Los Reyes y
sus hijas asistieron al recital al aire libre del músico libanés
acompañados de doña Sofía, la infanta Elena e Irene de Grecia, hermana
de la reina emérita.
La Familia Real continúa ofreciendo estampas de sus vacaciones en
Mallorca.
Esta vez los Reyes y sus hijas, junto a la reina emérita
Sofía, la infanta Elena e Irene de Grecia acudieron en la noche de este
miércoles al recital que el violinista libanés Ara Malikian ofreció en
el festival de música de Port Adriano, en Mallorca. Los miembros de la
familia real disfrutaron del concierto al aire libre y de la música del
conocido violinista sentados entre el público.
No es raro este tipo de
salidas durante el tiempo que la familia pasa unida en el palacio de
Marivent cada verano, pero en esta ocasión cada gesto se está analizando
minuciosamente tras el incidente ocurrido durante la Misa de Pascua
en la catedral de Palma entre las dos reinas.
Resulta inevitable, por tanto, intuir en estas apariciones
públicas de la familia unida, una intención de mostrar la cara más
amable de la familia en un intento de alejar rumores de distanciamiento. Todo ello en un contexto especial, en el que no se puede obviar que se
trata del primer verano en el que Iñaki Urdangarin, marido de la infanta
Cristina, se encuentra en prisión y el momento en el que se han
difundido las polémicas grabaciones de Corinna zu Sayn-Wittgenstein. Un
hecho que puede haber sido determinante en la decisión del rey emérito Juan Carlos I de no participar en la Copa de Vela de Mallorca. Una presencia cancelada oficialmente por motivos médicos debido
a una lesión que don Juan Carlos tiene en la muñeca que le ha provocado
problemas musculares en la zona cervical y lumbar. Al recital del músico libanés acudieron la princesa Leonor y la
infanta Sofía que, durante en el corto espacio de tiempo pasado desde su
llegada a la isla balear, se han dejado ver en tres citas públicas
diferentes. Un hecho bastante diferente a lo que suele ocurrir durante
el resto del año, cuando las menores aparecen en contados actos de la
familia real. En el concierto han estado acompañadas de su abuela la
reina Sofía, gran aficionada y asistente habitual a los recitales de
música clásica que se celebran en la isla.
Entre el público también se encontraba la infanta Elena, que este año compite en la Copa del Rey de Vela,
aunque ella no estaba acompañada en esta ocasión por sus hijos Felipe
Juan Froilán y Victoria Federica, quien acompaña a su madre en la isla y
ha sido vista en varias ocasiones navegando junto a ella en las
jornadas de regata de la Copa del Rey. Al grupo también se unió en esta
salida musical Irene de Grecia, hermana de la Reina emérita, que pasa
largas temporadas junto a ella en el palacio de Marivent. El concierto
de Malikian se incluía en la segunda parte de su gira mundial en la que
está presentando su último trabajo, La increíble gira del violín,
en un espectáculo en el que el artista mezcla partituras de autores
clásicos como Bach con grupos musicales más modernos y cantantes como David Bowie.
Otras ausencias marcan, de momento, el veraneo real: todavía no se ha
visto en Mallorca a los hijos de la infanta Cristina quien a pesar de
que no acude a la cita familiar desde que saltó el escándalo del Caso
Noos, sí ha permitido que sus hijos pasen todos los años unos días junto
a su abuela y resto de primos. Y tampoco se ha visto a Felipe Froilán,
hijo de la infanta Elena. Dos hechos que no significan que se descarte
la presencia de ninguno de ellos en lo que queda de verano.
La presentadora Ana Rosa Quintana ha querido enviar un comunicado a los medios tras la detención (y la consiguiente puesta en libertad) de su marido, el empresario Juan Muñoz. El empresario fue detenido junto a su hermano Fernando
y dos abogados el pasado martes 31 de julio en el marco del caso
Pintor, una de las causas en la que está implicado el excomisario José Manuel Villarejo. Presuntamente Fernando y Juan Muñoz estaban implicados en la
contratación del antiguo comisario para un presunto chantaje. El marido
de la presentadora pasó dos días bajo detención political y salió de
declarar en la Audiencia Nacional el jueves al filo de las nueve de la
noche. Fue puesto en libertad sin medidas. Ya en la madrugada del viernes, a la 1.30, la periodista escribió un breve tuit: "Queridos amigos: Gracias a todos". Por la mañana, la conductora de El programa de Ana Rosa ha mandado un escrito a su programa, que en esta etapa de verano conduce el presentador Joaquín Prat. Así reza la carta: "Ayer mi marido fue puesto en libertad sin medidas cautelares. Han
sido dos días de incertidumbre pero ya estoy más tranquila, aun así, hay
que ser prudente, y hay que dejar a la justicia trabajar. Como
periodista, soy consciente del interés que ha suscitado esta noticia y
llegado el momento estaremos ahí para contarlo. Pero quiero aprovechar para dar las gracias por todos los mensajes de
apoyo de cariño que he recibido en estos días, de mi equipo; de mis
compañeros; de los amigos, de mis familiares y de la gente anónima.
Muchas gracias".
Ana Rosa Quintana y Juan Muñoz
se conocieron hace más de dos décadas, durante la Feria de Abril de
Sevilla —a la que ambos son aficionados— de 1997. Salieron juntos
durante siete años y se casaron en 2004 en Bollullos de la Mitación,
pueblo sevillano en el que la presentadora tiene raíces familiares. Su
amor por la ciudad del Guadalquivir, en la que pertenecen a varias
hermandades, ha hecho que Quintana fuera reconocida como hija adoptiva
de la ciudad hace un par de meses. En Triana también fueron bautizados
sus hijos en común, Jaime y Juan, que nacieron en noviembre de 2004, cuando la periodista tenía 48 años. Estos días se les ha visto juntos de vacaciones en Baleares.
Antes de su relación con Juan Muñoz, Quintana estuvo casada con el
también periodista Alfonso Rojo, con quien tiene un hijo en común,
Álvaro, que se casó en julio de 2016 con la psicóloga Ana Villarubia en Jarandilla de la Vera. Por su parte, Muñoz ha publicado una curiosa foto en su cuenta de
Instagram (un perfil abierto con apenas 700 seguidores) en la madrugada
del viernes: una piedra, entre el musgo, en la que se lee la inscripción
latina Carpe Diem, "toma el día", "aprovecha el momento". Una foto acompañada de un pie también en latín: Carpe diem, quam minimum credula postero, "Vive el día sin fiarte del mañana". Ana Rosa es una trepa que plagia novelas, y no paró hasta que se casó con ese empresario , una manera de manejar su propio espacio. Su 1º marido es un facha, así que ella ha acumulado dinero con ese hombre que fue detenido y puesto en libertad, pero no se detiene a nadie sin que haya detrás un por qué.
El autor,
quien sufrió graves abusos en la infancia, sugiere cambios legales para
proteger a los menores.
Como una reforma judicial para que en casos de
violación infantil, niños y niñas declaren en privado, con la presunción
de que dicen la verdad.
Apreciado señor Sánchez: Llevo más de un año viviendo en España. Para mí, este país es mi
casa; me he enamorado completamente de él, hasta la médula. Pago
impuestos aquí, intento contribuir de manera productiva y mi deseo es
que, en algunos años, me haya ganado (y elijo esta palabra con
intención) el derecho a ser ciudadano de este maravilloso, generoso,
fantástico y bonito país. Cuando Usted fue nombrado presidente del Gobierno y eligió un Consejo de
Ministros integrado en sus dos terceras partes por mujeres, me pareció
que teníamos un nuevo mandatario con una mentalidad mas abierta. Tenemos un grave problema. Y tiene que ver con su sistema judicial y con
el trato que da a los menores. Quiero que sepa que hablo con
conocimiento de causa: de niño me violaron repetidamente. Los años
ochenta fueron una gran época para los pederastas: aunque los adultos
veían que sangraba, lloraba y me ponía histérico, me enviaban de vuelta a
los brazos (piernas, mejor dicho) de mi violador. Una y otra vez. Esa
gente que tenía puestos de responsabilidad sabía que algo malo pasaba,
pero nadie hacía nada y, de nuevo, me mandaban junto a él. Durante cinco
largos años. Todavía estoy pagando el precio de haber tenido esa infancia. También
mis seres queridos. Tengo prótesis de metal en la espalda, resultado de
las tres operaciones a las que tuve que someterme para intentar reparar
el daño que me habían causado las agresiones sexuales. He intentado
suicidarme demasiadas veces y me he pasado también demasiados meses en
instituciones psiquiátricas. He probado todos los medicamentos que las
grandes farmacéuticas han tenido a bien inventar, he destruido
relaciones, me he autolesionado con rabia y he hecho todo lo que se me
ha pasado por la cabeza para intentar detener ese zumbido incansable y
violento que me retumba en la cabeza. Desde que vivo en Madrid, ese
zumbido se ha convertido al fin, milagrosamente, en un rumor lejano la
mayor parte del tiempo que estoy despierto. Lo que quizá explique por
qué este país significa tanto para mí. Pero cuando veo en las noticias
que hay tantísimos fracasos en la protección de los derechos de los
niños, de consecuencias catastróficas, no puedo evitar sentir náuseas. He aceptado que nunca se haga justicia por lo que me pasó (mi
violador murió antes del juicio). Pero también me he prometido a mí
mismo que si alguna vez tenía frente a mí un altavoz, por pequeño que
fuera, lo usaría para hablar de este tema. Y por eso le escribo esta
carta. Aquí, en España, me siento afortunado. Puedo hablar de ello en la
Cadena SER y comentarlo con Buenafuente en la televisión o en las
entrevistas de los periódicos. Puedo darles copias de mi libro Instrumental
a todos los jueces del país, porque explica claramente qué secuelas
tienen los abusos. Pero, al final, todo acabará cayendo en saco roto. La
única persona que puede cambiar las cosas de verdad ahora mismo es
usted. Tengo ante mis ojos unas hojas con miles de palabras, enviadas por
Save the Children España, que harán que se le salten las lágrimas. Aquí
tiene algunos ejemplos: Aunque el 70% de las víctimas infantiles diga que avisó a un adulto
de lo que pasaba, solo el 15% de los casos se denunció a la policía. De
ese 15%, el 70% nunca llegó a juicio. El proceso judicial dura como promedio tres años; en algunos casos se
llega a los cinco. El abuso sexual dura como promedio cuatro años. En el 86% de los casos, el menor tiene que declarar en sesiones
plenarias, en juicios a puerta abierta, delante de tres jueces y también
del presunto autor de los hechos. En España, solo cinco de sus diecisiete comunidades autónomas prestan
un servicio universal gratuito a las víctimas infantiles de los abusos
sexuales. En el caso más tristemente célebre de España, el de los
Maristas, de las 17 acusaciones que hay contra Benítez, el autor
confeso, 13 han prescrito. ¿Cómo puede ser que no vaya a ser juzgado por
todos estos crímenes cometidos? Además, ¿qué ha fallado tan
estrepitosamente para que durante más de treinta años un profesor
pudiera abusar de sus alumnos sin que nadie lo denunciara?
Podría seguir y seguir… Sé que usted leerá esta carta. Y sé que en la política y en la ley
las cosas van despacio. Pero también sé que si entrara en una habitación
y sorprendiera a alguien violando a un niño, no se movería con
lentitud. Le sorprendería ver que uno es capaz de actuar con muchísima
rapidez. Y de soltar un puñetazo la hostia de fuerte. Estoy aquí para
decirle, para prometerle, para asegurarle que, aunque en este momento no
vea con sus propios ojos cómo violan a un niño, está sucediendo ahora
mismo. Cuando usted lea esto, estará pasando. Siempre está pasando. Y
necesito que actúe rápido. Me han sugerido (en Twitter, claro) que, como soy anglosajón, un
huésped de este país, mejor “no me meta en política”. Pero esto no tiene
que ver con la política, sino con la humanidad. El sistema creado
específicamente para proteger a los más vulnerables se ha roto y ya no
sirve.
Estoy seguro de que este asunto no es nuevo para usted; que ya tiene
una idea de lo que quiere conseguir y de cómo va a hacerlo. Yo solo
quiero ayudar.
Me gustaría, junto con Andrés Conde, director general de
Save the Children España, reunirme con usted un par de horas y ayudarle a
lograr que España sea un lugar más seguro para sus niños y niñas.
Sabemos lo que hace falta: lo más urgente es una formación obligatoria,
unos protocolos y una reforma profunda del proceso judicial para que en
los casos de abuso sexual infantil se respeten de verdad los derechos
del niño y también sus necesidades particulares: que haya juzgados
específicos, con jueces preparados y juicios rápidos para que el menor
declare solo una vez, en privado, con la presunción de que está diciendo
la verdad.
Cuando se trate de niños, hay que dejar de distinguir por
ley entre abuso y agresión: siempre es agresión.
Quiero que apruebe una nueva ley que erradique la violencia contra
los menores y adolescentes, y que se centre especialmente en las medidas
preventivas, tal y como le ha sugerido en dos ocasiones el Comité de
los Derechos del Niño de las Naciones Unidas al Gobierno de España.
Un periódico publicó hace poco un artículo que decía que “a Rhodes lo
violaron repetidamente durante su infancia y Bach lo salvó, pero ni
siquiera esa experiencia límite lo convirtió en un músico excepcional”. Y, aunque quizá suene raro, por desgracia es verdad. No soy para nada un
músico excepcional. Pero creo que sí puedo ser un recurso excepcional
para usted y su equipo en la tarea de cambiar las cosas a mejor de forma
permanente para los niños y niñas de este país. Por favor, contésteme,
veámonos y pongámonos manos a la obra.
James Rhodes es pianista, autor del libro Instrumental. Memorias de música, medicina y locura (Blackie Books). @JRhodesPianist
El escualo
llegó desorientado a la orilla de Cala Domingos, en Manacor, donde fue
rescatado por agentes de policía y personal de Palma Aquarium.
Decenas de personas miran al mar desde las rocas entre exclamaciones
de incredulidad. En el agua, un tiburón de entre dos metros y medio y
tres metros de largo. Es lo que sucedió este jueves por la tarde en
Manacor (Mallorca). Según relataron varios testigos en las redes
sociales, sobre las 15.00 la playa de Cala Domingos fue evacuada al
advertirse la presencia del escualo. Pero no fueron pocos los curiosos
que quisieron verlo desde la orilla, las rocas o alguna embarcación y
que grabaron el momento. Las imágenes también muestran cómo agentes de
Policía ayudaron a trasladar al tiburón en tierra. Según informó la
organización Salvament Aquàtic Illes Balears en su cuenta de Twitter, el
escualo, que llegó a la playa desorientado, fue rescatado por los
agentes junto a personal de Palma Aquarium.