Un Blues

Un Blues
Del material conque están hechos los sueños

2 nov 2018

Usted es un mal cliente....................................... Borja Urteaga

Si tiene un coche eléctrico, es probable que no lo reciban con aplausos en su taller mecánico: estos vehículos no necesitan cambiar o reponer líquidos, sustituir piezas o comprobar las emisiones.

 El resultado de la revisión: media hora de espera y una factura de 18 euros.

Esta II Vuelta (Eléctrica) a España de Endesa está siendo muy reveladora. 
Tanto que, al volante del coche, no dejan de surgir preguntas que la mayoría de los conductores no se hace habitualmente.
 Por ejemplo: ¿de cuántas piezas consta un motor de combustión? Es difícil saberlo, pero no se pueden contar con los dedos de una mano; ni siquiera con los de varios cientos de manos.
 Eso, sin añadir a la suma elementos como el embrague o la transmisión.
 La revelación llega a la hora de hablar de motores eléctricos: esta cifra se reduce de manera drástica.
 Si se levanta el capó de un coche de combustión, la presentación es impecable; todo queda cubierto por plásticos, logos y alguna inscripción.
 Solo quedan a la vista los tapones para comprobar el nivel de aceite o rellenar algunos líquidos. 
Una bonita imagen que oculta todo lo que sucede debajo, donde cientos de piezas se mueven al unísono en un baile perfectamente acompasado y medido a la micra.
 Al levantar el de un eléctrico sucede algo parecido pero, en este caso, ni siquiera hay forma de comprobar el nivel de aceite o rellenar el líquido refrigerante: no usa. 
El motor eléctrico que se esconde debajo tan solo necesita electrones para funcionar.
 Mientras el de combustión cobra vida haciendo explosionar una peligrosa mezcla de gasolina y aire, el de batería lo hace de manera mucho más sencilla, segura y eficiente. 
De hecho, esta sencillez mecánica multiplica hasta por tres la eficiencia de los propulsores de combustión.

 

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