8 abr 2018
De las pirámides a Stonehenge: ¿eran astrónomos los pueblos de la prehistoria?
Una disciplina científica denominada “arqueoastronomía” o “astronomía cultural” empieza a aportar ideas.
Daniel Brown
Desde que los humanos pudimos mirar al cielo, nos asombramos
de su belleza y sus incontables misterios.
Naturalmente, a menudo se describe la astronomía como la más antigua de las ciencias, una inspiración para los humanos desde hace miles de años.
Las pinturas rupestres prehistóricas reflejan fenómenos celestes.
Y monumentos como las grandes pirámides de Guiza y Stonehenge parecen alinearse con precisión con los puntos cardinales o con los puntos del horizonte por los que salen o se ponen la luna, el sol o las estrellas.
Hoy en día parece que tenemos dificultades para imaginar cómo pudieron los antiguos construir y orientar dichas estructuras.
Esto ha hecho que surgiesen muchas suposiciones.
Algunos insinúan que los pueblos prehistóricos debían de tener conocimientos matemáticos y científicos para hacerlo, mientras que otros llegan incluso a conjeturar que a lo mejor unos visitantes alienígenas les enseñaron a hacerlo.
¿Pero qué sabemos en realidad acerca de cómo entendían los humanos del pasado el cielo y cómo desarrollaron una cosmología? Una disciplina científica denominada “arqueoastronomía” o “astronomía cultural”, nacida en la década de 1970, empieza a aportar ideas.
Esta materia combina diversas áreas especializadas, como la astronomía, la arqueología, la antropología y la etnoastronomía.
El egiptólogo Flinders Petrie efectuó la primera investigación de alta precisión de las pirámides de Guiza en el siglo XIX.
Descubrió que cada uno de los cuatro bordes de la base de las pirámides apunta hacia un punto cardinal con un margen de un cuarto de grado.
¿Pero cómo sabían eso los egipcios?
No hace mucho, Glen Dash, un ingeniero que estudia estas pirámides, planteaba una teoría.
Se basa en el antiguo método del “círculo indio”, que solo necesita una vara que proyecte una sombra y una cuerda para establecer una dirección este-oeste.
Subraya que, basándose simplemente en su simplicidad, este es un método que pudo haber sido utilizado para las pirámides.
¿Podría ser? No es imposible, pero en este punto corremos el peligro de caer en la popular trampa de proyectar en el pasado nuestros métodos, visiones del mundo e ideas actuales.
Es probable que el estudio de la mitología y de los métodos pertinentes conocidos y empleados en aquel entonces proporcionen una respuesta más fiable.
No es la primera vez que los científicos lanzan conclusiones acerca del método científico aplicado en el pasado.
Algo similar ocurrió con Stonehenge.
En 1964, el astrónomo Gerald Hawkins desarrolló un intrincado método de utilizar hoyos y marcadores para predecir eclipses en el misterioso monumento.
Sin embargo, esto no significa que ese fuera el uso que se daba a Stonehenge.
También tenemos que entender que nunca habrá una única explicación o respuesta a cómo pudo alinearse o utilizarse un monumento.
¿Cómo puede entonces la astronomía cultural explicar el alineamiento de las pirámides?
Un estudio realizado en 2001 proponía que dos estrellas, Megrez y Phad, pertenecientes a la constelación conocida como Osa Mayor, quizá escondan la clave.
Estas estrellas son visibles durante toda la noche.
Su posición más baja en el cielo durante la noche puede marcar el norte usando el merjet, un antiguo medidor del tiempo, compuesto por una plomada con un mango de madera, que sigue el alineamiento de las estrellas.
La ventaja de esta interpretación es que se relaciona con la mitología estelar obtenida de las inscripciones del templo de Horus en Edfu.
Estas inscripciones hablan del uso del merjet como herramienta de agrimensura, una técnica que tal vez explique también la orientación de otros monumentos egipcios.
La inscripción incluye el jeroglífico denominado “la Pata Delantera del Toro” que representa la constelación del Carro y su posible posición en el firmamento.
.
De igual modo, se han ofrecido mejores ideas para Stonehenge.
Un estudio de 2001 halló extraños círculos de madera cerca del monumento, y planteó que tal vez representasen a los vivos mientras que las rocas representarían a los muertos.
Prácticas similares se observan en monumentos hallados en Madagascar, lo que da a entender que quizá fuese una manera corriente entre los prehistóricos de pensar en los vivos y en los muertos.
También ofrece una forma interesante y nueva de observar Stonehenge en medio del paisaje circundante.
Otros han interpretado que este monumento, en especial su avenida, marca el tránsito ritual por el inframundo con vistas de la luna en el horizonte.
La astronomía cultural también ha contribuido a arrojar luz sobre las tumbas de corredor –un tipo de tumba compuesta por una cámara de piedras conectadas y una entrada larga y estrecha– de 6.000 años de antigüedad estudiadas en Portugal.
El arqueólogo Fabio Silva ha demostrado que la vista desde el interior de las tumbas enmarca el punto del horizonte en el que Aldebarán se eleva sobre una cadena montañosa.
Esto podría significar que fueron construidas para permitir ver la estrella desde el interior, ya fuese a muertos o a vivos, posiblemente como ritual de iniciación.
Pero Silva también recopiló pruebas más amplias.
La cadena montañosa enmarcada era el lugar al que los constructores de las tumbas debían de emigrar con su ganado en el verano.
La estrella Aldebarán se eleva aquí en el horizonte por primera vez en el año —el conocido como orto heliaco— al comienzo de esta migración.
Es interesante que el folclore antiguo hable también de un pastor de esta zona que divisó una estrella tan brillante que iluminaba las montañas.
Al llegar allí, decidió darles a las montañas y a su perro el nombre de la estrella; ambos nombres siguen existiendo en la actualidad.
El trabajo que yo he realizado en colaboración con Silva ha demostrado también que la visión desde dentro de los corredores largos y estrechos de las tumbas podía ampliar la visibilidad de la estrella, al restringir la visión a través de una apertura.
Pero aunque es fácil asumir que los prehistóricos eran astrónomos analíticos con grandes conocimientos científicos, es importante recordar que esto solo refleja nuestra visión moderna de la astronomía.
Los hallazgos de la astronomía cultural demuestran que las personas del pasado observaban de hecho el cielo e incorporaban lo que veían a muchos aspectos de su vida.
Aunque sigue habiendo muchos misterios que rodean el significado y los orígenes de las estructuras antiguas, un enfoque basado en el estudio de tantos campos como sea posible, incluso experiencias, y con un significado atractivo probablemente sea nuestra mejor apuesta para descubrir para qué se utilizaron en tiempos pasados.
Naturalmente, a menudo se describe la astronomía como la más antigua de las ciencias, una inspiración para los humanos desde hace miles de años.
Las pinturas rupestres prehistóricas reflejan fenómenos celestes.
Y monumentos como las grandes pirámides de Guiza y Stonehenge parecen alinearse con precisión con los puntos cardinales o con los puntos del horizonte por los que salen o se ponen la luna, el sol o las estrellas.
Hoy en día parece que tenemos dificultades para imaginar cómo pudieron los antiguos construir y orientar dichas estructuras.
Esto ha hecho que surgiesen muchas suposiciones.
Algunos insinúan que los pueblos prehistóricos debían de tener conocimientos matemáticos y científicos para hacerlo, mientras que otros llegan incluso a conjeturar que a lo mejor unos visitantes alienígenas les enseñaron a hacerlo.
¿Pero qué sabemos en realidad acerca de cómo entendían los humanos del pasado el cielo y cómo desarrollaron una cosmología? Una disciplina científica denominada “arqueoastronomía” o “astronomía cultural”, nacida en la década de 1970, empieza a aportar ideas.
Esta materia combina diversas áreas especializadas, como la astronomía, la arqueología, la antropología y la etnoastronomía.
Métodos simplistas
Las pirámides de Egipto se encuentran entre los monumentos antiguos más impresionantes, y varias de ellas están orientadas con gran precisión.El egiptólogo Flinders Petrie efectuó la primera investigación de alta precisión de las pirámides de Guiza en el siglo XIX.
Descubrió que cada uno de los cuatro bordes de la base de las pirámides apunta hacia un punto cardinal con un margen de un cuarto de grado.
¿Pero cómo sabían eso los egipcios?
No hace mucho, Glen Dash, un ingeniero que estudia estas pirámides, planteaba una teoría.
Se basa en el antiguo método del “círculo indio”, que solo necesita una vara que proyecte una sombra y una cuerda para establecer una dirección este-oeste.
Subraya que, basándose simplemente en su simplicidad, este es un método que pudo haber sido utilizado para las pirámides.
¿Podría ser? No es imposible, pero en este punto corremos el peligro de caer en la popular trampa de proyectar en el pasado nuestros métodos, visiones del mundo e ideas actuales.
Es probable que el estudio de la mitología y de los métodos pertinentes conocidos y empleados en aquel entonces proporcionen una respuesta más fiable.
No es la primera vez que los científicos lanzan conclusiones acerca del método científico aplicado en el pasado.
Algo similar ocurrió con Stonehenge.
En 1964, el astrónomo Gerald Hawkins desarrolló un intrincado método de utilizar hoyos y marcadores para predecir eclipses en el misterioso monumento.
Sin embargo, esto no significa que ese fuera el uso que se daba a Stonehenge.
Modo de avanzar
Para empezar a entender el pasado necesitamos incluir diferentes métodos de otras disciplinas para apoyar una idea.También tenemos que entender que nunca habrá una única explicación o respuesta a cómo pudo alinearse o utilizarse un monumento.
¿Cómo puede entonces la astronomía cultural explicar el alineamiento de las pirámides?
Un estudio realizado en 2001 proponía que dos estrellas, Megrez y Phad, pertenecientes a la constelación conocida como Osa Mayor, quizá escondan la clave.
Estas estrellas son visibles durante toda la noche.
Su posición más baja en el cielo durante la noche puede marcar el norte usando el merjet, un antiguo medidor del tiempo, compuesto por una plomada con un mango de madera, que sigue el alineamiento de las estrellas.
La ventaja de esta interpretación es que se relaciona con la mitología estelar obtenida de las inscripciones del templo de Horus en Edfu.
Estas inscripciones hablan del uso del merjet como herramienta de agrimensura, una técnica que tal vez explique también la orientación de otros monumentos egipcios.
La inscripción incluye el jeroglífico denominado “la Pata Delantera del Toro” que representa la constelación del Carro y su posible posición en el firmamento.
.
Un estudio de 2001 halló extraños círculos de madera cerca del monumento, y planteó que tal vez representasen a los vivos mientras que las rocas representarían a los muertos.
Prácticas similares se observan en monumentos hallados en Madagascar, lo que da a entender que quizá fuese una manera corriente entre los prehistóricos de pensar en los vivos y en los muertos.
También ofrece una forma interesante y nueva de observar Stonehenge en medio del paisaje circundante.
Otros han interpretado que este monumento, en especial su avenida, marca el tránsito ritual por el inframundo con vistas de la luna en el horizonte.
La astronomía cultural también ha contribuido a arrojar luz sobre las tumbas de corredor –un tipo de tumba compuesta por una cámara de piedras conectadas y una entrada larga y estrecha– de 6.000 años de antigüedad estudiadas en Portugal.
El arqueólogo Fabio Silva ha demostrado que la vista desde el interior de las tumbas enmarca el punto del horizonte en el que Aldebarán se eleva sobre una cadena montañosa.
Esto podría significar que fueron construidas para permitir ver la estrella desde el interior, ya fuese a muertos o a vivos, posiblemente como ritual de iniciación.
Pero Silva también recopiló pruebas más amplias.
La cadena montañosa enmarcada era el lugar al que los constructores de las tumbas debían de emigrar con su ganado en el verano.
La estrella Aldebarán se eleva aquí en el horizonte por primera vez en el año —el conocido como orto heliaco— al comienzo de esta migración.
Es interesante que el folclore antiguo hable también de un pastor de esta zona que divisó una estrella tan brillante que iluminaba las montañas.
Al llegar allí, decidió darles a las montañas y a su perro el nombre de la estrella; ambos nombres siguen existiendo en la actualidad.
El trabajo que yo he realizado en colaboración con Silva ha demostrado también que la visión desde dentro de los corredores largos y estrechos de las tumbas podía ampliar la visibilidad de la estrella, al restringir la visión a través de una apertura.
Pero aunque es fácil asumir que los prehistóricos eran astrónomos analíticos con grandes conocimientos científicos, es importante recordar que esto solo refleja nuestra visión moderna de la astronomía.
Los hallazgos de la astronomía cultural demuestran que las personas del pasado observaban de hecho el cielo e incorporaban lo que veían a muchos aspectos de su vida.
Aunque sigue habiendo muchos misterios que rodean el significado y los orígenes de las estructuras antiguas, un enfoque basado en el estudio de tantos campos como sea posible, incluso experiencias, y con un significado atractivo probablemente sea nuestra mejor apuesta para descubrir para qué se utilizaron en tiempos pasados.
Daniel Brown es profesor de astronomía. Universidad Nottingham Trent
Melendi: “Fui mi peor enemigo”............................... Luz Sánchez-Mellado
El cantante, que ha evolucionado de artista maldito a ejemplo de la infancia en su papel de jurado en 'La Voz Kids', se confiesa más niño que nunca a sus 39 años.
Aparece, altísimo y flaquísimo, con algo de místico en el
cráneo rapado y los ojos hundidos, y se antoja bastante más joven que
los 39 años que ha cumplido.
Hemos quedado en la sede de su disquera, uno de esos espacios ultramodernos para adultos que se creen pos adolescentes.
Un sitio más refractario a las confidencias, imposible.
Hechas las presentaciones, se dispone una a intentar exprimir al típico artista en promoción despejando balones, pero el susodicho empieza a cantar él solito sin que nadie le pregunte.
Su disco se llama Ahora.
Quizá habría que empezar por el principio.
Y ahora, ¿qué?
Ahora es, paradójicamente, lo que está pasando en mi vida y que había ido postergando o condicionando siempre para más tarde, como un burro que iba detrás de una zanahoria que nunca acababa de morder.
Hemos quedado en la sede de su disquera, uno de esos espacios ultramodernos para adultos que se creen pos adolescentes.
Un sitio más refractario a las confidencias, imposible.
Hechas las presentaciones, se dispone una a intentar exprimir al típico artista en promoción despejando balones, pero el susodicho empieza a cantar él solito sin que nadie le pregunte.
Su disco se llama Ahora.
Quizá habría que empezar por el principio.
Y ahora, ¿qué?
Ahora es, paradójicamente, lo que está pasando en mi vida y que había ido postergando o condicionando siempre para más tarde, como un burro que iba detrás de una zanahoria que nunca acababa de morder.
Ahora es la vida.
¿Postergaba los placeres?
No, el placer está en bastante contraposición con el ahora.
Es, de hecho, una distracción para no vivir el ahora.
Yo vivía distraído, sí, entretenido, pero inconsciente.
¿En una ficción permanente?
Todos vivimos en ella.
Somos eternos adolescentes que nos generamos unas creencias para ingresar en el hipócrita mundo de los adultos, y te van diseñando a ti mismo.
Está bien no revisarlas, siempre que te hagan feliz. Pero yo tenía unas creencias de mierda que me llevaron a vivir una vida de mierda, porque quise, pero igual si no hubiera llegado hasta aquí sin llevar esa vida de mierda.
Me da que es su peor enemigo.
¿Y quién no lo es? Yo lo fui.
Es más, no era mi peor enemigo, sino el único. Todo lo que crees que te han hecho, te lo has hecho tú.
¿No era el 'sexo, drogas, rock and roll' la esencia del rockero?
Esa es otra creencia absurda, y yo la tenía.
Creía que si dejaba de ponerme se me iba a ir la creatividad. Ahora, desde fuera de ese mundo donde vivía, y organizando la vida nada más y nada menos que con sentido común, no creo en el talento, sino en el trabajo.
(Ay Melendi, como se ve que eres ya un hombre.... )ya cumples años y eres padre...
¿No se considera un artista?
No, soy un obrero de la música.
Si oyes mis primeras canciones, patéticas, lo tenía que haber dejado. Trabajo cuatro horas al día con el pianoy la guitarra.
El talento es un 90% de obsesión.
¿Cuándo se cayó del burro?
A los 35 años empecé a darme cuenta de que todo era mentira. Estaba en barrena, al límite de mis fuerzas.
El velo se me cayó porque las creencias que me había hecho sobre el mundo y sobre mí habían formado un personaje autodestructivo que se odiaba y que tuvo que decidir si seguir con aquello que le iba a matar, o reconocer que se lo había inventado.
¿Tuvo que ver la paternidad?
No, los hijos no arreglan nada.
Los quieres mucho y, si no eres un buen padre, lo único que hacen es añadir sufrimiento.
A tí, que sufres por no serlo, y a ellos, que pagan las consecuencias de tu inconsciencia.
Cuando me caí del burro, lo primero que hice fue sentar a mi hija mayor, que ya podía entender, y pedirle perdón.
Al final, lo que hacemos es castigar a nuestros padres, proyectando en los hijos lo que nos decían.
Pues vaya preparándose porque sus hijos le van a dar lo suyo.
Sí, me van a castigar muchísimo, y además tienen pruebas fehacientes en la hemeroteca.
Sí, 'hacerse un Melendi' es sinónimo de según qué excesos.
Bueno, al menos es algo que dejo para la posteridad.
Se lo dono a la RAE para que lo use cuando quiera. No es mala herencia.
Está cerca de los 40. ¿Le teme a la crisis de la mediana edad?
Nunca he sido más niño en los últimos 30 años.
No es que antes fuera más viejo, es que no era yo. Cuando eres niño tienes tu esencia, luego la pierdes.
No voy a tener crisis de los 40 porque ya tuve la de los 20, los 25, los 30 y los 35.
¿Siempre es tan suicidamente sincero en las entrevistas?
¿Tú crees? Se le da demasiada importancia a las apariencias.
Todos tenemos miserias. Ni mis canciones ni mis palabras importan.
Las palabras no cambian a nadie. Pero sí sé que mi cambio puede inspirar a personas que vean que no sólo es posible, sino necesario. Y que no se necesita lo mismo a los 20 que a los 30 que a los 40.
No, el placer está en bastante contraposición con el ahora.
Es, de hecho, una distracción para no vivir el ahora.
Yo vivía distraído, sí, entretenido, pero inconsciente.
¿En una ficción permanente?
Todos vivimos en ella.
Somos eternos adolescentes que nos generamos unas creencias para ingresar en el hipócrita mundo de los adultos, y te van diseñando a ti mismo.
Está bien no revisarlas, siempre que te hagan feliz. Pero yo tenía unas creencias de mierda que me llevaron a vivir una vida de mierda, porque quise, pero igual si no hubiera llegado hasta aquí sin llevar esa vida de mierda.
Me da que es su peor enemigo.
¿Y quién no lo es? Yo lo fui.
Es más, no era mi peor enemigo, sino el único. Todo lo que crees que te han hecho, te lo has hecho tú.
¿No era el 'sexo, drogas, rock and roll' la esencia del rockero?
Esa es otra creencia absurda, y yo la tenía.
Creía que si dejaba de ponerme se me iba a ir la creatividad. Ahora, desde fuera de ese mundo donde vivía, y organizando la vida nada más y nada menos que con sentido común, no creo en el talento, sino en el trabajo.
(Ay Melendi, como se ve que eres ya un hombre.... )ya cumples años y eres padre...
¿No se considera un artista?
No, soy un obrero de la música.
Si oyes mis primeras canciones, patéticas, lo tenía que haber dejado. Trabajo cuatro horas al día con el pianoy la guitarra.
El talento es un 90% de obsesión.
¿Cuándo se cayó del burro?
A los 35 años empecé a darme cuenta de que todo era mentira. Estaba en barrena, al límite de mis fuerzas.
El velo se me cayó porque las creencias que me había hecho sobre el mundo y sobre mí habían formado un personaje autodestructivo que se odiaba y que tuvo que decidir si seguir con aquello que le iba a matar, o reconocer que se lo había inventado.
¿Tuvo que ver la paternidad?
No, los hijos no arreglan nada.
Los quieres mucho y, si no eres un buen padre, lo único que hacen es añadir sufrimiento.
A tí, que sufres por no serlo, y a ellos, que pagan las consecuencias de tu inconsciencia.
Cuando me caí del burro, lo primero que hice fue sentar a mi hija mayor, que ya podía entender, y pedirle perdón.
Al final, lo que hacemos es castigar a nuestros padres, proyectando en los hijos lo que nos decían.
Pues vaya preparándose porque sus hijos le van a dar lo suyo.
Sí, me van a castigar muchísimo, y además tienen pruebas fehacientes en la hemeroteca.
Sí, 'hacerse un Melendi' es sinónimo de según qué excesos.
Bueno, al menos es algo que dejo para la posteridad.
Se lo dono a la RAE para que lo use cuando quiera. No es mala herencia.
Está cerca de los 40. ¿Le teme a la crisis de la mediana edad?
Nunca he sido más niño en los últimos 30 años.
No es que antes fuera más viejo, es que no era yo. Cuando eres niño tienes tu esencia, luego la pierdes.
No voy a tener crisis de los 40 porque ya tuve la de los 20, los 25, los 30 y los 35.
¿Siempre es tan suicidamente sincero en las entrevistas?
¿Tú crees? Se le da demasiada importancia a las apariencias.
Todos tenemos miserias. Ni mis canciones ni mis palabras importan.
Las palabras no cambian a nadie. Pero sí sé que mi cambio puede inspirar a personas que vean que no sólo es posible, sino necesario. Y que no se necesita lo mismo a los 20 que a los 30 que a los 40.
Extraño equipaje..............................................Juan José Millás
Lo más probable es que las personas de la fotografía no tengan ni
idea de si es lunes o martes.
Las bombas no solo acaban con los bloques
de pisos, destrozan también las entelequias.
Es posible que a estas
alturas, en algunas zonas de Siria, no sepan en qué día de la semana
viven, ni falta que les hace, pues las prioridades para los civiles
bombardeados son otras.
Tampoco podemos afirmar sin miedo a equivocarnos
que el adulto portador de la maleta sea el padre de la criatura cuya
cabeza asoma por el hueco dejado entre las cremalleras laterales.
De
hecho, el pie de foto hablaba de un niño “conducido por un familiar”.
Tal vez ni siquiera sea un familiar porque los explosivos, además de con
los miércoles y el hormigón, acaban con los lazos familiares.
Desaparecen de golpe y porrazo instituciones tan asentadas como la
paternidad, la abuelidad, la hermandad.
No hay etiqueta que se resista a
un misil atinado.
Quizá el hombre de la imagen (si se trata de un
hombre, porque tampoco podemos asegurarlo al 100%), al remover entre los
escombros de lo que fue su casa, en busca de dos camisas y un par de
retratos con los que huir de Guta,
encontró al niño llorando en un rincón de lo que en otro tiempo había
sido una escalera y lo incluyó deprisa y corriendo en el breve equipaje
de la fuga. Después de todo, si se han derrumbado las viviendas, si han
desaparecido los lunes y los martes, los marzos y los abriles, así como
las horas de levantarse y acostarse o las de ver la tele, ¿por qué iban a
sobrevivir el resto de las convenciones culturales conquistadas a lo
largo de la historia?
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