Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

3 nov 2018

Le pasa al corazón Trabajé siempre con firmeza ndo a Maral corazón arcar en doble fila La rivalidad era despiadadaandaban las mujeres No era nada, sólo negocios Pero dejó una fea marca Y aquí estoy revisitando Lo que le pasa al corazón Vendía abalorios santos Vestía con cierta elegancia Tenía un gato en la cocina Y una pantera en el jardín En la prisión de los talentosos Me llevaba bien con el guardia Y nunca tuve que ser testigo De lo que le pasa al corazón Tendría que haberme dado cuenta Digamos que el mapa lo tracé yo Bastaba con mirarla para tener un problema Un problema desde el principio Claro que hacíamos una pareja asombrosa

Le pasa al corazón

Trabajé siempre con firmeza
Pero nunca lo consideré un arte
Financiaba mi depresión
Viendo a Jesús, leyendo a Marx
Claro que falló mi pequeño fuego
Pero aún brilla la chispa
mortecina
Ve a decirle al joven mesías
Lo que le pasa al corazón
Hay una niebla de besos estivales
Donde quise aparcar en doble fila
La rivalidad era despiadada
Y mandaban las mujeres
No era nada, sólo negocios
Pero dejó una fea marca
Y aquí estoy revisitando
Lo que le pasa al corazón
Vendía abalorios santos
Vestía con cierta elegancia
Tenía un gato en la cocina
Y una pantera en el jardín
En la prisión de los talentosos
Me llevaba bien con el guardia
Y nunca tuve que ser testigo
De lo que le pasa al corazón
Tendría que haberme dado cuenta
Digamos que el mapa lo tracé yo
Bastaba con mirarla para tener un
problema
Un problema desde el principio
Claro que hacíamos una pareja
asombrosa
Trabajé siempre con firmeza
Pero nunca lo consideré un arte
Financiaba mi depresión
Viendo a Jesús, leyendo a Marx
Claro que falló mi pequeño fuego
Pero aún brilla la chispa
mortecina
Ve a decirle al joven mesías
Lo que le pasa al corazón
Hay una niebla de besos estivales
Donde quise aparcar en doble fila
La rivalidad era despiadada
Y mandaban las mujeres
No era nada, sólo negocios
Pero dejó una fea marca
Y aquí estoy revisitando
Lo que le pasa al corazón
Vendía abalorios santos
Vestía con cierta elegancia
Tenía un gato en la cocina
Y una pantera en el jardín
En la prisión de los talentosos
Me llevaba bien con el guardia
Y nunca tuve que ser testigo
De lo que le pasa al corazón
Tendría que haberme dado cuenta
Digamos que el mapa lo tracé yo
Bastaba con mirarla para tener un
problema
Un problema desde el principio
Claro que hacíamos una pareja
asombrosa
 
 

Los últimos versos de Leonard Cohen.................. Diego A. Manrique

El músico dejó previsto un libro de poemas antes de morir hace dos años. 

Una suerte de autobiografía póstuma que acompañó de letras de canciones, dibujos y apuntes sueltos. Babelia publica parte de ese material inédito en español.

Leonard Cohen, en 2001.
Leonard Cohen, en 2001.
En el prólogo explica Adam Cohen que, hacia el final, su padre se concentró en la poesía:
 “Era lo que lo mantenía vivo, su único objetivo vital”. 
Preparaba un libro al que finalmente bautizó su hijo y que fue completado por sus editores, los profesores Robert Faggen y Alexandra Pleshoyano.
 Pero, insisten, la estructura es la establecida por Leonard: una primera parte para la que eligió 63 poemas, una segunda que recogía las letras de sus tres discos finales (más las correspondientes a Blue Alert, el álbum de 2006 que grabó con su amada Anjani Thomas) y un tercer bloque extraído de sus cuadernos de notas, rematado con el discurso de aceptación del Premio Príncipe de Asturias.

Los cuadernos

Los últimos versos de Leonard Cohen

Dejad que diga a los jóvenes

dejad que diga a los jóvenes:
no soy sabio, rabino, roshi, gurú
soy un Mal Ejemplo.
a las personas con experiencia
que han caracterizado el trabajo de mi vida
como algo barato, superficial, pretencioso, insignificante:
no sabéis
la Razón que tenéis
entre las putas
hay algunas
que preferimos hacer bien el amor
y entre (aquéllas) éstas
algunas
lo hacen gratis
Yo soy una puta
y un yonqui.
si alguna de mis canciones
te hizo más fácil
algún momento,
por favor, recuerda esto.

La verdad menos el 7%

Sólo te besó
en la mejilla
y sólo te tocó la mano
dices que no pasó nada
y yo me voy a tragar tu historia
Que ese “no pasó nada” te mandó
un ramo grande (¿enorme?) de rosas
pero te agradezco que me dijeras
la verdad
La verdad menos el siete
Por ciento


Los últimos versos de Leonard Cohen
 

 

Hay algún añadido —un intercambio de correos con su amigo Peter Dale Scott—, pero podemos confirmar que estamos ante un libro querido y meditado por su autor.
 Para aumentar el lastre, insistió en enriquecer sus páginas con abundantes ilustraciones, autorretratos-del-poeta-envejecido o bosquejos de bellas mujeres.
Los deterioros de la edad, la sombra de la mortalidad, la atracción erótica son ansiedades constantes en La llama. 
 Cohen repasa con precisión sus 82 años de vida, comenzando con ‘Días escolares’: “Ondean las banderas y estandartes. / El equipo visitante está perdido. / Y ahí estoy yo en un mal asiento / enfadado por nuestra victoria. / No puedo apartar los ojos / del aleteo de su falda corta. / Estoy hablando de la animadora / que se llamaba Peggy. / Hace cuarenta y siete años de eso. / El Pasado. / Nunca pienso en El Pasado / pero a veces / El Pasado piensa en mí / y se sienta / siempre muy suavemente en mi cara”.
Nos lleva de la mano por sus grandes revelaciones, como la existencia en el Egeo: “No podía desaparecer / sin decirte / que morí en Grecia / me enterraron allí / donde el burro / está atado al olivo / siempre estaré ahí”. 
Aquel poeta que cantaba para sus amigos expatriados en la taberna de Hidra decidió componer y se fue a Nueva York para vender sus ocurrencias. 
Típicamente, allí se enamoró de la hierática vocalista de los inicios de Velvet Underground: 
“Canté para ti, Nico / tu rostro estaba en mi canción / Yo sabía lo que era la belleza / las arrugas de la luna / en tu boca / mientras yo penetraba mi canción”. No fue correspondido. 

Era el más improbable de los cantautores: tenía 33 años y pulcra vestimenta cuando ocurrió el terremoto cultural de 1968.
 Salió indemne de la experiencia: “Y entonces se oye / la voz / que es más profunda que el mundo / quizá necesites ácido para oírla, o marihuana / a mí nunca me funcionó / y eso que me tomé / (quizá) un centenar de tripis / por lo menos”.
Su nuevo oficio le proporcionó vivencias memorables. Aquí rememora el final de un concierto en España:
 “Se oyó un susurro unánime / que yo no supe entender. / El promotor me dijo que estaban coreando: / to-re-ro, to-re-ro / Una joven me llevó de vuelta al hotel, / la flor y nata de la raza. / No hablamos / y ni siquiera se planteó la cuestión / de que ella entrara en el vestíbulo, o subiera a mi habitación. / Hace poco / recordé aquel paseo de antaño, / y desde entonces, / necesito sentirme ingrávido / Pero nunca lo consigo.”

Siempre humilde, Cohen insiste en relativizar su talento musical. Durante un sueño, se imagina compartiendo escenario con Tom Waits
“Empieza su música — es muy / hermosa, original / y sofisticada — mucho mejor / que la mía — una especie de mezcla / de aspereza y dulzura / — moderna y sentimental / a la vez — incluso kitsch pero / con mucha destreza — ojalá / pudiera hacerlo yo — entonces / empieza a cantar — maravilloso —.”
Ese cortante final ayuda a recordar que Cohen no siempre fue ese entrevistado afable que brillaba en sus visitas promocionales. Cohen sabía que dejaba un mundo envenenado tras el 11-S: 
“No te va a gustar / lo que viene después de América”.
 Nada risueña es su evocación de Mount Baldy, el monasterio budista que le acogió en los años noventa, o el último encuentro con Roshi, su maestro zen, acusado de abusos sexuales.
 Gotas agrias contra el inevitable sentimentalismo provocado por estos mensajes póstumos.

Si no hubiera pinturas

Si no hubiera pinturas en el mundo,
Las mías serían muy importantes.
Igual con mis canciones.
Ya que no es el caso, corramos a ponernos en la fila,
Bien atrás.
A veces veía una mujer en una revista
Humillada por el deslumbramiento del tecnicolor.
Yo intentaba ubicarla
En unas circunstancias más felices.
Otras veces era un hombre.
Y otras eran seres vivos sentados frente a mí.
Podría decirles otra vez:
Gracias por venir a mi habitación.
También me gustaban los objetos sobre la mesa
Como palmatorias y ceniceros
Y la misma mesa.
Desde un espejo sobre mi escritorio
Muy temprano en la mañana
He copiado
Cientos de autorretratos
Que me recordaban una cosa u otra.
El comisario ha titulado esa exposición
Dibujos en Palabras.
Yo llamo a mi trabajo
Adornos Aceptables.
‘La llama’. Leonard Cohen. Traducción de Alberto Manzano Lizandra con Terry Berne. Salamandra, 2018. 288 páginas. 20 euros.

En ‘Espejos de ascensores’, una cantante atractiva, aspirante a profesionalizarse, le pide un contacto en su discográfica: “Yo no soy nadie para decir / Quién puede o no ser cantante / Dios sabe que mis propias credenciales / No eran gran cosa / Fue por Buena Suerte / Como siempre lo es el éxito / Y punto / (Una persona adorable / Que no he de presentar / A nadie en Sony).”
Junto a la mordacidad de un poema sobre Kanye West encontramos una loa de Enrique Morente: “Cuando escucho a Morente / La coartada de mi garganta es rechazada / La coartada de mi talento es depuesta / Con seis impecables hebras de desprecio / Mi guitarra se aparta de mí / Y quiero devolverlo todo / Pero nadie lo quiere / Cuando escucho a Morente”.

 

Tregua en Zarzuela por el cumpleaños de doña Sofía



cumpleaños reina sofia
La reina Sofía rodeada de su familia al completo por su 80 cumpleaños. La infanta Cristina no aparecía en una imagen familiar desde hace casi siete años.

La infanta Cristina acude a La Zarzuela para celebrar con su madre su aniversario y don Juan Carlos acompaña a su esposa a un concierto.

 

La relación de la Infanta con el Rey no es la de antaño, pero ha mejorado. Este viernes todos han hecho un esfuerzo para que doña Sofía tenga un cumpleaños feliz.
 A la cita tampoco faltó don Juan Carlos, que incluso a media tarde la ha acompañado a un concierto organizado en su honor en la Escuela Superior de Música Reina Sofía, y eso que no oculta que él no es nada melómano. 
La Orquesta Sinfónica Freixenet, bajo la dirección de Plácido Domingo, interpretó el concierto de Brandemburgo número 6 de Bach y la sinfonía número 7 de Beethoven, dos de las piezas favoritas de doña Sofía.

Los reyes eméritos asisten al concierto por el 80 cumpleaños de doña Sofía, en Madrid, este viernes. 
Los reyes eméritos asisten al concierto por el 80 cumpleaños de doña Sofía, en Madrid, este viernes. GTRES

En la a veces complicada ecuación de combinar obligaciones y sentimientos, la reina emérita olvidó este viernes las tensiones familiares de los últimos tiempos: esos viajes casi clandestinos a Ginebra para ver a sus nietos, la mediación como madre para que su hijo flexibilizara sus relaciones con su hermana menor y las noticias aireadas de las amigas entrañables del que es su marido desde hace 56 años, aunque lleven vidas separadas desde hace 40.

A los reyes eméritos no se les veía juntos desde hace meses, cuando de nuevo Corinna Larsen volvió a escena a través de las grabaciones efectuadas por el comisario Villarejo.
 Como tampoco se ha visto en actos oficiales a don Juan Carlos, cuya presencia pública se ha limitado a citas sociales relacionadas con su afición a la vela. 
 Esta misma semana, en Galicia —donde ha instalado su cuartel general en lo que a ocio se refiere— hacía sus primeras declaraciones, que eran sobre su nieta Leonor y su estreno como princesa de Asturias leyendo un texto de la Constitución
 "Estaba muy nerviosa, pero lo ha hecho muy bien", sentenció.
 Esta vez los abuelos siguieron la ceremonia por televisión y no en directo como cuando don Felipe impuso a la heredera el Toisón de Oro, el pasado enero.
Que la cita del viernes haya sido más distendida ayudó la presencia de muchos otros familiares y que se sirviera un almuerzo de tipo buffet
 Estaban convocados las hermanas de don Juan Carlos y sus hijos y la familia griega de doña Sofía, aunque Marie Chantal Miller, esposa de Pablo de Grecia, pronto hizo saber que no acudiría por motivos laborales.
 Ella fue la familiar que más duramente criticó la actitud de doña Letizia en Palma al impedir la foto de doña Sofía con sus nietas. También acudieron al encuentro algunos primos de doña Sofía y sus colaboradores más cercanos durante sus años de reinado.
Cuando cumplió 70, doña Sofía declaró a este periódico que la cifra le "impresionaba".
 Al llegar a los 80 asegura sentirse como si tuviera 50. 
Está llena de planes que su hijo apoya y fomenta. El último es trabajar para la conservación de los oceános. Fortaleza no le falta. Lleva años demostrándolo.


Las infantas Elena y Cristina a su salida del teatro en Madrid, el pasado 25 de octubre.  
Las infantas Elena y Cristina a su salida del teatro en Madrid, el pasado 25 de octubre. Europa Press

2 nov 2018

Usted es un mal cliente....................................... Borja Urteaga

Si tiene un coche eléctrico, es probable que no lo reciban con aplausos en su taller mecánico: estos vehículos no necesitan cambiar o reponer líquidos, sustituir piezas o comprobar las emisiones.

 El resultado de la revisión: media hora de espera y una factura de 18 euros.

Esta II Vuelta (Eléctrica) a España de Endesa está siendo muy reveladora. 
Tanto que, al volante del coche, no dejan de surgir preguntas que la mayoría de los conductores no se hace habitualmente.
 Por ejemplo: ¿de cuántas piezas consta un motor de combustión? Es difícil saberlo, pero no se pueden contar con los dedos de una mano; ni siquiera con los de varios cientos de manos.
 Eso, sin añadir a la suma elementos como el embrague o la transmisión.
 La revelación llega a la hora de hablar de motores eléctricos: esta cifra se reduce de manera drástica.
 Si se levanta el capó de un coche de combustión, la presentación es impecable; todo queda cubierto por plásticos, logos y alguna inscripción.
 Solo quedan a la vista los tapones para comprobar el nivel de aceite o rellenar algunos líquidos. 
Una bonita imagen que oculta todo lo que sucede debajo, donde cientos de piezas se mueven al unísono en un baile perfectamente acompasado y medido a la micra.
 Al levantar el de un eléctrico sucede algo parecido pero, en este caso, ni siquiera hay forma de comprobar el nivel de aceite o rellenar el líquido refrigerante: no usa. 
El motor eléctrico que se esconde debajo tan solo necesita electrones para funcionar.
 Mientras el de combustión cobra vida haciendo explosionar una peligrosa mezcla de gasolina y aire, el de batería lo hace de manera mucho más sencilla, segura y eficiente. 
De hecho, esta sencillez mecánica multiplica hasta por tres la eficiencia de los propulsores de combustión.