos niñas preciosas, una mujer estupenda, el pack completo. 
Pero cuando estaba de gira seguía teniendo 19 años. 
Y Vicky se cansó, no puedo culparla. Así que perdí a las niñas. Y pensé: 'Pero tío, ¿qué has hecho?", contaba en Entertainment Weekly. 
Se separaron en 1989 y ahora, años después, Granucci y Mellencamp guardan una buena relación.ç
En 1992, el músico volvió a casarse, esta vez con la modelo Elaine Irwin, que había desfilado para Victoria's Secret o Calvin Klein y que protagonizó la portada de uno de sus discos, Whenever We Wanted. Ella tenía 23 años y él 31. 
La pareja se separó en 2010, después de 18 años y de dos hijos en común, Hud y Speck.
 Ella se volvió a comprometer y tuvo otra hija en 2013.
Poco después de su divorcio con Elaine Irwin, Mellencamp empezó a salir con Meg Ryan. 
Tras tres años juntos, rompieron en verano de 2014 y, aunque volvieron a juntarse, rompieron otra vez en verano de 2015. 
 Poco después se supo que Mellencamp había empezado a salir con la exmodelo Christie Brinkley, con quien estuvo aproximadamente un año, hasta verano de 2016. 
Poco después retomó su relación con Ryan: se les volvió a ver juntos en julio de 2017.
 Ahora han anunciado su compromiso, en el que sería el cuarto matrimonio para el músico y el segundo para la actriz.
Elaine Irwin junto a John Mellencamp en la portada de su disco 'Whenever We Wanted'.
Elaine Irwin junto a John Mellencamp en la portada de su disco 'Whenever We Wanted'.
Ryan también ha tenido una vida privada bastante mediática. Estuvo casada con el también actor Dennis Quaid, al que conoció en un rodaje en 1988. 
La pareja se casó en febrero de 1991 y se separó una década después, en junio de 2001, entre intensos rumores de un romance por parte de Ryan con su entonces compañero de reparto en Prueba de vida, Russell Crowe.
 La pareja tuvo un hijo en 1992, Jack, que también ha arrancado su carrera como actor.
 Tras su separación, Meg Ryan tuvo otra hija, Daisy, que ahora tiene 13 años.

Hace pocos meses Quaid, de 64 años, explicaba que el matrimonio con Ryan fue "exitoso", pero que le había superado debido a la enorme popularidad de la actriz. También habló de su adicción a las drogas"En los ochenta estuve consumiendo cocaína básicamente a diario", relata. "Pasé muchas, muchas noches gritándole a Dios que por favor apartara eso de mí, que nunca volvería a hacerlo porque sólo me quedaba una hora para irme a trabajar".

Raphael: “Ya no sigo siendo aquel”

Se declara feminista, critica la polémica sobre los restos de Franco, anuncia que nunca se retirará y acaba de lanzar disco a los 75 años.

Raphael, el pasado jueves en Madrid.
Raphael, el pasado jueves en Madrid.

 

— No, pero siempre he trabajado muy de cerca con Manuel Alejandro.
 Él siempre ha sabido interpretar muy bien lo que yo quería expresar en mis canciones.
Raphael y Natalia Figueroa tienen tres hijos Jacobo y Manuel, dedicados al mundo de la musica, y Alejandra. 
Manuel es uno de los grandes ejecutivos de Universal, su compañía de discos y uno de los artífices de Operación Triunfo. 
 Hace un gesto de que se le cae la baba cuando habla de él. Se confiesa seguidor del programa al que ha acudido y con cuyos concursantes ha actuado pero sorprende con una confesión: “Yo nunca hubiera sido concursante en Operación Triunfo”.


— ¿Piensa en la retirada?
— “No me retiraré nunca. Un artista nunca lo hace. ¿Y si lo hago y luego quiero volver? Lo que sucederá es que un día llamaré a la oficina y diré que no me esperen”.
Entonces se quedará tumbado en un sofá “con Natalia a mi lado y una gran pantalla de televisión”.
El 17 de diciembre, Raphael presentará el disco en el Teatro Real de Madrid, con las entradas agotadas y luego iniciará una larga gira. “Sé todo lo que voy a hacer hasta finales del año próximo, bueno en realidad más, pero de momento me centro en ese periodo de tiempo”.

11 nov 2018

Vivir sin esperanza............................................. Elvira Lindo.........

Las victorias de la extrema derecha se alimentan del rencor.

 

El filósofo y lingüista Noam Chomsky
El filósofo y lingüista Noam Chomsky
Leo los análisis sobre las recurrentes victorias de líderes ultraderechistas y percibo que hay algo que me falta para entender un fenómeno que, dejando a un lado las particularidades locales, se alimenta de un sentimiento común: el rencor.
 Observo estadísticas, porcentajes, y encuentro que hace tiempo que nos damos de bruces con una cuestión de difícil respuesta: ¿cómo se alimenta el odio que lleva a lanzar a unos seres humanos contra otros? Recuerdo los meses previos a la victoria de Trump.
 De pronto, los medios comenzaron a experimentar interés por esas zonas de industria en decadencia poco frecuentadas por unos políticos que no las consideraban clave para su estrategia.
 Los periódicos comenzaron a desembarcar en esas áreas de exclusión como si visitaran un país extranjero.
 Lo era. Finiquitado el periodismo local, dejados de la mano de Dios, sus habitantes sobrevivían alimentando de furia su desamparo.

Cada crítica, una medalla.....................................Juan José Millás..

Cada crítica, una medalla








Juan José Millás

HE AQUÍ A Dolors Montserrat compitiendo con Martes y Trece en el número de las empanadillas.
 Se había levantado del asiento para aconsejar a la vicepresidenta que se coordinara cuando ella misma devino en pura descoordinación sintáctica y temática y tonal. 
Hablaba sin decir nada y cuanto más se esforzaba en la captura de los significados menos era lo que decía, de modo que al comprender interiormente la vaciedad de su propuesta comenzó a actuar con los brazos y con las manos y con los ojos también, en fin, con todo el cuerpo, que flameaba como el de una bacante en pleno éxtasis.
 La suma de los enunciados verbales y de los no verbales arrojaba resultados tan estremecedores que sus señorías permanecían perplejas, con los cinturones de seguridad abrochados, como cuando el finiquito en diferido de Cospedal y Bárcenas, otro momento cumbre de la sindéresis nacional, de la elocuencia patria.
Al discurso de la diputada, leído atentamente, se le adivina sin embargo una intención irónica de tal altura que después de prepararlo debió de pensar que iba a dar el golpe.
 De ahí su desconcierto ante las primeras risitas. Se burlaban de una obra maestra de la retórica, de una pieza oratoria cuya singularidad, enseguida lo advirtió, no tendría la recepción que se merecía. 
Ahí es donde comenzó a atorarse, a dudar de si había metido a los niños en el horno y había llevado a las empanadillas al colegio o al revés.
 Un aplauso cerrado y una carcajada unánime premiaron su desvarío. “Cada crítica, una medalla”, diría después Teodoro García, secretario general de la portavoz. Qué vida.