El trabajo del más famoso dramaturgo del siglo XX quedó marcado por la presencia de una hermana esquizofrénica y paranoica.
Rose Williams en una imagen de archivo.
“No te rías jamás de la locura. Es peor que la muerte”. La escalofriante sentencia no sería olvidada por Tennessee Williams. Anotó las palabras espetadas a modo de consejo de su hermana Rose en su
diario y volvería una y otra vez a ellas, a modo de letanía. En breve
se convertirían en lema por el que guiar su obra literaria. ¿Quién
fue Rose Williams? Cuando murió en 1996, era apenas una anciana que
había pasado más de 50 años recluida en instituciones. Desde la muerte
de sus familiares más allegados apenas la visitaba nadie. Sin embargo,
el trabajo del más famoso dramaturgo del siglo XX quedó marcado por la
presencia de esa hermana sin memoria. Rose Isabel Williams nació en 1909 en Gulfport, Misisipi. Las fotos nos devuelven a una niña de grandes ojos claros y boca
apretada, primogénita del alcohólico viajante de comercio Cornellius
Williams y la abnegada ama de casa Edwina Dakin. Dos años después,
nacería su hermano Tom -Tennessee-, en medio de un clima de represión
casera y peleas que teñirían su infancia. Tennessee recordaría años
después en sus diarios como las discusiones entre sus padres se oían en
toda la casa, y siempre acababan con su madre negándose a compartir el
lecho con el padre, por las constantes infidelidades de él. En medio del
drama, los hermanos se acostumbraron a hacer piña, eran casi
simbióticos. “Mi hermana era encantadora”, diría Tennessee en una
entrevista en 1945. “Era muy hermosa y tenía una imaginación portentosa. Estábamos tan unidos que no necesitábamos a nadie más". Su madre,
Edwina, recordaría su “enorme complicidad durante la infancia”, una
relación tan cercana que cuando uno enfermaba el otro lo hacía a su vez. El nacimiento de su hermano Dakin, en 1919, no modificaría la relación. Rose creció para convertirse en una joven atractiva de
melena cobriza y ojos rasgados a la que el paso a la madurez sexual
desencadenaría lo que primero fueron entendidas por su familia,
simplemente, como rarezas de juventud. Tennessee escribiría, no sin
ironía, que Rose tenía pretendientes y muchas primeras citas “que nunca
se traducían en una segunda”. Cuando en compañía de hombres, Rose
balbuceaba, se encogía y no dejaba de parlotear nerviosamente hasta
soltar alguna carcajada fuera de lugar. La represión sexual daría buena
cuenta en ambos hermanos: Rose murió virgen, y Tennessee no tuvo su
primera relación sexual hasta los 25. Para Tennessee, la aparición del
deseo sexual estaría siempre ligado en los personajes a la sublimación y
la locura. El ejemplo estuvo dolorosamente cercano.
Tennessee Williams en una imagen de archivo.
“Mi hermana Rose cambió al crecer, su buen humor se
convirtió poco a poco en una especie de histeria”, diría más adelante
Tennessee. “Su risa era más nerviosa de lo normal y tenía muchos cambios
de humor, que fueron derivando hacia el pesimismo. '¡Todo es una
tragedia!', decía constantemente”. A medida que pasaba el tiempo, los malestares de Rose
agravaban: primero fueron unos dolores de estómago que requirieron de su
internamiento, y más adelante, como en El zoo de cristal, un
amor no correspondido le llevaría a desarrollar un errático
comportamiento. Tennessee describiría como a medida que entraba en la
veintena, se podía descubrir a Rose en las fiestas que hacían en casa
caminando en combinación, balbuceando en su acento sureño con afectada
coquetería. ¿Cómo no acordarse de la Blanche DuBois de Un tranvía llamado deseo? A mediados de los años treinta llegaría el detonante. El
propio Tennessee sufrió una crisis nerviosa del que saldría airoso, y de
la que culparía en gran medida a su padre, que no veía con buenos ojos
las derivas artísticas de su hijo. La sombra de la enfermedad mental en
la familia era alargada -había afectado a sus abuelos- y los cubría a
todos. “No habíamos sufrido muertes en la familia, pero poco a poco,
algo sucedía, algo mucho más terrible y espantoso que la muerte”,
escribiría.
Al regresar al hogar después de estar en el hospital,
entendería cuanto se había agravado la situación de Rose desde sus
primeros episodios histéricos. Había comenzado a sufrir terribles
dolores estomacales que en delirio paranoico achacaba a que alguien
quería envenenarla. Una noche se acercó como sonámbula a la habitación
de Tennesse y declaró: “Debemos morir todos juntos”. Tennessee Williams
abandonaría el hogar con la firme convicción de no regresar al núcleo
familiar y entregarse por completo a su carrera como escritor. Comenzaría entonces para Tennessee una huida hacia adelante
para escapar de lo que el consideraba “un destino común”, la locura, que
también bautizó como “los pequeños diablos azules”. Para cuando publicó
El largo adiós, escrita en 1940, el internamiento de su
hermana era indefinido y ya tenía nombre: demencia precoz esquizofrénica
con predominancia paranoide. Se le prescribió terapia de shock
con insulina. Tras seis años de tratamiento inútil, Rose fue sometida a
una lobotomía que la dejaría, según su madre, “lúcida pero sin
capacidad de comunicación ni conciencia de sí misma”. Tennessee Williams
culpó a su madre por autorizar una intervención que 15 años después se
consideraría una barbarie en el mundo de la psiquiatría.
El éxito que le supuso Un tranvía llamado deseo en
1947 le permitió financiar los costes hospitalarios de su hermana, de la
que se ocuparía a partir de entonces. El biógrafo de Williams Lyle
Leverich describió cuales eran las “dos devociones" de Tennesse
Williams: "su carrera como escritor y su hermana Rose”. Toda su obra quedó marcada por la tragedia de Rose, de una manera u otra. Las más evidentes son El zoo de cristal, plenamente autobiográfica, y El largo adiós,
dónde el joven escritor Joe se aleja de una hermana promiscua y
diletante, Myra. Pero también está muy presente en el miedo a la locura
en Un tranvía llamado deseo y De repente el último verano o en la fragilidad femenina de los personajes de Camino Real. También en los cuentos Retrato de una chica de cristal y La similitud entre una funda de violín y un féretro,
Williams apeló a su propio entramado familiar, marcado por la
enfermedad mental que recorre a la familia desde sus abuelos, y que
rompe, a través del sexo, la “mágica intimidad de nuestra infancia”. Pero la influencia de Rose no es solo metafórica, va más allá: Williams
solía usar citas textuales de su madre y hermana, que le resultaban
“inspiradoras y encantadoras en su manera de hablar”. “El mayor trauma
de mi vida fue la tragedia de mi hermana, que tenía el mismo problema
nervioso con el que yo vivo, y que le resultó insoportable y decidió
escapar”, escribió Williams a su agente en una carta fechada en 1942. Hasta su repentina muerte por asfixia, en 1983, la visitaría
regularmente.
La iglesia
rescató desde 2016, por orden del papa Francisco, a la mujer que fue
tachada durante siglos de poseída por siete demonios.
Rooney Mara en un fotograma de la película 'María Magdalena'.
Ni Cervantes, ni Erasmo, ni Teresa de Ávila, ni Nikos
Kazantzakis, ni José Saramago, ni Pedro Miguel Lamet, por citar
escritores serios, le faltaron al respeto a María, la de Magdala, un
pueblecito junto al lago de Galilea, la Magdalena, cuando imaginaron a
la mujer más citada en los Evangelios, por delante de la madre María. Es
una gran figura bíblica que, sin embargo, la Iglesia católica tachó
durante siglos, sin misericordia, de prostituta, adúltera, pecadora,
poseída por siete demonios, llorona. Tampoco sale mal parada Magdalena
en novelas extravagantes pero exitosas, como ‘El Código da Vinci, de Dan Brown, que la retrata como la esposa de Jesucristo, o en el cine menos riguroso. Entre todos, han forzado al Vaticano a rectificar los infundios sobre la
Magdalena, a remolque también de los movimientos feministas, Desde
junio de 2016 es santa en el calendario romano con el nombre de Santa
María Magdalena. Lo acordó la Pontificia Congregación para el Culto
Divino por deseo del papa Francisco. Su fiesta litúrgica es el 22 de
julio de cada año, para “ensalzar la importancia de esta mujer que
mostró un gran amor a Cristo y que fue tan amada por Cristo, y para
resaltar la especial misión de esta mujer, ejemplo y modelo para toda
mujer en la Iglesia”. Así sentencio el Vaticano hace apenas dos años. La
prostituta se alza desde entonces como apostola apostolurum, “la apóstol de los apóstoles”. “Algunos dijeron que Jesús había expulsado siete demonios de
mis entrañas, pero tampoco eso es verdad. Lo que Jesús hizo, sí, fue
despertar los siete ángeles que dormían dentro de mi alma esperando a
que él viniera a pedirme socorro: Ayúdame”, escribió Saramago como
epílogo a una de sus grandes libros, El evangelio según Jesucristo, de 1991. El griego Kazantzakis había publicado muchos años antes, en 1953, una de esas novelas que merecen un Nobel. La tituló La última tentación de Cristo. Cuando en 1988, Martin Scorsese la llevó al cine, con el mismo título,
decenas de miles de católicos integristas intentaron boicotearla
manifestándose con gran estruendo ante los locales donde se exhibía. Incluso acudieron a los tribunales acusando al director de “ultraje a la
religión”. También expresaron su irritación incontables obispos,
escandalizados por unas escenas en las que se veía a Jesús pasando la
noche en la cama de Magdalena, siguiendo el bello relato de Kazantzakis. El papel de Jesús lo interpretaba Willem Dafoe, María Magdalena era
Barbara Hershey.
La literatura y el cine se han ocupado mil veces de la
figura de la Magdalena en las muchas versiones que se han escrito o
realizado sobre la vida de Jesús. El francés Jean-Luc Godard causó gran
revuelo con Je vous salue Marie, de 1985, y también la corrosiva La vida de Brian (1979) de los Monty Python. El ateo Pier Paolo Pasolini rodó en 1964 El evangelio según san Mateo,
según el Vaticano la mejor película sobre su fundador, en la que los
protagonistas eran algunos de los familiares o amigos del director, gran
parte comunistas como él: su madre hacía de María; el hermano y sobrino
de Elsa Morante, la esposa de Alberto Moravia, interpretaban a José y
Juan; el poeta marxista Alfonso Gatto era Andrés; el filósofo Giorgio
Agamben, Felipe, y la escritora Natalia Ginzburg hizo de María de
Betania.
'María Magdalena como Melancolía’, de la pintora Artemisia Gentileschi.
La última película sobre la Magdalena bíblica se ve estas
semanas en las pantallas españoles, dirigida por el australiano Garth
Davis, con el título María Magdalena, Rooney Mara como Magdalena y Joaquin Phoenix en el papel de Jesús. No es una película de Semana Santa, al estilo de Rey de reyes o Los diez mandamientos. Se presenta a una Magdalena de prestigio y, en contra de los tiempos del nacionalcatolicismo, no se atiene al tópico cine bíblico que gustaba a los jerarcas eclesiásticos para estas fechas, censura mediante, al estilo Cecil B. DeMille en Rey de Reyes
(1927), donde una prostituta del mismo nombre se convertía en rica
cortesana sobre un carro tirado por cebras. El último éxito lo
protagonizó el buenismo del exitoso Jesucristo Superstar, que en España cantaron en 1973, angelicalmente, Camilo Sesto como Jesucristo y Ángela Carrasco como María Magdalena. ¿Cuándo
perdió el papel que tuvo María Magdalena al lado de Jesús y en las
primeras décadas de la secta judía finalmente convertida en Iglesia? ¿Por qué se torció su buen nombre
en una Iglesia que en sus primeros pasos fue sobre todo una iglesia de
mujeres? Los católicos poco enterados se sorprenden todavía cuando, sin
mayores explicaciones, ven elevada a los altares e idealizada como “la
apóstol de los apóstoles” a quien aún consideran prostituta o un demonio
de vicios. “Aquélla a quien el evangelista Lucas llama la mujer
pecadora es la María de la cual son expulsados los siete demonios, y qué
significan esos siete demonios, si no todos los vicios”, proclamó el
papa Gregorio Magno, el año 591. Tomen nota del adjetivo. El Magno. Solo
otros dos pontífices romanos han merecido ese título, entre los 266
que, según una historia muy discutida, se han sentado en la silla de
Pedro. Como suele decirse, si el prior opina eso de Magdalena, qué no
pensará la comunidad. En la memoria cristiana perduran opiniones de este
tipo: "El marido ama a la mujer porque es su esposa, pero la odia
porque es mujer" (San Agustín). O "la mujer es una burra tozuda, un
gusano terrible en el corazón del hombre, hija de la mentira, centinela
del infierno" (San Juan Damasceno). O la opinión de Santo Tomás de
Aquino, “el doctor angélico” del que beben los obispos cuando están
perdidos: “La mujer es un varón equivocado y fracasado”.
Fue el apóstol Pedro quien puso la primera piedra de tales
maledicencias. María Magdalena financió y sostuvo, junto a otras muchas
mujeres, los tres años de campaña por Palestina del fundador cristiano.
“Ayudó con sus bienes al Maestro", dice el evangelio de Lucas. Cuando
fueron creciendo como secta judía, antes de hacer la romería (a Roma),
para hacerse grandes hasta sustituir al Imperio romano, es probable que
la temperamental mujer de Magdala quiso imponer su autoridad como
compañera predilecta de Jesús y la mejor amiga de la madre, María. Pedro
ya había expresado su enojo por cómo era tratada, con qué cariño y
deferencia. Para acabar con su prestigio, pronto se empezó a decir que había sido prostituta, o que estuvo poseída por el demonio, o que no tenía la fuerza necesaria para mandar… Cabe imaginar la escena. No está en película alguna, pero
imaginemos. Magdalena, la amiga de María y la más amada por Jesús, no ha
huido cuando detuvieron y crucificaron al jefe y es la primera a la que se aparece el Resucitado. En cambio, Pedro, señalado por el fundador como la piedra sobre la que
se edificaría la Iglesia, huyó y negó al maestro tres veces por miedo
insuperable. Antes, Pedro había criticado a María Magdalena en presencia
de Jesús, por metomentodo y parlanchina. El Maestro la defendió con
aplomo. No es imaginación. El conflicto aparece en varios evangelios,
oficiales o no. Por ejemplo, en el de Tomás. “Las discusiones entre la
Magdalena y Pedro aparece en más lugares, también en el Evangelio de
María, que data seguramente del siglo II. Ahí se muestra a Leví,
discípulo de Jesús, replicándole a Pedro cuando este critica a
Magdalena: ‘Si el Salvador la ha hecho digna, ¿quién eres tú entonces
para despreciarla? Con seguridad el Salvador la conoce bien; por eso la
amó más que a nosotros”. Lo escribe Diarmaid MacCulloch en su imponente Historia de la Cristiandad. El teólogo Xavier Pikaza subraya cómo la iglesia fue
instituyéndose como una religión de varones. “Al principio no fue así.
Todavía a mediados del siglo II, a pesar del ascenso imparable de una
visión jerárquica y patriarcal de los ministerios cristianos, una parte
considerable de las iglesias cristianas se hallaban dirigidas por
mujeres. La iglesia oficial ha podido tener miedo ante María Magdalena y
ha preferido destacar el papel de María, la madre de Jesús. Pero las
dos mujeres van juntas, las dos son esenciales en la primera iglesia. Magdalena no pudo ser obispo o papa en la iglesia que triunfó desde el
siglo II-III, pero podría haberlo sido en una iglesia no jerárquica ni
patriarcalista del futuro”.
La
presidenta regional denuncia “una cacería” personal y política en el
caso de las supuestas irregularidades sobre su expediente académico.
Cristina cifuentes preside la ejecutiva regional del PP, este lunes, junto a Ángel Garrido.ULY MARTIN | ATLASEn su primera declaración pública desde que se publicaron
supuestas irregularidades en su expediente académico, la presidenta de
Madrid Cristina Cifuentes no ha despejado las dudas
sobre cómo obtuvo en 2012 un máster en Derecho autonómico en la
Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, la URJC. El asunto está en manos
de la Fiscalía por una denuncia de varias asociaciones estudiantiles y
está siendo investigado también internamente por la URJC.
La
presidenta ha hecho una declaración que los periodistas han seguido a
través de un plasma en el seno del comité ejecutivo regional del PP, que
tenía una reunión ordinaria prevista este lunes . Allí, Cifuentes ha
repetido parte de los argumentos que ya defendió en un comunicado de
prensa emitido el pasado miércoles, que hubo "un error de transcripción"
en las calificaciones que ha afectado a otros estudiantes: "Me consta
que son varios más los alumnos que tuvieron que pedir la corrección de
las actas por un error de calificaciones", ha reiterado este lunes. No ha mostrado el trabajo fin de máster o el registro del
mismo, ni ha aclarado cómo lo defendió ante un tribunal académico el
pasado 2 de julio de 2012. En esa fecha Cifuentes era delegada del
Gobierno y la responsable del dispositivo de seguridad desplegado para
la celebración en Madrid por la vuelta de la selección española de
fútbol tras ganar la Eurocopa. “Estoy siendo objeto de ataques feroces”, ha añadido este
lunes, por “levantar alfombras caiga quien caiga” lo que “tiene un alto
precio”. La presidenta ha anunciado que presentará una denuncia criminal
contra eldiario.es, que publicó las
informaciones. Y añade que lo hará a título personal, sin la cobertura
legal del PP. La presidenta regional no ha admitido preguntas de la
prensa como se había anunciado. Desde su equipo de prensa, aseguran que
no lo ha hecho por indicación de su abogada particular. Cifuentes se ha felicitado de que la URJC vaya a investigar
el asunto. Según la política, la detección de otras equivocaciones en
las calificaciones de este grado es lo que ha llevado al actual rector
de la Rey Juan Carlos, Javier Ramos, a abrir una información reservada
“para que otros alumnos no sean afectados". La lectura que se hace el campus es otra. Ramos ofreció
primero una rueda de prensa a las pocas horas de que se conociera la
noticia y dio por resuelto el caso Cifuentes sin mostrar ningún
papel –para respetar la ley de protección de datos, según argumentaron
desde la URJC-. Al día siguiente, la Universidad anunció que se habían
recabado nuevas informaciones que le obligaban a seguir investigando. Ramos incluso envió un correo a toda la comunidad universitaria
comprometiéndose a aclarar qué pasó. La presidenta de la Comunidad de Madrid no ha comparecido
públicamente ante los periodistas ni se ha sometido a sus preguntas
desde el pasado jueves, cuando esquivó a la prensa en la Asamblea de
Madrid y el grupo popular evitó incluir de forma extraordinaria
preguntas de la oposición sobre su posgrado en el pleno ordinario. El PP
vetó también un pleno extraordinario sobre el asunto. Está previsto que
este mismo lunes la junta de portavoces de la Asamblea pone fecha a un
pleno monográfico sobre el caso Cifuentes. El pasado viernes, la presidenta de la Comunidad de Madrid no acudió a
la toma de posesión del nuevo rector de la Universidad de Alcalá de
Henares, José Vicente Saz, como estaba previsto. Su entorno indicó que
Cifuentes tenía gripe. La política madrileña sí asistió a cuatro tomas
de posesión anteriores de otros rectores de las universidades públicas
madrileñas, de la que es la máxima responsable, recordando siempre en
sus discursos su estrecha relación con la Universidad. De hecho,
Cifuentes llegó incluso a enfadar al líder autonómico de Ciudadanos en
2017, al darle plantón en una reunión del pacto de Gobierno para asistir
a la toma del rector de la Autónoma, Rafael Garesse.
Alejandro Albalá abandona el plató de 'Supervivientes'.Guste o no Sálvame lleva más de una década en la
parrilla de Telecinco y sigue siendo un éxito. La fórmula ha variado con
el paso del tiempo. Al principio se daban noticias del corazón y ahora
son los propios colaboradores los protagonistas -véase el culebrón del
paparazi Gustavo González con la actriz de cine X María Lapiedra-. La
fórmula ha calado tanto en la entrañas de la cadena que ha contaminado a
otro de sus programas estrella: Supervivientes. El año pasado la edición ya apuntó maneras, pero en las dos semanas de emisión de la edición de 2018 ya se ha confirmado: Supervivientes es otro Sálvame. La similitud es tal que a veces no se sabe bien que programa se está viendo. En la isla están los protagonistas de las tramas por las que se mueve Sálvame
y al frente de todas ellas Isabel Pantoja hija. Tras su actuación de la
temporada pasada ha enviado este año al concurso a su novio, y padre de
su hijo, Alberto Isla. Con ella se ha quedado en el plató Alejandro
Albalá, su todavía marido. Inicialmente se pensó en que Albalá
coincidiera en Honduras con la actual pareja de Pantoja, pero quien
decidió dejarle en Madrid acertó ya que los debates sin los
enfrentamientos de la expareja no serían lo mismo.
Pero para rizar más el rizo, lo que se ha hecho este año
desde la productora ha sido enviar a la que dicen que es la nueva pareja
de Albalá, Sofía Suescun, ganadora de Gran Hermano 16. Una
relación que comenzó poco antes del concurso, como si se hubiera formado
para dar más morbo a la edición de este año. Tan poco claro tiene
Suescun qué es para ella Albalá que lo proclama sin parar mientras
filtrea con el macizo de este año, Logan, modelo y considerado el hombre
más guapo del país por Míster Global España 2017. El tonteo, que se
veía venir desde el primer día, provocó el domingo por la noche que
Albalá abandonara el plató. Vamos, un culebrón difícil de seguir si no
se es adicto al género.
El guion funciona, al menos de momento, y tiene otra trama
por si la principal falla. Mayte Zaldívar, la exmujer del exalcalde de
Marbella Julián Muñoz está en la isla con su novio Fernando Marcos. La
pareja ya ha tenido conatos de pelea entre ambos pero el morbo no solo
está ahí: la sorpresa es la amistad de Zaldívar, enemiga acérrima de
Isabel Pantoja madre, con Alberto Isla, el novio de la hija de la
tonadillera. Estas dos tramas tienen otra de recambio por si estas
decaen: la que protagonizaría María Lapiedra en la isla y Gustavo
González en el plató. Aunque de momento la actriz no se deja notar a la
espera de su momento de gloria. Estos personajes de la prensa del corazón más cutre han
hecho que la audiencia de Telecinco vaya como un tiro estas dos semanas. No solo gracias a los datos de las dos galas semanales y del debate de
los domingo, también por los contenidos que aportan a otros programas de
la cadena. Por cierto, Supervivientes, aunque no lo parezca, es un
programa de supervivencia. Aunque quizá la resistencia que está a prueba
es la de los espectadores y, de momento, aunque parezca sorprendente,
aguanta.