12 mar 2018
La madre de Gabriel: “Pido que no se extienda la rabia”
Patricia Ramírez afirma que siempre sospechó de Ana Julia: "Yo temía que fuera así. No se podía decir nada, porque era parte de la investigación".
Madrid
El cuerpo del niño, de ocho años, fue hallado envuelto en una manta en el maletero del coche de Quezada, de 43 años y pareja del padre del niño.
Según fuentes de la investigación, la sospechosa, que se cree que actuó sola, recuperó el cadáver de un pozo por temor a que lo hallaran.
La madre ha intervenido esta mañana en directo en Onda Cero, donde ha agradecido las muestras de cariño y solidaridad y ha expresado su deseo de que cesen los mensajes de odio contra la detenida.
A su juicio, la novia de su expareja "no se merece que se le dé cobertura y no se merece que se hable de ella".
"Que nadie hable más de Ana Julia. Que no aparezca en ningún sitio y que nadie retuitee cosas de rabia porque ese no era mi hijo y esa no soy.
Que pague lo que tenga que pagar, pero que lo que quede de este caso sea la fe y las buenas acciones que han salido por todos lados y han sacado lo más bonito de la gente.
No puede quedar todo en la cara de esta mujer y en palabras de rabia", ha dicho en la entrevista.
"No quiero que todo termine con la rabia que esta mujer ha sembrado.
Me gustaría que terminara en ese mar de gente que se ha movido: todos por Gabriel", ha pedido, al tiempo que ha agradecido el apoyo y los mensajes de cariño que ha recibido desde que el menor desapareció:
"Aunque no haya habido final feliz; el 'Pescaíto' se nos va nadando hacia el cielo".
La madre ha aclarado que, desde que desapareció el menor, ella solo se ha mostrado en la página de Facebook lanzada por el entorno de la familia para promover su búsqueda, Todos Somos Gabriel así como en la cuenta de Twitter asociada, y ha pedido a quienes están suplantando su identidad en las redes sociales difundiendo en su nombre imágenes de duelo que dejen de hacerlo.
"A aquellas personas que han estado utilizando mi foto por el bien de Gabriel y han hecho montajes bonitos se lo agradezco de corazón, pero en este momento hay personas en Facebook e Instagram que están hablando en mi nombre, como Patricia Ramírez, y poniendo fotos para que todo el mundo comparta", ha denunciado.
Ramírez ha pedido a estas personas que "están utilizando la muerte" de su hijo "para que las sigan" en redes sociales, que "reflexionen y borren esas cuentas porque ni se lo merece" su hijo, ni ella ni el padre, que "está destrozado".
"Me están causando dolor, porque yo no quiero ver esas fotos que ponen de pérdida y desde luego, no quiero que hablen por mi", ha añadido.
La mujer ha incidido en que ella no ha puesto "ni una sola foto para que se comparta, ni un sólo vídeo para que se comparta" con imágenes de duelo y de dolor y el día que tenga que hacerlo, será ella quien comparta su propia fotografía.
Asimismo, ha agradecido "a todo el mundo que se ha volcado tanto en ayudar físicamente" en la búsqueda "como en la investigación o llenando de mensajes de cariño".
"No tengo palabras para agradecer a toda la gente y todas las acciones bonitas que han salido", ha dicho Patricia, quien ha instado a colocar en las ventanas, un día más, un "pescadito" con "una palabra bonita" en recuerdo de Gabriel.
En la cadena Cope, Patricia ha asegurado siempre sospechó de que Ana Julia estaba detrás de la desaparición de su hijo:
"Yo temía que fuera así. No se podía decir nada, porque era parte de la investigación", ha asegurado. "Tenía la esperanza de ablandarla y de que se viniera abajo.
De que en algún momento lo soltara. Por eso, apelábamos a su conciencia en nuestras comparecencias", ha señalado.
La madre ha explicado también que su exmarido está sufriendo mucho tras saber que su actual pareja es la principal sospechosa. "Él es una persona maravillosa, que nadie dude de él. Yo voy a estar a su lado porque tenemos que superar esto los dos juntos.
Está destrozado, pero es muy difícil hacer la digestión de la pérdida de un hijo sabiendo que lo ha matado la persona a la que quieres", ha explicado sobre Ángel Cruz.
Los investigadores de la Guardia Civil están pendientes de conocer la autopsia de Gabriel, mientras continúa el interrogatorio de la detenida en la Comandancia de la Guardia Civil de Almería.
La gran incógnita es por qué lo hizo. La detenida, de origen dominicano, había acompañado al padre durante la búsqueda del niño y se mostró conmovida por lo sucedido ante los medios de comunicación.
El único rastro que se había hallado del menor fue la camiseta interior que supuestamente llevaba el niño y que la detenida dijo que encontró en una de las batidas de monte, cuatro días después de su desaparición.
El hallazgo, más que despistar a los investigadores, colocó de lleno el foco sobre ella.
En los últimos días, la mujer ha estado sometida a una estrecha vigilancia.
Hoy se ha sabido que la niña de cuatro años que murió en Burgos era hija de Ana Julia y no otra niña que estaba a su cuidado. La menor murió tras caer por una ventana al patio interior del edificio en el que vivía, hace 22 años.
La muerte de la pequeña fue investigada por la Policía Nacional y se concluyó que fue un accidente. Por aquel entonces, Ana Julia tenía 21 años y vivía en la barriada de Gamonal con su otra hija, que tenía dos años, y con su marido, que había adoptado a las pequeñas, según fuentes de la investigación.
Tras el arresto de la mujer, la Policía Nacional está revisando el caso.
Una hija de Ana Julia Quezada murió tras caer por una ventana hace 22 años en Burgos
La Policía Nacional concluyó que el fallecimiento de la niña había sido un accidente.
Una hija de cuatro años de Ana Julia Quezada, detenida este domingo en Almería con el cuerpo del niño Gabriel
en el maletero de su coche, murió tras caer por una ventana hace 22
años en Burgos, en 1996.
La muerte de la pequeña fue investigada entonces por la Policía Nacional y se concluyó que fue un accidente.
En aquella época, Ana Julia tenía 21 años y vivía en la conocida barriada de Gamonal con su otra hija, que tenía dos años, y su marido, que había adoptado a las pequeña, según fuentes de la investigación.
Tras el arresto de Quezada por el crimen de Almería, la Policía Nacional está revisando el caso.
El testimonio de Ana Julia Quezada no apareció en las diligencias policiales de 1996 porque, según fuentes de la investigación, "sufría una fuerte excitación nerviosa" que hizo imposible que aportara "información".
Los vecinos mantuvieron que no habían oído ningún ruido durante la noche o por la mañana —"solo los gritos de los padres"— cuando la cría fue hallada muerta en el patio interior del primer piso.
Su marido contó a los agentes que él se había acostado a las 22.30, pero que no sabía "a qué hora se acostarían sus hijas y la madre".
La pequeña murió el 13 de marzo de 1996, cuando se precipitó desde su vivienda, situada en el séptimo piso de un bloque de la calle Camino Casa La Vega.
El padre adoptivo relató a la Policía que se había dado cuenta de que la niña no estaba en su cama sobre las 7.30.
Fue a ver si la encontraba en otro cuarto contiguo que las crías utilizaban para jugar.
En ese momento, según fuentes de la investigación, vio que la ventana de doble hoja de la habitación estaba abierta y desde ese lugar descubrió a la niña tendida en el suelo del patio interior del primer piso.
Estas fuentes insisten en que, por aquel entonces, "no se apreciaron indicios de criminalidad", aunque ahora "se están realizando gestiones con el juzgado que llevó la causa".
El padre adoptivo contó a la Policía que la pareja llevaba unos tres años casada, y que la pequeña fallecida, nacida en la República Dominicana, llegó a Burgos hacía tres meses.
Según fuentes de la investigación, les relató que el carácter de la niña "era un poco retraído, como si no se hubiese adaptado a la nueva situación familiar".
Además les explicó que, hacía unas tres semanas antes, "su madre fue a despertarla para ir al colegio" y "la encontró desvanecida". Inmediamente, según su testimonio, la llevaron de urgencia a la Residencia Sanitaria, donde quedó ingresada en la planta séptima, aunque "después de ser auscultada", no se encontró "nada anormal".
El ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, ha confirmado este lunes en una conferencia de prensa que en el año 1996 ocurrió "hecho en el que se vio implicada" la detenida.
"Dio lugar a un atestado policial que quedó sobreseído en el juzgado", ha repasado sin citar el nombre de la principal sospechosa y única detenida por el crimen del menor almeriense. "El atestado está y ahora lo que hay que hacer es ver lo que ha pasado", ha añadido.
La Policía Nacional está indagando sobre los años en los que residió en Burgos.
Los agentes recaban desde ayer la mayor información sobre el paso de Quezada por esta ciudad, donde reside una hija suya de 24 años, que ingresó ayer en un hospital de Burgos con una crisis de ansiedad.
Según algunos vecinos de la familia, la niña cayó por una ventana. "Aunque siempre pareció raro que hubiera podido hacerlo sola", asegura un vecino.
Ana Julia nunca fue sospechosa de un suceso que se cerró como una "muerte accidental", según las fuentes consultadas. De hecho, estas fuentes no pudieron precisar siquiera si la mujer se encontraba en la vivienda cuando la niña falleció.
La detenida llegó a Burgos procedente de su país natal, la República Dominicana. Allí estuvo residiendo con quien entonces era su pareja hasta que los dos se desplazaron en 2014 a la localidad de Las Negras, en Níjar.
La muerte de la pequeña fue investigada entonces por la Policía Nacional y se concluyó que fue un accidente.
En aquella época, Ana Julia tenía 21 años y vivía en la conocida barriada de Gamonal con su otra hija, que tenía dos años, y su marido, que había adoptado a las pequeña, según fuentes de la investigación.
Tras el arresto de Quezada por el crimen de Almería, la Policía Nacional está revisando el caso.
El testimonio de Ana Julia Quezada no apareció en las diligencias policiales de 1996 porque, según fuentes de la investigación, "sufría una fuerte excitación nerviosa" que hizo imposible que aportara "información".
Los vecinos mantuvieron que no habían oído ningún ruido durante la noche o por la mañana —"solo los gritos de los padres"— cuando la cría fue hallada muerta en el patio interior del primer piso.
Su marido contó a los agentes que él se había acostado a las 22.30, pero que no sabía "a qué hora se acostarían sus hijas y la madre".
La pequeña murió el 13 de marzo de 1996, cuando se precipitó desde su vivienda, situada en el séptimo piso de un bloque de la calle Camino Casa La Vega.
El padre adoptivo relató a la Policía que se había dado cuenta de que la niña no estaba en su cama sobre las 7.30.
Fue a ver si la encontraba en otro cuarto contiguo que las crías utilizaban para jugar.
En ese momento, según fuentes de la investigación, vio que la ventana de doble hoja de la habitación estaba abierta y desde ese lugar descubrió a la niña tendida en el suelo del patio interior del primer piso.
Estas fuentes insisten en que, por aquel entonces, "no se apreciaron indicios de criminalidad", aunque ahora "se están realizando gestiones con el juzgado que llevó la causa".
El padre adoptivo contó a la Policía que la pareja llevaba unos tres años casada, y que la pequeña fallecida, nacida en la República Dominicana, llegó a Burgos hacía tres meses.
Según fuentes de la investigación, les relató que el carácter de la niña "era un poco retraído, como si no se hubiese adaptado a la nueva situación familiar".
Además les explicó que, hacía unas tres semanas antes, "su madre fue a despertarla para ir al colegio" y "la encontró desvanecida". Inmediamente, según su testimonio, la llevaron de urgencia a la Residencia Sanitaria, donde quedó ingresada en la planta séptima, aunque "después de ser auscultada", no se encontró "nada anormal".
El ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, ha confirmado este lunes en una conferencia de prensa que en el año 1996 ocurrió "hecho en el que se vio implicada" la detenida.
"Dio lugar a un atestado policial que quedó sobreseído en el juzgado", ha repasado sin citar el nombre de la principal sospechosa y única detenida por el crimen del menor almeriense. "El atestado está y ahora lo que hay que hacer es ver lo que ha pasado", ha añadido.
La Policía Nacional está indagando sobre los años en los que residió en Burgos.
Los agentes recaban desde ayer la mayor información sobre el paso de Quezada por esta ciudad, donde reside una hija suya de 24 años, que ingresó ayer en un hospital de Burgos con una crisis de ansiedad.
Según algunos vecinos de la familia, la niña cayó por una ventana. "Aunque siempre pareció raro que hubiera podido hacerlo sola", asegura un vecino.
Ana Julia nunca fue sospechosa de un suceso que se cerró como una "muerte accidental", según las fuentes consultadas. De hecho, estas fuentes no pudieron precisar siquiera si la mujer se encontraba en la vivienda cuando la niña falleció.
La detenida llegó a Burgos procedente de su país natal, la República Dominicana. Allí estuvo residiendo con quien entonces era su pareja hasta que los dos se desplazaron en 2014 a la localidad de Las Negras, en Níjar.
11 mar 2018
La Guardia Civil cree que Ana Julia Quezada, detenida por la muerte de Gabriel, actuó sola
Ana Julia Quezada ha sido arrestada cuando transportaba el cuerpo del niño en el maletero del coche.
Ana Julia Quezada, de 43 años, ha sido detenida este domingo por la Guardia Civil cuando llevaba en el maletero
de su coche el cuerpo de Gabriel Cruz, el niño de ocho años desapareció
en Las Hortichuelas (Níjar, Almería) hace 12 días.
Para los investigadores, la actual pareja del padre del niño era la principal sospechosa y estaba vigilada. A última hora de este domingo, cuando se encuentra en dependencias policiales, la consideran única autora de los hechos.
Por otra parte, la Policía ha empezado este domingo a revisar los archivos relacionados con la muerte de una menor de cuatro años a la que ella cuidaba en Burgos.
Esta muerte fue considerada accidental.
A Ana Julia Quezada, de origen dominicano y actual pareja del padre del pequeño Gabriel,
la precede un pasado que ahora se pone bajo sospecha.
Desde que este domingo fue detenida cuando llevaba en su coche el cuerpo del pequeño Gabriel Cruz, su historia de más de 20 años en España comienza a mirarse con lupa.
Este domingo, la Policía Nacional ha empezado a revisar también unos archivos en Burgos —su anterior lugar de residencia— relacionados con la muerte de otra niña de cuatro años a la que cuidó junto a otra hermana de dos años.
Según algunos vecinos de la familia de Burgos para la que trabajaba, la niña cayó por una ventana. "Aunque siempre pareció raro que hubiera podido hacerlo sola", asegura un vecino.
Ana Julia no fue sospechosa de un suceso que se cerró como una "muerte accidental", según las fuentes consultadas.
De hecho, estas fuentes no pudieron precisar siquiera si la mujer se encontraba en la vivienda cuando la niña falleció.
En el caso del niño Gabriel, Ana Julia despertó las sospechas de los investigadores casi desde el principio.
Su testimonio era clave, ya que se encontraba junto a la abuela del pequeño, Carmen, cuando se le vio por ultima vez, camino de la casa de sus primos en Las Hortichuelas (Níjar), adonde nunca llegó.
En las primeras declaraciones ante los investigadores aseguró que no encontraba su teléfono móvil, que lo había perdido.
Días más tarde fue hallado, supuestamente por unos amigos suyos, detrás de un arbusto.
Cuando le volvieron a solicitar el teléfono, lo había vuelto a perder.
Al cuarto día de la desaparición del niño, y participando activamente en la búsqueda del pequeño, fue precisamente ella —acompañada de su pareja y padre del niño, Ángel Cruz— la que encontró una camiseta interior del pequeño en el fondo del barranco de Las Águilas, junto a la depuradora de Las Negras.
Ese hallazgo provocó un vuelco en la investigación y puso aún más el foco sobre ella.
En los días posteriores se mantuvo siempre cerca de la familia y de su pareja, mostrándose condolida por lo sucedido.
Hizo declaraciones a los medios de comunicación contando detalles del día de la desaparición. "Justamente ese día [el 27 de febrero] le habíamos dicho a Gabriel, a la hora del desayuno, que si veía a algún extraño corriera y, mira tú por dónde, justo hoy ha desaparecido", explicó a una cámara de televisión con el padre del niño al lado.
Y, en otras, abrazaba efusivamente al padre y hablaba de cómo era el niño. "Él no se va con nadie que no conozca", afirmó.
"Carmen no la tragaba, no le gustaba nada, y es una mujer de armas tomar, a ella no le gustaba que tuviera tanto control sobre su hijo", asegura una persona que las conoce a las dos.
Por otra parte, respecto a su relación con Gabriel, ella siempre dijo que "era buena", pero fuentes de la familia aseguran que "era rara y distante".
Ana Julia Quezada vivió un largo tiempo en Las Negras con su anterior pareja, por lo que conocía bien toda la zona.
Junto a él regentó un bar en esa pequeña pedanía costera, a tres kilómetros de Las Hortichuelas, antes de conocer a Ángel Cruz.
En el momento actual, según fuentes próximas a la investigación, no tenía trabajo y convivía con el padre de Gabriel en Puebla de Vícar, donde este domingo ha sido detenida.
Su anterior pareja la describe como "una mujer de caprichos caros", según fuentes próximas a la investigación.
El móvil del suceso sigue siendo un misterio, a la espera de lo que declare ante la Guardia Civil y la justicia.
Las hipótesis, ante un desenlace tan tremendo, son principalmente dos.
Una emocional: que tuviera celos del niño y de la buena relación que hay entre el padre y Patricia Ramírez, la madre del niño.
O económica: que pretendiera obtener algún tipo de beneficio económico pidiendo un rescate.
De hecho, en un primer momento, la familia ofreció 10.000 euros a cualquiera que pudiese aportar datos sobre el paradero de Gabriel.
Incluso, pese a la negativa de los investigadores —que advirtieron a la familia del riesgo de estas iniciativas porque pueden interferir en la investigación— llegaron a plantearse aumentar esa cifra en varias decenas de miles de euros.
Fuentes próximas a la familia han asegurado que ella era una de las más partidarias de ofrecer una recompensa mayor.
Para los investigadores, la actual pareja del padre del niño era la principal sospechosa y estaba vigilada. A última hora de este domingo, cuando se encuentra en dependencias policiales, la consideran única autora de los hechos.
Por otra parte, la Policía ha empezado este domingo a revisar los archivos relacionados con la muerte de una menor de cuatro años a la que ella cuidaba en Burgos.
Esta muerte fue considerada accidental.
Desde que este domingo fue detenida cuando llevaba en su coche el cuerpo del pequeño Gabriel Cruz, su historia de más de 20 años en España comienza a mirarse con lupa.
Este domingo, la Policía Nacional ha empezado a revisar también unos archivos en Burgos —su anterior lugar de residencia— relacionados con la muerte de otra niña de cuatro años a la que cuidó junto a otra hermana de dos años.
Según algunos vecinos de la familia de Burgos para la que trabajaba, la niña cayó por una ventana. "Aunque siempre pareció raro que hubiera podido hacerlo sola", asegura un vecino.
Ana Julia no fue sospechosa de un suceso que se cerró como una "muerte accidental", según las fuentes consultadas.
De hecho, estas fuentes no pudieron precisar siquiera si la mujer se encontraba en la vivienda cuando la niña falleció.
En el caso del niño Gabriel, Ana Julia despertó las sospechas de los investigadores casi desde el principio.
Su testimonio era clave, ya que se encontraba junto a la abuela del pequeño, Carmen, cuando se le vio por ultima vez, camino de la casa de sus primos en Las Hortichuelas (Níjar), adonde nunca llegó.
En las primeras declaraciones ante los investigadores aseguró que no encontraba su teléfono móvil, que lo había perdido.
Días más tarde fue hallado, supuestamente por unos amigos suyos, detrás de un arbusto.
Cuando le volvieron a solicitar el teléfono, lo había vuelto a perder.
Al cuarto día de la desaparición del niño, y participando activamente en la búsqueda del pequeño, fue precisamente ella —acompañada de su pareja y padre del niño, Ángel Cruz— la que encontró una camiseta interior del pequeño en el fondo del barranco de Las Águilas, junto a la depuradora de Las Negras.
Ese hallazgo provocó un vuelco en la investigación y puso aún más el foco sobre ella.
En los días posteriores se mantuvo siempre cerca de la familia y de su pareja, mostrándose condolida por lo sucedido.
Hizo declaraciones a los medios de comunicación contando detalles del día de la desaparición. "Justamente ese día [el 27 de febrero] le habíamos dicho a Gabriel, a la hora del desayuno, que si veía a algún extraño corriera y, mira tú por dónde, justo hoy ha desaparecido", explicó a una cámara de televisión con el padre del niño al lado.
Y, en otras, abrazaba efusivamente al padre y hablaba de cómo era el niño. "Él no se va con nadie que no conozca", afirmó.
Relaciones familiares malas
Pese a mostrar públicamente una buena relación con los familiares del niño, algunas fuentes aseguraron que su interlocución con la abuela del niño no era buena."Carmen no la tragaba, no le gustaba nada, y es una mujer de armas tomar, a ella no le gustaba que tuviera tanto control sobre su hijo", asegura una persona que las conoce a las dos.
Por otra parte, respecto a su relación con Gabriel, ella siempre dijo que "era buena", pero fuentes de la familia aseguran que "era rara y distante".
Ana Julia Quezada vivió un largo tiempo en Las Negras con su anterior pareja, por lo que conocía bien toda la zona.
Junto a él regentó un bar en esa pequeña pedanía costera, a tres kilómetros de Las Hortichuelas, antes de conocer a Ángel Cruz.
En el momento actual, según fuentes próximas a la investigación, no tenía trabajo y convivía con el padre de Gabriel en Puebla de Vícar, donde este domingo ha sido detenida.
Su anterior pareja la describe como "una mujer de caprichos caros", según fuentes próximas a la investigación.
El móvil del suceso sigue siendo un misterio, a la espera de lo que declare ante la Guardia Civil y la justicia.
Las hipótesis, ante un desenlace tan tremendo, son principalmente dos.
Una emocional: que tuviera celos del niño y de la buena relación que hay entre el padre y Patricia Ramírez, la madre del niño.
O económica: que pretendiera obtener algún tipo de beneficio económico pidiendo un rescate.
De hecho, en un primer momento, la familia ofreció 10.000 euros a cualquiera que pudiese aportar datos sobre el paradero de Gabriel.
Incluso, pese a la negativa de los investigadores —que advirtieron a la familia del riesgo de estas iniciativas porque pueden interferir en la investigación— llegaron a plantearse aumentar esa cifra en varias decenas de miles de euros.
Fuentes próximas a la familia han asegurado que ella era una de las más partidarias de ofrecer una recompensa mayor.
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