Ana Julia Quezada ha sido arrestada cuando transportaba el cuerpo del niño en el maletero del coche.
Ana Julia Quezada, de 43 años, ha sido detenida este domingo por la Guardia Civil cuando llevaba en el maletero
de su coche el cuerpo de Gabriel Cruz, el niño de ocho años desapareció
en Las Hortichuelas (Níjar, Almería) hace 12 días.
Para los investigadores, la actual pareja del padre del niño era la principal sospechosa y estaba vigilada. A última hora de este domingo, cuando se encuentra en dependencias policiales, la consideran única autora de los hechos.
Por otra parte, la Policía ha empezado este domingo a revisar los archivos relacionados con la muerte de una menor de cuatro años a la que ella cuidaba en Burgos.
Esta muerte fue considerada accidental.
A Ana Julia Quezada, de origen dominicano y actual pareja del padre del pequeño Gabriel,
la precede un pasado que ahora se pone bajo sospecha.
Desde que este domingo fue detenida cuando llevaba en su coche el cuerpo del pequeño Gabriel Cruz, su historia de más de 20 años en España comienza a mirarse con lupa.
Este domingo, la Policía Nacional ha empezado a revisar también unos archivos en Burgos —su anterior lugar de residencia— relacionados con la muerte de otra niña de cuatro años a la que cuidó junto a otra hermana de dos años.
Según algunos vecinos de la familia de Burgos para la que trabajaba, la niña cayó por una ventana. "Aunque siempre pareció raro que hubiera podido hacerlo sola", asegura un vecino.
Ana Julia no fue sospechosa de un suceso que se cerró como una "muerte accidental", según las fuentes consultadas.
De hecho, estas fuentes no pudieron precisar siquiera si la mujer se encontraba en la vivienda cuando la niña falleció.
En el caso del niño Gabriel, Ana Julia despertó las sospechas de los investigadores casi desde el principio.
Su testimonio era clave, ya que se encontraba junto a la abuela del pequeño, Carmen, cuando se le vio por ultima vez, camino de la casa de sus primos en Las Hortichuelas (Níjar), adonde nunca llegó.
En las primeras declaraciones ante los investigadores aseguró que no encontraba su teléfono móvil, que lo había perdido.
Días más tarde fue hallado, supuestamente por unos amigos suyos, detrás de un arbusto.
Cuando le volvieron a solicitar el teléfono, lo había vuelto a perder.
Al cuarto día de la desaparición del niño, y participando activamente en la búsqueda del pequeño, fue precisamente ella —acompañada de su pareja y padre del niño, Ángel Cruz— la que encontró una camiseta interior del pequeño en el fondo del barranco de Las Águilas, junto a la depuradora de Las Negras.
Ese hallazgo provocó un vuelco en la investigación y puso aún más el foco sobre ella.
En los días posteriores se mantuvo siempre cerca de la familia y de su pareja, mostrándose condolida por lo sucedido.
Hizo declaraciones a los medios de comunicación contando detalles del día de la desaparición. "Justamente ese día [el 27 de febrero] le habíamos dicho a Gabriel, a la hora del desayuno, que si veía a algún extraño corriera y, mira tú por dónde, justo hoy ha desaparecido", explicó a una cámara de televisión con el padre del niño al lado.
Y, en otras, abrazaba efusivamente al padre y hablaba de cómo era el niño. "Él no se va con nadie que no conozca", afirmó.
"Carmen no la tragaba, no le gustaba nada, y es una mujer de armas tomar, a ella no le gustaba que tuviera tanto control sobre su hijo", asegura una persona que las conoce a las dos.
Por otra parte, respecto a su relación con Gabriel, ella siempre dijo que "era buena", pero fuentes de la familia aseguran que "era rara y distante".
Ana Julia Quezada vivió un largo tiempo en Las Negras con su anterior pareja, por lo que conocía bien toda la zona.
Junto a él regentó un bar en esa pequeña pedanía costera, a tres kilómetros de Las Hortichuelas, antes de conocer a Ángel Cruz.
En el momento actual, según fuentes próximas a la investigación, no tenía trabajo y convivía con el padre de Gabriel en Puebla de Vícar, donde este domingo ha sido detenida.
Su anterior pareja la describe como "una mujer de caprichos caros", según fuentes próximas a la investigación.
El móvil del suceso sigue siendo un misterio, a la espera de lo que declare ante la Guardia Civil y la justicia.
Las hipótesis, ante un desenlace tan tremendo, son principalmente dos.
Una emocional: que tuviera celos del niño y de la buena relación que hay entre el padre y Patricia Ramírez, la madre del niño.
O económica: que pretendiera obtener algún tipo de beneficio económico pidiendo un rescate.
De hecho, en un primer momento, la familia ofreció 10.000 euros a cualquiera que pudiese aportar datos sobre el paradero de Gabriel.
Incluso, pese a la negativa de los investigadores —que advirtieron a la familia del riesgo de estas iniciativas porque pueden interferir en la investigación— llegaron a plantearse aumentar esa cifra en varias decenas de miles de euros.
Fuentes próximas a la familia han asegurado que ella era una de las más partidarias de ofrecer una recompensa mayor.
Para los investigadores, la actual pareja del padre del niño era la principal sospechosa y estaba vigilada. A última hora de este domingo, cuando se encuentra en dependencias policiales, la consideran única autora de los hechos.
Por otra parte, la Policía ha empezado este domingo a revisar los archivos relacionados con la muerte de una menor de cuatro años a la que ella cuidaba en Burgos.
Esta muerte fue considerada accidental.
Desde que este domingo fue detenida cuando llevaba en su coche el cuerpo del pequeño Gabriel Cruz, su historia de más de 20 años en España comienza a mirarse con lupa.
Este domingo, la Policía Nacional ha empezado a revisar también unos archivos en Burgos —su anterior lugar de residencia— relacionados con la muerte de otra niña de cuatro años a la que cuidó junto a otra hermana de dos años.
Según algunos vecinos de la familia de Burgos para la que trabajaba, la niña cayó por una ventana. "Aunque siempre pareció raro que hubiera podido hacerlo sola", asegura un vecino.
Ana Julia no fue sospechosa de un suceso que se cerró como una "muerte accidental", según las fuentes consultadas.
De hecho, estas fuentes no pudieron precisar siquiera si la mujer se encontraba en la vivienda cuando la niña falleció.
En el caso del niño Gabriel, Ana Julia despertó las sospechas de los investigadores casi desde el principio.
Su testimonio era clave, ya que se encontraba junto a la abuela del pequeño, Carmen, cuando se le vio por ultima vez, camino de la casa de sus primos en Las Hortichuelas (Níjar), adonde nunca llegó.
En las primeras declaraciones ante los investigadores aseguró que no encontraba su teléfono móvil, que lo había perdido.
Días más tarde fue hallado, supuestamente por unos amigos suyos, detrás de un arbusto.
Cuando le volvieron a solicitar el teléfono, lo había vuelto a perder.
Al cuarto día de la desaparición del niño, y participando activamente en la búsqueda del pequeño, fue precisamente ella —acompañada de su pareja y padre del niño, Ángel Cruz— la que encontró una camiseta interior del pequeño en el fondo del barranco de Las Águilas, junto a la depuradora de Las Negras.
Ese hallazgo provocó un vuelco en la investigación y puso aún más el foco sobre ella.
En los días posteriores se mantuvo siempre cerca de la familia y de su pareja, mostrándose condolida por lo sucedido.
Hizo declaraciones a los medios de comunicación contando detalles del día de la desaparición. "Justamente ese día [el 27 de febrero] le habíamos dicho a Gabriel, a la hora del desayuno, que si veía a algún extraño corriera y, mira tú por dónde, justo hoy ha desaparecido", explicó a una cámara de televisión con el padre del niño al lado.
Y, en otras, abrazaba efusivamente al padre y hablaba de cómo era el niño. "Él no se va con nadie que no conozca", afirmó.
Relaciones familiares malas
Pese a mostrar públicamente una buena relación con los familiares del niño, algunas fuentes aseguraron que su interlocución con la abuela del niño no era buena."Carmen no la tragaba, no le gustaba nada, y es una mujer de armas tomar, a ella no le gustaba que tuviera tanto control sobre su hijo", asegura una persona que las conoce a las dos.
Por otra parte, respecto a su relación con Gabriel, ella siempre dijo que "era buena", pero fuentes de la familia aseguran que "era rara y distante".
Ana Julia Quezada vivió un largo tiempo en Las Negras con su anterior pareja, por lo que conocía bien toda la zona.
Junto a él regentó un bar en esa pequeña pedanía costera, a tres kilómetros de Las Hortichuelas, antes de conocer a Ángel Cruz.
En el momento actual, según fuentes próximas a la investigación, no tenía trabajo y convivía con el padre de Gabriel en Puebla de Vícar, donde este domingo ha sido detenida.
Su anterior pareja la describe como "una mujer de caprichos caros", según fuentes próximas a la investigación.
El móvil del suceso sigue siendo un misterio, a la espera de lo que declare ante la Guardia Civil y la justicia.
Las hipótesis, ante un desenlace tan tremendo, son principalmente dos.
Una emocional: que tuviera celos del niño y de la buena relación que hay entre el padre y Patricia Ramírez, la madre del niño.
O económica: que pretendiera obtener algún tipo de beneficio económico pidiendo un rescate.
De hecho, en un primer momento, la familia ofreció 10.000 euros a cualquiera que pudiese aportar datos sobre el paradero de Gabriel.
Incluso, pese a la negativa de los investigadores —que advirtieron a la familia del riesgo de estas iniciativas porque pueden interferir en la investigación— llegaron a plantearse aumentar esa cifra en varias decenas de miles de euros.
Fuentes próximas a la familia han asegurado que ella era una de las más partidarias de ofrecer una recompensa mayor.
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